martes, 6 de julio de 2010

La deriva paraguaya en Euzkadi

Ander,  amigo, me ha impresionado tu comentario a mi post A las vuvuzelas les va el himno de España,  en el que me decías que tú, y otros vascos, os visteis “obligados” a animar a Paraguay, el día del partido contra España. Por eso te contesto con esta nueva entrada:
Muchas personas con responsabilidades públicas, cuando sueltan una broma, inmediatamente dan marcha atrás y afirman, "y ahora, ya en serio…". Pero yo estoy convencido de que la única forma de hablar en serio, es hacerlo en broma, dada la actual putrefacción del lenguaje de los políticos, de su descomposición y de su incapacidad para expresar algo objetivo u objetivable. De ahí el tono de mis “Vuvuzelas”. Franco me vacunó contra el nacionalismo españolista, y en general, contra todos los procesos identitarios. Pero, como soy padre, sé muy bien que cuando alguien se quiere ir de la casa hay que abrirle la puerta para que se vaya. Nadie ha de estar a la fuerza en ningún sitio. Los políticos, unos y otros, se han acostumbrado a parasitar torpemente el  “conflicto vasco”, y no saben o no pueden o no quieren resolverlo. Si fueran valientes, harían frente al problema con decisión y, tras un periodo suficiente de paz,  en ausencia de la  "violencia del Estado español” y de la “violencia de los pistoleros de ETA", convocarían a los vascos a pronunciarse en un referéndum sobre el asunto. Esto ya se ha hecho en otros estados que sufrían una situación parecida. Para ello habría que contemplar el horizonte independentista como una posibilidad, nada catastrófica. Ahora bien, si los votantes se pronuncian en contra de la independencia, deberían de comprometerse a no volver a repetir la consulta hasta dentro de 25 o 50 años y si los vascos dicen que sí,  tendrían la obligación de conducir el proceso de independencia de forma ordenada, amistosa y, sobre todo, justa. Respetando, dentro de lo posible,  los intereses de todos. Estoy harto de llorones, de quejicas, de agraviados, de gente que piensa que se le debe algo desde el principio de los tiempos. No quiero oírles ni una queja más. Y eso sólo será posible si hay un camino viable y sin trampas para que los vascos, si así lo deciden, se constituyan en estado independiente. Yo, por mi parte, voy a seguir siendo español, si me dejan los españolistas, porque no quiero dedicar ni un segundo de mi tiempo a cavilar sobre si soy más, menos o igual que cualquier habitante del planeta. No me hace falta. Ya sé que soy un ser único (aunque de poca calidad y en el que no se puede confiar demasiado)  y con bastante suerte porque durante toda mi vida  he podido comer tres veces al día, lavarme, hablar con amigos y disputar con enemigos, sin recibir más heridas que las del amor y las de la vida. Estoy resentido, desde luego,  porque ni la ciencia ni la religión, ni las utopías de salvación colectiva, me aseguran que no vaya a recibir la herida definitiva, como todos. Yo soy de Cenes de la Vega (Granada), que no es mi pueblo, pero sí donde tuve mi primera vespa, y del castellano, la lengua que me enseño mi madre de niño y que después mejoré leyendo a Cervantes en el internado donde pasé mi adolescencia. Él  me ayudó a sobrellevar el cautiverio de cuatro años que padecí en un colegio de dominicos. Esa es mi patria. Tengo la suerte de que el Estado español me deja residir, por ahora,  en ella. También los curas de mi colegio me dejaron construir, y pasar en ella las horas del recreo, una réplica aproximada de Granite House, el refugio de La isla misteriosa de Julio Verne. Si España obstaculizara este humilde “proyecto de vida”, posiblemente estaría tan cabreado y con tantas ganas de largarme como los independentistas vascos o catalanes. Por otra parte, espero llevarme bien con algunos vascos, independientes o no, al fin y al cabo comparto con ellos, y con los balineses, más paquete genético que con la mosca del vinagre. Incluso me puedo llevar bien con algún cenero. Y desde luego si me preguntan, votaré en contra de que el Atlético de Bilbao juegue en la misma liga que el Cenes Club de Fútbol, aunque me gustaría que el equipo de mi pueblo jugase contra la Real Sociedad en la Champion League. 

4 comentarios:

  1. ojo Pablo, que yo no estoy cabreado con españa, eso se quedo con mi adolescencia, yo hace años que ante la imposibilidad de una solucion al "conflicto vasco", al menos una solucion que contente a todos, me dedico a arreglarlo en el ambito domestico, con gran exito, por cierto, y te explico el metodo para ver si puedes adaptarlo tu a un ambito mas institucional. Es el siguiente, en mi pequeño mundo de personas a las que quiero existen vascos, españoles, italianos y franceses, y todos tenemos los mismos derechos, y todos somos iguales, y nos comunicamos en el idioma en el que mejor nos entendemos, y cada uno anima a sus equipos, y nos picamos entre nosotros, es casi lo que mas nos gusta, yo en concreto, cuando no tengo equipo en una competicion aplico el criterio de que voy con el equipo que menos jugadores del real madrid tenga, es cuestionable, lo se, pero es mi criterio y en mi pequeño mundo se admite sin problema, asi que hoy voy con alemania, que ademas no estaria mal que la Merkel este contenta, no sea que nos cierre el grifo de las ayudas comunitarias.

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  2. Querido Pablo:

    Hacía tiempo que no leía algo sobre el tema nacionalista ibérico con lo que coincidiera tanto. De hecho, creo que nunca lo antes estuve tan de acuerdo. Por otro lado, a mi me encanta el fútbol, soy socio del Graná y voy con mi hijo a Los Cármenes y lo cierto es que aún siendo futbolero y vibrando como el que más con las victorias de la roja, es verdad que el ambiente de banderas rojigualdas, muchas de ellas recuperando al pollo en el centro, está en unos niveles vomitivos. El otro día, un grupillo de pijos, paraban los coches en Pedro Antonio con una bandera franquista y gritando "España, una, grande y libre". Por eso entiendo a Ander, de todas formas, me alegraré si hoy ganamos a los alemanes y me alegraré mucho más cuando acabe el mundial y se limpien las calles de patrioteros españolistas que intentan llevar el agua a su molino, la caspa a su peine.

    Mira lo que contaba, por boca de Machado y éste por la de Mairena, nuestra extraordinaria paisana María Zambrano sobre las teorías de la patria y la antipatria en la Guerra Civil:

    “La patria –decía Juan de Mairena- es en España un sentimiento esencialmente popular del cual suelen jactarse los señoritos. En los trances más duros, los señoritos la invocan y la venden, el pueblo que la compra con su sangre no la mienta siquiera. Si algún día tuviérais que tomar parte en una lucha de clases, no vacileis en poneros al lado del pueblo, que es el lado de España, aunque las banderas populares ostenten los lemas más abstractos. Si el pueblo canta “la Marsellesa”, la canta en español; si algún día grita: ¡Viva Rusia!, pensad que la Rusia de este grito del pueblo, si es en guerra civil, puede ser mucho más española que la España de sus adversarios.”

    Un abrazo, Salud, República e Internacionalismo!!

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  3. corleone, lo has clavado, eso es lo que yo queria decir.

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  4. Pablo, amigo, no tengo más que coincidir una vez más contigo en lo que cuentas de los vascos y sus contubernios o de los contubernios nacionalistas, sean vascos o de la Conchinchina. Deberíamos poder prescindir del tema y saber que lo que hay detrás no es más que el deseo de ocupar el centro de la pantalla que tiene cualquiera. Unos lo intentan diciendo que ellos son aparte de lo que sea y otros cantando flamenco o embarracándose para que le compren un determinado chupachup. Creo que, aunque los contenidos sean distintos podemos estar hablando de lo mismo. De todas formas tus parrafadas me encantan y me da mucho gusto leerlas. Un abrazo

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