Gorila con guitarra
Dos vídeos me han impresionado especialmente en los últimos días, uno de la National Geographic sobre la vida sexual de los gorilas y otro de una boda en la que de pronto la novia comienza a cantarle al novio dentro de la iglesia una canción de Nuria Fergó. Ambos enseñan mucho sobre el comportamiento animal. Los gorilas macho, sigo a la National, tienen el pene y los testículos muy pequeños. George Brassens no debía de conocer este dato cuando compuso su canción Gorille, en la que el protagonista exhibe un pene respetable en opinión de las visitantes del zoo que huyen asustadas cuando el animal se escapa de la jaula. La razón que dan los etólogos de los 5 centímetros del pene de los gorilas macho es plausible, el individuo que pueda escatimar en su aparato sexual, en espermatozoides, en pene y testículos dispondrá de mucha energía sobrante para construir músculos poderosos con los que mantener alejados a los tenorios ocasionales que merodean en torno a las hembras de su harén.
Entre los homínidos, lo difícil para las hembras es conservar al macho vagamundos en casa para que contribuya permanentemente a la inversión paterna. Cuando lo consiguen por medio de un contrato, su asombro es tan grande, su victoria, aunque transitoria, tan sorprendente, que han de dejar constancia de ello, ante el grupo y sobre todo ante las otras hembras, hasta ese momento, sus competidoras. La hembra de la especie humana evidentemente no canta para satisfacer al novio, basta recordar las caras descompuestas que, en los musicales de los 50, ponían los actores, o las actrices, cuando su partenaire, después de una conversación sobre cualquier asunto, se ponía de pronto a cantar. Muchos espectadores sentían vergüenza ajena. La misma que experimentamos hoy cuando vemos a la novia, en el vídeo aludido, rompiendo a cantar eso de: “siempre para mí eres lo primero/ y aunque falte el dinero te quiero…”. Entonces, si no es para complacer a su amado, ¿por qué lo hace? Simplemente para proclamar urbi et orbi que ese macho ya es suyo, que no se lo toque nadie, porque si alguien se lo toca es capaz de cantarle cualquier cosa. Y todo por la supervivencia de la especie.
La de errores que se cometen con tal de perpetuar la especie humana...Y cuánto mal han hecho las nuevas tecnologías al territorio de lo privado. Ya nada es privado. Antes, si la novia se arrancaba a cantar, pues tan sólo sufría el novio, indudablemente, y la familia e invitados. Ahora, sufre toda la web. Todo está expuesto, nada o poco queda en el ámbito de lo privado.
ResponderEliminarLa novia tenía que estar "privada" para meterse en este fregado erótico-teatral.
ResponderEliminarPrivada y arrebatada. O maldita. O, simplemente, tonta...
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