martes, 29 de diciembre de 2009

Ombligos y coronillas



Habrá que firmar algún manifiesto, como propone Krahe en su ontológica canción No todo va a ser follar (ver aquí). La cosa tiene que estar muy mal porque todos los días me llegan varios emails con manifiestos que debo firmar.  En el último que se me ha colado en el buzón me piden que me pronuncie en contra de las injerencias de la jerarquía católica  en asuntos “que no le competen y que afectan a creyentes y no creyentes”.
             Estoy de acuerdo en rechazar la injerencia de la Iglesia Católica en todos los asuntos que no le competen, e incluso en los que le competen. Firmo también en contra de que el presidente del Gobierno no haya denunciado ya el Concordato con la Santa Sede.
Pero advierto en los comportamientos de los obispos un agónico estertor extraviado. Más daño del que los obispos se han hecho a si mismos asistiendo a las manifestaciones tocados con gorrillas blancas de devotos  de base no les podemos hacer nosotros con nuestros manifiestos. ¡Con el trabajo que le ha costado a la casta sacerdotal, desde el Levítico, armar su productivo oficio de mediadores entre la divinidad y los fieles! Encumbrados, simbióticos con el poder terrenal y el económico,  subidos a púlpitos y altares revestidos de pontifical, dirigiendo, castigando, predicando, excluyendo, premiando desde las alturas a la grey humillada, para que ahora lleguen estos obispos peatonizados y se dejen arrastrar por la multitud vestidos de viudos de luto y coronados con gorrillas de 'productores' de los cincuenta, azotados por el sol. Tapan ahora con la gorra la coronilla que venía siendo el signo prestigioso de su ministerio, con el que les indicaban a los jóvenes que la sabiduría radica  en la ancianidad alopécica. Su poder se ha devaluado: ellos tapan sus coronillas, mientras que jóvenes trendys católicas, exhiben en las mismas ‘manis’, el signo del poder joven: el oxímoron del ombligo arrugado en la planicie triunfante de sus vientres.
Yo no soy quien para aconsejarles, pero si quieren recuperarse algo que vuelvan al latín y nosotros a nuestros quehaceres. Y si hay que firmar algún manifiesto, pues se firma que todo no va a ser follar.

sábado, 26 de diciembre de 2009

La pena de ser estatua con pene en Granada


La fuente del Salón

A la espera de la creación de una ONG -¿Estatuas granadinas en la frontera del mal gusto?-que se ocupe de los intereses de las maltratadas estatuas granadinas, me haré cargo de oficio de su defensa. En este blog se han tocado ya los casos de la dedicada a José Antonio en la plaza de Bibataubín y de la erigida a Agustín Lara, cumple ahora dar la cara por la del atlante desnudo de la nueva fuente del Paseo del Salón.




Tan poco preparada para sufrir los agravios de las batallas de la edad como la de Agustín Lara. Si aquella olvida que el canón para estatua con pretensiones de permanencia ya lo habían fijado los griegos, desde la época arcaica, anclando los dos pies de las esculturas humanas firmemente al suelo,esta del atlante, descuida también el modelo clásico. Los escultores griegos, en lo tocante a desnudos masculinos, diseñaron unos penes juveniles, retraídos y prudentemente erectos, para que nadie saliera perjudicado en las comparaciones. Pero, en Granada, el artista, asustado quizá por "las políticas de género" en boga, ha esculpido para nuestro hombre un pene larguirucho, flácido y repulsivo, que muestra un desprecio por el mundo helénico suicida en lo que se refiere a tallas con pene.
Si ser estatua sedente, como la de Lara, ya resulta insufrible, la pena de ser estatua con pene en Granada, es flagelante (¿flacidante?).

jueves, 24 de diciembre de 2009

Los entrañables powerpoints de Navidad



Dalai Lama
Pánfilo, nuestro jubilado disruptivo,  es, sobre todo,  un Peter Pan que se muere por escandalizar. ¡Con el ruido que hay y lo difícil que resulta que se le oiga a uno ahí fuera!  Migra de un chat a otro, intentando sorprender con sus propuestas.  Se coló en el de “Las entrañables fiestas que se nos avecinan” y preguntó sin compasión: “¿Qué empacha más en Navidad, los mantecados o los buenos sentimientos?”.  Esperaba respuestas destempladas, pero sólo tuvo la de Pánfila, que, no se sabe cómo, lo  encuentra allá dónde coloca sus cuestiones. Pánfilo está un poco preocupado y se teme que, en cualquier momento, ella haga la pregunta que le obligaría a abandonar los chats por una temporada, para no encontrársela. Pero Pánfila es muy inteligente, sabe que todavía la cosa no está madura, y pospone el momento de espetarle, “¿Pánfilo, tú crees que lo nuestro tiene futuro?”.
Por lo pronto se contenta con desconcertarlo con respuestas como ésta: “Sí, Pánfilo, en Navidad, hay algo que empacha mucho más que mantecados y buenos sentimientos: los mensajes de PowerPoint.  Suelen ir acompañados de música chill-out, de Pink Floyd, de Jean Michael Jarre y/o  de Enya.  No les puede faltar algo bien traído del  Dalay Lama. Por ejemplo, aquello de:”Aprende las reglas para que sepas incumplirlas cuando conviene”.   Los mensajes de Powerpoint , los conocidos PPS, han servido de vehículo de las blandas esencias del pensamiento guay: como estamos bien comidos, bien lavados, no llegan aquí, por ahora, las bombas de los suicidas y además me he fumado un porrito y lo veo todo de puta madre, pues vamos a llevarnos bien todos, que es mejor. Muchos de estos PPS, proceden de despachos de la Administración,  donde legiones de funcionarios colocados a dedo por el partido más votado, untados en los parfums de los  anuncios navideños, dejan ver en sus  mensajes lo encantados que están con la situación y lo modernos y cojonudos que son”.   Pánfila no ceja: “En sus PPS hacen lo posible por aparecer un poquito laicos, muy feministas, que eso de halagar a las damas da votos, empeñados en ponerle una "a" al final a cualquier palabra (enlace de interés), un poquito comprensivos con la diversidad, ecologistas, aunque su verde resulte algo desvaído,  predicadores de la contención espontánea del consumo, pero consumistas enloquecidos, en su práctica diaria. Pacifistas, embarazadas, catalanistas, pero ministras de la Guerra Cariñosa, en la que se muere y se mata sin estridencias. Partidarios de las parejas homosexuales, pero sin valor para ofrecerles, en su día,  lo único que el Estado puede ofrecerle a cualquier ciudadano: un contrato plausible de convivencia; incapaces de remitir a Rouco y a Pertegaz a los que querían un matrimonio como los de toda la vida.  Es la 'guaysería', que la crisis está poniendo contra la pared, en la que cabe incluir al mismísimo  OPUS DEI, que asegura a sus seguidores que uno puede salvarse, estando en el mundo y disfrutando de todo lo bueno, dando testimonio de Jesús, entre nuestros sirvientes colombianos que nos crían los nueve hijos que nos ha mandado el Señor, mientras que nosotros nos manifestamos en contra del aborto (siempre que no sea el que se ven obligadas a practicar las mujeres de nuestra familia) o  en defensa de la familia (mientras dejamos indefensa  la de nuestros criados colombianos), pero, estoaquí sí, sin renunciar al poder y al dinero. Y luego al cielo. Ahora que la Eternidad va a estar un poco más entretenida, porque  los santos ya pueden llevarse a la Gloria  su portátil  y  bastantes GBs de memoria con los juegos, documentos y programas que más distraigan a cada bienaventurado. La cantidad de GBs dependerá de lo bueno que se haya sido. Si has sido del montón, te vas a tener que pasar la Eternidad charlando con tu tía María, en la mesa camilla. Pero si realmente has sido puntero,  podrás llevarte todos los GBs que quieras. Vas a poder ser eterno y no morir de aburrimiento”.
Pánfilo, asustado, rápidamente se marchó a un chat donde se debatía la ocurrencia del ministro de Educación de mantener en los institutos a los jóvenes hasta los 18 años. Espera que Pánfila no lo siga.


miércoles, 23 de diciembre de 2009

Los niños crudos y en el desayuno


Rafael, Capilla Sixtina

ENTIENDO que te preocupes, lector sensible, y que te percibas como un monstruo, si sientes en algún momento a lo largo de estos entrañables días de fiesta deseos de atentar física o psíquicamente contra un niño pelmazo. Todo se confabula contra ti, porque desde el siglo XIX el hijo es para la Europa burguesa el porvenir de la familia, su imagen proyectada y soñada, su modo de lucha contra el tiempo y la muerte. Y en la primera década del siglo XXI,  un niño es, en nuestras sociedades desarrolladas y envejecidas por un bajo índice de natalidad, un bien precioso y escaso al que hay que cuidar y mimar.Es natural, pues, que no te haya servido de nada, para calmar tu conciencia y aplacar el rechazo familiar que tu actitud escocida con los pequeños tiranos ha provocado, tu limpísima ejecutoria: las muchas navidades, los innumerables días de año viejo y de año nuevo y de Reyes que no has cedido a la llamada de la selva, manteniendo incólume el pabellón de la ternura y del amor por los niños frente a la rigidez y la rudeza en el trato con ellos, propias de otros tiempos y de otras circunstancias.

Porque —tenlo claro—, si has sentido en alguna comida familiar de estas fiestas deseos de apretar (si bien con suavidad) el cuello de un niño impertinente, has atentado en tu interior —sin tú saberlo--contra un voraz consumidor de juguetes, turrones, pañales y colonias. Si has levantado tu mano pecadora contra uno de ellos, has socavado las mismas columnas, los basamentos, de la clave de bóveda de la producción: la familia, que cada vez se configura más como una unidad universal de consumo, y, en consecuencia, eres culpable de lesa economía.
Tampoco te va a reconocer nadie las veces que afeaste el exabrupto de los que añoraban a Herodes y su política de exterminio.
Ni siquiera podrás echarle la culpa de tu felonía a los malos ejemplos que has recibido del cinematógrafo rancio. ¿Quién te aceptará como autoridad la de Groucho Marx, que no accedió a comerse un niño crudo en una de sus películas porque ya había desayunado? Y de menos te servirá aun la cita del cómico W. C. Fields, un personaje gruñón, bebedor, deshonesto y antisocial que se atrevió en varios de sus filmes a proporcionar coscorrones y patadas en el culo a pequeños encantadores.
El inconsciente colectivo de  principios del milenio parece que tiene una deuda antigua que saldar con la infancia y no se atreve ni siquiera a mirar de mala manera a un pequeño, por insoportable que éste haya llegado a ser. A las clases medias, en los albores de 2010, no les sirven ya, ni siquiera, las propuestas de las pedagogías libertarias que preconizaban que hay que educar a los hijos para ellos mismos, no para nosotros, admitir que sus «intereses» pueden no coincidir con los nuestros, con los del grupo familiar; no olvidar que tendrán que asumir ellos solos su destino, y por consiguiente fomentar el desarrollo de su iniciativa, incluso cultivar una cierta indeterminación que preserve su capacidad de libertad. Lo que se lleva ahora es no educar a los niños. El mejor padre no es el que no reprime a sus hijos, sino el que no permite que nadie los reprima ni que les haga ver las limitaciones, mínimas, necesarias que la vida en sociedad impone al común de las criaturas.
Pululan así por las casas, sobre todo en estas fiestas en las que los chiquillos no están confinados en las guarderías y colegios, pequeños «conducatores», caudillos enanos, «fhürer» diminutos, «duces» insignificantes que presienten la debilidad de sus mayores y se aprovechan de ella. Hablan en voz muy alta, en la instancia menos agresiva y siempre que comprueben que sus órdenes se ejecutan inmediatamente, pero pasan a los gritos y a las borderías en cuanto notan una cierta resistencia al cumplimiento ejecutivo de sus mandatos. Si se les impide comer la golosina final, la que les hará reventar, darán parte a la comunidad de vecinos con alaridos, como de muerte, para que los mayores entiendan que los asuntos privados pueden pasar a ser públicos y escandalosos en el preciso momento en que sus intereses coyunturales son contrariados.
Ya sé, amigo lector, que has intentado en esta fiestas razonar con los niños de tu familia. Tu historial de respeto a los derechos humanos, en general, y a los del niño, en particular, a lo largo de muchos años no permite pensar otra cosa; y que sólo te fuiste hacia el cuello de uno de ellos con las manos crispadas, en forma de tenaza, cuando, casi de rodillas, le explicaste (sin obtener más respuesta que un gruñido y un «no» terminante), que llevaba tres horas delante de la televisión y que la película que estaba viendo era algo desagradable, que luego soñaría con caras que se derriten y se quedan en los huesos por efecto de un lanzallamas y que te dejase ver el telediario porque tenías interés en no perderte las sentidas palabras del presidente Zapatero, tomadas al alimón de Raimón y del autor del Montañas Nevadas, sobre que la tierra no es de nadie, sino del viento.
Sí. No lo repitas más: no llegaste a ponerle las manos encima al chiquillo. De acuerdo. Desde luego, el susto se lo diste. Y todos los mayores se pusieron en tu contra. Desde ese momento han renunciado a las libertades democráticas y se han abandonado en manos de los tiranuelos.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Las palabras del himno



El atril, un registro de la luz: contención del gasto

El dilema es este: ¿qué contribuye más a la vida en común, a la supervivencia de la especie, un himno municipal, con letra y música, o una entrada en un blog, pretendidamente corrosiva, atacando al nacionalismo local? ¿Existiría el choto al ajillo, los romances, el ecofeminismo, heredero de las curanderas, celestinas  y agricultoras de los siglos oscuros, el encaje de bolillos, el sentido común, las cabañuelas y la morcilla de cebolla sin un poderoso espíritu de campanario? ¿Existirían ni tan siquiera las palabras sin el amoroso cuidado que durante miles de años les han dedicado gentes enamoradas de sus pueblos, de sus tradiciones, de sus comunidades? ¿Gentes que comprendieron, mucho antes de que se descubriera la escritura, que la palabra era un delicadísimo instrumento de grabación y transmisión de la experiencia humana?  El himno de la foto nace con palabras, con letra, detalle que envidiarían algunas naciones, incapaces de ponerse de acuerdo en unas palabras que no molesten a nadie y que puedan ser entonadas en los partidos internacionales de fútbol. La letra es imprescindible en un himno, mientras se canta, no hay que preocuparse de aparecer muy transcendente, no hay que llorar, ni extasiarse, con no desentonar, es suficiente. La gestualidad  propia del canto, nos libera de los excesos del  teatro. Nuestro himno (1) es un paso más en la construcción de la identidad nacional de un pueblecito del área metropolitana de Granada. Ya tenemos bandera, hazañas bélicas, en gestación, institutos armados,  jefe de la iglesia local, que consciente de su papel institucional, en las fiestas, junto con las homilías, manda saludas a sus feligreses. Sólo nos falta acuñar moneda, por ahora nos consolamos con que la efigie del alcalde aparezca repetida en las publicaciones municipales, mientras llega el euro. Desde luego pienso que la tensión nacionalista del pueblo en el que vivo está haciendo más por la vida en común que esta entrada de mi blog. Sin duda.

(1)
Letra
 Pueblo de Cájar

Granada tiene un pueblo
que brilla en la lejanía,
Cájar se llama de nombre
por el sueñan nuestras vidas.

El aroma de sus calles
perfuman la noche y el día,
qué orgullosos nos sentimos
de vivir en esta tierra
la más bella de Andalucía.

Azul y blanca tiene su bandera
azul y blanco son los recuerdos
de jazmines blancos en primavera
de cielo azul de verano
de ensueño.

Bandera de Cájar que ondeas
al viento sobre los balcones
tan llena y radiante de luz
que embriagan tus colores,
y al son de un himno cantamos
y gritamos con esmero,
Cájar, Cájar, Cájar
!Viva!¡Viva mi pueblo!

De amor se llena el viento
por nuestra enseña divina
así nuestros sentimientos,
con tu historia se cautivan.

Pueblo pequeño y hermoso,
un sueño de Andalucía,
grandes son los corazones
de habitantes generosos
que por ti darían la vida.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Un García Lorca inédito




Hace años, recibí en la redacción del diario en que trabajaba una carta que decía así:


"Muy señor mío:.
Soy un granadino que sólo espera la muerte y que lee con atención sus colaboraciones en este periódico, réplica justa a toda esa prensa que desde hace demasiado tiempo reina entre nosotros. Por eso, después de pensarlo con todo detenimiento, le he escogido a usted para poner en sus manos el único tesoro que he poseído en mi vida y que hasta ahora he guardado celosamente. Nunca me había planteado darlo a conocer, aunque consideraba que podría  tener interés para los lectores del poeta más grande de nuestra tierra. Pero lo que me ha decidido definitivamente en este caso ha sido la tremenda sorpresa de ver cómo recientemente la familia Lorca ha escogido el diario "ABC" para publicar alguna de las poesías amorosas que Federico publicó en sus últimos años (el autor de la carta se refería a "Los sonetos del amor oscuro"). ¡Nunca lo hubiera pensado el poeta! De ahí la decisión de enviarle la poesía adjunta que quizás sea la última que escribió. Para que usted disponga libremente de ella:


 “De Federico a Peri más acá de la vida”


Déjame hablar de nuestro amor secreto
y de aquellos recuerdos no perdidos:
bailaban a compás nuestros latidos,
olvidándose ya de cualquier veto.
Enlazados y unidos en un reto
firme al peligro y a los sinsentidos,
nuestro aliento bañaba los dormidos
minutos tras el gozo más completo.
Fresca esperanza tengo entre mis manos
de que vuelva la lluvia con tus besos,
de que requiebre tu pasión mis vanos
días oscuros en los que mis huesos,
despojados de ti y de mis hermanos,
hacen aguas de amor como si presos.


Federico

"No quiero ser extenso porque no tengo fuerzas ni voluntad para ello. Sólo una brevísima explicación, pues aunque hoy se podría escribir más libremente de estos asuntos no debo extenderme en datos sobre las circunstancias que vivió Federico y que sólo pertenecen a la intimidad de las personas. Yo pertenecía a un grupo de jóvenes que admirábamos a Federico y que a escondidas de una sociedad intransigente vivimos en su intimidad los días y las noches más sorprendentes y felices. Entre nosotros había rivalidad, lo más importante era verlo alegre y feliz.
"Varios de esos jóvenes viven todavía y algunos son poseedores de tesoros poéticos íntimos que nadie conoce. Las cosas que yo tenía las destruyó mi padre. Sólo me queda copia de la poesía que le envío, pues el original lo hice desaparecer yo mismo en lo más profundo de mi cuerpo, antes de que mi padre lo pudiese ver. Y es que esta poesía no era como las demás que yo tenía, porque esta me la había dedicado a mí y sólo a mí, cuando estaba ya recluido en el Gobierno Civil, un amigo común tuvo ocasión de verlo y Federico aprovechó para enviarme esta poesía junto con una nota patética en la que me pedía que mi padre, persona influyente entonces, mediara por él. Nunca me podía figurar que la cosa acabase, desgraciadamente, como acabó.
"Mi padre no quiso saber nada del asunto, aunque se lo pedí hasta exasperarlo. Mucho lloré la muerte de Federico y, como yo, otros.
"Años después, cambió el rumbo de mi vida: me casé con una mujer que me comprendió siempre y a la que a mi manera quise mucho. Ya hace algún tiempo que murió y ésta es otra de las razones de que me haya decidido a hacer lo que hoy, en la soledad, hago.
"Pensé escribirle sólo unas líneas y me he extendido ya demasiado. Creo que lo necesitaba en el fondo. Comprenderá por todo lo que le cuento, que no le firme esta carta. Perdone que no confíe en usted hasta ese punto. Solo he querido poner la poesía en unas manos de confianza y nada más. Haga con ella lo que mejor le parezca.
Su lector anónimo,
P. L."

El diario "ABC" sigue interesándose por García Lorca, unas declaraciones de su sobrino Manuel Fernández de Montesinos en Logroño, recogidas por este diario el día 9 de este mes, me han movido a publicar por segunda vez este soneto atribuido a Lorca por el autor de la carta.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Al rey nuestro señor


Carlos V

Un amigo, y corresponsal, después de leer mi entrada sobre la estatua a José Antonio Primo de Rivera, erigida en la granadina plaza de Bibataubín, me ha enviado un regalo endemoniado. Aparentemente inocua, la herramienta se llama "Generador de Verdades Neopedagógicas Definitivas". A primera vista se trata de un juego intranscendente on-line para profesores de la ESO. La primera vez que pinchas en el Generador te puede salir algo así: "La práctica auto-reflexiva debe entenderse como un catalizador interdisciplinario en el corazón de la educación ciudadana". Pero si cliqueas unas cuantas veces, ya no sabes qué tipo de verdad, o de texto, te va espetar la máquina. Al pulsar el engendro por novena vez, me ha lanzado dos manifiestos en defensa de algo, tres columnas de opinión poniendo a un alcalde como hojita de perejil y  el soneto del poeta renacentista Hernando de Acuña (Valladolid, 1520 - Granada, 22 de junio de 1580),  titulado “Al rey nuestro señor”, que contiene este peligroso cuarteto:

Ya se acerca, señor, o es ya llegada
la edad gloriosa en que promete el cielo
una grey y un pastor solo en el suelo,
por suerte a vuestros tiempos reservada.

Estoy convencido de que estos versos no deben circular en este momento en el que responsables desnortados de la izquierda clásica y artistas Generadores Incombustibles de Verdades Éticas Definitivas –todos ellos republicanos-  piden a gritos que el Rey pastoree, más allá de la Constitución de 1978, que consagra la división de poderes y las reglas del juego democrático, él solito, a la grey hispana en el caso Haidar, la mujer saharaui que mantiene desde hace 25 días una heroica huelga de hambre que está dejando en evidencia a los gobiernos de España y Marruecos. Si transcribo aquí los versos es porque sé que este blog no tiene una audiencia masiva.
Aprovecho este post para informar a los posibles usuarios del “Generador de Verdades” de los peligros que encierra el uso poco reflexivo del regalo que me ha hecho mi amigo.

martes, 8 de diciembre de 2009

La pena de ser estatua en Granada


Alas de altanería


Es una lástima que la estatua de Granada más preparada para hacer frente a la eternidad, o a la perennidad al menos, sea la dedicada a José Antonio Primo de Rivera, en la plaza de Bibataubín. Desde luego no es la que reclamara Antonio Machado para Federico, en su poema El crimen fue en Granada. Pero, como todavía hay miles de víctimas de la barbarie nacionalista sin desenterrar, sería pertinente mantener en el centro de la ciudad esta estatua para vergüenza, perpetua o eterna,  de los verdugos. Bastaría con sustituir la inscripción actual, por los versos de Machado:
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!


Las estatuas que se han erigido en Granada  en los últimos años son tan feas que hay que ser muy cauto a la hora de remover la del escultor Francisco López Burgos (arriba, en la foto),  porque te pueden colocar una todavía más discutible y menos preparada para soportar el paso del tiempo. Hay cerca una de Agustín Lara, con el compositor fumando y con una sola pierna asentada en el suelo. Lo más normal, en esa posición, es que el músico mejicano no se pueda librar de un molesto y perpetuo hormigueo en sus extremidades.






miércoles, 2 de diciembre de 2009

Barrio Sésamo

Inteligencia, dame el tamaño exacto de las cosas
(Tomado, aproximadamente, de J.Ramón)


Los centímetros del David


Antes de Barrio Sésamo, los augures romanos enseñaban en sus ritos los conceptos arriba abajo, izquierda, derecha... La Biblia, aparte de haberle servido al 'pueblo judío' durante miles de años de escritura de propiedad, también enseña a distinguir arriba de abajo, lo grande de lo pequeño, el bien del mal... El arte ayuda a no perder la perspectiva...

lunes, 30 de noviembre de 2009

A ver quién aleja más...

La que más,818 metros de Babel, en Dubai

Árbol de Navidad
en
Málaga,
(?)


Obelisco de Luxor
23 metros



Corea del Norte, 160 metros


 Jordania, 131 metros





Granada,  (?)



 Cájar,  (?)




Yo soy más igual que tú

domingo, 29 de noviembre de 2009

Revuelto de amores




Salvador

     La propaganda política ha abandonado los telediarios y se ha refugiado en los melodramas ginecológicos de tarde y noche. En manos de guionistas con escasa preparación histórica y de productores con presupuestos tasados, las series de por la tarde son un revuelto de populismo insignificante, banalidad y anacronismos. Y en ese ámbito privilegiado es donde hemos insertado nuestras reivindicaciones históricas o dónde  ajustamos las cuentas de tapadillo a los adversarios presentes y pasados. En una de las series, hemos tenido falangistas incestuosos y comisarios de policía torturadores y asesinos, curas pedófilos, o efebófilos, comunistas heroicos pero fanáticos, poco interesados en la reconciliación nacional, y buerovallejos torturados y dignos que son capaces de leerle la cartilla al mismísimo director de la cárcel y de pronunciar un mitin improbable rodeados de funcionarios desactivados y de presos comunes entusiasmados. Enfrente, el pueblo llano, sufrido y  sano que sin proponérselo saca cada día adelante a la patria. Bueno, es lo mismo que han hecho siempre los cineastas americanos en las películas de indios, pero recuperar “la memoria histórica” en las series, eso, lo hemos inventado nosotros:

     En el capítulo 54 de Amar en tiempos revueltos, emitido el día13 de este mes, el director de la cárcel pide a Salvador, escritor teatral y preso político, que firme un manifiesto desmintiendo que en las cárceles franquistas se tortura.  El preso pronuncia el alegato que trascribimos más abajo, unos minutos antes de que una niña histérica, maltratada por su tía, se pase diez minutos chillando en El nombre del amor, la siguiente telenovela de por la tarde en TVE:

Salvador
¿Cómo pretende que firme un documento en el que se asegura que en las cárceles españolas los presos son tratados con dignidad y se respetan sus derechos?


Director
España está siendo vilipendiada en el extranjero y hasta el último español debe colaborar para impedir esa infamia.


Salvador
La infamia es lo que pretenden hacer ustedes, no sólo nos humillan nos ultrajan y nos torturan cada día. Además pretenden que les firmemos un documento en el que se dice que aquí nos dan un trato digno y humano, su desfachatez no tiene límite.


Director
Cuide mucho sus palabras.


Salvador:
No, han sido ustedes, los gloriosos, vencedores los que me han impuesto esta mordaza, ustedes los que no quieren que piense ciertas cosas ni que las diga y por eso me tienen aquí encerrado, pues bien yo reivindico aquí y ahora el derecho a ponerme esa mordaza, para no firmar y no decir cosas en las que no creo.


Director
Se lo preguntaré por última vez, ¿firmará el manifiesto?


Salvador
No.Jamás firmaría algo así. Estoy aquí encerrado por defender la verdad, la libertad y el derecho de las personas a opinar, a pensar y a decidir por sí mismas, libremente, sin que nadie las amenace, si firmara ese documento, me traicionaría a mí mismo toda mi lucha, todo mi esfuerzo habría sido inútil. No he llegado hasta aquí para esto. No me someteré ni a sus chantajes ni a sus amenazas, no le tengo miedo a sus torturas porque no son más que la expresión de su impotencia.


Director:
Silencio, pagarás muy caro lo que has dicho.

     Ante la novedad del invento, la serie House ha mandado un  becario al plató en el que se rueda Amar en tiempos revueltos. Los guionistas norteamericanos están pensando en darle un giro socialdemócrata a la mala leche del médico en la próxima temporada.

sábado, 28 de noviembre de 2009

¿Por qué muchas mujeres leen Millenium?

Acabo de leer “Los hombres que no amaban a las mujeres”. En verano llegué a un acuerdo con mi hija, ella leería "Ana Karenina" y yo la primera entrega de "Millenium". Ambos hemos salido beneficiados. Tenemos algo, más, de lo que hablar. Mi hija me ha recordado que Tolstói evita describir los pormenores del primer encuentro erótico de Ana y su Amante, Vronsky. En la edición que ella ha manejado, unos puntos suspensivos marcan, pudorosos,  la ausencia, al principio del capítulo XI de la Segunda parte. Pero Tolstói sí detalla a lo largo de la novela los matices del sentimiento de culpa que invade a Ana por su adulterio. Al novelista ruso le resulta más fácil hablar del pecado que del placer. Hoy parece que es más sencillo hablar del placer que de la culpa y cantidad de polvos aparecen esparcidos por miles de novelas escritas por hombres y mujeres. La que ha tenido la suerte de codificar o protocolizar algún polvo, como Almudena Grandes, en su "Las edades le Lulú", luego lo repite en las novelas siguientes. Describir un polvo no es fácil,  los puntos suspensivos son más cómodos. En "Millenium", los polvos están tratados con la misma distancia -la de lo inefable- que  en "Ana Karenina", novela escrita también por un hombre. En cambio los abusos sexuales, la crueldad, el deseo de dominio que se esconde bajo los malos tratos a las mujeres, infligidos por hombres, tienen en la novela de Larsson un tratamiento tan pormenorizado y cuidadoso como el sentimiento de culpa en el novelista ruso. Y debe de ser una de las causas de su éxito y de que este best-seller lo lean más mujeres que hombres.
(Este tema no se queda así. Continuará...)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

En esta aldea ha estado prohibida la tristeza




Hasta hace muy poco en esta aldea estaba prohibida la tristeza. DISFRUTAR ha sido una de las palabras más usadas en los quince últimos años. El 2 de abril de 2005, desde la plaza de San Pedro, un corresponsal, anuncia feliz que Juan Pablo II se está muriendo muy bien. "Estamos disfrutando como nunca de ver cómo se muere este Papa". Unos días antes, el 25 de marzo, el mismo periodista había retransmitido en Sevilla las procesiones de la Semana Santa para el Canal autonómico y también  había disfrutado al paso de  las imágenes de un personaje con evidentes señales de malos tratos en su cuerpo, que agoniza sin cuidados paliativos. Un obispo, a la salida del pregón de Semana Santa, declara a los periodistas que ha disfrutado muchísimo con la narración descarnada del dolor de un ajusticiado. El pregonero también confesó que disfrutaba bastante con el espectáculo. En las tertulias cofrades se desborda el gozo.
En el interesante simulacro de abundancia que hemos vivido hasta hace poco en los países del primer mundo, un brujo español guay ganaba las elecciones generales predicando la alegría de vivir. Frente a su exitosa retórica de la alegría, sus adversarios políticos, voceros de la catástrofe, anunciaban la inminencia del fin de los Tiempos y, durante cuatro años, propagaban obscenas sospechas sobre la autoría de la matanza de 191 personas, el 11 de marzo de 2004 en Madrid . Pero perdían las elecciones.
La religión del sufrimiento,de  la negación y de la CULPA; la educación del esfuerzo personal y el mérito, el soneto amoroso y el cocido son cosas de las épocas de escasez.  Y los políticos quejumbrosos, que anunciaban que ‘de seguir así, no sabían dónde iríamos a parar’, los obispos apocalípticos de la condenación eterna, y los teóricos aznaristas de la fundación FAES, han chocado con la piedra de la felicidad sostenible. Ellos, incapaces de cambiar el mundo, se dedicaron a llorar sobre él. Hoy mismo, en la Web de la Fundación, el titular más vistoso dice así: “Diagnóstico erróneo, tratamiento equivocado, recesión profunda” .  Algo de razón deben de tener ahora, porque TVE pone por las tardes una telenovela que sólo habla de la CULPA. Y ya se sabe (Obama ha mandado observadores),  en la televisión pública española, neutrales los telediarios, la propaganda se refugia en Amar en tiempos revueltos.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Banderas de nuestros lares



Los municipios andaluces que 'sin prisas, pero sin pausas' se iban creando una realidad nacional,  que habría podido desembocar en nación en cualquier momento, están desalentados por las noticias que les llegan del Tribunal Constitucional de que ni siquiera Cataluña va a ser considerada como nación. Los esfuerzos de todos estos años, tirados por la borda. ¿Qué harán ahora con las banderas que crearon y que colocaron en mástiles altísimos?, ¿y con los escudos?, ¿y con los ejércitos bien pertrechados de agentes del orden, versátiles, fácilmente reconvertibles en potentes séptimos de caballería? ¿Y la decepción de los párrocos locales que soñaron con ser jefes espirituales de las nuevas realidades nacionales? ¿Qué será de los vecinos que otorgaron su confianza a los alcaldes de esos pueblos para que se embarcaran en gestas heroicas, de esas que forjan naciones?
 Hace unos años, en un pueblo del área metropolitana de Granada sonaron tambores de guerra, se anunció un levantamiento municipal contra el pueblo de al lado, algunos vecinos hasta escribieron cartas al director del periódico local alistándose. En la base de datos de este blog hay una copia de uno de esos documentos. Esta es la hora de darlo a la luz. Dice así:
Sr. Director del diario IDEAL de Granada, me ha llegado una carta de la alcaldesa de mi pueblo en la que se percibe un cierto malestar con el vecino pueblo de Monachil por diferencias urbanísticas  y se me informa de que “si fuesen necesarias actuaciones de otro tipo tendentes a que de una vez por todas Monachil deje de menospreciar la dignidad de un pueblo como Cájar, os lo haré saber y estoy segura de que contaré con todos y cada uno de vosotros [...] Si tenemos que levantarnos contra Monachil, vuestra alcaldesa estará a la cabeza de todas y cada una de las actuaciones a desarrollar. Cuento con todos vosotros. Os iremos informando.”
Un propósito épico de tanta envergadura, necesita de todos los apoyos, por lo que le ruego que publique en su periódico mi adhesión a la alcaldesa. Gracias.
Estimada alcaldesa:
        Hace unos meses, con motivo de lo de Iraq, le pedí que me explicara por carta por qué, prestando parte del consistorio de Cájar atención a las directrices vaticanas, usted no había dimitido cuando el Papa Juan Pablo II mostró su oposición a la guerra; usted no me ha contestado a este asunto, pero ahora llega una carta suya en la que se me convoca a un posible alzamiento municipal, bajo su caudillaje, contra nuestros vecinos de Monachil. He repasado las razones que usted da para levantarse contra ese pueblo y las veo suficientes, aunque echo de menos lo de las armas de destrucción masiva que tanto juego dio en la anterior” performance”. Tampoco estaría de más una resolución de la ONU que nos ampare si nos tiramos al monte y el envío de inspectores que rastreen los arsenales del pueblo de al lado. Es imprescindible, dada la edad de muchos cajareños, el auxilio del Séptimo de Caballería. Si nos asiste la Caballería USA, se alistará más gente. Yo, seguro. Como serví en la Marina, se me puede usar si se les ataca con fragatas, remontando el río Monachil. A sus órdenes".

El ciudadano que firmaba una misiva tan inflamada, debía de ser mayor,  si hacemos caso a esta apostilla con que ilustraba su nombre:  ‘marinero segunda en la reserva, o ¿en conserva?’.  Por razones  no documentadas en nuestros archivos, aquella guerra anunciada  no tuvo lugar. Pero la bandera ondea gallarda a la espera de nuevas empresas. Si el Constitucional no se interpone.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Deconstruyendo al mismísimo dios




Caín
Lo más parecido a dios (saramago lo escribe con minúscula) es un novelista. El novelista saramago (por ahora escribiré su nombre con minúscula, para que no se me enfaden los otros cientos de miles de novelistas/dioses que por ahí teclean sus PC's o sus MAC's) en su última obra, Caín, le  lee la cartilla a dios, o mejor, le lee a Dios su cartilla, LA BIBLIA. Se la lee, o se la deconstruye, metiendo en el centro de una constelación de relatos mágicos, como son los que componen EL LIBRO, dos bombas lapa: el humor ("seamos serios, hablemos en broma", he leído en un blog emergente) y la delicada herramienta, perfeccionada en Occidente hasta la extenuación, que se llama CAUSA/EFECTO. saramago demuestra así que todavía estamos en la edad del LIBRO SAGRADO, y que no caben muchas más posibilidades, o se escribe como DIOS, o se escribe contra DIOS. A esta última se ha apuntado el premio nobel de literatura portugués (que en el Parnaso también hay clases y premiados). No he leído nada más que un capítulo de la obra, pero ya puedo avanzar que, en mi opinión de diosecillo / crítico, Dios sigue ganando por goleada al dios saramago. Prometo a mis escogidos lectores, opinión mucho menos irresponsable, cuando ellos y yo, hayamos leído el libro entero. Lo único que puedo adelantar es que Abel no es hijo de Adán, aunque sí de su señora,  y que para trabajar, recién creado el mundo, también hacía falta un contrato laboral.

sábado, 14 de noviembre de 2009

¿De qué hablan ciertas mujeres?


¿Ángeles o 'monstruos'?

En la primera mitad del siglo XX algunas mujeres comenzaban a publicar, con su nombre, diarios, crónicas y biografías. Ya hacía tiempo que las mujeres llevaban diarios íntimos de contenido religioso y cada vez escribían con mayor frecuencia crónicas familiares para lectura privada, pero hasta el siglo XX no se atrevieron, o no pudieron publicarlos libremente. En el círculo ilustrado y burgués de Marianne y Max Weber, el filósofo Georg Simmel (1858-1919), obligó a su amante, Gertrud Kantorowicz, y a su esposa a firmar lo que escribían con pseudónimo.
¿De qué hablan estas mujeres cuando pueden, por fin, escribir de sí mismas? Pues no sólo hablan de ellas sino que, también, hablan de sus compañeros, de sus maridos. Así lo hacen, incluso, las más inteligentes,  las mas 'productivas' y creadoras:  la feminista alemana Marianne Weber, esposa y editora de la obra del sociólogo  Max Weber, Zenobia Camprubí, mujer de Juan Ramón Jiménez y la compañera de Sartre, Simone de Beauvoir. Fielato forzoso: la mujer (lectora apasionada u oyente de lecturas,  desde siempre), cuando comienza a pisar el espacio viril de la escritura, del que ha estado prácticamente ausente desde su invención, ha de apoyarse en el varón.
En el caso de Marianne, hablar de su marido era inevitable,  ya que lo que firma es una Biografía de Weber, que publica en 1926, seis años después de enviudar. Pero se sitúa a sí misma como heroína al lado de su marido.
Lo que conocemos del Diario de Zenobia Camprubí, publicado por Graciela Palau de Nemes años después de la muerte de la escritora -y no sabemos si con su consentimiento-, está saturado de Juan Ramón.
La ceremonia del adiós de la filósofa y escritora Simone de Beauvoir, parece no hablar nada más que de Sartre: es la “crónica” de los diez años que precedieron a su muerte, acaecida en 1980; aunque admite que en el libro habla algo de sí misma, “porque el testigo forma parte de su testimonio, pero lo hago lo menos posible”.
Biografía o autobiografía, diario, o crónica, los tres libros tienen un cierto aire de confesión, en la línea de  las de San Agustín y de versión alambicada del cuento La  bella y la bestia.
 ¿De qué se confiesan estas mujeres? ¿Qué encontraron debajo de la “Bestia”,  para permanecer, como hembras-madres y adoradoras, durante tanto tiempo junto a tan ilustres “monstruos”?


                                                (Continuará, salvo caso de fuerza mayor)

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jueves, 12 de noviembre de 2009

El opio del clero

 El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino animó ayer a las mujeres que han abortado a celebrar el Sacramento de la Confesión. Esto lo explica todo: según parece, los traumas nacieron con los psicólogos, antes, en tiempos de escasez,  un niño sólo podía   aspirar a que le dieran un mal rato, a sufrir una irritación, o a recibir dos bofetadas..., y el pecado, dicen algunos,  no existió hasta que nació la casta sacerdotal que vivía de perdonar lo que ellos fijaban como pecado. No hay duda de que Martínez, como cualquier persona, sufre con los abortos, pero lo que parece interesarle de verdad es que las mujeres que abortan pasen por caja, perdón, por el confesionario. Las manifestaciones multitudinarias, auténtico opio del clero hasta hace muy poco, empiezan a enojar, después del descubrimiento de un método bastante exacto de  contar el número de manifestantes. Y se ha pensado que  la gente vuelva a la Iglesia, de la que nunca debió salir. Es mejor.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Cuando estas mujeres hablan, se transparentan

Sobre la “confesión” de Simone Beauvoir y las reacciones que provocó en su tiempo, el  filósofo Bernard Henry- Lévy ha dicho esto en El siglo de Sartre : “¿Por qué la publicación de la primera parte de La ceremonia, ese largo relato preciso, casi clínico, en el que ella cuenta con crudeza los últimos días de su compañero, provocó tanto revuelo? Es verdad que no se ocultaba nada de las peripecias del cuerpo sartriano. Es verdad que no se ahorraba casi nada de su deterioro patético: un Sartre alelado, vacilante, que no atina con las palabras, excusando su incontinencia: “Vaya, qué curioso... es como si un gato me hubiese orinado encima...” Pero bueno, ¿acaso no incluía también eso el contrato? ¿Acaso no era fiel hasta el final, como en las Cartas, a ese pacto de inmortalidad que desde el principio la había convertido en la secretaria perpetua de la transparencia deseada, teorizada y cantada por Sartre? “
Pero ni Marianne Weber, ni Zenobia Camprubí, que escriben antes que Simone,  habían firmado pacto alguno de “transparencia” con sus maridos y sin embargo hicieron pública parte de la privacidad o de la intimidad de su relación y desmenuzaron para el público la degradación física y las miserias morales de los compañeros. Las tres con su actitud parecen instituir una nueva época -¿la era del Gran Hermano?-,  en la que la mujer sin abandonar del todo a su papel de “ángel del hogar”, renuncia a seguir siendo la guardiana de sus secretos.
Las tres se encargan en sus libros de hacernos saber que viven con seres enfermos, feos e incompetentes para las tareas domésticas más sencillas. Inhábiles para la vida en común.


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domingo, 8 de noviembre de 2009

El enfermo, el malo y el feo

Tercera y última entrega del serial “¿De qué hablan ciertas mujeres?”

El enfermo

Convertida en enfermera,  Marianne rellena informes exhaustivos sobre los padecimientos de su compañero. Es minuciosa y recoge hasta la meningitis que Weber sufrió de niño y cómo “durante esa enfermedad la cabeza del pequeño Max creció extraordinariamente,  mientras el resto de los miembros de su delicado cuerpecillo conservaba su tamaño”.  A los 18 años,  el aspecto y la salud de Weber no han mejorado: “larguirucho y delgado, de miembros delicados y hombros caídos, un candidato perfecto a una tuberculosis”.  Lo que no le impide destacar pronto, entre los estudiantes, “por su tremendo aguante bebiendo”.  En 1899,  ya casados, contrajo una grave enfermedad nerviosa de la que nunca se repuso del todo y que sobrellevó gracias a los cuidados de su mujer.

El malo

Juan Ramón Jiménez, o la incompetencia y el egoísmo menos inteligente. Enfermo también, es, según se desprende del Diario de Zenobia, un neurótico notable, que con frecuencia (Diario, 18 de enero de 1939. miércoles) “no hace absolutamente nada y pasa en cama la mayor parte del tiempo, sentado con la cabeza afincada en la almohada y los pies en una silla en el arco más incómodo”.  Incapaz de valerse por sí mismo, no permite que Zenobia se separe de él ni un minuto. Ni siquiera para operarse de un lipoma que tenía en el vientre. El 27 de diciembre de 1937, la mujer se queja: ”Pero nunca tendré el valor ni la determinación suficientes para deshacerme de mis problemas mientras J.R. esté cerca [...] si él tuviera algo que le molestara la quinta parte que a mí, hubiera tomado una decisión acerca del asunto sin importarle mi opinión y yo podría quejarme todo lo que quisiera.”

Y el feo

Y por último, el feo. Sartre era el primero en reconocerlo:” Hasta los cinco años era un crío muy guapo, con ese aspecto un poco convencional que tanto les gusta a las mamás mediocres. A partir de los cinco años mis cabellos cortados se llevaron consigo ese esplendor efímero, y me volví feo como un sapo, mucho más que ahora.” A nadie como a Sartre le venía bien la existencia del alma, que puede ser embellecida hasta el infinito, por encima de la degradación y de la fealdad.  Porque el cuerpo de Sartre, su cara, no tenían arreglo. La “transparente” Simone no tiene inconveniente, en la segunda parte de La Ceremonia, de hacerle observaciones relacionadas con su fealdad: “Por otro lado, es un tópico que un hombre puede ser muy feo y tener mucha seducción y se cita a grandes seductores que eran feos; eso usted debe saberlo.”
La pregunta es: ¿qué hacían estas mujeres excepcionales con  hombres tan peculiares?  Posiblemente como Bella, en el cuento, las tres prefirieron la virtud a la belleza. Sobre todo en una sociedad en la que la mujer había de contar con el respaldo de un varón, influyente, comprensivo y liberal, si quería moverse cómodamente en el espacio público. Zenobia se casó con Juan Ramón, en opinión de la editora de su Diario, “aparte del amor que le tuviera, porque el oficio y la personalidad de él permitían desarrollar sus instintos de mujer activa, independiente y emprendedora, lo que le hubiera prohibido un marido menos absorto en su labor”, o menos incompetente para ganarse la vida.
El catedrático Weber introdujo a Marianne, perteneciente a la primera generación de alemanas que estudió en la universidad,  en los ambientes intelectuales de Heidelberg  y estuvo a su lado en las luchas del movimiento feminista burgués alemán. E incluso retó a batirse en duelo -¡en el año 1910!-  a un joven profesor que escribió un panfleto difamatorio contra el grupo de mujeres que presidía su esposa, en el que se decía que el movimiento estaba integrado únicamente por mujeres solteras, viudas, judías, estériles y mujeres que no son madres o no quieren cumplir los deberes de una madre.
Cuando Simone  de Beauvoir  y Sartre se presentaron, él con 24 años y ella con 21 al examen final de filosofía, Sartre sacó el primer puesto y Simone el segundo, pero los miembros del tribunal estaban convencidos de que “la verdadera filósofa era ella”.  Simone, apodada el Castor -el animal arquitecto- construye, sobre todo, una casa ineludible para Sartre. Pero también tiene sus libros. Tiene su propia obra, su propia casa, que no es pequeña. Pero una parte de esa obra sólo existe en la medida en que su compañero la dirige silenciosamente.
Pero la utilización de los hombres para colarse en el espacio público no lo explica todo. Marianne, ya viuda, dedica varios años a la redacción de la Biografía y a la publicación de las obras de su marido, “porque”, escribe, “su fama no está en mi opinión más que al comienzo de su ascenso. La gente quedará sorprendida cuando tenga en sus manos sus obras (10-12 tomos). Yo vivo para su inmortalización terrenal”.
La obra de Sartre no se entiende sin la colaboración de Simone, a la que escribe: “Usted, mi pequeño juez. Usted mi primera lectora, mi “censor”, mi “buena consejera”. Usted “mi pequeña conciencia moral”. Usted, mi ojo, mi oreja, mi “testigo”. Usted es más yo que yo. Lo que escribo sólo existe en la medida en que tengo su “veredicto”.
      En el discurso de aceptación del Premio Nobel, Juan Ramón proclama: “mi esposa Zenobia es la verdadera ganadora de este premio. Su compañía, su ayuda, su inspiración de cuarenta años ha hecho posible mi trabajo. Hoy me encuentro sin ella desolado y sin fuerzas”.
Estas mujeres fueron, sobre todo, leales al “alma” de sus compañeros, a su genio creador y productivo. Se consideraron responsables de su espíritu y de los productos que éste generaba.  El cuerpo enfermo, deforme,  o dependiente no les pertenecía, aunque había que atenderlo para mantenerlo vivo. En una contorsión narcisista poco estudiada, estas mujeres sin hijos, madres adoptivas de niños grandes, preservaron de ellos lo que creían suyo: el hijo espiritual de sus entrañas, es decir, la excelencia intelectual de Sartre, Juan Ramón y Weber.
  Y de nuevo la pregunta: ¿de qué hablan las mujeres, cuando podrían hablar de ellas mismas?  Se justifican ante sus congéneres por haber aceptado quedarse en un segundo plano, por haber sacrificado sus posibilidades de ser las primeras, por delante de los hombres a los que sirvieron intelectualmente. En novelas del XIX _y también en best-sellers actuales como "La masai blanca" de  Corinne Hofmann_ la claudicación sentimental,  la entrega, se justificaba por la “gran pasión”, que exonera a la culpable de sus responsabilidades sociales. En nuestro caso,  por la luz arrebatadora del genio. Parecen decir estas notables mujeres: “Sí, me he sometido al genio de este hombre,  a su maestría para manejar lo más femenino, lo más ilustrado, lo menos zafio, lo menos violento: el Verbo; mirad, compañeras, hembras de la especie,  me doblegué ante su capacidad de enunciar mensajes complejos, ricos, luminosos. Una mujer no puede, no debe negarse a la fuerza civilizadora de las palabras. Estos hombres las usan bien. Son, al menos en esto, compañeros de viaje, aliados objetivos de nuestra lucha para desterrar la violencia  e instaurar el reino de la palabra, que no mata”.

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jueves, 5 de noviembre de 2009

Diapositivas en el plato




Gabilondo, ministro de Educación, apunta maneras de cocinero social actualizado. Postura inteligente, porque la Educación se va pareciendo cada vez más a los platos cocinados por los deconstructivos chefs de la agonizante abundancia. Como puede verse en la foto, tomada en un restaurante toledano a finales de 2007 -la carta decía nada más y nada menos que "cochinillo asado"-, la comida de los tiempos del derroche y de las tallas “s” se ha parecido mucho a una filmina proyectada en tu plato desde el techo del comedor.Y la Educación, más que implantarla en los centros escolares, se proyecta en el imaginario colectivo de la sociedad, dispuesta a aceptar como enseñanza lo que sólo son imágenes imprecisas del  conocimiento, con tal de que desaparezcan, al menos durante el día, los jóvenes de las calles. Por eso, y por ahorrar dinero, Gabilondo cocina ahora el que los chicos estén hasta los 18 años en la escuela. Es lo normal en tiempos sin guerras: el servicio militar voluntario y el bachillerato, obligatorio. Lo que  se  proyecta en los muros de las aulas es como las recetas de El Bulli: virtual y colorista, luego vendrá el verdadero aprendizaje; a partir de los 19 años se terminaron las vacaciones vigiladas y las líneas de colores en el plato.

martes, 3 de noviembre de 2009

Seamos serios, hablemos en broma

A ciertos periodistas  les debe resultar difícil imaginar un mundo sin Belén Esteban o sin políticos. Son simbióticos. Se buscan, se fagocitan, se rechazan, vuelven a juntarse, viven los unos de los otros. En principio política y periodismo de humor deberían de ser incompatibles. La seriedad del tribuno frente a la frivolidad del bufón. Pero se les ve juntos, se dejan preguntar; los políticos más imaginativos y campechanos,  juegan a ser más graciosos que los periodistas que les interrogan; pero la cosa se tensa, el ímpetu humorístico se agota y el político exhausto, pone cara de portador de la antorcha que guía a la plebe y marca las distancias. La frase que divide el territorio se parece bastante a esta: Bueno, ahora hablemos en serio... Y se montan en el devocionario/argumentario de su partido y se acabó lo que se daba. Aunque ellos saben mejor que nadie que la única forma de hablar en serio de casi todas las cosas, es hacerlo en broma.

jueves, 29 de octubre de 2009

Sicalipsis



En los Todo a Cien se pueden encontrar algunas de las claves del tiempo presente.  Repasando sus estanterías, o sus escaparates, se comprueba, por ejemplo, que la sociedad española vive ya en una regalada laicidad de la que no son totalmente responsables, pese a lo que predican obispos y radiofonistas quejumbrosos,  los actuales gobernantes. Metadona del consumo para el hipotecariado, las "tiendas chinois" abundan en los barrios populares y escasean en el de Salamanca. En sus vidrieras, como en las del tango  “Cambalache” (1935) de Santos Discépolo, desbaratada la jerarquía de lo sagrado, “se ha mezclao la vida / y herida por un sable sin remache / ves llorar la Biblia / contra un calefón”.



En los escaparates de un Todo a Cien que hay cerca de casa también conviven sin problemas que no puedan ser resueltos, la escultura sicalíptica de una diosa desnuda (vendida) y una imagen friki de la Santísima Trinidad (por vender) coloreada de modo blasfemo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

El Niño Jesús de Praga


Pánfilo había escrito en un foro de Internet en el que se discutía sobre la existencia de Dios:
"Es posible que Dios exista, pero no puedo decir lo mismo del Niño Jesús de Praga".
Y Pánfila le contestó, en el mismo foro:
"Pánfilo, te equivocas: de lo que sí podemos estar seguros es de la existencia del Niño Jesús de Praga, lo he visto con mis propios ojos: es un trozo de madera tallado y policromado, pequeñito y bastante corriente".



Él pensó que podía tener razón: pese a que en el escaparate del Todo a cien de su barrio no había ningún  Niño Jesús de Praga, sí  encontró muchos niñosjesuses vulgares, apilados junto a unas cuantas figurillas de Cupido muy parecidas. La supremacía del cristianismo estaba expresada en euros. Cada niñojesús costaba 2,10 euros. Los cupidos, paganos, 1,55.

sábado, 17 de octubre de 2009

Las víctimas son muy sacrificadas


El disponer de referencias literarias clásicas no es bueno siempre. Su prestigio te obliga a no despegarte demasiado de ellas. La familia de Federico García Lorca, sus sobrinos, parecen estar reproduciendo algún pasaje del Mercader de Venecia.  Admiten que se exhumen los restos de las víctimas de la represión derechista en la Guerra Civil enterradas con su tío, en Alfacar, pero no les gusta que se remuevan los de Federico. Una exigencia tan difícil de satisfacer como la que plantea en la obra de Shakespeare,  Porcia, la defensora del Mercader, al judío Shylock: le autoriza a cortar al mercader veneciano la libra de carne -ni un gramo de más ni un gramo de menos- que estipula su acuerdo con Antonio, no sin advertirle de que no puede verter ni una sola gota de su sangre.



Al Pacino como Shylock


Tampoco lo van a tener fácil los que van a abrir las tumbas granadinas. Eso es lo malo que tienen las víctimas de las guerras,  que mueren en masa y no pueden ser enterradas convenientemente en sepulturas individuales. Los enterradores las hacinan en fosas comunes y allí el tiempo revuelve y confunde sus huesos. Incluso con la tecnología más avanzada, va a ser difícil distinguir los restos de Lorca, si es que están enterrados en ese lugar, de los de sus compañeros de suplicio. Quizá la familia sufra por esta mezcolanza, pero las víctimas lo aguantan todo, hasta los errores de los vivos: son muy sufridas.

martes, 13 de octubre de 2009

L'Etat c'est toi

Se atribuye al rey absoluto Luis XIV de Francia la frase L'Etat c'est moi, en los Estado actuales, de 'democracias avanzadas', el poder, y/o el Mercado, prefieren que el Estado, en los aspectos más desagradables y trabajosos, sea el propio ciudadano, cada uno de los ciudadanos: "L'Etat c'est toi", pero los impuestos los cobro yo. En los hospitales los familiares tienen que atender por la noche a sus deudos, en lugar de enfermeras; la gasolina  te la tienes que servir tú mismo; en los supermercados, hay un empleado por planta y es el cliente el que debe buscar los productos por los anaqueles; las cadenas de televisión rellenan el tiempo que deja libre la publicidad con viejos y niños que dan el espectáculo, sin cobrar un duro. En Semana Santa, las cadenas de TV llenan la parrilla con actores aficionados, los penitentes, a los que no pagan... De madrugada, las radios-confesionario oyen los pecados y rarezas de los oyentes insomnes, sin más gasto que el sueldo de un profesional que perdona y alienta todas las rarezas. "Entonces", susurra el locutor a las 4:30 de la madrugada, " ¿piensas comprarle a tu yegua, por San Valentín, una guirnalda de flores fosforecentes que brillen durante el coito? ¡Qué original! Estoy seguro de que el animal te lo agradecerá y te recibirá con más gozo". En las escuelas, los padres y sus asociaciones y representantes, son alentados por las Autoridades para que en competencia con los profesores, sigan maleducando a sus hijos... "Tú mismo", parece decir el poder, tú me pagas los impuesto y luego te lo haces como puedas.

viernes, 9 de octubre de 2009

El cuento de Marta, niña de 8 años

Para ser contado a políticos, a fundamentalistas y a todos los que sólo se saben el cuento del Árbol del bien y del mal:


"Había una vez una bruja que era muy mala, muy mala, pero que a veces también era un poquito buena...."

lunes, 5 de octubre de 2009

Teofanía

Proceso en el cual unos pocos elegidos dicen que les ha hablado un dios, que sólo ellos han visto, del que reciben unas leyes que han de ser respetadas por el pueblo. La primera ley suele tratar de las partes del cordero que los sacerdotes recibirán en los sacrificios que los fieles ofrezcan al dios.

Ginofanía



Proceso en el que muchas mujeres, después de haber renunciado a guardar y proteger los secretos de los hombres, ocupan el espacio público, destierran las mediaciones, y acceden al conocimiento de las cosas, a lo numinoso, o simplemente a un portal de Internet, sin tener que pedir permiso a nadie. Como el fenómeno es tan reciente, no se sabe muy bien a dónde irá a parar el cordero y sus partes.

Las personas y el feto

El feto que una hembra de la especie humana lleva en su interior no es siempre una persona. Para ser persona hay que tener, como mínimo, DNIe, un borrador de la declaración de la renta en vías de tramitación, heridas del desamor, una película de culto, una chaqueta de lino de Zara, una pastelería donde comprar los bollos para el desayuno, un vecino que no te hable, dueño de tres perros que pese a conocerte desde hace años, te ladran cuando lees el periódico sentado en el porche de tu casa... incluso, un trabajo. El feto es algo tremendamente orgánico, telúrico, explosivo, perfecto. Crece, casi siempre, de acuerdo con el proyecto cósmico de la vida, que es el mismo que concierne a los planetas y a sus giros, a los rojizos mares de agua helada diseminados por las galaxias, a los olivos y a las encinas.



 El feto es un artilugio eficacísimo de supervivencia. Forma parte de los millones de procesos, exuberantes, que multiplican la vida. Como todos ellos, individualmente, superfluos, pero imprescindibles en su instinto universal y certero de perpetuarse. Si el feto fuese una persona, se sabría. Habría dado muestras de debilidad y habría caído en alguna de las trampas de la vida en común. Se habría enamorado, se habría dejado regalar un traje por algún amiguito del alma, habría cometido una falta de ortografía, alguna Ley de educación lo habría condenado a la ignorancia y al fracaso. Competiría, no se habría podido negar a dar una charla sobre Lorca, trasladaría, en Semana Santa, pesados muebles de un sitio a otro, no podría evitar que lo usasen como novia ‘minimizada’, o que lo disfrazasen de cartujo, para los ritos primaverales de los mayores. Ya lo habrían llevado a Canal Sur a hacer el ridículo, imitando a Gila. Estaría enganchado al populismo trivial de "Amar en tiempos revueltos”, serie -cuyos guiones, según los maliciosos, se escriben en la Moncloa- en la que todos los pobres son buenos y todos los ricos malos. Lo habrían incluido en algún observatorio de la Junta (desde donde observar sin ser observado), y estaría apuntado a algún programa de "políticas de igualdad" del ministerio correspondiente.
Pero el feto da la espalda a esas contingencias. Incrustado en el vientre de una mujer, crece y crece, como las yerbas, aparentemente inútiles, de los campos incultos, para que la vida, pese a las personas, tenga otra oportunidad. El feto no se deja clasificar fácilmente: perteneciente a la especie humana, según unos, o privado, aún, de sus características, según otros, el feto se mofa del empeño de los taxonomistas en catalogarlo, porque la fuerza que lo mueve, como dijo Dante del Amor, es la misma que impulsa el curso del sol y de las otras estrellas.