“Con sola mi figura prendado te dejé de mi escritura"
He dejado de fumar”, titulaba su columna un colaborador de un periódico digital. Sin mayores explicaciones de por qué un hecho tan insignificante podría interesar a alguien, fuera de su estanquero y de sus pulmones.
El que escribe debería de pensárselo antes de hacerlo en primera persona y no, desde luego, por humildad, sino porque, al renunciar a la máscara de la tercera persona, está pidiendo al lector algo que éste no le puede conceder: el reconocimiento de su excelencia más que por lo que escribe, por lo que es, o por lo que él supone que es, o por lo que dice ser. Pide un acto de fe: “Ríndete, primero, ante mi excelencia y verifícala, luego, en mi escritura; yo soy más importante que lo que escribo”. Así funcionaban las cosas antes de la invención, circa 40.000 años, del lenguaje articulado y de la escritura, hace unos 6.000 años. Es ésta una actitud prelingüística, ágrafa, casi mística. A este tipo de escritores les gustaría impresionar de entrada:“con sola mi figura",parecen decirle al lector, parafraseando a San Juan de la Cruz, "prendado te dejé de mi escritura". Pero el lector lo único que tiene ante sí es lo escrito, el texto. Sólo a partir del texto podrá juzgar sobre la pericia o la torpeza del que “le” escribe. Si pese a todo, se atreve uno a escribir en primera persona, qué menos que hacerlo pidiendo disculpas por la arrogancia de hablar de sí, bien o mal,como si lo que se cuenta pudiera tener algún interés para los otros. Puede venir bien para el caso tomar prestadas las palabras de justificación de Montaigne, en el pórtico de sus Ensayos y que titula de “El autor al lector”: “Así, lector, sabe que yo mismo soy el contenido de mi libro, lo cual no es razón para que emplees tu vagar en un asunto tan frívolo y tan baladí. Adios, pues”.
No dirás, amigo Pablo, que no le estás dando rienda suelta a tus capacidades reflexivas, irónicas, sarcásticas y humorísticas en general. Tengo ganas de seguirte y pienso hacerlo porque me resultan esclarecedoras tus reflexiones y poniendo en primer plano ángulos de visión que podrían pasar de refilón si alguien no los destacara.
ResponderEliminarRevelar el arte y ocultar al artista es la meta del arte. Óscar Wilde
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