De película de miedo
Susana Díaz con su convocatoria de elecciones al parlamento
andaluz ha clausurado la edad de la inocencia. Pronto se convocarán más
elecciones. Es lo bueno que tiene el sistema democrático que cada cierto tiempo
se te perdona que hayas votado a partidos ladrones, racistas, veletas, sin
ideología, clientelares; plagados militantes que se pagan las juergas y las
bebidas, a costa del común. Las elecciones ponen de nuevo a los votantes ante
la tesitura de taparse la nariz y convertirse en colaboradores necesarios, en
cómplices de los errores y horrores del pasado, o de abandonar, en un rasgo de
honestidad democrática, a los que se conjuraron para enriquecerse, al tiempo
que ayudaban a enriquecerse a otros, y provocaban el empobrecimiento y la
desgracia de la mayoría de la población
(no me atrevo a usar la palabra gente porque
es palabra de señoritos o de caseteros ni ciudadanos,
porque, junto con toda la terminología democrática, ha sido enlodada por los
que debieron mantenerla limpia). Sólo me queda población o contribuyentes.
Ni españoles ni catalanes ni vascos ni gallegos son nombres a los que se pueda acoger
uno de cómo nos los han dejado los patriotas sinvergüenzas de cada una de esas
patrias-casetas de feria. Al votar ahora, nadie podrá alegar que no conoce las
tropelías del partido al que va a otorgar su confianza, porque han sido
suficientemente dadas a conocer. El votante asume, pues, la historia reciente
de la formación a la que va a dar su confianza. Recuerdo con horror la pintada
más cobarde, el eslogan más inmundo de cuando ETA asesinaba. A veces, en las paredes de Euskadi
alguien escribía: “¡Eta, mátalos!”. Lema que convertía a los etarras en sicarios
y a los autores de las pintadas en inductores cobardes de un crimen que ellos
no tenían el valor de cometer. A partir de los próximos comicios, los votantes deberíamos
sentirnos responsables de los emigrantes rechazados, de los ancianos no
atendidos, de los enfermos que murieron esperando atención médica, de los
desahucios, de los másteres conseguidos por enchufe, de los doctorados plagiados,
de los sueldos en negro. No habremos sido nosotros los autores materiales, pero
sí habremos puesto con nuestro voto en manos de sicarios electos las armas que les otorgan poder para hacerlo. Será
imposible que sigamos pensando que somos inocentes.
Susana en la campaña debería tener cuidadito de no aparecer mucho junto al Sr. X. No sería bueno que nos refrescara la memoria...
ResponderEliminarAh, y me ha encantado esa etimología que has hecho de la bandera en Internet. Te felicito.
Gracias por leer mis post y por comentarlos. Un saludo cordial
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