domingo, 6 de agosto de 2023

Los amantes del Barranco de Víznar

 

Los amantes del Barranco de Víznar

Amor y muerte presentes en el Barranco de Víznar, tumba de miles de granadinos asesinados en la Guerra Civil

Allí estábamos los dos, en el Barranco de Víznar, como el soldado del soneto de Rimbaud El durmiente del Valle, dormidos sobre la mullida cama de campo de hojas de pino. Cansados, risueños, felices, en una tregua de nuestros juegos amorosos. Cómo es posible que no conociésemos nada, en aquel verano de 1963, del calvario y la muerte por los que habían pasado, hacía años, las miles de personas que fueron asesinadas y enterradas en aquellos parajes, y que ahora nutrían los frondosos árboles que nos protegían (eso creíamos nosotros), de miradas indiscretas. Rimbaud le oculta al lector, hasta el último verso, la tragedia que esconde ese soldado que parece descansar plácidamente. Teníamos sólo 20 años, pero eso no es escusa. Todavía la Sección Femenina se mantenía agarrada a uno de los momios que ganó en la guerra: El Servicio Social. El ejército permitía que los jóvenes universitarios hicieran la mili en verano para que no perdiesen curso. Pilar Primo de Rivera y sus chicas encuadraron a las jóvenes españolas en una especie de servicio militar, de corta duración, al que llamaron Servicio Social, obligatorio sólo para las universitarias o para las jóvenes que querían obtener una plaza en la Administración del Estado. En el albergue de Víznar hacían el Servicio Social las universitarias granadinas; en su entrada se podía leer este lema teresiano: "En la casa de Teresa, o no hablar o hablar de Dios". El catolicismo y la Falange se llevaron de perlas después de la guerra, y disfrutaron ambos del botín de la Victoria. Pero ese día, en el Barranco, alguien nos acechaba y fue a contárselo a las gerifaltas. Mi amiga fue obligada a disculparse delante de todas sus compañeras. Nunca he experimentado el más leve sentimiento de culpa por haberla amado siempre que pude. Sí sufrí, viéndola humillada por aquellas estantiguas azulonas que tenían miedo del alba, miedo de ver, miedo de oír, miedo de tocar. Tenían miedo de amar apasionadamente, que cantara el poeta turco Nazim Hikmet. Paseo con frecuencia por la carretera que une Víznar y Alfacar. Sobre todo, después del confinamiento, abrumado, a veces, por una sensación de estupor y de tristeza, al recordar a los que fueron asesinados en ese sitio. Y, cuando paso por el Barranco, me estremezco, porque, ahora lo sé, aquella naturaleza maravillosa que nos abrazaba, como en el verso final del poema de Rimbaud, se alza indiferente sobre cuerpos inertes, rotos por las balas.

jueves, 3 de marzo de 2022

Las penas de una granada, en su Granada


No siempre se respeta la voluntad de los santos. Eso pensaba yo mientras contemplaba en la Capilla Cornaro de la iglesia de Santa María de la Victoria de Roma la escultura del Éxtasis de Santa Teresa. De mis cogitaciones me distrajo el ver cómo dos guardias sacaban a rastras a un chico de aspecto hippie que se había atrevido a sentarse en un escalón de la capilla. Me indigné y me senté en el mismo escalón y, cuando vinieron los guardias a echarme, me puse de pie para que pudieran apreciar mi mucha solemnidad; desistieron de sacarme a rastras porque eran dos alfeñiques, incapaces de trasladar mi sólida estructura corporal fuera de la iglesia. Pude seguir entonces reflexionando sobre el maltrato que se les da a los santos, esto sí, con la autoestima a tope después de haberme enfrentado a un poder tan extraordinario con tanta valentía. Santa Teresa había suplicado al Señor que los arrebatos místicos, las manifestaciones espectaculares de gozo que la invadían cuando el Amado rompía la delicada tela del encuentro y se adentraba en el hondón de su alma, no le diesen en público para no tener que explicar a la gente esos movimientos orquestales de placer, tan parecidos a los que dicen sentir los amantes en sus encuentros. Lo cuenta en el libro de su vida. Pues, ¡mire usted por donde!, llega el escultor Bernini, talla una imagen de la santa en pleno clímax y va la Iglesia y la pone en el transepto de ese templo romano, a la izquierda del altar mayor, para que todo el mundo vea a Teresa a punto de ser traspasada por el venablo de un Cupido angelical. Precisamente lo que ella no quería que pasara delante de sus monjas, y menos, urbi et orbi. ¡Maltrato! Pero a los guardianes de Santa María ni se les pasó por la cabeza incurrir en el sacrilegio de expulsar del templo a los visitantes que llevaban una cruz colgada del cuello o luciéndola en el hábito o en la camiseta. Los sacrílegos guardianes de la Alhambra de Granada sí se atrevieron, el pasado día 26, a expulsar del recinto a un chico que había envuelto su mochila en una tela con una granada impresa. Alegaron que la imagen del fruto dañaba el monumento. Y es que no hay en la vida nada como el delito de ir por la Alhambra, luciendo una granada

jueves, 3 de febrero de 2022

Nadal inmatriculado

 





Todos los españoles de bien nos hemos inmatriculado el triunfo de Nadal, sin dar un solo raquetazo. Con el mismo derecho con el que la Iglesia se ha inmatriculado sin pestañear 34.961 bienes terrenalesNo me consta que  el vicepresidente, ya dimitido, de la Fundación del Barça, Alfons Godall,  sea un mal español, pero él no se lo ha inmatriculado porque cree que Nadal representa al Estado enemigo y  porque le da angustia el deportista, como otros atletas que no niegan ser españoles. Para angustia la que pasé yo durante las 5 horas y pico del encuentro y, sobre todo, al final que tuve que  irme a comer con la familia y no pude ver los últimos minutos del matchSe me habíaencargado parte del menú para antes de las 3. Las horas del encuentro tampoco fueron tranquilas. Guisando en la cocina y yendo continuamente a la sala a ver el partido en la TV. Al principio, la cosa empezó mal para los dos. Estropeé una sopa sevillana porque, después de cocer las cabezas del marisco de escurrir el caldo para hervir las gambas peladas, conmocionado por la pérdida de losprimeros setsme olvidé de ellas y quedaron más secas que la mojama. La euforia y la esperanza que me insufló la remontada en los dos siguientes sets,  posibilitó que la crema de calabaza, en plan, me saliera riquísima en la Thermomix. Puse todos los ingredientes en el vaso del robot y programé el tiempo precisoComo el tenista, introduje en la receta un toque mágico, en lugar de los tres quesitos que hay que echarle al final, antes de triturarlo todo un minuto a velocidad 10agregué 100 g de nata.¡Brutal! Luego tosté las almendrillas en una freidora de aire que me ha regalado mi hijay, también, ¡brutales!Rafa es un deportista inspirador, como han declaradomuchos de los que le han felicitado. Del Rey abajo, casi todos los que le dieron la enhorabuena, inmatricularoncomo suya la victoria de Nadal. Tan inspirador es Rafa que, cuando clavó la virgulilla de la ‘ñ’ de España –a modo de pica en Flandes- en la Rod Laver Arena de Melbourne, a mí se me ocurrió añadir a mi receta habitual de bizcocho una manzana rayada, al tiempo que sustituía los 75 g  de leche por nata de guisar. Un golpe maestro. Obtuve mi recompensa en casa de mi cuñada, ya comiendo, cuando todos me felicitaron por mipreparaciones culinariasY levantamos nuestras copas, al par que Nadal la ensaladera, que todos los comensales inmatriculamos como nuestra, sin dudarlo.

Segundo título: No solo la Iglesia se inmatriculapropiedades. Muchos españoles nos hemos inmatriculadola ensaladera de Nadal.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Miedo

Creo que voy comprendiendo, conforme me hago mayor, y por tanto más débil, el miedo de las mujeres a pasear por el campo solas. Si eres hombre y grande, pocas veces te vas a ver enredado en un ataque físico. Los asesinos, quesuelen ser cobardes desde su supuesta ‘hombría, buscan víctimas fáciles. Unas ancianas en un portal, un viejo en su casa, una mujer que pasea. Niños. Los fabricantes y usuarios de armas, desde el aire, o desde la costa o desde un dron, no tendrán reparo ninguno en matar a hombres poderosos, armados hasta los dientes, sin importarles que mueran también civiles desarmadosHace poco sentí miedo. Iba paseando solo por un camino rural que no llevaba a ninguna parte. Un cañaveral y unas zarzas lo habían invadido totalmente, impidiendo el paso. Tendría que haberme dado la vuelta y buscar otra salida. Pero en el camino, debajo de un coche viejísimo, había alguien trasteándolo. Sus pantalones: sucios y rasgados. No le vi la cara, pero sí una llave de carraca absolutamente nueva que blandía en su mano. Lo cochambroso y lo refulgente juntos me asuntaron. Pensé que estaba agazapado para atacar al paseante. Tiré por el brazaly salí, 600 metros más adelante, con rasguños en las manos y cara. Ese miedo es de ahora. Pero el asesinato de Laura Luelmo ha alertado en mí los miedos de siempre. A los medios de comunicación que estrujan a las víctimas sin piedad ni pudor para subir la audiencia. A los políticos desalmados que, una vez más, convierten a las víctimas en sustento de su ambición y, para ganar votos, aprovechan un crimen para discutir, en caliente, sobre la necesidad de endurecer las leyes. En casos como el presente, ante el horror, estaría perfectamente justificada la inclusividad. Nada de "todas unidas". Todas y todos. Porque a Laura Luelmo no "la han asesinado" (así, en impersonal, sin sujeto, como acabo de leer en la red); la ha asesinado un homicida confeso detenido ya por la Guardia CivilUsar el femenino excluyente el impersonal no es lo más eficazPorque esparce una culpabilización generalizada sobre toda la sociedad y, en particular, sobre los hombres que puedealejarlos de la lucha. No se trata del combate del primer sexo contra el segundo sexo” ni de la lucha de clases. Agrupémonos todos en la lucha final contra el asesinato de mujeres. Juntos, daremos miedo.
Resumen: No excluyamos a nadie de la lucha para acabar con el asesinato de mujeres. Unidos, ahuyentemos al miedo

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Ideologías de Thermomix


Pachurreta cocinada en la Thermomix
Hoy en día todo está desubicado. ¿Dónde coño podemos encontrar la sede del neoliberalismo? ¿Cómo asaltar sus palacios de invierno? No hay un autor intelectual que lo dirija todo desde la cámara blindada de un banco o de un fortín. De haberlo, con arrastrarlo hasta la guillotina, habríamos acabado con  el mal omnipotente. Pero de lo que no podemos dudar es de su eficacia. Ha conseguido reducir a papilla las rocosas ideologías que se enfrentaron en el siglo XX, o a cremas, muy homogeneizadas, de sabores muy parecidos. El neoliberalismo ha triturado,  con la eficacia de una Thermomix, las viejas y robustas ideologías. El mismo robot de cocina alemán que también ha contribuido al empoderamiento de los machos de la especie. Hay mucho soltero, separado y viudo que gracias a esta máquina, consigue unas lentejas de gran calidad, partiendo de la nada, sin haber frito nunca un huevo. Simplemente, siguiendo las instrucciones del recetario. Un adminículo micromachista, eso es la Thermomix. Es más, estos varones singles dan el pego con salmorejos, mazamorras, ajo blancos, cremas de calabaza, de calabacín y, hasta de zanahoria, cocinados por su Thermomix. Echo de menos el espesor, como de olla podrida o de revienta burras,  de los añejos guisos ideológicos. En un diccionario filosófico soviético leo que hay ideologías buena y malas. Falsas y verdaderas: “los intereses de la clases reaccionarias dan origen a una ideología falsa; los intereses de las clases revolucionarias contribuyen a la formación de una ideología verdadera, científica, la marxista”.  Y enfrente, La Falange proclama en el punto X de su ideario (1940): “Nuestro sentido espiritual repudia al marxismo”. Todavía no había pulverizado la Thermomix del neoliberalismo ideologías tan distintas.  Pero hoy el bien supremo no es la revolución, o la contrarrevolución, sino conseguir como sea un puesto de trabajo. La idea- fuerza del neoliberalismo es que hay que malvivir de trabajos basura gran parte de la vida para obtener un trabajo mejor. Y los partidos, desde Podemos a VOX (de forma más o menos encubierta), comulgan con esta ideología. El bien supremo es el empleo. Venga del turismo religioso o de la construcción de fragatas. Y tanto el  PP como Podemos ofrecen a los trabajadores la misma pachurreta. La misma sopa boba.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

VOX y el moro Muza


El Campeador
La conquista de España hay que empezarla por el Sur, como manda la Historia. Como Muza, el Cid Abascal lo va a intentar  desde Andalucía. “¡Han entrado los moros en España!”, se lamenta Agustín Serrano de Haro en su libro “Guirnaldas de la Historia” (1947), subtitulado Historia de la cultura española contada a las niñas. Y por si las niñas no se han asustado lo suficiente con la incursión africana, precisa: “España, casi entera, es sometida al despotismo de una raza extraña, fanática y brutal que ni comprende ni quiere la luz del Evangelio…Un califa había dicho: «nosotros debemos comernos a los cristianos y nuestros hijos a sus hijos».  ¡Qué espanto! Pero no comparemos a VOX con estos moros. Hay moros buenos. Y los del Cid Abascal, los que quieren implantar su primer reino de taifas en Almería, son hasta ecologistas. Respetuosos con el medio ambiente, van a hacerse con España a caballo, como Curro Jiménez se hizo con la Serranía de Ronda. Así aparecen en un vídeo electoral: cabalgando orgullosos las tierras del Sur, como los señoritos latifundista, antes del Land Rover. Los nobles brutos dejarán el territorio totalmente cubierto de estiércol. Cuando lleguen a Covadonga,  la semilla del bien germinará en el secarral de la patria gracias a las mierdas nutricias de los equinos. Los moros son buenos o malos según convenga. Los moros que ayudaron a Franco en el golpe de Estado (éste, sí) del 36 eran cojonudos. Por lo menos para el falangista Agustín de Foxá que, en un romance aparecido en el diario Patria de Granada, el 17/07/1936, después de pasear a los moros en los aviones que los traían de África por las ciudades de Andalucía, mostrándoles sus bellezas, los azuza contra el enemigo con estas palabras: “Que al otro lado del monte / los hombres sin Dios te aguardan, / con tanques de oro judío / y cien banderas de Asia. / Si mueres, Abedelazis, / sobre los surcos de España, no el Zoco Chico de Tánger / celebrará tus hazañas, / ni el domador de serpientes / cantará sólo tu fama. / Los poetas de Castilla / te dirán en lengua brava: / "También tienes tu lucero, / español de piel tostada."  El mismo Abascal, si encuentra algún tabor de regulares, de piel tostada, que le ayude a librar a España de “los hombres sin Dios”, a lo mejor les arregla los papeles para que le hagan de guardia mora.

viernes, 23 de noviembre de 2018

Matar al Padre Estado

Algunos aparatos de mi cocina
Estoy muy agradecido a mis hijos por la sutileza con la que ahora, pasada su infancia y adolescencia, siguen “matando al padre”, a su padre. Se lo pongo fácil. Soy un vicioso de los todo a cien. Y traigo a casa los objetos más peregrinos e inútiles que imaginarse puedan. Sobre todo de cocina. Un sacapuntas de zanahorias, un deshuesador de cerezas, un liposuctor de yemas de huevo, un colador de las claras; diversos e inservibles cortadores de papel film y de aluminio, botellas enormes con grifo, que casi no caben en la nevera, para llenar los vasos de agua helada en verano, pela-ajos, rompenueces: cascapollas, en definitiva.

Ellos llegan al reino perfumado de mi cocina y en lugar de ensañarse freudianamentecon su padre, la toman con esos objetos preciados de los chinos que me sirven de metadona del consumo. Ahí se queda todo. Al final hasta transigen con que cuelgue las bolsas de plástico de una artilugio de alambre que a su vez he fijado en los azulejos con unas ventosas súper adhesivas. Nada que ver con los embates que el padre Estado tiene que soportar de los que tendrían que cuidarlo con más mimo: los políticos.

En España nadie se ha ocupado en serio de construir un Estado democrático fuerte. Después de la muerte del dictador, la derecha, que había ganado una guerra, no estaba para sutilezas democráticas. Han pasado 43 años y, parte de ella, sigue pensando que España le pertenece por derecho de herencia y de conquista y que la democracia es un puro formalismo para mantener atada y bien atada la propiedad de una finca que siempre han considerado suya, y más, después de habérsela arrebatado a "las hordas rojas". Y los partidos comunistas, anarquistas y socialistas, deslumbrados en su día por los fulgores de la revolución rusa, pensaron que, cuanto más debilitado y fragmentado estuviese el Estado, más fácil resultaría asaltarlo. De ahí su apoyo actual a la autodeterminación y su condescendencia con Puigdemont, al que consideran el Ho Chi Minh del Ebro.

Esto, más una cierta tendencia de los naturales del país a hacer siempre lo que nos viene en gana, ha desembocado en la situación presente, en la que los hijos más preclaros del Estado –diputados, jueces y gobernantes– se emplean en rematarlo, por partes. Escupiéndole a diario a sus tres poderes que, de funcionar correctamente, deberían estar orientados a servir al ciudadano, a resolver conflictos e injusticias y hacer de airbag de la violencia.