Este pavo pasará un jodido Día de Acción de Gracias
Cuando un pavo llega en Navidad a un hogar
desestructurado le puede suceder lo que al pobre pavo orgánico de la novela Mujeres de
Bukowsky: que termine pasando unas jodidas Navidades. Los suntuosos pavos
asados de Navidad quedaban bien en las mesas menesterosas de las viñetas del
TBO de la postguerra española y, desde luego, en las de los hogares de clase
media de los almanaques norteamericanos de los 50. Un pavo tiene asegurado el
futuro inmediato también en la mesa de una familia de la alta burguesía
italiana como la de los Recchi de la película Io sono l’amore. El
proveedor habitual lo habrá hecho llegar, junto con las otras viandas de la
lista que le han dictado por teléfono, a la puerta de servicio de la mansión;
alguno de los criados lo habrá desplumado, la cocinera lo habrá rellenado, lo
habrá metido en el horno, lo habrá trinchado y distribuido en los preciosos
platos de la vajilla familiar, sirvientas de pasitos cortos y cabezas
humilladas, los habrán depositado en la enorme mesa en la que los comensales se
habrán sentado cada uno en la silla que la dueña de la casa les habrá asignado
previamente en una pequeña maqueta. Pero si un pavo orgánico llega en
Navidad a la casa de un escritor borracho, drogadicto y orgasmo-dependiente,
como Chinasky, el protagonista de Mujeres, le puede suceder de
todo. Por su apartamento pasa mucha gente en esos días y todos abren la
nevera y reparan en el pavo: será descuartizado y devorado por dos chicas
empastilladas y hambrientas, que lo dejarán como si hubiese sido atacado a
zarpazos por un tigre; aprovechado para sopa por la novia del poeta. Un
huésped la encontrará insípida y la tuneará con especias y finalmente
otro visitante la arrojará por el fregadero.
En estas fiestas, no es raro que las bandejas del
correo se llenen también de Pavos Power navideños tope de gama. Muchos de ellos suelen
pasar unas jodidas Navidades. Normalmente como el pavo de Chinasky, estos Pavos
Power de temporada terminan en la papelera. Ni siquiera se abren. A mucha gente
ver fotos de Venecia, con una música de fondo que parece salida de uno de los
agujeros de un jacuzzi, le va resultando insufrible. Preferirían que el que se
los manda, les preguntara por los niveles de azúcar en sangre o -¡qué menos!-
que los sazonara con alguna nota personal. Pero los Pavos Power te lo tienes
que tragar a palo seco, sin una caricia, sin un mimo, sin un “arreglemos lo
nuestro cuanto antes, que no tenemos todo el tiempo del mundo”. Y
terminas por arrojarlos a la basura. Aunque contengan 20 fotos de las
Alpujarras y suene de fondo Noches en los jardines de España.
* Pavos Power: Felicitación de navidad que te llega por email y que contiene la foto de un pavo rodeado de flores y patatas asadas y un fichero con fotos o/y música relajante o emotiva.
* Pavos Power: Felicitación de navidad que te llega por email y que contiene la foto de un pavo rodeado de flores y patatas asadas y un fichero con fotos o/y música relajante o emotiva.