De quién el perro, de quién la flauta
Antisistema, fascista,
machista, sexista, obsesionado, lobotomizado, perroflauta, rastas… ¡Uf! ¡Cuántas
palabras empleadas como esos espráis paralizantes que se llevan en el bolso
para inmovilizar al agresor o al adversario! Te ponen contra la pared, te
nublan la razón y ya no te queda nada más que defenderte. Y si no te defiendes,
porque consideras que no hay nada de lo
que defenderse, y no te das por aludido, tu oponente, de inmediato, te acusa de
estar tirando balones fuera o de que te estás yendo por los cerros de Úbeda. En
cierto modo, el bipartidismo y sus tácticas dialécticas, te obligan a discutir
con una mano atada a la espalda. De ninguna manera quieres caer en el infame “y
tú más”, que ha enrarecido hasta el sofoco la vida pública en España y saldas
el asunto como puedes, normalmente echando mano de la ironía. No todas las palabras espray tiene la misma
fecha de caducidad. Se mantiene fascista,
pese a haber desaparecido uno de sus contrarios de más prestigio, el término comunista. Lobotomizado es una forma actual de llamarte tonto pero echando
mano de la neurociencia. Perroflauta conjuga
dos palabras que fuera de la composición no son ofensivas y ha vuelto a
utilizarse bastante tras la toma de posesión parlamentaria de las rastas. Sexista es un término que se usa con poca reflexión y no siempre de
manera adecuada con lo que la palabra pierde sus aristas de denuncia. A Pablo
Iglesias se lo han llamado por referirse al abrigo de piel una periodista en
lugar de contestar, ¡el muy ladino!, a una pregunta incómoda que le había hecho
esta profesional. Y sin embargo, he leído comentarios sobre la forma de vestir
de Iglesias muy incisivos y a nadie se le ha ocurrido tildar de sexistas a sus autores.
El comentario de Pablo Iglesias más que sexista es populista: su camisa blanca
de mercadillo frente al costoso abrigo de piel de la reportera. Ricos, malos /
descamisados, buenos. Tics rancios del viejo izquierdismo, anteriores a Zara. La
palabra antisistema, usada en su día como espray paralizante por los partidos
conservadores, centrales o periféricos, se bate ahora en retirada. Ya la
fastidió bastante la CUP, que se decía antisistema,
cuando se desposó con Convèrgencia - tremendamente sistemática a la hora de
cobrar su 3% de comisión-, en la
investidura del presidente Carles Puigdemont. Pero los que la han vaciado definitivamente
de contenido han sido los innumerables imputados del PP valenciano: ¡todos tan
sistemáticos y ordenaditos a la hora de cobrar comisiones por contratas
públicas! Esta palabra morirá pronto de muerte natural. El PP ha encontrado la
forma de neutralizar a los auténticos antisistema nombrándolos tesoreros del partido o colocándolos
como cargos públicos en la Comunidad Valenciana.
La cruda realidad...
ResponderEliminarTe noto más serio que en otras ocasiones, quizá la manipulación y la corrupción, palabras que piden a gritos pareados que jueguen con ellas, provocan esa transformación.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Es una delicia...dominas las palabras...creo que a los políticos les falta intelectualidad. Pero claro la Política puede ser muy contaminante; mira si no lo de Felipe Gonzalez...
ResponderEliminarMuchas gracias y un beso.