jueves, 27 de septiembre de 2012

Sin sangre y por internet


El pintor Juan Vida los vio así
Carrillo ha sido un político benemérito hasta el final. E incluso más allá, porque ha conseguido que su muerte tenga efectos beneficiosos para algunos. Desde que cayó el Muro, los anticomunistas de piñón fijo (los que sustituyeron al demonio del dualismo cristiano por el comunismo) se quedaron sin  enemigo al que dirigir sus exabruptos. Y no sólo en España: en las fotos de la llegada a Torrejón del general Eisenhower, en 1959, se advierte la presencia, entre “Ike” y Franco,  en funciones de traductor, del diplomático Vernon Walters, poseedor de uno de los repertorios anticomunistas más vistosos de la Guerra Fría. Justificó la guerra de Vietnam y, tras la derrota y el abandono del país asiático por parte de los USA, se dolió de haber dejado a 39 millones de personas bajo “una dictadura comunista feroz”. Tras la caída del Muro, como un autómata, siguió desgranando en conferencias y entrevistas sus argumentos contra el comunismo. Incansable. Aquí la muerte de Santiago Carrillo han activado, en la Razón, en ABC y en Intereconomía, un anticomunismo feroz de Guerra Fría, con una argumentación tan oxidada como la de los laicistas que no saben qué hacer en una sociedad absolutamente paganizada y se oponen a la religión vacía de procesiones y romerías con los argumentos que emplearon sus abuelos contra el nacionalcatolicismo. De la operación de desmontaje absoluto de cualquier pequeña virtud, o acierto, que adornaran al otrora líder del PCE, nuestros anticomunistas de guardarropía, han salido muy reconstituidos: se han merendado a don Santiago, a dos carrillos.  Al presidente Roosevetl le costó trabajo convencer a su país de la necesidad de entrar en guerra contra Hitler, porque la mayoría de los americanos pensaban que los europeos estábamos locos y que nos gustaba organizar un guerra cada 20 años. Nuestros terminators patrios parecen empeñados en darles la razón. Ahora el cuerpo les pide guerra. Lo cutre de estos obcecados es que afilan las mismas hojas de sílex que les sirvieron para las contiendas anteriores. Y se equivocan, porque creen seguir necesitando  a los militares golpistas de la Guerra Civil y creen tenerlos bufando en el corral, montados en los cuatro mulos burriciegos del Apocalipsis ibérico, preparados para salir de nuevo a la palestra con sus brillantes soluciones para asolarlo todo. No han reparado en que los exterminadores han actuado ya y que la aniquilación de los débiles está en marcha. No ha habido que mandar a Franco a Canarias a encubar el huevo de la serpiente. Todo se ha hecho sin sangre y por internet.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Santiago, a dos carrillos

Carrillo ha sido un político benemérito hasta el final. Desde que cayó el muro, los anticomunistas estructurales (aquellos que habían sustituido al demonio del dualismo cristiano, por el comunismo) se quedaron sin nada que decir, sin enemigo que autorizara y justificara su estolidez conceptual ( su encebollinamiento mental, por usar una imagen hortifrutícula). Ahora, con la muerte de Santiago Carrillo han resucitado, en la Razón, en ABC, en Intereconomía, apestando a guerra fría y con una argumentación tan oxidada como la de los laicos que no saben qué hacer en una sociedad absolutamente paganizada y se oponen a la religión vacía de procesiones y romerías con los argumentos que emplearon sus abuelos contra el nacionalcatolicismo. De un comunista muerto, se aprovecha todo. Han salido muy reconstituidos porque se han engullido a Santiago, a dos carrillos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Vídeo de pasión

En días de botellón,  a las dos de la tarde, por la calle Doctor Olóriz bajan miles de jóvenes. Una anciana que había salido a la calle el viernes pasado para comprar el Hola y medio pollo asado, le preguntó a una chica si es que habían dado de alta a todos los enfermos de los hospitales cercanos el mismo día y a la misma hora. La mujer, que ya no ve bien, no se había fijado en las bolsas de plástico llenas de bebidas ni en los shorts vaqueros de la mayoría de las chicas. En la panadería, la dependienta le informó de que esta prenda lleva en la palestra fashion varios años y que sigue marcando tendencia.  Ella, que poco antes, en el asadero de pollos había afirmado que las mujeres decentes no deben de ir solas a los cafés, se escandalizó con lo de los shorts.  Una mujer de unos 40 año que estaba leyendo “El tiempo entre costuras” mientras que le despachaban una barra de pan horneado en leña,  confesó que ella tampoco se sentía cómoda en un café si no iba acompañada de alguien.  A la señora no pareció interesarle lo más mínimo la charla que le dio un pedantón, con hechuras de sociólogo, que trataba de explicarle que las mujeres se habían tirado a la calle, ocupando trabajos y responsabilidades tradicionalmente masculinos,  por las dos guerras mundiales que dejaron sin hombres las fábricas, los hospitales y las oficinas. “Desde luego”,  afirmó el predicador de panadería, “las mujeres no van de ninguna manera a volver a sus casas, por mucha crisis que haya y por mucho que se empeñen los  defensores de la mujer como  “ángel del hogar” y de la dignidad inmensa del trabajo del ama de casa. “¿Usted imagina”, continuó el hombre, “salir a la calle y encontrarse con que ha desaparecido el suelo y que se precipita usted en el abismo? Pues  más difícil, si cabe, es que un buen día desparezcan las mujeres de las consultas, de las oficinas,  de los quirófanos, de las redacciones de los periódicos o de las concejalías,  puede estar usted segura”.  Cuando oyó lo de las concejalías, la mujer,  le dijo al predicador que estaba de acuerdo con que las mujeres participen en  política pero que no le gustaba que mintieran como al parecer lo había hecho la concejal que se había grabado en una sesión de estimulación sexual y que luego contó que le había mandado la grabación a su marido, cuando en realidad se la envió a su amante. “Detesto a las políticas que mienten y más a las que dimiten y luego se arrepienten. Y la que no quiera salir en internet  que sepa que  ‘video que no quieras propagar, niégaselo a movistar’.  Al antropólogo de mercadillo le gustó el refrán.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Siameses

Dibujo del pintor Juan Vida
La convivencia entre hombres y mujeres es peligrosa y si se produce desde la infancia, en la escuela, puede dejar secuelas irreparables. Peor lo tienen los siameses que conviven a la fuerza en el vientre materno 9 meses. No todos pueden ser separados una vez nacidos y han de compartir vida sin remisión.  En cierto sentido, todos somos siameses a tiempo parcial, aunque nazcamos exentos, porque como los cuerpos celestes, luego nos vemos obligados a girar unos alrededor de otros,  a caer, como meteoritos, sobre los demás o  a soportar el desestabilizador impacto de algún asteroide, arrebatados por las mismas fuerzas gravitatorias que, según Dante, mueven al sol y a las estrellas. A ese impulso inevitable, Dante lo llamó amor, pero recibe otros nombres y admite designaciones varias y metáforas inauditas. Gracias a él la vida se perpetúa. Se activa sin necesidad de flores, de jacuzzis o de velas. En un tiempo lejano ni siquiera necesitó de palabras para fluir impetuoso. Esta fuerza produce recelos, como decía el chistoso, por el gusto que da y lo poco que cuesta. De vez en cuando, hay alguien que pretende evitar el choque de los astros.  Ahora es el ministro de Educación, Wert, el que quiere distanciar a los niños de las niñas en la Escuela, como hace  el Opus en sus colegios, “para preservar el derecho de los padres a elegir libremente el tipo de educación de sus hijos". Más o menos la misma libertad que usó el padre de Buda para aislar a su hijo de mundo y encerrarlo para que no conociera ni el dolor ni la muerte. Luego la vida desbarata todas las buenas intenciones de padres y educadores y nos obliga a convivir y a dar y recibir de los demás el amor o el odio; la aceptación o el rechazo. Las manchas de la vida en común.
Como la cosa quedará en nada, no hay que darle más importancia que a las propuestas de Gallardón, o De Mayor Oreja, que lo que buscan es desviar la atención de otros problemas y mantener de cara al electorado más conservador algunas  de las señas de identidad de la rocosa caverna española y, sobre todo, ocultar que el partido que exhibe las banderas de España más grandes y más altas, es el menos patriota de todos los partidos, el que, con Aznar, consintió en ser el monaguillo  de Bush en la espantosa guerra de Irak y el que ahora, con descaro y con mentiras, cede la soberanía nacional a los bancos y a la ganadora de esta última gran guerra europea: Alemania. En un intento de encantar a la gente, este ministro flautista  ha hecho sonar el instrumento para que niños y niñas, por separado, salgan de Hamelin metiendo ruido. Nada que temer.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El post de la pescada



EN los blogs nos refugiamos escritores sin éxito que hemos encontrado la forma de publicar nuestras cosas sin tener que pasar por la vergüenza de pagarnos la edición. También existen blogs de autores de best sellers en los que éstos recogen halagos y ditirambos. Se ahorran tener que asistir a las presentaciones de libros ajenos a ver si pescan algún admirador que les dé su limosna de excelencia. Pero en esas fiestas cada uno va a por sus halagos y es donde menos uno puede esperar ni compasión ni reconocimiento. Lo más frustrante de los blog es cuando, después de escribir lo que tú crees una entrada esclarecedora sobre los cambios profundos que experimentan las sociedades postmodernas, no recibes ningún comentario. 
Es lo que me sucedió con este texto: "No quiero generalizar", escribía en mi blog, "las mujeres preguntadas han sido sólo tres cajeras de Mercadona, dos quiosqueras, una, mayor, que echa la primitiva, y otra, joven, que recarga las tarjetas del autobús. Una empleada municipal, una mercedaria y una chica de unos 30 años que rellenaba la quiniela. Ninguna de ellas ha sabido decirme con seguridad cómo cocer la pescada en rodajas para que no quede ni blanda ni cruda. Una de ellas explicó que había dejado de comprar pescado fresco por miedo a no sé qué enfermedad. Una señora que no estaba en ninguno de los lugares citados, pero que encontré en mi casa, aportó una explicación plausible: en Andalucía se fríe mucho más que se cuece el pescado. Las chicas de Mercadona, directamente, afirmaron que ellas no guisan. Por otra parte, y admitiendo lo reducido de la muestra, ayer por la mañana, seis jubilados con los que me crucé en el barrio del Zaidín, detallaban la receta que iban a cocinar para sus respectivas esposas que esa mañana asistían a un taller de microrrelatos: vichyssoise, lentejas, salmón a la plancha, pimientos rellenos, fumet de pescado y caldereta de conejo con caracoles eran los platos que, bajo la batuta de Arguiñano, iban salir de sus fogones. Cambio climático, pensé. Mientras que las mujeres se inclinan por las barbacoas, como en la Biblia, como en Homero, como en todos los libros sagrados y épicos que se escribieron en torno al siglo VII, antes de Cristo, cada vez más hombres invaden el perfumado reino de las cocinas. El patriarcado se sustentó sobre la carne asada, fácil de hacer en la misma parrilla de las incineraciones funerales, tras la batalla. Si vuelve el matriarcado -y ojalá lo haga pronto para poner un poco de orden en la casa- la thermomix y la vitrocerámica pasarán a manos de Arguiñano y de sus boys".