En periodos dilatados de paz, en los que la psicomotricidad disparada de los años mozos se suele apagar no en las trincheras sino en las fuentes públicas tras alguna celebración deportiva, es natural también que todo el mundo diga lo que se le ocurra. Pero si lo que se dice contraviene alguna de las doctrinas oficiales sobre el ser de las cosas, observatorios, o colectivos creados para la ocasión denuncian el exceso y piden inmediatamente que se tape la boca al escandaloso. A estas horas, alguno de esos puestos de observación habrá solicitado, en nombre de lo políticamente correcto, que se acalle la voz del concejal de turismo de Blanes (Girona) que ha dicho cosas tan interesantes como que “los que somos heterosexuales no hacemos fiestas porque seamos heterosexuales”. El hombre lleva toda la razón, parece como si hubiese leído los “Estudios sobre el amor” (1939) de Ortega y Gasset, escritor al que antes leían también algunos concejales, y compartiese con él la idea de que en la Europa de la primera mitad del siglo XX “amor significa, primaria y sustantivamente, algo que del hombre va consignado a la mujer y de la mujer es emitido hacia el hombre. Lo que sea un amor de hombre a hombre o de mujer a mujer no lo entendemos sin más…” Entre los árabes, según Ortega, el amor es indiferente a las diferencias sexuales. Mientras que en la Grecia clásica, el amor no es indiferente a los sexos, sino que tiene su sentido primario en el amor de varón a varón. “Platón”, discurre el filósofo, “inversamente a nosotros, no entendía bien lo que pudiera ser un amor de hombre a mujer”. Por tanto, los heterosexuales en Europa, ¿y por qué no en Blanes?, como muy bien dice el concejal de turismo, “no hacemos fiestas por porque seamos heterosexuales”. No hace falta, porque todas las fiestas, hasta hace poco, no podían ser otra cosa que fiestas heterosexuales. Si callamos al concejal, en aras de la corrección política, impediremos que los que viven con un siglo de retraso, nos digan cómo piensan. Mejor oírlos directamente que recurrir a la ouija.
No hay comentarios:
Publicar un comentario