La foto de la madre
Los hermosos huevos de la foto proceden de una granja de avestruces que los peregrinos encuentran unos 30 quilómetros antes de llegar a Logroño, por el ramal del camino de Santiago que nace en Roncesvalles. Son huevos muy sentimentales y les gusta llevar prendida en la cesta la foto de su madre, como a cualquier hijo bien nacido. Del padre no se sabe mucho, peregrinos con inquietudes etológicas, han dejado en sus diarios constancia del comportamiento irresponsable de los machos de avestruz. Cortejan a la hembra insistentemente, hasta hacerse pesados, y consiguen sus favores tras un buen rato de persecución y acoso por la granja. Al final, la hembra, de sexualidad más adormecida y quiescente, cede a sus requerimientos en bien de la propagación de la especie. Realizado el acto, la hembra permanece un buen rato quieta, arrebatada, como si no se creyera lo que le ha pasado.El macho, en lugar de quedarse junto a ella para ayudarla en la cría del "nasciturus" echa a correr y se pasa un rato contándole la hazaña a los otros machos de la reserva. Más o menos como hizo Dominguín cuando se acostó con Ava Gadner. Los etólogos de sociedad consignaron entonces en sus periódicos que al torero le faltó tiempo para ir a contárselo a sus amigotes, mientras que Ava, permaneció en la cama un buen rato quieta, arrebatada, como si no creyera lo que le había pasado. Por eso la foto del padre no figura en la cesta: entre los avestruces está muy mal visto ser huevo de madre soltera. Los huevos naturales se traumatizan mucho.
Me recuerda a la canción de Les Luthiers "La gallinita", en la que se recrea un diálogo entre un adulto y un niño, ávido de conocimientos...El adulto explica que la gallinita, que estaba clueca, puso un huevo y dijo "¡eureka!". Tras múltiples preguntas del infante, el adulto se hastía, se confunde:
ResponderEliminarErnesto Acher: ¿Y por qué estaba muy contenta, eh? ¿Pol qué? ¿Pol qué?... ¡¡¿POL QUÉ?!!
Daniel Rabinovich: La gallinita estaba muy contenta, querido, porque iba a tener un hijito.
"Ernesto Acher: Uh…
Daniel Rabinovich: Y eso la hacía muy feliz
Ernesto Acher: ¿Sí?
Daniel Rabinovich: ¡Claro! Es tan hermoso poner un hijo…
Ernesto Acher: ¿Qué?
Daniel Rabinovich: Tener un huevo…
Ernesto Acher: ¿QUÉ?
Daniel Rabinovich: ¡Tener un hijo!"
Llevo muchos años oyendo hablar de lo importantes que son los hijos. No sé si los hijos le interesan algo a sus padres, pero como tema de conversación, son insustituibles.
ResponderEliminarConocí a madres que utilizaban a sus hijos para obtener buenos horarios en su trabajo y quedaban como madres abnegadas y no como caraduras. El hecho lo reflejó en una viñeta una dibujante que publicaba en la revista "Triunfo" en los 70 -no recuerdo su nombre-, el dibujo consistía en una madre que carga y empuja un ariete medieval en el que lleva montados a sus niños...Ponen el huevo y ya son las reinas del mambo...las avestruces, claro.
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