Viejo conmutador de corriente
Consciente de que los grandes engaños o las grandes
manipulaciones necesitan de una buena imagen,
de una buena metáfora, que los haga visibles a la inspección y mirada
del “vulgo” (ahora más conocido como “gente”), me he encontrado en una
enciclopedia digital con la palabra “conmutador”. Creo que el uso que PODEMOS
hace del *constructo “madre” se acerca mucho a lo que viene siendo un conmutador
de la luz. Porque las madres de esta formación no sólo sirven de interruptor sino que, al mismo tiempo que cortan la corriente, la dirigen en la
dirección que a este grupo le interesa: de “madres conmutadoras", se puede
hablar”, más que de “madres interruptoras”. La madre Bescansa, con su niño en
brazos en el Congreso, hace visibles los problemas domésticos de las madres
trabajadoras. El niño, por obra y gracia de esta madre conmutadora, ha dejado
de estar enchufado al pesebre de la privacidad y ha pasado a suministrar corriente
a la causa pública de la visibilidad de las madres trabajadoras.
El alcalde de
Cádiz, El Kichi, ha utilizado a mamá, para desconectarse de sus obligaciones como representante
público de los gaditanos, y por tanto institucionalmente aconfesional, y enchufarse
a la turbia y provechosa corriente -electoralmente hablando- de la piedad popular, de la mano de una madre
conmutadora, la suya, que lo ha acompañado en una procesión de Semana Santa y ha conmutado al Kichi de alcalde en piadoso hijo amantísimo. Vino viejo en odres nuevos. La Virgen, en las bodas de
Caná, pide a sus hijo que transforme el agua en vino: desenchufa a Jesús de la privacidad familiar
y lo visibiliza como mesías milagroso. Nadie podrá acusar a PODEMOS de
comecuras.
*constructo: aquí, un invento que pese a no tener una realidad tangible funciona para mucha gente como si la tuviera. Una cosa es la madre que nos pare -lo más real del mundo- y otra la que nos inventamos para que funcione en la vida en común, según nuestros deseos y necesidades.
*constructo: aquí, un invento que pese a no tener una realidad tangible funciona para mucha gente como si la tuviera. Una cosa es la madre que nos pare -lo más real del mundo- y otra la que nos inventamos para que funcione en la vida en común, según nuestros deseos y necesidades.