domingo, 31 de julio de 2011

Rabo de lagartija

La lagartija, cuando la ataca un depredador (no todos los depredadores han educado su paladar en el Bulli), se desprende de su rabo que sigue agitándose un cierto tiempo. El depredador (los hay poco avisados), se obceca con el apéndice y deja escapar la lagartija que no tarda mucho en regenerar su cola. Rubalcaba ha soltado a Zapatero, que sigue agitándose, en declaraciones y comparecencias, con el ritmo y la cadencia que tanto atrae a sus enemigos. Estos, acostumbrados a culpar a Zapatero hasta de que las hileras de hormigas que invaden sus despensas en verano, desdeñen la gota de veneno con que intentan alejarlas de sus viandas, mordisquean el rabo-por no hacer mudanza en su costumbre-, y dejan escapar la lagartija-Rubalcaba, que no tardará en disponer de un cuerpo político como nuevo. Con posibilidades de escapar del fracaso. Cambiar de enemigo y de argumentos es más difícil que abandonar "Maderas de Oriente" y pasarse a "Eau de Cologne light blue pour homme de DOLCE & GABBANA, ". ¡Todavía quedan en España anticomunistas!

jueves, 28 de julio de 2011

Las mujeres de los pueblos

La poeta Juana de Ibarbourou
EN "Diputación" se ha hablado mucho de "las mujeres de los pueblos", uno de los inventos más productivos de las últimas décadas. De él han sacado provecho todo tipo de escritores, predicadores culturales y políticos provinciales. "Diputación" ha organizado para este constructo sociológico talleres de literatura dirigidos por un poeta misionero que llega al municipio en un monovolumen equipado con medidor de versos de alta precisión, pulidor de sonetos, made in China, y molinillo de desbastar rimas asonantes. Cultura recomienda a los organizadores que el programa ofrezca la lectura de relatos de autoras que suelen gustar a "las mujeres de los pueblos". 

Se han reportado éxitos notables con historias en las que se ajustan las cuentas al patriarcado y a la literatura. Porque todo producto que se exporte a los pueblos -se le ha oído decir a un responsable- encaja mejor si no está muy bien escrito y si se pide en él la emasculación de alguien. Si la autora no ha leído a Cervantes, mejor. Tras la visita del Ómnibus para la Poesía, suele brotar en el lugar alguna obra de elaboración colectiva. Cierto instituto de la mujer premió no hace mucho un ginodrama, ambientado en una consulta médica, en el que se alcanza el clímax cuando una de las protagonistas olvida una pieza de lencería en la percha de los servicios del ginecólogo. 

Se benefician estas actividades del ansia de libertad que la poeta Juana de Ibarbourou reveló en su poema Mujer: "Si yo fuera hombre, ¡que hartazgo de luna, / de sombra y silencio me había de dar! / […] / ¡Amigo de todos los largos caminos / Que invitan a ir lejos para no volver! / Cuando así me acosan ansias andariegas, ¡qué pena tan honda me da ser mujer!". Metidas hoy en la piel del hombre, en los pueblos y en las ciudades, hay mujeres "con ansias andariegas" que se apuntan a todo viaje, a toda charla, a todo recital, a todo taller, a cualquier novena o procesión, que les permita hartarse "de luna, de sombra y de silencio", o sólo salir a la calle. Poco les importa quién las convoca y cómo las rotule. También van a acudir -aunque les pese a los profesionales de la escritura que preferirían verlas sentaditas todo el día leyendo sus libros- a las actividades que organice, en la extinta biblioteca del Zaidín, el Grupo Municipal de Bailes Regionales. No creo que a ellas les incomode que el éxito le toque apuntárselo ahora al concejal J. García Montero o al sedicente y ubicuo "presidente de todos los ayuntamientos de la provincia", Sebastián Pérez, líderes clandestinos de la liberación provincial de la mujer.

martes, 26 de julio de 2011

La "Piedad" de los impíos

Detalle de la "Piedad"
En la mañana del 20 de Julio de 2010, el diario IDEAL de Granada informaba de que Lorca, según Luis Rosales, “fue partidario de una dictadura militar”. Por la tarde, ante las tapias del cementerio de San José, donde fueron fusilados miles de granadinos, una mujer leyó la carta que uno de los asesinados escribió a su familia poco antes de morir. En ella, un ferviente cristiano, rogaba a su gente que perdonasen a los que lo iban a matar y que vivieran sin odio, que apagaran los deseos de venganza. Expresaba también su esperanza de reunirse con ellos en el Cielo. Ambos podrían haber sido abatidos por fuego amigo. ¿Los mataron sus propios correligionarios? ¿Qué guerra fue aquella? ¿Es que había ganas de matar? ¿Es que cada cierto tiempo no hay más remedio que matar por matar? ¿Cualquier excusa sirve para matar? ¿Cómo han asimilado este horror los ejecutores directos, los que no sacaron beneficio mayor de las muertes que produjeron, los que se mancharon las manos con la sangre de los cadáveres?
 ¿Cómo han podido vivir durante estos años? Porque el olvido barrió, en primer lugar, los perfiles de los motivos que les llevaron a apretar el gatillo y cada vez les fueron pareciendo más insignificantes. A los que ocuparon los sitios que arrebataron a los asesinado, en los ayuntamientos, en la Universidad, en las escuelas, en el tajo, en la consideración y el aprecio de sus vecinos, la dulce regalía les anestesió el remordimiento, pero, ¿y los que mataron por nada?, ¿y los que no obtuvieron nada por matar? , ¿y los que siguieron en su miseria, sin el más mínimo reconocimiento, apechugando con el crimen del que, en la mayoría de los casos, sólo fueron meros instrumentos?, ¿esos que se encontraban diariamente con las madres, los hermanos de los asesinados por la calle, esos que olvidaron todo menos las caras de incomprensión y horror de los que recibían sus balas? Esos son los que han impregnado a la ciudad de un cierto tono de desesperanza impenetrable. No hay tópico más deleznable que el de la malafollá granadina, como algo que los naturales de la ciudad llevaran en sus genes. Esa tristeza suspicaz y altanera, ese resentimiento del que se sabe mal pagado, la sospecha y la reserva que algunos granadinos practican con todo y con todos, no tiene nada que ver con los genes, es uno de los efectos indeseables de aquel fuego amigo/enemigo que acabó con lo mejor de la ciudad para que emergiesen las medianías que ni siquiera eran fascistas, simplemente eran uno criminales aprovechados. Por eso cuesta tanto quitar una estatua de José Antonio de una plaza de Granada o mantener las humildes placas conmemorativas del horror en las tapias del cementerio. Por eso es tan fácil erigir una “Piedad” dentro del Cementerio y obligar, impíamente, a que el recuerdo de los fusilados se desvanezca ,como un signo más de su Derrota, dónde y cómo quieren los que todavía se consideran hijos de la Victoria.

jueves, 21 de julio de 2011

Falangismo laico

EL pasado 18 de julio, el PP granadino todavía no había renunciado a exhibir parte de su herencia, el monumento a José Antonio, en la Plaza de Bibataubín. La obra, de 1973, contiene elementos laicos, heterodoxos, alejados de los ritos fundacionales falangistas. Su autor, López Burgos, respetó el espíritu de compactación y afluencia de los totalitarismos, sin llegar a la eficacia y al descaro del documental El triunfo de la voluntad, obra "de nazis, para nazis, sobre nazis", según su realizadora, la alemana Leni Riefenstah. Esta cinta de 1935 es una pieza canónica de propaganda en la que miles de personas actúan en desfiles y concentraciones con la precisión y la eficacia de un puño unánime a punto de ser injertado en el brazo de Hitler, listo para golpear al enemigo como un martillo. En la escultura de López Burgos, las manos que parecen soltar palomas -y lo que sueltan es un águila- también están anudadas, pero la fortaleza que transmiten carece de la contundencia de las imágenes de la Riefenstah. No son ya los símbolos inaugurales, sino su adaptación a los tiempos. En 1973, el falangismo español había aflojado su tensión original, después de más de treinta años sirviendo de masilla al conglomerado ideológico de la dictadura y López Burgos no se atrevió a esculpir brazos saludando a la romana, pero en un inteligente acto de travestismo, son las alas de la rapaz las que saludan "en fascismo", como diría el profesor Fortes, capo di scuola local de la Filología de la Liberación. 

El laicismo, como negación, olvido o simple remodelación de los sagrados ritos inaugurales, también se manifiesta cuando el 20N un joven falangista desde el pedestal de la escultura de López Burgos, grita "Viva España", en lugar del litúrgico "Arriba España" del fundador. El hipotecariado -clase a la que quizá pertenezca el joven escalador de monumentos- ha desleído todas las mediaciones, menos la del banco al que debe la hipoteca y ha sustraído los símbolos de las viejas religiones y procesiona, sin pudor, con ellos. A las mediaciones tradicionales casi no se las "visualiza". Y si se dejan ver, peor para ellas: los jueces descalificados, los Reyes abucheados, si no quemados en efigie, el himno nacional silbado, los militares de paisano, obligados a prescindir de sus vistosos uniformes de gala, los obispos, extras de sus propias ceremonias, sobreactuando en busca de un poquito de protagonismo, sin atreverse todavía a ir a la Noria, como hacen ya los políticos, a sentarse con Belén Esteban, reina laica del hipotecariado, y con sus camareras, las furias de Tele5.

jueves, 14 de julio de 2011

El bono de Venus

NI aun estando loco, o siendo un ególatra intratable, o feo de solemnidad, estás a salvo de que alguna mujer se fije en ti. El sociólogo Max Weber no anduvo siempre bien de la cabeza pero Marianne, su esposa, encontró motivos de sobra para permanecer a su lado e, incluso, para editar sus Obras cuando murió. A Juan Ramón Jiménez no había quién lo aguantara y sin embargo Zenobia Camprubí no vio en su egolatría motivo para la separación o el abandono. Sartre era bastante feo, pero Simone de Beauvoir disfrutaba mucho paseando con él por Montparnasse. "A mí Rubalcaba me pone", confesaba hace meses Pepa Fernández en Radio Nacional. Sin cortarse un pelo y sin temor a ser tildada de acosadora de ministros. Por lo visto hay más chicas a las que Rubalcaba las pone. Parece ser que Maribel Verdú ha dicho algo parecido. Precisamente, cuando Rubalcaba era ministro de Educación comenzó a difundirse la receta pedagógica conocida como "educar en valores", germen de la actual asignatura Educación para la Ciudadanía. 

Pero, de siempre, muchas mujeres en sus casas han sido "educadas en un valor" que ha resultado provechoso para el patriarcado y para la supervivencia de nuestra especie. Consiste en que, de vez en cuando, alguna hembra "de buenas partes", ha de sacrificarse y aceptar apareamientos con machos más bien feos, para no desactivar a los disformes permanentemente para la procreación, hundiéndolos en un onanismo solipsista, y con el fin de tenerlos en la reserva por si la parada con los más vistosos fracasara, al ser éstos como son. Hay quien llama a esta compasiva herramienta el "bono de Venus". Josto Maffeo, colaborador de Pepa en Hoy no es un día cualquiera, pese a ser un hombre culto y a haber estudiado arte, ha sido educado para contestar que no entiende de hombres, cuando se le pregunta, como hizo la locutora, por el atractivo del entonces ministro. Rubalcaba no es guapo, y esto salta a la vista, aunque uno no sea perito en hombres. Pero posee tres valores preciosos, el primero, el poder, el segundo, la inteligencia, y esto siempre es una garantía para la "inversión parental", o sea, para la cría de la prole, y el tercero, la fealdad, por eso es elegido por mujeres hermosas como posible beneficiario de un "bono de Venus". 

Si además no rehúsa aparearse frecuentemente con "fembras plaçenteras", como diría el Arcipreste, puedo coincidir con Pepa Fernández en que este hombre es irresistible. Como logre canjear, en las Generales, esos bonos por votos, nuestra flácida Democracia -ya enhiesta- disfrutaría del primer presidente afrodisiaco de su historia.

jueves, 7 de julio de 2011

2011, una odisea en la Habana

EL vídeo de 14 minutos en el que el presidente venezolano Chávez anuncia que le han extirpado un tumor abona la teoría de que ciertas obras de arte se inspiran en un episodio bárbaro o desagradable. Algunos estudiantes de Clásicas abandonan esta especialidad para no tener que enfrentarse con las atrocidades que se consuman en la Ilíada o en laOdisea. Uno de estos jóvenes me confesó que recordaba perfectamente el fragmento de laOdisea que le había hecho perder la fe en las Humanidades. Es aquel en el que Telémaco, por orden de su padre, ahorca a doce esclavas de su madre. Según el relato oficial, habían confraternizado con el enemigo y habían consentido que los pretendientes, que chocaban con la integridad de Penélope, encontraran alivio en sus camas. Aunque ciertos rumores, que atravesando el filtro del tiempo han llegado hasta nosotros, hablan de que las esclavas eran testigos incómodos de las infidelidades de Penélope con, al menos, 12 de sus pretendientes. Sea como sea, el pasaje en el que Homero detalla la ignominia contiene una de las comparaciones más deslumbrantes de la Odisea. Y es que en torno al siglo VII, antes de Cristo, se escribía muy bien. Prueba de ello son la Biblia, el Poema de Gilgamesh o la misma Odisea. También es verdad que los autores de estos libros eran o dioses o semidioses u homeros. 

Canta Homero que Telémaco "ató la maroma de un navío de azulada proa a una elevada columna […] y la tensó a una buena altura, de modo que ninguna llegara con los pies al suelo. Como cuando los tordos de anchas alas o las palomas se precipitan en una red de caza, extendida en un matorral, al volar hacia su nido, y les aprisiona un odioso lecho, así ellas se quedaron colgadas con sus cabezas en fila, y en torno a sus cuellos les anudaron los lazos, para que murieran del modo más lamentable. Agitaron sus pies un rato, pero no largo tiempo". 

De anécdota tan fiera, y no es la más cruel de la Ilíada y la Odisea, nace el turbador texto de arriba y del cáncer de Chávez surge uno de los documentos antropológicos sobre el poder más productivos de Youtube. En esa pieza maestra de la demencia, el presidente narra la lucha contra su tumor como si de la batalla de Samotracia se tratara. El angustioso y degradante laberinto de operaciones y quimios, Chávez lo convierte en una epopeya cubana. Tan singular es el producto que sólo lo va a entender el que lo vea. Encontrarlo en la Red es fácil. Propongo un título épico para este vídeo: La Tumoríada, y me atrevo a resumirlo: "A algunos les duele más abandonar el poder que la vida".