Esa es mi gente señores
Esa es la Puebla del Río
Esa es la Puebla del Río
Viva quien le reza y canta
A la Virgen del Rocío
(Los Romeros de la Puebla)
Ahora mismo la actitud más
conveniente ante la actividad política debe ser de sospecha, de control, de
desconfianza. No hay por qué confiar lo más mínimo en que Podemos, Ganemos,
Vamos, o cualquier otro grupo nuevo, sea capaz de vencer, si gobierna, las
espesas inercias de corrupción y degradación democrática del sistema político.
Hay que votarlos y agradecerles que hayan despertado la esperanza, sin
perderlos de vista y sin pasarles lo más mínimo. Ya que nos han despertado,
permanezcamos despiertos y vigilantes. Resulta curioso, si esa vigilancia la
ejercemos sobre los eslóganes de la campaña electoral, comprobar cómo los
partidos que intentan expulsar al Partido Popular de los ayuntamientos y
diputaciones, coinciden en usar, para
referirse a los votantes, un término
rancio y casetero, casi mafioso, como
“gente” en lugar del tradicional “pueblo”
o “ciudadanos”. Antonio Machado
escribía en 1937: “En España lo mejor es el pueblo. En los trances duros, los
señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero
la compra con su sangre y la salva”. Machado, en plena guerra civil, oponía
"pueblo" a "señoritos". Ayer comprobé en los eslóganes de
los carteles electorales de La Zubia, que la palabra "pueblo" ha sido
sustituida por la palabra “gente”. Al menos en los carteles de lo que antes se
llamaba "partidos de izquierdas" o
"partidos progresistas". Dos palabras, izquierda y progresista,
también en trance de desaparición. El Partido Popular en su cartel ni mienta al
pueblo ni a la gente, simplemente afirma que "La Zubia avanza". Pensé
en lo que le decía Rafaela Aparicio, en su papel de Milagros, la tata del
Agustín, el protagonista de la película El Sur, a Estrella, la hija de éste:
“Con la cantidad de cosas que han pasado desde, y la cantidad de muertes que ha
habido, todas por las ideas, eso sí". Y ahora resulta que el pueblo
prefiere llamarse, como los señoritos sevillanos llaman a los compañeros de
caseta en la feria, o de carreta en el rocío o de hermandad en la semana Santa.
La explotación en Andalucía cada vez es más inclemente. Pero el pueblo, sin
derechos y sin trabajo, con unos sindicatos claudicantes, y sin rebeldía, el pueblo, casi esclavo, sí ha
conseguido arrebatarle a los señoritos su palabra insignia: la palabra “gente”.
O los señoritos se la han dado voluntariamente para disimular la derrota del pueblo. Ahora todos somos
gente. “Somos de la gente”, reza el cartel del PSOE de la Zubia. “Ganemos para
la Gente”, se puede leer en el cartel de otro partido de izquierdas. Puentedura, de IU, quiere ganar el
Ayuntamiento de Granada “para la gente”. Iban a tomar el cielo por asalto,
decía Pablo Iglesias, pero por ahora lo único que ha conseguido es un sitio en la carreta, con la gente.