Magdalenas de las monjas
El
Señor nos va a castigar a los que no tenemos que salir a defender a nuestros
líderes cada vez que dicen una inconveniencia. ¡Lo que tiene que sufrir el
militante o simpatizante de un partido político que tiene que pasarse todo el
día denunciando las sandeces que dicen sus adversarios y callándose las de sus
correligionarios! Estoy seguro de que a nosotros, el Señor, nos los restará en
gloria y a ellos, se lo aumentará en bienaventuranza. Nosotros, como si lo estuviéramos
mirándolo todo desde arriba, a vista de dron, sin compromiso. Pero seguro que los
tibios no nos vamos a ir de rositas. En Apocalipsis, 3: 15,16, se lee: “Como
no eres ni frío ni caliente voy a escupirte de mi boca”. En mi caso, yo votaría
a Alberto Garzón, para dejar de ser tibio y permanecer dentro de la boca de
Dios. Es, en mi opinión, el mejor candidato para presidente del Gobierno. Este joven
político parece radicalmente honesto. Es inteligente. Tiene una formación
sólida. No se ha apuntado al Club de la Comedia. Ni canta ni baila ni juega al
parchís ni al futbolín. No busca parecer el hombre más sensato del mundo
ni se escora al centro para recibir votos que no le corresponden. Pero Izquierda
Unida en Andalucía tuvo la mala cabeza de pactar por un plato de lentejas con
la ultrapopulista Susana Díaz y está estancada electoralmente. Ni la enorme
valía de Alberto Garzón logrará cambiar esa tendencia. La rabia y la rebeldía
se encauzan ahora por PODEMOS que parece ignorar que sus filosofías impresionan
poco a los votantes que lo que quieren es que acabe el bipartidismo indecente
que el lunes pasado dejó ver su desastrada cara en el debate de la Sexta. Y tampoco
nos molestaría que, si es posible, durante un tiempo no se nos robe desde las
mafias organizadas del Estado. A mucha gente le gusta Alberto Garzón, pero
desconfía profundamente de su partido. Una lástima. Izquierda Unida debería de
copiar de la Iglesia Católica que es la única institución que no pierde adeptos,
haga lo que haga. Y es por su habilidad para camuflarse y cambiar, sin moverse
del sitio. Ejemplo: Las Comendadoras de Santiago del Realejo venden sus
tradicionales dulces de navidad en el zaguán de su convento. Pero ahora las
magdalenas las hace una monja de la India con la receta de una anciana religiosa
de las Alpujarras. Buenísimas. Les resulta fácil vender los dulces de siempre,
amasado por manos nuevas. A Izquierda Unida,
no, pese a disponer de Garzón. Porque pocos creen que esta organización le permita cocinar las auténticas recetas de
la izquierda. Su inclinación por los platos de lentejas la pierde.
Muy bien dicho...
ResponderEliminarGracias, Mark. Deseo que lo pases bien en las próximas Fiestas. Un abrazo.
ResponderEliminarEstás más que atinado, estás atinadIU.
ResponderEliminarGracias y saludos.
No hay cosa más bonita que la Izquierda Unida, amigo Trashumante. Gracias y saludos.
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