Fouché, padre del espionaje moderno
A Pánfilo, un amigo jubilado, disruptivo y solitario, no le
dejan votar en las primarias. Hasta esta tarde no he sabido que es uno de los 869.535
afiliados ectoplásmicos del PP. No sé por qué no me ha hablado antes de su
militancia conservadora. Le recuerdo lo bien que se soportan un cura
preconciliar y un alcalde comunista en la novela Don Camilo (1948) del escritor italiano Giovanni Guareschi.
“Pánfilo, hubiéramos seguido siendo amigos”, le aseguro. Puestos, me abre su
corazón y me cuenta que pensaba votar a Soraya Sáenz de Santamaría, pero que el
detalle de plantar su bolso en el asiento de Rajoy, autoproclamándose heredera
del trono vacante, mientras el presidente se refugiaba con unos amigos en un
bar cercano del Congreso, el día de la moción de censura, no le había hecho
gracia. Tampoco los rumores de que esta mujer es una especie de Fouché, el
conspirador francés, inventor del espionaje moderno, que mandó a la guillotina
al mismísimo Robespierre. También se dice que es la que maneja la ametralladora
del fuego amigo dentro del PP. Parece que Rajoy tampoco sabía nada de esto y
que la única queja que formuló contra ella, en las 8 horas que estuvo ausente
de la Cámara, fue que Soraya había descuidado los asuntos de gobierno el último
año porque se había vuelto a enamorar románticamente. La responsabilizaba de la
derrota. No considera Pánfilo que una gran pasión justifique esa dejación de
funciones. Le pongo ejemplos de algunas mujeres que abandonaron sus
obligaciones, ciegas de amor: las protagonistas de novelas como Su único hijo, Madame Bovary o las 50 sombras
de Grey. “Eso son novelas”, argumenta. “No te canses”, me comenta
compungido, “de todas maneras no me permiten votar. Yo ya estaba decidido a
hacerlo por uno de los seis candidatos del PP; la campaña de Wyoming, desde el
Intermedio, a favor de Joserra, me había convencido. Pero me han dicho, en la
sede que no pago las cuotas desde que Fraga se bañó en Palomares por lo de la
bomba atómica. Y no me dejan. Me he cabreado. ¡Con lo ilusionante que me
resulta este candidato! Además, ¡claro que pago las cuotas!, pero las vengo
pagando en negro, como la mayor parte de los 869.535 afiliados volátiles del
Partido Popular. Para no desentonar. Que se lo pregunten a Bárcenas. Debo de
aparecer en alguno de sus papeles”.
Excelente artículo ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Gracias, amigo Mark de Zabaleta. Es una suerte tenerte de lector de mis artículos. Un saludo cordial.
ResponderEliminar