domingo, 30 de noviembre de 2014

Receta salutera: patatas en bicicleta

Receta salutera de patatas en gloria
El día 27 de noviembre, en Cájar, le grabé esta receta, de épocas de escasez, a la dueña de una carnicería de la localidad.

Ingredientes:
Agua
2 dientes de ajo
Una poca de cebolla
1 rama de perejil
2 granos de pimienta, si la hay
1 tomatillo
1 trozo de pescada o de bacalao
1 patata a cascos

Elaboración:


Que hierva todo -menos el tomate y el pescado- cinco minutos.
A los cinco minutos le echamos el pescado y un tomatillo pelado.
Tapaíco, tapaico, para que se haga el caldo y eso es gloria de las glorias, más salutero no hay nada. Eso y la hipoteca pagada y es uno el más feliz.

Si quiere oírlo en la voz la señora que me dio la receta pinche aquí

viernes, 28 de noviembre de 2014

Nicolás y la proxémica

EL pequeño Nicolás parece tener noticia de la proxémica, la ciencia que estudia las relaciones espaciales como modo de comunicación. El juego de los territorios, la manera de percibir el espacio en diferentes culturas, los efectos simbólicos de la organización espacial, las distancias física de la comunicación. O quizá, sin haber leído nada del creador de esta disciplina, Edward T. Hall (1914-2009), guiado por su fina intuición, ha sabido pasearse por las cuatro distancias en las que comunica el mundo noroccidental: la íntima, la personal, la social y la pública. 
Él estaba fuera de la burbuja del poder, en la distancia pública. A 7,50 metros como mínimo de los políticos, de los banqueros, del Rey. Donde la retroalimentación entre el poderoso y el espectador pasivo (lo que era Nicolás, en un principio) funciona al mínimo. Y partiendo de ahí, el chico ha sabido trepar por las otras distancias de la escala buscando alcanzar la distancia íntima, entre 14 y 45 cm, que permite oler el perfume del otro (sea rey emérito, espía diplomado, banquero expoliador, o miembro de la casta) y susurrarle a media voz los conceptos más embriagadores. Los resultados de sus esfuerzos son conocidos por todos y también los vigorosos desmentidos, como de vírgenes pudibundas, de todas las instituciones implicadas. Sólo faltaba que la madre del zangolotino desmintiese que el pequeño Nicolás era hijo suyo. Pero esto no se produjo. Todas las demás instituciones afectadas se apresuraron a distanciarse de este joven emprendedor al que hasta hace muy poco habían amparado. Sólo la presente soledad de los políticos puede explicar este notable caso de infiltración institucional: llega un chiquillo listo, limpio y charlatán, les dice a todos lo que quieren oír y les promete que complacerá sus más secretos deseos (en momentos de escasez de halagos y de apoyos) y caen como moscas en la tira de miel. ¡Cómo estaremos para que el cirribuye de Nicolás haya tenido la más mínima credibilidad! 
La salida en masa de las instituciones a desmentirlo es un síntoma de que aquí ya nadie cree a nadie. La entrevista en Telecinco a Nicolás, y los desmentidos que la siguieron, han dado un respiro a todos ellas. 
Los curas granadinos pederastas y el revuelo de Nicolás han conseguido desviar los focos de la atención pública de lo que cada día es más evidente: que la nave va absolutamente a la deriva, mientras que el timonel sonado se abraza a la bolsa de oro que acopió para que no se la arrebatemos.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La puta y el matón

Mujer fatal
"En Occidente moderno la chica intentará brillar por su belleza y sex-appeal, corriendo el riesgo de que la muelan a palos, la violen y la asesinen. El chico procurará brillar por su audacia y su dureza, corriendo el riesgo de que lo metan en chirona o lo maten. En el horizonte, dos paradigmas: la puta y el matón. (De pasada, merece la pena que recordemos que en los demás primates no hay ni prostitución ni delincuencia.)
Las prostitutas suelen fardar, y es normal. Los matones también fardan, y es normal. Ambos han tenido que endurecerse para sobrevivir y no pueden permitirse mostrarse vulnerables. Eso no impide que si rascamos la superficie, el niño esté ahí. Debajo de la puta está la niña, y debajo del matón está el niño, asustados, aterrorizados, furiosos, acorralados, llenos de necesidades y con una salvaje carencia de amor. Aunque en un principio la chica y el chico simplemente buscaban (como todos nosotros) alejarse de la mediocridad, ser admirables y un poco heroicos —en una palabra, existir—, ahora se han quedado atrapados en un círculo vicioso, porque si realmente llegan a ser puta y matón, sufrirán todavía más y tendrán que endurecerse todavía más. El filósofo y antropólogo François Flahault escribe: Las conductas excesivas constituyen una demostración de fuerza, es decir, de valor y de superación para los que las ejercen. Pero acarrean efectos destructivos y autodestructivos considerables".
Nancy Huston, Reflejos en el ojo de un hombre  (2013)

martes, 25 de noviembre de 2014

Nicolás, el pequeño emprendedor

Paje de corte
Ayer estuve despierto hasta muy tarde esperando el último y definitivo desmentido sobre las fabulaciones del pequeño Nicolás. Sólo faltaba que la madre del zangolotino desmintiese que el pequeño Nicolás era hijo suyo. Pero no se produjo. Todas las demás instituciones, salvo la familia, se apresuraron a distanciarse de este joven emprendedor al que hasta hace muy poco habían permitido que se aproximara a ellas y que las sobara. Sólo la soledad de los políticos y el abandono en que los ha dejado la gente pueden explicar este notable caso de proximidad institucional. Llega un chiquillo listo, limpio y charlatán, les dice a todos lo que quieren oír y les promete que cumplirá sus más secretos deseos, en momentos de escasez de halagos jabonosos y de apoyos, y caen como moscas en la tira de miel. ¿Cómo estaremos para que el pequeño Nicolás tenga la más mínima credibilidad? La salida en masa a desmentir las declaraciones de este niño cirribuye por parte de las instituciones es un síntoma de que aquí ya nadie cree a nadie. La entrevista en Telecinco a Nicolás y los desmentidos de ayer, han dado un respiro a todos ellas. Los curas que se habían montado un presunto harén en Pinos Genil y el revuelo de Nicolás, han conseguido desviar los focos de la atención pública de lo que cada día es más evidente: que la nave va absolutamente a la deriva, mientras que el timonel sonado se abraza a la bolsa de oro que robó para que no se la arrebaten.

Esta columna la puede oír en La Voz de Granada, si pincha aquí

domingo, 23 de noviembre de 2014

Risus Paschalis en la Catedral de Granada

Esperándola del cielo
«Risus paschalis» "Ostergelächter" (Jacobelli, 1991), ritual obsceno practicado en el recinto sagrado por Sacerdotes cristianos después de las fiestas de la «Semana Santa», durante la liturgia de la pascua de Resurrección.

El ritual consistía exactamente en que los oficiantes cristianos se subían los ropajes, mostraban los genitales y se masturbaban ante los fieles, lo que provocaba sus risas. Además de los gestos decían "palabras y cantos obscenos pronunciados por el sacerdote desde el año 852 y, (...) documentada en varias formas y en múltiples lugares, a través de un larguísimo espacio de tiempo." (Jacobelli, 1991: 73).

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Curas casaderos

Pederastia en la Grecia Antigua
Cuando se hacen públicos casos de pederastia protagonizados por sacerdotes, inmediatamente se oyen voces que reclaman que los curas se casen, como si el matrimonio pudiera apagar la libido de los sacerdotes solteros. Lo de siempre, cuando no se sabe cómo resolver un problema o se le encarga a la escuela o se le echa encima a la familia, en este caso al matrimonio. El escándalo de los casos de pederastia perpetrados por sacerdotes de la Diócesis de Granada está llevando a mucha gente a plantearse la conveniencia de que los curas contraigan matrimonio. ¿Por qué el matrimonio va a ser un impedimento para que los curas pequen, si se ha demostrado a lo largo de miles de años que esta institución no ha impedido que los hombres casados salgan a por tabaco en cuanto se les apaga el fuego del hogar? Por tanto el matrimonio de los curas no es un seguro de que no se vayan a dejar arrastrar por sus pasiones. Aunque el rechazo social hacia estos solteros a lo divino disminuya al verlos disfrutar de los amargos placeres del matrimonio. Lo que extraña, en este caso, es que el Alcalde, que tiene mano con la Virgen de las Angustias y que consiguió de la Patrona que no lloviese en su última procesión, no haya conseguido que su amiga celestial libre a Granada del chaparrón de desprestigio mundial que ahora la azota por culpa de los sacerdotes pederastas. Ni se lo ha pedido, Torres Hurtado, en este caso menor, lo deja todo en manos de la Justicia humana. 

martes, 18 de noviembre de 2014

Perro flautas y neoplatónicos

Esperándola del cielo
Podemos no debe temer ni a sus enemigos ni a sus amigos. A la gente enrabietada le importa tres pitos que el líder tenga coleta o no, que tenga ideario o no, que la organización esté más o menos definida o más o menos integrada en el sistema. Que vaya a dar en Casta o que se quede en efervescencia tocapelotas de la casta. Ni que esté integrada por universitarios laicos y por perroflautas antisistema. La gente enfurecida se contentaría, y así lo dice cuando se le pregunta, con que tarden un tiempo, si obtienen los votos para gobernar, en convertirse en lo que ha llegado a ser el régimen político nacido de 1978.  Si Podemos llega al poder y no nos roba sistemática y organizadamente, se eternizará en él. Sean perroflautas o platones, da igual. Como platones o intelectuales son acusados de no aterrizar en los problemas, de no tener un programa claro, de vivir en sus departamentos universitarios alejados de la realidad. Como perroflautas de ser más flojos que un muelle de guita. Ni la sospecha difundida desde el interior del sistema, como ya se hizo en la Transición con el Partido Comunista de España, de que nos van a quitar las casas y las pensiones, va a surtir efecto. Tiene Podemos unos poderosos recolectores de votos, los políticos del sistema. Cada vez que Monago sale en televisión llorando y diciendo paridas, les llena las urnas de votos a los neoplatónicos perroflautas de Podemos.

Aquí puede escuchar esta columna en LA VOZ DE GRANADA

sábado, 15 de noviembre de 2014

El amor no necesita parabólica ni VISA


Sin tener instalada la antena parabólica para ver las redundantes películas porno de Canal Plus, y en esto hay que darle la razón a Monago, a cualquiera, incluso al lloroso presidente de Extremadura, se le pueden ocurrir decenas de posibilidades de comunicarse con los otros y de hacerlos felices y, obtener placer de ellos,  incluso sin desplazarse de su barrio, de su casa de la propia cama, prácticamente sin gastar un duro que es por lo que el sexo está tan mal visto, porque igual satisface a Monago que al mendigo. Porque está la lengua para la oreja, que acosa y lame sin dolor alguno, y deja, en los que tienen la suerte de haber sido tratados por una experta, la sensación de estar invadidos por una legión de ángeles de luz, que hubieran elegido una vía insólita, pero cierta, para rendir —¡tantos!— laberinto tan angosto.
¿Y las manos? Capaces de multiplicar las caricias en un cuerpo abandonado y de abrir varios frentes de ataque. Venciendo suavemente una línea de defensa con el dedo corazón; apoyando, sin hollarla, en otra, el anular; confirmando, y halagando rítmicamente con algún dedo desocupado, la epifanía del cuerpecillo carnoso eréctil. Desenredando, con el meñique, otros caminos poco frecuentados. Hasta que el dulce enemigo, acosado por todos los flancos y desconcertado, sin saber a cuál de ellos acudir para recoger los frutos del ataque que se le hace, dé en un estado tan profundo de advertencia y conocimiento de su propio cuerpo que no haya órgano ni miembro que se sienta desasistido o ausente del homenaje.
¿Y los pies? Tan sueltos y olvidados en algunas lides, andan libres para encontrar acomodo y ocupación en caricias exteriores, asombrando a labios, y contentando a promontorios, milagrosamente enaltecidos por las caricias.
¿Y la conversación? Puede el amante situar el cabeza entre las piernas de la amiga y desde allí, animado por el recuerdo agradecido de tantas visitas y de acogidas tan gloriosas y por la cercanía, entonar los más conmovidos cantos al sexo próximo. Al que verá como diseño perfecto, altísima rosa de simetría o torre de marfil. Rozándolo tan sólo con el aire del habla, mirándolo con el respeto y la melancolía que merecen los portentos que han de perderse inexorablemente. Confesando —y en ese momento será verdad— no haber conocido otro tan nemoroso, tan humedecido, tan pulcro, tan acogedor, tan cómplice.  Y para esto, se lo digo yo a Monago, hasta la VISA empece.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Parados de alto Standing

SUELO encontrarme con ex alumnos que trabajan en oficios para los que no se habían preparado. Ingenieros, en bares sirviendo copas; maestros, en picaderos, limpiando caballos; médicos, conduciendo un tren de limpieza municipal. Fruteros, que estudiaron lenguas clásicas; vendedores de chucherías que diseñaron, en tiempos, los edificios de la ciudad. Todos ellos, especialistas a los que su especialización les ha servido para poco y que deben de ocultarla, vergonzantes, para conseguir un trabajo manual. Sus estudios, sus conocimientos, suponen un impedimento. Flaubert -el autor de Madame Bovary (1856)- en su novela Bouvard y Pécuchet, nos cuenta una historia bien distinta que el autor sitúa en la Francia de 1838. Los protagonistas de la obra, sin estudios, copistas de profesión, pretenden desempeñar tareas que exigen estudios universitarios con sólo leer enciclopedias. Este es el argumento: Bouvard y Pécuchet se sientan una tarde calurosa de 1838 en un banco del bulevar Bourdon de París, y se hacen amigos. Viudo el uno y soltero el otro, ambos funcionarios y amanuenses, se jubilan y, con la herencia de Bouvard y los ahorros de Pécuchet, se compran una finca en Normandía y se dedican a acopiar conocimientos enciclopédicos -y a fracasar cada vez que intentan poner en práctica lo aprendido-, para lo que consultan más de 1.200 libros de jardinería, agricultura, arboricultura, química, anatomía, fisiología, medicina, dietética, higiene, cosmología, geología, mitología, historia, literatura, política, economía, gimnasia, magnetismo, hipnosis y filosofía. La secuencia es siempre la misma: incursión teórica en un saber, aplicación práctica de lo estudiado y fracaso. Hastiados, deciden ahorcarse la noche del 24 de diciembre, en el desván de su casa, pero de pronto se dan cuenta de que no han hecho testamento y desisten y vuelven al sosiego de su antiguo oficio: copiar. Flaubert, venerado por su novela sobre el adulterio de Emma Bovary, ridiculiza a los diletantes Bouvard y Pécuchet, que quieren triunfar, sin esfuerzo ni estudio, simplemente consultando las wikipedias de la época. En España, nos hemos encargado de ridiculizar a los jóvenes que formamos, para desperdiciarlos en trabajos para los que no se prepararon. Flaubert utiliza su novela para vomitar su desprecio sobre los valores de una sociedad estúpida. El asco debe atenazar hoy a la legión de jóvenes parados, u ocupados inadecuadamente, a los que no ha servido de nada el esfuerzo de tantos años.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Que aprieta mucho la sed

La ramita del delito


El martes amanecí tribunicio y azoté a los corruptos con esta feroz andanada: “Venga, declarad todos vuestros trapicheos, devolved el dinero, pagad a hacienda, traeros el dinero de las cuentas que tenéis en el extranjero... y poneos a trabajar. Modificad la Constitución para que se pueda convocar el referéndum en Catalunya legalmente, a lo mejor ni siquiera lo ganan los independentistas, pero como no os lo curréis de aquí se va a ir hasta Manolo el del tambor”. Pero para el miércoles ya había caído yo en lo mismo que había criticado. Recordé entonces un romance que se cantaba en Tiena hasta hace muy poco y que decía así:

“Clara soy. Clara me llamo, siendo clara me enturbié,
Por eso no diga nadie: De ese agua no beberé.
Porque el camino es muy largo y bien pudiera entrar sed”.

El caso es que, el mismo miércoles, me cogieron robando una ramita de romero de una casa particular. En mi paseo matinal, se me ocurrió que me aviaría para el almuerzo un filetillo de pechuga de pollo aderezado con romero. Cuando lo estoy cortando, sale y me pilla la dueña de la casa. No llamó a la Policía porque, según me dijo, bastante trabajo tienen con lo de las contratas de jardines de la operación Madeja como para molestarlos con este pequeño hurto, que además lo ha cometido usted, según me dice, para comer. Inmediatamente me he dado cuenta de que los ladrones organizados e institucionalizados llevan algo de razón, la culpa de lo que pasa es de todos. He corrido al Mercadona y le he comprado a la señora un botecito de romero.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Amor, excremento

Juan Ramón Jiménez
No, si en principio, el diseño del cuerpo humano mal pensado no está, lo haya hecho Dios o su alcahueta, la Evolución: están las piernas para caminar, exentas y fuertes y, pese a su posición tan próxima a la cloaca, no suelen verse contaminadas por la suciedad o los fluidos. La cabeza,  el puente de mando de la nave, en lo más alto, ojo avizor, sólo amenazada por la caspa o la locura;  los brazos para trabajar, las nalgas firmes y movedizas a un tiempo, para sentarse, para llamar a la cópula, para asegurarla con su intenso martilleo,  para arrastrar las miradas;  tronco poderoso y firme, bien protegido por las costillas para albergar los fuelles. Y luego el ombligo, rematando y asegurando el conjunto, chapucero, como obra de una costurera con cataratas. Todo eso está muy bien, pero sea el Dios alfarero o la Evolución, su alcahueta, podían haber sido un poco más generosos y aseados y no juntar  en torno al vientre tantas funciones y tan delicadas. Porque, en cuanto se inventó el lenguaje, hubo que construir complicados sistemas de sublimación y distanciamiento de todo eso. Hay hombres que llegan a viejos y que no saben nada de las tormentas procelosas del cuerpo, pueden haberlo usado para el juego, el gozo y el esfuerzo durante tanto tiempo, sin notarlo, sin presentir su obsolescencia o caducidad. Mientras que las mujeres, aunque quieran, no pueden evitar su presencia impertinente y turbadora desde muy jóvenes. De manera que la cultura, gracias al lenguaje, se convirtió en una empalizada y un refugio para distanciar o alejar la suciedad y la degradación, en lo posible,  de nuestra vida cotidiana. Pero al final lo escatológico, imparable nos asalta, cuando caemos enfermos, o conforme vamos para viejos. Se van soltando las amarras que mantenían el artilugio firme y erguido y va emergiendo poderoso e inevitable el desarreglo, el desorden, el caos. Ni todos los libros ni todos los poemas  ni el cine ni la música ni la danza ni el Imserso ni los bufés libres de los hoteles en temporada baja ni los amores tibios inventados en la vejez, podrán ocultar el colapso del majestuoso edificio corporal de la juventud. Juan Ramón Jiménez, el enfermo permanente, apartó mientras que pudo todo lo sucio de su vida, gracias a la escritura, para terminar admitiendo al final, en su poema Espacio, que amor y excremento, por culpa de un dios ironista, o de la Evolución, su alcahueta cachonda, residían, inseparables, en las cloacas.