domingo, 26 de diciembre de 2010

El muro rasgado

Las tuleras de Murchas (Granada)
Entre 1961 y 1966 dispuse de una habitación en casa de mi abuela. Paredaño con mi habitación de estudiante había un taller en el que de 6 a 8 chicas pasaban gran parte del día con la vista clavada en un enorme bastidor rectangular, bordando preciosos velos tul ilusión para novias. Escribí entonces esta cursilería que me pareció genial: “Ellas labrando velos, yo labrándome un porvenir”. Desde mi mesa de trabajo no se oía nada de lo que hablaban en el cuartito de al lado, pero me hubiera gustado oírlo. Porque, como le he leído a Reyes Monforte en alguna de sus melodramas ginecológicos, “soñaba con unir mi destino al de una de aquellas chicas bordadoras para construirnos un futuro en el que realizar nuestros sueños más anhelados”. Pero el muro que separaba mi habitación del taller estaba bastante bien construido y pese a que le apliqué más de una vez mi oreja no me  llegaba nada de la otra parte. Pensé, incluso, en adelgazar la pared. Ir apartando los ladrillos y el mortero poco a poco con un martillo y un cincel hasta que pudiera percibir las conversaciones. ¿A quién le viene mal, antes de iniciar el combate de amor, saber si la enemiga está, si no vencida, al menos, dañada? De haber existido el facebbok, jamás se me hubiera ocurrido perforar el muro, me hubiera bastado con leer lo que escribirían en él las amigas de la chica que me gustaba o ella misma. Horadar un muro con un alfiler, lo había visto hacer en las películas, pero es mucho más fácil burlar a un carcelero, sobre todo si está en el guión del film, que a mi abuela, en cuyo "story board" no estaba escrito que su nieto “colgara el garabato” (sic) en cualquier gancho.  Me hubiera gustado disponer de un voyeur como el profeta Eliseo (2ª de Reyes, 6.  8-12), que se introducía prodigiosamente en la alcoba del rey de Siria (miles de años antes de que se le ocurriera algo parecido al de Wikileaks) y se enteraba de todo lo que allí se hablaba para soplárselo luego al rey de Israel. De no haber sido por la madre Naturaleza, jamás me hubiera enterado de que aquella niña no quería saber nada de mí. Un fortísimo terremoto rasgó una noche el muro del secreto, abriendo una grieta en su sólida estructura que me permitió oír las conversaciones de las bordadoras durante semanas, hasta que mi abuela encontró unos albañiles que repararon el muro. Aprendí mucho de las mujeres jóvenes gracias a aquella raja providencial. Si me sigues leyendo, lector cómplice, te haré partícipe más adelante de algunos secretos. 

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Cómo fracasar en la vida, en las mejores condiciones

En la Biblioteca Pública de Granada todo tiene esta tarde un aire tranquilizador, de normalidad. Aunque no hay que fiarse: el 23 de febrero de 1981,  me recorrí por la noche los cuarteles de la ciudad y tampoco percibí ninguna novedad.  Desde la proclamación del Estado de Alarma voy a los edificios públicos esperando encontrar una pareja de funcionarios de alguno de los aparatos coercitivos del Estado, como los que acampan en la torre de control de Barajas, pero en estas altas luminarias de la cultura que son las bibliotecas públicas, te sigues encontrando, felizmente, a los de siempre: a un  43% de jóvenes estudiantes, a un 13% de emigrantes de varia procedencia, sobre todo en los puestos de internet, y lo que queda, hasta el cien por cien, de jubilados en estado de revista,  repasando los periódicos y a un número oscilante de indigentes, que pasan la tarde durmiendo la siesta, arropados por la prudentísima calefacción del local y leyendo libros de autoayuda (el de moda entre este sector de la población lectora se titula “Cómo fracasar en la vida, en las mejores condiciones”). Sin embargo, el noble anciano que se sienta a mi lado en la mesa de lectura, con apariencia de haber conocido tiempos mejores, toma notas de un libro sobre el II Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en 1937. Se encuentra tan enfrascado en el estudio de los documentos que no se da cuenta de que estoy echándole el ojo a sus notas. No tengo ni idea de por qué le ha llamado la atención que María Teresa León propusiera en la sesión de apertura que los allí presentes nombrarán presidente de honor de un Congreso de escritores a un militar, el “glorioso General Miaja, defensor de Madrid”. Quizá el hombre teme que si el gobierno sigue resolviendo problemas civiles con leyes de excepción, las bibliotecas pasen a Defensa y Chacón ponga las direcciones en manos de sargentos rigoristas opuestos al dormitar de los vagabundos en sede bibliotecaria. Sea como sea, mi compañero de mesa ha reflejado la propuesta y el “clamoroso sí escuchado en toda las sala”. También ha anotado  estas otras palabras de la intervención de María Teresa: "camaradas, vosotros venís de países donde aun se puede coser a la luz de la paz”.  El último apunte que mi compañero ha tomado antes de dejar el libro en su estantería y depositar las cuartillas con sus notas en algún recoveco del carrito en el que transporta  sus cosas,  está sacado, por lo que alcanzo a leer, de la intervención en el Congreso del escritor soviético  Mijail Kolztov. “Uno de nuestros escritores, Soblef, ha dicho que la Unión Soviética da al escritor todo lo que pueda desear, menos una cosa: el derecho a escribir mal”.  Me levanté para coger el libro y “contextualizar” los pecios de escritura que había rescatado de las cuartillas de mi compañero, pero los funcionarios, todavía  civiles, comenzaron en ese momento a apagar las luces de las salas y a pedirnos que saliéramos. Lo dejé para otro día.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Estado de Alarma Ciudadana



Aznar, sentencia un juez, cobró sobresueldos del PP
"El mal no tiene remedio cuando los vicios
se han convertido en costumbre"
Cuando Séneca escribió lo de más arriba desconocía los efectos paliativos de los Estados de Alarma usados con discreción por los ciudadanos en el tratamiento del mal. Casos en los que “la ciudadanía” podrían declarar el Estado de Alarma Ciudadana y relajar al brazo seglar a los responsables de los hechos que se detallan (no exhaustivamente), cuando estos sean funcionarios del Estado, políticos en ejercicio, personajes públicos, o líderes de opinión:
1. Cada vez que un político introduzca en su discurso la palabra “sinceramente” o/y "ilusionante".
2. Cada vez que un político solicite para un miembro de su partido la protección de la “presunción de inocencia”, habiéndosela negado previamente a un adversario.
3. Cada vez que alguien intervenga en una asamblea, en la que hay mujeres y en la que ninguna de ellas ha pedido la palabra porque no quiere intervenir, quejándose de que las mujeres están discriminadas.
4. En todas las ocasiones en las que un poderoso haya empleado su poder para enriquecerse.
5. Cada vez que desde una concejalía, desde la presidencia de cualquier observatorio desde el que observar, sin ser observado, o desde cualquier sede de poder o influencia se repartan regalías y beneficios a parientes y amigos.
6. Siempre que se incite por misioneros culturales pagados por las diputaciones a ciudadanos, recién salidos de la oralidad, asistentes a talleres literarios, a escribir sonetos o dramas sin haberles dotado antes del conocimiento del canon literario y de sus reglas.
7. Cada vez que un político papagayo recite la opinión insostenible de su partido sobre algún acontecimiento haciendo uso de una prosodia acelerada, como de letra pequeña, copiada de los anuncios televisivos de medicamentos, cuando la voz en off se dispara y dice: “lea las instrucciones de este medicamento y consulte a su farmacéutico”.
8. Cada vez que un político corrupto predique que hay que educar “en valores” a nuestros hijos.
9. Si llegásemos a conocer que responsables públicos que cobran dos sueldos o, simplemente, que cobran algo más del salario mínimo, afirman que están en política “por vocación de servicio”.
10. Cada vez que un columnista de opinión o un tertuliano padezca el “síndrome del tribuno” y se dedique a decirle a unos y a otros que están equivocados y cómo deben de actuar.
En todos estos casos, se les abrirá expediente a los imputados, se les suspenderá de empleo y de dos de sus sueldos, y sobre todo se procederá a “ciudadanizarlos”, es decir, a privarlos de todos los privilegios negados a los ciudadanos menos avispados, que somos la inmensa mayoría. Pasarían a ser los últimos de la fila. O pasaríamos, si es que se mete mano también a los blogueros.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Bonsáis gigantes

Oxímoron: bonsái gigante
El tema de esta entrada  me obliga a confesar de inicio que no siento un amor especial por los árboles, ni por los animales, “a nivel persona”. Por tanto, si traigo aquí el ejemplo de los bonsáis gigantes es como mera  metáfora de las formas de poda y control que los seres humanos -mucho más interesantes para mí que toda la flora y la fauna del mundo-  ejercen sobre otros seres humanos. En tiempos, y para contrarrestar los efectos  narcóticos  sobre mi inconsciente de la propaganda capitalista de la revista estadounidense  “Selecciones del Reader’s  Digest”, di en comprarme “Literatura Soviética”,  publicada en el Este.  Anulé la suscripción al año. Hirieron mi sensibilidad estos versos del poema “Lenin”,  de Gulrukhsor Safieva  ( Tayikistán, 1947): “Oh, Lenin, tú dejaste al viejo mundo un hombre y una vida que son nuevos”. Se me atragantó lo de “Oh, tú Lenin”. 
Lenin en plan Padre Manjón
Tampoco me emocionó –y yo entonces pensaba que la poesía debe emocionar-  otro poema  de Rasul Rzá, en el que una torre petrolera vieja instaba  a su vecina más joven a resistir “modesta y valiente”  el embate más duro de la tormenta.  Si paso de animales y plantas, ya se pueden imaginar lo poco que me conmueve el paternalismo pedagógico de una torre petrolera.  Rasul Rzá,  llegó a ser Presidente de la Unión de Escritores de Azerbaiyán, un bonsái gigante,  como el olivo de la foto, y sobrevivió a todas las operaciones de poda, trasplante, alambrado y pinzado de Stalin.  A otro bonsái de su misma generación,  el poeta Mikayil Mushfig, Stalin no lo dejó crecer tanto, pese a que en su obra glorificaba el trabajo de los obreros y de los campesinos al mismo tiempo que celebraba  la construcción de fábricas en su ciudad y otras poblaciones.  Fue fusilado, en una de las purgas de los años 30, por escribir un poema en el que se manifestaba en contra de la prohibición  estatal de tocar el tar, el instrumento nacional azerbaiyano. No le sirvió de nada el haber sometido  su inspiración a las podas, trasplantes, alambrados y pinzados stalinistas. Y menos, el que años después  de su condena, el propio régimen soviético limpiara su memoria.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

WikiLeaks, la caída del muro de los secretos

"Mírame a los ojos, corazón"
La caída del muro de Berlín dejó a los dualistas, a los comodones apuntados a eso del Bien y del Mal, algo desestabilizados.  Todo el mal en el Este, todo el bien en el Oeste. Todavía hay publicaciones y emisoras que le echan la culpa de todo al comunismo, aunque los comunistas no aparezcan por ningún lado. Con el muro separando al “mundo libre” de los países del “socialismo real” hasta los espías eran más respetables y, desde luego, necesarios.  No había más remedio que disponer de un batallón de espías que pudieran informarnos de las múltiples operaciones en marcha para acabar con la libertad y la democracia tan costosamente rescatada de las garras de Hitler. Había que desactivar las asechanzas, interceptar los misiles que podrían en cualquier momento volar hacia Washington. El cine lo había explicado bien en muchas películas. Pero cayó el muro y hubo que inventarse unos nuevos malos.  No fue fácil, hasta que Al Qaeda destruyó las Torres Gemelas el 11 de setiembre de 2001. La catástrofe puso en circulación el nuevo enemigo, el fundamentalismo islámico, acaudillado por Osama Bin Laden (antiguo agente de la CIA, según algunos),  al que se busca desde entonces sin ánimo de encontrarlo. De nuevo los espías son necesarios. Pero como Bin Laden puede estar escondido en cualquier parte, hasta en los servicios de señoras del Ministerio de Asuntos Exteriores, necesitamos más espías en acción. Se supone que las verdades que los espías les cuentan a sus jefes son muy importantes y además, secretas. Pero llega el Internet, que fue ideado por los militares para tener a los malos bien controlados y, olvidándose de sus orígenes, pone en circulación montañas de los secretos  celosamente guardados por la Inteligencia de los países. Y asistimos a una nueva caída del muro de Berlín. Se ha derrumbado el muro de los secretos.  Pero detrás del muro no hemos encontrado ni al jefe de Al Qaeda ni las bárbaras, terribles, crueles verdades  que esperábamos.  Algo amenazante sí nos ha sido revelado por Wikileaks: José Blanco, el ministro de Fomento de España, no mira nunca a los ojos de sus interlocutores. Por mucho menos se extinguieron los dinosaurios.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Un peligroso aire de normalidad

Normalidad anodina
Poco antes de que se desate la violencia extrema, la que lleva al fuego y a la muerte, todo tiene un aspecto de normalidad anodina. Unas personas toman el café en un restaurante del centro de Madrid después de comer. No parece que ninguno de ellos esté  contando  ese chiste  que suele acompañar en este tipo de comidas los movimientos de las cucharillas que agitan el azúcar de la taza. Están serios pero relajados.  Un viandante que pasa por la acera de camino a la farmacia cree reconocer a uno de los comensales de haberlo visto la noche anterior en Barajas,  protegido por la policía a las puertas de un ascensor.  El viandante tuvo que volverse a  casa desde el aeropuerto con el hijo enfermo,  porque su vuelo  a Pamplona había sido cancelado.  Llevaban en lista de espera de la clínica navarra seis meses, al fin iban a operar al muchacho en una intervención que, de salir bien, le salvaría la vida.  Ahora lo tenía en casa, con un dolor insoportable,  esperando una nueva cita. Después de comprar  un medicamento para calmar el dolor del enfermo, el hombre volvió a pasar por delante del restaurante para cerciorarse de que uno de los comensales era el controlador aéreo de Barajas al que la policía protegía de los insultos de los viajeros.  No se acababa de creer que estuviese allí tan tranquilo, sin miedo, ajeno a  las reacciones de dolor y  de furia que su presencia podría provocar de ser reconocido por  alguno de los afectados por la huelga de los controladores. En la comisaría, el viandante declara que comenzó a llamarle asesino,  a voces. Los policías le informan de que sus voces atrajeron a bastante gente y que, como siempre, alguien llevaba en la mochila una piedra, un mechero, y, providencialmente, una botella con alcohol o gasolina. Y rabia por esto y  por aquello.  De los que piensan que es  demasiado. De esos que consideran blanda a la Justicia y que llevan esperando la ocasión de prenderle fuego a algo y colgar a alguien de una farola.  Se lo pide el cuerpo. Éste fue el que arrojó la primera piedra y el cóctel molotov  sobre el toldo del restaurante. El policía que interroga al viandante que había dejado a su hijo en casa acosado por un dolor insufrible, le alarga un diario en el que se cuenta con detalle cómo ardió el restaurante y el número de víctimas que el fuego y las piedras habían provocado. El controlador y sus colegas aparecen  en la lista.

domingo, 5 de diciembre de 2010

"Controla, que yo también sé mirar"

Espacio aéreo
Siempre hay alguien que considera que lo suyo es lo más importante, que sus exigencias han de saltarse la fila y colocarse las primeras. Lo normal es conformarse con pasar por delante de todo el mundo en la cola del centro de salud o con desplazar a un niño con el carrito de la compra lleno, en el mercachuflas o con escupir en la calle o con tirar la colilla encendida por la ventanilla del coche. También consuela bastante mirar al guardia de seguridad a los ojos con arrogancia y espetarle, "¡Controla, segurata, no me mires así, que yo también sé mirar!". En la Transición nos tragamos a los borbones, a la bandera, sepultamos los deseo de venganza, pero ETA, por ejemplo, entendió que la Constitución y la magra democracia conseguida y/o otorgada, eran paparruchas y siguió en el monte, ayudando objetivamente a los que no querían ni siquiera esa democracia endeble. Porque lo suyo era lo más importante. Los banqueros, ahora, también han conseguido que lo suyo sea lo más importante. Y pese a lo conseguido de los estados, están en huelga de préstamos. Los controladores aéreos, incapaces de controlar sus propios apetitos, han logrado paralizar en un puente festivo, la única fuente de ingresos segura que tiene este país, el turismo, sin importarles las consecuencias, incluso para la propia aviación comercial. Porque lo suyo es lo más importante, cuando se está al borde de la bancarrota. Algo parecido sucedió en el 36, los privilegiados, la Iglesia, los terratenientes, los empresarios, no accedieron a perder ninguno de sus privilegios, consideraron que lo suyo era lo más importante. Y así nos fue.

martes, 30 de noviembre de 2010

Tenemos a Dios muy cansado de cambiar a los muertos de sitio

Voy de acá para allá
El Papa ha abierto la mano en lo de los preservativos, posiblemente para desviar la atención de los casos de pederastia, pero ¿y  los pobres que se hayan ido al infierno por haber usado el condón, sin permiso papal, a esos quién los indemniza? Tampoco es justo que a cualquier anciano obcecado en fijar permanentemente la mirada en las estrategias sub-umbilicales de los seres humanos se le tilde de viejo verde, mientras que al provecto Benedicto XVI se le consienten todas estas lubricidades. Lo que no vale para el jefe del Estado Italiano, el procaz Berlusconi,  tampoco debe valer para su colega fronterizo. Esto sin contar con que estamos mareando a Dios con nuestros cambios de actitud. Primero lo obligamos a ponernos campos provisionales  de hacinamiento y dolor para que la gente  buena, pero un poco mala, pase algún tiempo fastidiada antes de entrar en el cielo o bien lo convencemos para que nos junte a todos los que mueren sin bautizar en un sitio cómodo pero poco estimulante o lo forzamos a confinar eternamente  a los que han usado condón en un lugar inhóspito y muy caldeado para poco después exigirle que cierre el purgatorio, que clausure el limbo y que a los que nos metió en el infierno, por protegerse contra las enfermedades o los embarazos no deseados, que nos los saque del infierno en espera de destino. Cómo se canse de nosotros y de mover de acá para allá a los 100.000.000.000 muertos de la especie que ya tenía más o menos almacenados, nos vamos a enterar. Nos va a devolver a los muertos, incluso a los que tiene junto a sí en el Paraíso, sobre todo a estos,  que está de su ñoñeces hasta el  gorro. Lo que nos faltaba, ahora que tenemos colocado a lo peor de cada casa en la política, que se nos llenara esto de santurrones engreídos.

viernes, 26 de noviembre de 2010

La "y griega" resiste

A veces se confunden las cosas. Incluso las personas con más datos pueden equivocarse. O exagerar. Hace 2500 años Sócrates abominaba de la escritura porque, según el filósofo,  iba a crear  una casta de personas “que habiendo oído hablar de muchas cosas sin instrucción, darán la impresión de conocer muchas cosas, a pesar de ser en su mayoría unos perfectos ignorantes”. La misma impresión que podemos dar hoy todos los diletantes que debemos nuestra sabiduría a la Wikipedia. Pero Sócrates, cuando hace esta afirmación tan exagerada en el Fedro, el diálogo de Platón donde se teoriza sobre la escritura y su origen,  está defendiendo su modo de vida que la escritura amenazaba: él vivía de dar clases, sin ayuda de la escritura, a muchos hijos de la aristocracia ateniense.  No escribió nada, si bien tuvo un “negro” de lujo, su discípulo Platón, que recogió cuidadosamente su pensamiento. En un artículo publicado en ABC,  a propósito de la posible eliminación de la “y griega” del acervo ortográfico del español, el académico Rodríguez Adrados, deduce que este es un signo más del abandono de la cultura clásica y de las humanidades de raíz griega y latina en una Europa “que lleva camino de negarse a sí misma”. En este dictamen apocalíptico tendrá algo que ver, como en el caso de Sócrates,  el hecho de que Adrados se ha ganado la vida enseñando griego.  Ciertos escritores, contratados por las diputaciones para que animen a “los lugareños” a leer y, en menor medida, a escribir, se vanaglorian delante de “los indígenas” de no haber leído el Quijote. Es posible,  pero si ellos escriben en español, es porque antes lo hizo Cervantes. Y Europa, difícilmente podrá abandonar la cultura griega y romana.  Está por todas partes. Todavía hay tiendas de lencería que se llaman “Tiendas de interiores”. Y fue Platón el que contribuyó como nadie a la invención del “alma” y del “interior” de las personas. Y la “y griega”, si la elimina la Academia,  la conserva el vulgo. Todavía circulan por las calles miles de adolescentes, miembros de la “generación Y”, que exhiben orgullosos esta letra que la naturaleza les ha grabado en la comisura de sus culos. Ni la Real Academia podrá borrar este delicioso estigma.

jueves, 25 de noviembre de 2010

El clon y el matriarcado

Odalisca de Matisse (museo de Baltimore)
La telenovela El Clon, de TV1,  transcurre entre Miami, mi amol, y  un harén de la ciudad de Fez.  Los que, pese a mirar mal al mundo árabe, siempre han mirado con envidia la higiénica promiscuidad de los baños turcos y la plétora de mujeres revoloteando alrededor de jefe de la familia,estarán algo decepcionados. El harén no es ni mucho menos la sede del placer sostenible. Eso sería en la corte de Solimán al que la contabilidad y la disciplina doméstica se la llevaban otros.  Los harenes son unos habitáculos muy poblados, con muchos problemas de infraestructura, obligados a declarar a hacienda, en los que el patriarca tiene que estar todo el día recitando el Corán e intentando controlar el carácter extrovertido de sus mujeres que, en cuanto se descuida, se van a la Medina o a Miami a pasear,  y aguantando a algún familiar integrista, muy anciano, que se pasa todo el día diciéndote  lo que está bien y lo que está mal. Por desgracia, el patriarcado no asegura la felicidad ni el buen carácter. Los patriarcas de El Clon aparecen siempre muy cabreados.  Intentando aplicar, sobre el tumulto de la vida, la rejilla inservible de lo que nos gustaría que la vida fuese. La gente está muy confundida con lo que es un harén. Se han creído que un harén es lo que les contaron los poetas modernistas. Pero los poetas nunca han tenido mucho dinero y a lo más que alcanzaban, en sus desplazamientos, era a darse una vuelta por el París de finales del XIX. Allí, giraban visita al Moulin Rouge y a alguna casa de placer sostenido  y luego, en Sevilla o en Madrid, los poetas en sus versos maquillaban a las proletarias del amor como odaliscas turcas. Pero un harén, lo que es un harén de verdad, resulta un coñazo. En este blog se apuesta por el matriarcado. Dónde va a parar.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Don Felipe cuando besa, no la besa de verdad

Estudiado simulacro
Los diarios han publicado la foto de los Príncipes de Asturias besándose en el concierto de Shakira, el viernes pasado. A muchos radiofonistas se les ha hecho el micro pepsicola comentando el prodigio. “Han actuado con total naturalidad, como cualquier pareja de su edad. Una buena noticia para España,entre tanta noticia preocupante, este beso abre una puerta a la esperanza...”.Este beso se ajusta perfectamente al espíritu del Capítulo Segundo de nuestra Carta Magna —el que tutela los derechos y libertades de los ciudadanos— que prescribe, en su artículo 14, que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Por eso, los miembros de la Casa Real española, siempre que la ocasión lo permite, gustan de aparecer ocupados en quehaceres no muy diferentes de los que llenan los días de los demás ciudadanos. Una de las infantas es maestra y ejerció en su juventud en un colegio privado. Otra, estudió también una carrera universitaria,regateó y pescó a un jugador olímpico de balonmano. El Príncipe de Asturias recibió la educación que la alta burguesía paga a sus hijos y convivió en sus años mozoscon jóvenes militares en varias academias.
La construcción de un héroe, la formación de un príncipe, exigía en el Renacimiento —y así lo recetó Maquiavelo— un punto de crueldad, un escrúpulo de fiereza, sin llegar a ser odiado. En los tiempos presentes, "igualitarios y democráticos", el lanzamiento y promoción de un líder necesita de un tratamiento adecuado en los medios de comunicación, que, desde luego, no puede ser el mismo si el personaje que hay que vender parte de la nada o si procede de estirpe regia. El cineasta Abel Gance, en su notable película "Napoleón", pone el acento desde el principio en los elementos diferenciadores, en los estigmas y signos excepcionales que desde la infancia acompañan al héroe plebeyo que tiene que diseñar:un águila real que no lo abandona desde los 10 años, un círculo luminoso que abraza la figura de Napoleón, un gesto arrogante y un comportamiento limpio de cobardía y de mezquindad. Napoleón, en el film de Gance, es decorosamente fiel, desde la infancia, a la excelencia de un destino que parece conocer. Pero, cuando se es heredero de un reino, la retórica de la excepción exige que el héroe recorra meticulosamente la escala de lo cotidiano, de lo vulgar. Que agote todas las estaciones de lo acostumbrado. Como si debiera hacerse perdonar la potestad heredada, en un Reino que destierra en su Ley Suprema los privilegios por razón del nacimiento.
A veces, son los periodistas los que ponen una pizca de exageración ridícula en esta retórica de la insignificancia: un periódico titulaba el 16 de setiembre de 1987, "El Príncipe volará sin privilegios", al dar la noticia del primer vuelo de instrucción que realizó don Felipe a bordo de un avión T-34 mentor, en la Academia General del Aire de San Javier, en Murcia. Las leyes de la física de entonces no encontraron inconveniente en que, para volar, el heredero prescindiese de sus privilegios. Y todo el mundo estuvo de acuerdo en que el Príncipe de Asturias podría volar, como cualquier ser humano: con dificultades, con miedo, en vuelo rasante, en vuelo picado, acrobáticamente, henchido de felicidad e, incluso, sin privilegios. Lo que no hubiera podido hacer de ninguna manera, ni él ni nadie, es volar sin alas. De la misma manera que los príncipes de Asturias, hoy en día, se pueden besar de muchas maneras, como cualquier pareja de enamorados, pero si lo hacen en público, jamás lo harán “con total naturalidad”. Seguirán un protocolo publicitario del que estarán excluidos la pasión y el arrebato, porque los herederos cuando besan en los conciertos, nunca besan de verdad, y a todos interesa besar con teatralidad. Les va en ello el interesante puesto de trabajo que la fortuna les ha regalado de por vida.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Los estigmas

Bañista de Bouguereau
También suele llorar Pánfilo ante ciertos estigmas. Porque este hombre llora mucho, y no se avergüenza si llora cuando está en la playa y ve pasar un cuerpo adolescente desnudo, mojado todavía por la última zambullida, que ridiculiza sin esfuerzo la ley de la gravedad y desafía orgulloso las leyes universales que imponen la decadencia y la muerte a todo lo vivo. Y lo mira y, en lugar de crecerle el deseo o la admiración o el culto a lo perfecto, imagina ese cuerpo como blanco de la aguja de la jeringa o como campo de operaciones quirúrgicas.
También llora el hombre sensible ante el cogote recién afeitado de un anciano donde las arrugas llaman a concilio. Y le afecta la verruga que comienza a afear el pecho de la mujer madura, y ante los dedos de los pies de la mujer de 60 años que comienzan a torcerse y a llenarse de bultos y recovecos. Se conmueve, igualmente, con las lágrimas que brotan de los ojos de un pequeño asustado ante la presencia, que él siente amenazadora, del anciano con barba.

Como el Cid, al salir hacia el destierro, lloró fuertemente por sus ojos, al ver el estado en que quedaba la vivienda familiar, Pánfilo lloró también cuando vio en un diario la foto de Martínez, arzobispo de Granada, llegando a su casa, sin palafrenero ni aguacil que se adelantaran a abrirle la puerta, interrogando a unos muchachos irreverentes que con enorme naturalidad, empapados de igualitarismo ciego, ni siquiera se levantan del umbral de la puerta, mirando al representante de Dios en la Plaza de las Pasiegas, sin rastro de miedo o esperanza.
Aunque acabe de derramarse en llanto al ver en un canal autonómico a una pareja de ancianos campesinos, ajenos a al ridículo, tirándose torpemente los tejos para rellenar la programación de la cadena, el hombre sensible aún tiene fortaleza y seriedad para llorar con el que recibe un no, con el que ama y es rechazado sin obtener, ni siquiera, una disculpa aceptable que le ayude a sobrellevar el desamor, con el que muere sin haber tenido un sólo día de luz o de caricias. Llora por los demás y llora, seguramente, por él. De sensible que es, apaga la televisión ante la cara de pavor de un político obligado por una reportera audaz a hablar en broma, a utilizar la ironía. Porque los políticos saben muy bien ocultarse detrás del lenguaje solemne de las mentiras pero aparecen desnudos cuando se ven obligados a utilizar el discurso resbaladizo de la ironía. Temen que la gente interprete que están pensando lo contrario de lo que irónicamente declaran en ese momento y acierten y los descubran. Y, al tiempo que cierra el aparato, una lágrima le moja la mejilla, porque los hombres formales, como Pánfilo, se ponen muy nerviosos cuando ven que alguien queda en evidencia. Y lloran.

martes, 16 de noviembre de 2010

¿Y si los inmigrantes se piden trajes de balde?

Los catalanes andan un poco asustados desde que Alicia Sánchez Camacho, candidata del PP a la presidencia de la Generalitat ha pedido a los emigrantes que respeten los “valores y costumbres de España”. También les ha exigido que aprendan los idiomas oficiales de Cataluña. ¿Para qué? En cuanto chapurreen catalán, se van a enterar de los valores españoles por los que se rigen muchos políticos valencianos y van a querer que les regalen trajes, coches, yates, que se les invite a varios platos de gambas, viajes pagados,  relojes de oro, casas,  jacuzzis, velas, bodas fastuosas, diademas, bolsas de basura llenas de euros negros, poder, bendiciones de obispos, aquiescencia de jueces, protección de la cúpula del partido... ¿Y si adquieren cierta destreza en el uso del castellano y leen la entrevista del ex presidente González en la que declara su vocación contenida de artificiero en tierra extranjera? Podrían pensar que volar casas con gente dentro, en el país que los recibe, es un valor y una costumbre españoles. Hasta que las recetas de "Educación para la ciudadanía"  comiencen a obrar en los responsables políticos, mejor que los inmigrantes sigan rigiéndose por sus leyes y valores y que tarden en aprender las lenguas oficiales. Bastante Camp y González hay por aquí como para que los emigrantes sigan su ejemplo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Monjas pulcras

En la iglesia de la Sagrada Familia de Barcelona, unas monjas de la orden de las Hermanas Auxiliares parroquiales de Cristo Sacerdote limpian el aceite que el papa ha extendido sobre el altar y algunas gotas que han caído en el suelo.  En la Noria  (el programa de Telecinco en el que Hegel, de vivir hoy,  le habría explicado a Jordi González su idea de la Historia), periodistas católicas defienden que en una ceremonia llena de hombres vestidos con ropas mujeriles poco actuales y muy ostentosas, aunque poco maquillados, el papel menos prestigioso  haya sido desempeñado por mujeres.  Argumentan que su actitud no era servil, sino litúrgica. Cuando un abuso se protocoliza se convierte en litúrgico. Hablan de óleo, de ritos,  unción, crisma: palabras todas de nivel A.  La liturgia como pretexto. Las religiones, al ser obras humanas, no pueden ser totalmente malas. La liturgia es, también, un reglamento,  una serie de protocolos, una colección de normas de conducta que sirven  para organizar y jerarquizar la vida de la gente para que no ande por ahí dando tumbos.  En sí, la liturgia no es mala.  Un ejemplo: en los conventos la comunidad se reúne varias veces al día para rezar. Antes de acostarse,  todos entonan las Completas, la última oración de la liturgia de las horas. Los frailes se retiran a sus celdas  cantando: “Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz”,  y el prior impone sus manos sobre la cabeza de cada uno de los monjes para quitarles el insomnio y el miedo a morir mientras duermen.  Con lo que la congregación  se ahorra una caja de lexatin.  En mi mesilla de noche (y digo esto para mostrar mis contradicciones, no para ponerme como ejemplo de nada),  tengo un libro de liturgia de la BAC, una biblia de Jerusalén, de letra tan pequeña que ya no leo lo que pone sino que me lo invento, más o menos como hicieron los autores de las entretenidas historias del Libro Sagrado.  También tengo un playboy que me regaló un amigo hace 37 años y un libro de máximas del pensador francés Chamfort.  Con eso y un loramet paso las noches. Mi trato nocturno con el libro de la Biblioteca de Autores Cristianos,  me permite afirmar que si la liturgia prescribe que el altar lo limpien mujeres no es porque las mujeres sean más pulcras que los hombres, sino porque se quiere significar que su papel está subordinado al de los sacerdotes. Todas no están tan felices con este rol como han declarado estarlo las religiosas de la congregación de las Hermanas Auxiliares parroquiales de Cristo Sacerdote. He tenido ocasión de conocer a monjas menos contentas con su papel en una residencia romana gestionada por religiosas. Después del desayuno,  salían hacia sus ocupaciones en el Vaticano sacerdotes muy limpios, vestidos con clergymans  muy bien planchados y portando carteras relucientes.  Las monjas les habían lavado la ropa, higienizado los servicios de sus habitaciones, servido el desayuno y  dado brillo a las carteras. Si hablabas con ellas, se las veía poco felices con sus ocupaciones ancilares. Las había muy cabreadas.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Caligrafías

Rellenando la plana
La lectura ha sido una actividad, al menos desde la invención de la imprenta, más practicada por las mujeres que por los hombres. Los misiones culturales promovidas en los últimos años desde diputaciones y ayuntamientos siguen viendo a la mujer más como lectora que como escritora. Buena tierra la mujer para la semilla de los escritores. Como los "agentes culturales", los misioneros,  suelen ser, a la vez, escritores, resulta explicable que deseen que las lectoras proliferen como las setas. Pero la escritura, la cifra, lo prohibido, ejerció desde su origen una atracción natural sobre las mujeres, excluidas del acceso directo a los textos sagrados y recluidas en una oralidad andrógina, tremendamente rica y productiva, pero aplastada por el prestigio de las verdades patriarcales del libro. Despacito y con buena letra, las mujeres han ido colándose en el paraíso cerrado de lo escrito, amenazadas siempre, si se salían de la línea o echaban un borrón, con la vuelta al tabaque de la calceta. Muchas han sabido escribir torcido sobre los derechos renglones de las inevitables caligrafías masculinas, consideradas como las únicas maneras posibles de la escritura: porque hasta ahora no se ha escrito como hombre o como mujer, sólo se ha podido hacer como escritor. Pese al anunciado fin de la escritura sobre papel, durante mucho tiempo aún, mujeres como la de la foto seguirán ensayando otras maneras de rellenar la plana, sin importarles los borrones, los renglones torcidos, y conservando, las que así lo deseen, el tabaque de costura.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Bush y González se dejan la puerta abierta

Cecilia, la dueña de la heladería granadina que alivió el verano pasado las sofocaciones de Michelle Obama y sus niñas, es una mujer sabia. Cuando me contó, hace muchos años, lo de la puerta abierta, no entendí muy bien a qué se refería. Las últimas declaraciones de Bush y González, me han hecho comprender lo que Cecilia me quiso decir aquella tarde de setiembre de 1985, delante de una copa de Cuore amaro. “Algunos hombres al hacerse viejos”, me explicaba Cecilia, “suelen dejar abierta la puerta del retrete cuando hacen sus necesidades sin importarles que la gente los vea, los oiga, o los huela". Muy mal huele lo que han dicho González y Bush. Insoportable, también, que después de haber contribuido a que la historia de la Humanidad sea un poquito más tenebrosa de lo que ya era, estos sujetos nos expliquen cómo debemos de entenderla. Pero lo que resulta más ordinario es lo poco originales que aparecen ambos ex presidentes, uno copiándose de la serie televisiva “El ala oeste de la casa Blanca” y el otro, de las misérrimas novelas del oeste de Marcial Lafuente Estefanía. Bush ha declarado que fue su equipo de asesores –como el poderosísimo que revolotea en torno al presidente en la serie de televisión- el que lo metió en la guerra de Irak, que él no quería. Mientras que González, según ha dejado caer en una entrevista reciente, estuvo a punto de “liquidar” [sic] a la cúpula de ETA, como cualquier cowboy borracho de las novelas de Marcial Lafuente. A estos individuos ya no les importa que los veamos hacer sus necesidades. Nos abren las puertas. Están caucando.

lunes, 8 de noviembre de 2010

El burka de la fealdad

Pánfilo está empeñado en que le publique unas reflexiones nada correctas sobre las mujeres feas que me hizo en el Café Central de Málaga, hace unos días. Sabe que soy un forofo de la libertad de expresión y por ahí me tiene cogido. Le he recomendado que se abra un blog y que diga en él lo que se le ocurra. “¡Lo que me faltaba!”, me ha contestado,”lo tendría percudido de los ácidos comentarios de Pánfila, mi expareja virtual, que está incómoda conmigo desde que no contesté a su pregunta de si lo nuestro podría tener futuro”. Le he pedido copia del DNIe, y le he amenazado con exhibirla si alguna lectora duda de la autoría de lo que sigue. Transcribo  lo que yo entendí de aquello. Pánfilo ha encontrado ciertas semejanzas entre las razones que le han dado mujeres musulmanas para ir cubiertas y la nivelación por la fealdad que se imponen en ciertos colectivos feministas.  Las musulmanas le han contado que las veladuras igualan a las guapas con las feas que así disimulan sus defectos y compiten en situación de igualdad con las hermosas para obtener un hombre. Yo creo que Pánfilo anda cabreado con el feminismo de la exclusión desde que no lo dejaron entrar en las últimas jornadas feministas celebradas en Granada. Pero, según cuenta, él andaba por la puerta y observó que había muchas chicas guapas en las jornadas que se habían dejado crecer el pelo de las piernas, que aparecían poco aseadas y muy mal peinadas y que vestían de tal manera que no se apreciaba la perfección de sus cuerpos. Como las musulmanas, las mujeres de estos movimientos se cubren todas con un burka de fealdad, porque como defensoras que son de la primacía del alma sobre el cuerpo, de lo interior sobre lo exterior, aspiran a que sólo se las valore por su espíritu. De cuando Pánfilo coqueteaba con su exnovia virtual por las redes, recuerda que las chicas que cuelgan fotos en sus muros obtienen de sus amigas comentarios y halagos sobre lo guapas que están y lo atractivas que aparecen. Me dice (éste que no es mi alter ego ni mi apócrifo ni nada que se le parezca) este Pánfilo incómodo que las chicas raramente intercambian  halagos sobre la inteligencia, el espíritu o el alma. Y Pánfilo termina confesándome que no sabe a qué carta quedarse.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Agrupémonos todos en la misa papal, que el género humano se puede salvar

La visita papal es como una gran matrioska aritmética que  encierra otras de menor tamaño. Sirve sobre todo para "visualizar" el poder católico. Parece que la bondad de una creencia no se mide por la capacidad de cumplir las sagradas promesas hechas a sus fieles sino por el número de los que creen aún en esas promesas. Galileo dejó en evidencia el mito fundacional del cristianismo: la muerte de Dios en un planeta insignificante y la soberbia de los que la defendían.  Pero eso no ha importado mucho. Debe de ser muy importante que los católicos se vean juntos y  que los demás los veamos juntos. La gran muñeca papal, brillante y teatral, encierra otras de menos tamaño en ese momento: el Estado que, teóricamente,  sirve a todos los ciudadanos de la Nación, pero que no puede ofrecer concentraciones tan numerosas y unánimes. Y que en estas ocasiones  se muestra envidioso y cómplice. Y dentro del Estado, muñecas menores, las autonomías afectadas por la visita, y dentro de estas entidades, los que quieren  fundar  un Estado, que aprovechan la visita para que el Papa rece en su lengua, y proclame la excelencia de una cultura. Y dentro de esas entidades autonómicas, las incómodas muñecas descoloridas de la disidencia que al mostrar su pequeñez proclaman su insignificancia y su excelencia  rebelde frente a la masa “manipulada”.  El adjetivo más perseguido cuando se producen estos acontecimientos es “todos”. El Estado saca pecho y le habla, machito, al Papa en nombre de “todos”  los españoles, y juega a no estar en misa pero sí repicando, para asegurarse los votos de los que entran (católicos) por los votos de los que salen (laicos militantes y no católicos). El Papa saca “masas” y se encara, machito”,  con el Estado, en nombre de la mayoría católica de los españoles. En el poder taumatúrgico  de la masa, del “todos”, creen hasta los poetas, esos seres febles y alucinados que sólo congregan en sus recitales a 6 o 7 personas. Cesar Vallejo, en el poema “Masa”, concede  a la humanidad entera y congregada el poder divino de devolver la vida a los muertos. Pero, una vez reunidos y resucitado el muerto, ¿quién disuelve a “todos”?  

lunes, 1 de noviembre de 2010

ETA, el burka del terror

Últimamente mucha gente me dice que no entiendo nada.   Ayer, sin ir más lejos, en mi entrada  “El diario El Mundo pilla a dos políticos haciendo política”, un desconocido Plinio escuetamente comentaba “Nos has entendido nada”. Hace unos años el autor de un libro que yo había reseñado me acusó de lo mismo y me mandó a estudiar a la Universidad que por lo visto es el lugar a donde a uno le enseñan a enterarse de todo.  Familiares y amigos me hacen ver a diario que no estoy fino, que no comprendo nada. Debo de haber bajado la guardia. Quizá me he olvidado de que hay que ser feroz con la estupidez ajena, pero que  de la que verdaderamente debo de preocuparme es de la mía.  Me hubiera gustado que Plinio concretara de qué no me había enterado. Esto me hubiera ayudado a enmendar el rumbo. En mi post afirmaba que Pedro J. Ramírez corregía a dos políticos que se reunieron para hablar de ETA y de la paz. Entendí que Pedro J. prefiere que los políticos discutan de  si expresiones como “putitas de 13 años” son literatura o no, cuando las usa un escritor,  o  de los morritos de una ministra o del, por lo visto, indisimulable plumero del líder de la oposición. Yo no estoy en contra de que hablen de lo que quieran, pero en sus casas o con la cuadrilla, pero no en público, no cobrando de los presupuestos. Yo no soy muy despierto, lo confieso, pero no toda la gente es tan pánfila como yo, y ella sí se da cuenta de cosas obvias. Que cuando ETA aparece embutida en su burka del terror, no lo hace ya para aterrorizar a la población. Lo hace para decirle a los partidos vascos que se han aprovechado de su “trabajo”  que no piensen que va a desaparecer, como en las sesiones del mago Migue, por arte de magia. Que no llevan tantos años movilizados matando y muriendo,  haciendo sufrir y sufriendo, mientras que ellos cobraban su sueldo de concejales o de alcaldes o diputados, para esfumarse, sin  más.  La gente, que no es boba, también sabe que uno de los impedimentos fundamentales para la paz en el país vasco, no son las víctimas, precisamente, sino el rédito que unos y otros quieren obtener de esas víctimas. Los que están en el Gobierno quieren ganar las elecciones,  trayendo la paz y no repartiendo con nadie. Y los que están en la oposición no hacen nada más que poner inconvenientes para que eso no suceda antes de las próximas elecciones generales.   Los tontos, los estúpidos, los  pánfilos, los bobos queremos que  se dejen de guarrerías – de la fundamental, de la que hará estallar esto: la corrupción- y que  trabajen para conseguir cuanto antes una  paz justa y permanente.  Lo que les pedimos, los gilipollas, los ignorantes, la gente de la calle, los blandos, los permisivos , los que no nos enteramos nunca de nada es que ellos –enarbolando obscenamente la defensa de las víctimas- no sean el obstáculo fundamental para la paz.  

viernes, 29 de octubre de 2010

Paisaje después de la batalla

La indignación o la exculpación van por barrios: si disparata Dragó, lo defiende Aguirre, si es Blanco el que mete la pata, sale al quite la gente del PSOE, si al alcalde de Valladolid se le clarea el homo atapuerquensis que llevamos dentro, el PP se hace el loco. Estos me han leído el poema "A galopar" de Alberti:

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.

Y lo están poniendo en práctica, excesos verbales muy parecidos merecen distinto tratamiento según los cometa uno de los míos o uno de los tuyos, porque el insulto es nada si parte de mi campo. Lo peor es cuando echan mano del diccionario para demostrarte que no has entendido lo que han querido decir. Pretenden ser dueños de sus insultos y de todas las interpretaciones posibles. Pero el lenguaje no lo maneja ni la Academia ni el Parlamento. Es de las pocas cosas que pertenece al común que lo interpreta a su antojo.

jueves, 28 de octubre de 2010

El laicismo del hipotecariado

Cena en Santo Domingo
Una estatua dedicada a José Antonio Primo de Rivera se alza inamovible en  la plaza de Bibataubín de Granada. El Ayuntamiento de la ciudad, de mayoría popular, sigue sin retirarla. La obra, de 1973, contiene elementos laicos, heterodoxos, alejados de los ritos fundacionales del falangismo. Su autor, el escultor López Burgos  respetó el espíritu de compactación  y afluencia de los totalitarismos, sin llegar a la eficacia y al descaro del documental “El triunfo de la voluntad”,  obra “de nazis, para nazis, sobre nazis”, según su realizadora, la alemana Leni Riefenstah. Rodado en 1935, es una pieza de propaganda canónica, en la que miles de personas actúan en desfiles y concentraciones con la precisión y la eficacia de un puño unánime a punto de ser injertado en el brazo de Hitler, listo para golpear al enemigo como un martillo. En la escultura de López Burgos, las manos que parecen soltar palomas, y sueltan un águila rapaz, también están anudadas pero la fortaleza que transmiten carece de la contundencia de las imágenes de Riefenstah. No son los ritos fundacionales, sino su adaptación a los tiempos. En 1973, el falangismo español había aflojado su tensión original, después de más de treinta años sirviendo de masilla al conglomerado ideológico de la dictadura, y López Burgos, no se atrevió a esculpir brazos saludando a la romana, pero en un inteligente acto de travestismo, son las alas las que saludan "en fascismo", como diría el explosivo Profesor Fortes, filólogo local de la liberación del proletariado.
El laicismo, como negación, olvido o simple remodelación de la liturgia, de los ritos inaugurales, también se manifestó el último 20N, cuando un joven falangista subido al pedestal de la estatua de López Burgos, gritó "Viva España", en lugar del litúrgico "Arriba España" del fundador. Laica es, también, la actitud de la novelista local que en una conferencia contratada por la Diputación les confiesa a las mujeres que la escuchan en un pueblo de las Alpujarras que no ha leído a Cervantes, pero tilda de machista al jurado del Planeta porque no le concede el premio. Laica la poeta que escribe  algo que sólo ella identifica con un poema, ignorando los códigos del canon literario, pero soñando con el Nobel de Literatura a cada cuarteta que pergeña. Muy laico el pie de la foto 134 -“Cena en Santo Domingo”-  del Concurso para el cartel de la Semana Santa de Granada del año 2011, en la que aparece una panda de amiguetes a punto de comer (si te fijas, es un paso de la Santa Cena parado en medio del patio del antiguo convento de dominicos). El hipotecariado -y posiblemente el redactor del pie de la foto pertenezca a esa clase social poco estudiada-  ha diluido todas las mediaciones, menos la del banco que le ha prestado dinero para comprar la casa en la que vive. Las viejas religiones, las viejas mediaciones han perdido poder simbólico y,  como dicen ahora, casi no se las “visualiza”. Y si se dejan ver, peor para ellas: los jueces insultados, los Reyes abucheados, si no quemados en efigie, el himno nacional silbado, los militares de paisano, obligados a prescindir de sus vistosos uniformes de gala, los obispos apocalípticos,  pidiendo un poquito de protagonismo y de reconocimiento social, sin atreverse todavía a pasarse por la Noria, como hacen ya los políticos, y sentarse al lado de la reina natural del hipotecariado. La muy visible Belén Esteban.  

miércoles, 27 de octubre de 2010

Finjamos con Sánchez Dragó

Nada más que compasión merece Sánchez Dragó. En su último libro  “Dios los cría…y ellos hablan de sexo y drogas”, cuenta que se acostó con dos “lolitas” de 13 años que le asaltaron en el metro de Tokio, en el año 1967. Este desliz, me ha parecido un pecado de los que puedo perdonar, si se arrepiente y muestra propósito de enmendarse. Y si, pese a su edad, sigue en estos lances, peor para él. No le diré más que Chamfort en uno de sus apotegmas: “Perdónalos porque no saben lo que hacen, fue el fragmento que eligió el predicador en la boda D’aubigné, de setenta años de edad, con una joven de diecisiete”.  Sorprende, sin embargo, que un hombre tan culto y tan leído como Dragó, no haya caído en que su fantasía no es muy diferente de la que nos contaron muchas veces los emigrantes que volvían de Francia en los 60. Unos traían coche para asombrar a la parroquia y los que no podían, traían fantásticas aventuras eróticas. Niños de pueblo, como éramos los oyentes asombrados de estos relatos, nos tranquilizaba saber que se podía seguir teniendo orgasmos (“gusto”, le llamábamos entonces) sin miedo, porque la sensación de gozo y muerte inminente que nos había dejado el primero había llevado a muchos de nosotros a no buscar el segundo. Que Dragó quiera seguir disfrutando del delicioso fruto del escándalo (hoy imposible), produce ternura. Lo peor que podemos hacerle es no escandalizarnos a la antigua usanza. Aunque no lo estemos, finjámoslo que en cosas de amor tanto vale lo verdadero como lo fingido, si no más.

lunes, 25 de octubre de 2010

Presidencia del Gobierno, abstenerse homosexuales

José Blanco, vicesecretario del partido en el poder, anda esta mañana por las emisoras explicando lo que quiso decir con esta frase pronunciada ayer en Málaga: a los del Partido Popular “se les ve el  plumero, bueno a Rajoy no es difícil”.  Al PP se le supone heredero de la “cojonocracia”  de escupitinajo en esquina y rasquiña de entrepierna, al paso de la morena de la copla a la que se le lanza un requiebro obsceno del tipo: “Niña, te comía hasta la gomilla de las bragas”. Pero el PSOE se dice defensor de las mujeres, de los ancianos dependientes,  promotor  “de la educación en valores”,  inventor de Educación para la Ciudadanía en la que se condena la homofobia y se promueve un saludable daltonismo ético para las combinaciones eróticas que los ciudadanos elijan para alegrarse y complicarse la vida.  No sé si este Blanco, caballero negro de la exclusión, tenía muy claro,  lo que quería decir, no sé si eligió las palabras adecuadas para expresarlo. Lo único que sé es lo que le oído decir en una grabación y que he transcrito literalmente más arriba. Lo que menos importa es que haya dado a entender que Rajoy es homosexual. Eso, a la mayoría de los españoles no les interesa. Son daltónicos. Lo que puede causar enojo es que este progre de guardarropía, después de tanto buen rollito guay, esté sugiriendo que un homosexual no debería ser presidente del Gobierno. Peor, que la presidencia del Gobierno puede estar ocupada por heterosexuales,  pero no por  homosexuales. Si los progres son así en España, cómo serán los cavernarios. No creo que los salve ni siquiera su desembarco en la Noria de Telecinco por mucho que ayuden a Belén Esteban a rellenar la programación de la cadena.

domingo, 24 de octubre de 2010

El lugar de trabajo: ¿harén u hogar?

La novedad de la situación de la mujer en España, en la primera década del siglo XXI, produce tanto desconcierto a hombres y mujeres como a los aristócratas y burgueses del siglo XV el derrumbamiento de las viejas leyes de la cortesía caballeresca y la llegada de la Italia urbana de nuevos “usos” eróticos. El cambio ha sido tan radical que tiene a todo el mundo descolocado y sin saber qué comportamientos privados se trasladan a lo público y que prácticas de lo público se llevan a lo privado. En tiempos de transición como los presentes, no es exagerado afirmar que el varón tiende a convertir su centro de trabajo en un harén y la mujer a manejarlo como un hogar. Las mujeres aparecen, siempre que se lo proponen y pueden, ventajosamente situadas en carreras, oficios y profesiones. Pero mientras que "políticos y políticas" insolventes y caraduras están todo el día tildando de machista a todo lo que se mueve, ellos con poder y diputados, no promueven leyes para eliminar la discriminación salarial de las mujeres, blindar el puesto de trabajo y la promoción de la mujer que da a luz e imponer “razones” para convencer a los machos neandertales que matan mujeres y luego se suicidan, de que inviertan el orden de esta secuencia. Que andamos despistados en este asunto lo prueba el último rifirrafe sobre quién es más machista, si el presidente del Gobierno al eliminar de un plumazo el ministerio de Igualdad en el que seguramente y, sin mucha razón, conociendo la levedad transformadora del personaje, habían depositado tantas esperanzas muchos ciudadanos o el 'rejumbroso' (¡que no se entere el munícipe que he utilizado esta eufónica deturpación dialectal de 'herrumbroso', porfi!) alcalde de Valladolid con alusiones ofensivas a la ministra Leire Pajín que ponen en entredicho al político y al profesional de la medicina.

viernes, 22 de octubre de 2010

El alcalde de Valladolid y las "porta-morritos"

Hay una manera sencilla de ser el primero de la fila sin mucho esfuerzo.  Antes del Google  y de la Educación de las mil y una materias y asignaturas, existían las carreras de ciencias y las de letras. El primero de la fila, en las bromas de los estudiantes, era el hombre blanco de ciencias, luego iba el hombre blanco de letras, a continuación el hombre negro de ciencias  e, inmediatamente, el hombre negro de letras. Entonces, y sólo entonces, emergía la mujer en la taxonomía,  la blanca y de ciencias, en primer lugar, la blanca y de letras, la segunda, luego la negra  y de ciencias y en último lugar -la última de la fila-, la mujer negra y de letras. El alcalde de Valladolid, León de la Riva, de entrada,  y por lo que ha declarado ayer, tiene necesidad de que  todas las mujeres, por el hecho de serlo, aparezcan por detrás de él, en la fila, clavadas a su papel tradicional de “porta-morritos”, como las mariposas disecadas que se mueven poco, aunque  lucen preciosas clavadas en el expositor con alfiler de oro.  Luego estarán los que no sean hinchas de su equipo, los que no pertenezcan a su grupo de senderistas sin fronteras, a Expiación,  su cofradía, los que se tomen el flamenquín en otro bar, los que no usen el mac...Todos, todos, todos los seres humanos, menos él, al final de la fila. Y esto sin esfuerzo, sin currárselo.  Por decreto.  Este hombre, olvidando lo severa que era la lucha por la vida en la cercana  Atapuerca,  se nos ha vuelto comodón y quiere despuntar eliminando  del escalafón a los posibles competidores. No sé cómo en Valladolid lo votan las mujeres o los que no viven en su misma escalera.

jueves, 21 de octubre de 2010

La vocación de servicio de Bibiana Aído

¿Qué menos?
Lo vengo oyendo desde chico. Creo que era una frase muy usada por en el régimen anterior: “Yo estoy en política porque tengo vocación de servicio”. También se la oí una tarde en una conferencia a Cristina Almeida que entró en la sala  con el empuje con que Cecilia Bartoli ataca el “Exsultate y jubilate” de Mozart. Ella - nos dijo- estaba en la política porque tenía vocación de servicio.  Ese ímpetu de darse a los demás sin esperar nada a cambio es el mismo que impulsa a la tránsfuga,  Rosa Aguilar, nueva ministra de Medio Ambiente,  política tan empapada de vocación de servirse (¿o de servicio?) que abandonó IU cuando pensó que había que servirse (¿o servir?) a capas más amplias de la población.  Lo normal es que a Bibiana Aído se le quitara la vocación de servicio ayer, al conocer por el buzón de su móvil que el GRAN PATRIARCA de la igualdad la había rebajado a Subsecretaria, esto sí, con gran delicadeza y mimo. El mismo que usan los grandes machos condescendientes con las hembras sumisas. El padre de todas nosotras no la había sometido a la última humillación: colocarla a las órdenes de un ministro.  La ha confiado a la UCI  política de Pajín, ministra de Sanidad, hasta que salga del trance.  La maltratada, en lugar de escribir lo de la pintada de la foto de arriba por todas las paredes y calzadas de su ciudad, y renunciar a su  interesada vocación de servicio, mansamente ha aceptado que el GRAN MACHO SUCCIONADOR DE TODAS Y TODOS los que le rodean, se siga aprovechando de ella, representando una de las escenas más claras de desigualdad de las que se tenga noticia.  

lunes, 18 de octubre de 2010

Pánfilo, la santa, Paco Rabanne y un chamán de Perú

La chaqueta de Rabanne
Pánfilo sigue buscando desesperadamente la manera de vivir más años de lo que le corresponde. En los 80, creyó haber dado con el secreto de la inmortalidad, cuando descubrió en su libro de vidas de santos de cabecera que el Señor había prometido a Santa Margarita María Alacoque que el que confesara y comulgara los nueve primeros viernes de cada mes, durante nueve meses seguidos, no moriría en pecado mortal. Hizo los primeros viernes e inmediatamente pecó mortalmente y sin propósito alguno de la enmienda tuvo los pensamientos más impuros que imaginarse pueda. Pero se murió el papa reinante y el sucesor proclamó una amnistía y Pánfilo ya no tuvo fuerzas, no para hacer de nuevo los primeros viernes, sino para volver a tener pensamientos impuros. En un programa de Punset una bióloga norteamericana muy preparada contó que con los años baja mucho la testosterona y van quedando menos ganas de pensar en esas cosas. Tras el fracaso, intentó hacer un pacto con el diablo, pero Mefistófeles le rechazó por considerar de poco interés estratégico hacerse con su alma.  Creyó haber encontrado una solución menos ambiciosa, pero suficiente, para asegurarse la supervivencia en los próximos 30 años, cuando, tras perder su chaqueta cuello Mao en un restaurante de Málaga, se topó con una de camarero muy parecida en el escaparate de una tienda de ropa de trabajo. Entró y pidió que le confeccionaran una igual a la extraviada. Les enseñó fotos de la original que él había copiado de las chaquetas que solía lucir Paco Rabanne en las revistas de modas. Pero la casa fabricaba las prendas al por mayor, como mínimo seis, y Pánfilo sólo necesitaba una. Desde luego con el diseño no había problema, bastaba con cambiar el color blanco de la tela y los botones negros de las chaquetillas del escaparate. El sastre que le tomaba medidas insistió en que tenía que encargar por lo menos seis unidades. Pánfilo vio el cielo abierto. Ésta era su ocasión de vivir, sin miedo a la muerte, durante los próximos 30 años e inmediatamente encargó seis prendas iguales. Sólo pidió que la empresa le asegurara ante notario que cada una de las chaquetas  le iba a durar 5 años,  los mismos que la perdida, y que él iba a disponer de tiempo para romperlas todas. El sastre, por quitárselo de encima, consintió en hacerle sólo una en tergal color marengo y no se comprometió a nada. Le cobró 30 euros, 90 menos de lo que le costó la primitiva. Pánfilo, tras esta última tentativa, se ha entrevistado con un Chamán del Perú que le ha anunciado que vamos a entrar en una nueva época, la de Acuario, de la que se puede esperar cualquier cosa. Ha quedado a la expectativa.

domingo, 17 de octubre de 2010

Yo, pese a todo, aún creo en el amor

Al mausoleo de Halicarnaso, ni caso
También le hace llo­rar a Pánfilo el «síndrome marmóreo» que viene aquejando al alcalde de su pueblo, hombre tan aficionado a las obras pú­blicas que ha mandado erigir en la rotonda que da acceso al municipio una enor­me escultura erizada de puntas amenazantes  dedicada a la “Concordia”.  El pueblo supo cuánto había dañado a su alcalde la muerte, hacía ya años, de su padre cuando comenzó a llenar las plazas y las avenidas y los jardines de columnas de mármol gris, de imitación. Un concejal de la oposición denunció en un pleno que el alcalde se estaba resarciendo de lo mal que el vecindario había tratado a su padre mientras que él estuvo trabajando en Alemania.  
Imposible "Concordia"
Debía de conocer a unos marmolistas poco misericordiosos con los estilos clásicos de escultura que le fabricaban un tipo de columna están­dar, igual por la basa que por el capitel, sin ensanchamientos a la mitad de la caña, ni nada. Los marmolistas del al­calde pasaban mucho de la Grecia clá­sica y de su discípula, Roma, y habían sometido los cánones a las mutaciones degradantes de los gustos kitsch del hipotecariado. Después metió el cartabón y la regla a todo lo que de vivo y popular había en el pueblo. No quedo ni una línea mal trazada. Como los niños que no saben dibujar y creen que mejorarán sus deprimentes esbozos de una plaza o de una iglesia retintando las aristas, cu­briendo con una línea recta muy gruesa las imperfecciones sinuosas del dibujo a mano alzada, el alcalde puso mármol sobre cualquier resto de la gracia o de la originalidad arquitectónicas tradicio­nales. Los ladrillos de los escalones, fueron sustituidos por planchas de már­mol gris; los bancos de obra, encorseta­dos por el mármol. El suelo de tierra, cubierto de mármol. El vacío que le dejó la muerte de su padre, lo llenó el alcal­de con edificios que ocuparon hasta el último metro cuadrado libre del suelo disponible en el municipio. No dejó espacio alguno para los fantasmas de su pasado a costa de convertir el pueblo en el panteón de su padre.
Cuando se le hace presente la enorme orfandad del alcalde, aunque Pánfilo haya llorado ya en la sobremesa, viendo el culebrón “Yo, pese a todo, aún creo en el amor”, este el hombre sensible vierte algunas lágri­mas más de pena y conmiseración

sábado, 16 de octubre de 2010

Los hombres formales, ¡qué bien lloran!

Pánfilo es de esos seres muy sensi­bles a los que ciertos días les cuesta un trabajo enorme contener las lágrimas. Entonces una mirada o la ferocidad de un fanático que grita le hieren y se deshace en lágri­mas.
La mirada: Pánfilo llevaba tres años viéndola pasear sola por la ciudad. Le habían informado de que era argentina y que cantaba boleros para ganarse la vida por los bares de la margen derecha del río Da­rro. No era natural que una muchacha tan hermosa pasease siempre sola. Lue­go se enteró de que la chica había man­tenido sus creencias marxistas-leninistas más allá de la caída del muro de Berlín. Predicaba con convenci­miento y fe en las reuniones semanales de la coalición de izquierdas a la que pertenecía sobre la maldad intrínseca del sistema financiero mundial. Tenía el pelo, aunque se acercaba velozmente a los cuarenta años, totalmente oscuro. Era capaz de hablar de política —en pleno mes de julio— más de 8 horas segui­das. No tenía sentido del humor, como corresponde a la persona que está em­peñada en una lucha sin cuartel para acabar con la explotación del hombre por él hombre y con la de la mujer por el hombre.
El lloró una tarde al verla cruzar la Plaza de Bibarrambla. Iba muy arreglada, tan evidentemente guapa como otros días. Seria, según costumbre. Y sola. La soledad de la mujer le hirió profun­damente esa tarde. Más que la suya propia. Y su mirada desconcertada. Aunque esa semana había llorado mucho viendo cómo unos seres sin piedad gritaban en un acto solemne de recuerdo y homenaje a los militares heridos o muertos, aún le quedaron pena y lágrimas que dedicar a la soledad, que él imaginaba inhóspita, de aquella mujer hermosa. Porque, Pánfilo, de sensible que es, apaga la televisión en las escenas en que alguien se queda con la mano tendida esperando un apretón que nunca llega. Y al tiempo que cierra el aparato, una lágrima le moja la mejilla, porque los hombres formales ¡qué bien lloran!

viernes, 15 de octubre de 2010

Como esto siga así, vuelvo a la clandestinidad


Una emisora para el exilio interior
Cuando algún ciudadano de buena posición afectado por el "síndrome del tribuno" se cansa de denunciar los fallos de esta democracia, ha escrito en su blog o en su periódico, en varias ocasiones, que no va a consentir que los políticos insulten más su inteligencia y llega al punto en que las cosas de España le parecen excesivas, amenaza, y el mundo tiembla: "Como esto siga así, me marcho al exilio". Creo que fue Almudena Grandes la que no hace mucho anunció que se iba a tener que exiliar a México, como los intelectuales republicanos tras la derrota. Eso me ha pasado a mí esta mañana oyendo la SER (soy también devoto de Radio María: el hombre que trae el gasóleo a casa me deja escrito a mano en la factura la frecuencia de la emisora, 90.7, cada vez que me llena el tanque). La SER ha montado esta mañana un programa, como de desagravio, a los heridos y a los caídos por la Patria, para dejar en evidencia a los impíos que el día 12 abuchearon no sólo al presidente sino, y sobre todo, a unas Fuerzas armadas que ya no ven muy asequibles. Era de esperar. ¡Cómo nos gusta "canibalizar" el dolor y la muerte de los otros! Extraer sustancia de dónde sea. Como esto siga así, me escondo en España, que como no soy un ciudadano de buena posición, la paga no me da para exiliarme.

jueves, 14 de octubre de 2010

Pipas de porcelana

“Me cago en el misterio”, parece que grita el artista (¿?) chino Ai Weiwei con su exposición de pipas de girasol de porcelana de la sala  Turbine de la Tate Gallery de Londres. Con 100 millones de ellas ha “creado” una alfombra de 10 centímetros de espesor y 1.000 metros cuadrados de superficie con la que ha cubierto el hall del museo. Cuando algún escolar irrespetuoso e ignorante, desobedeciendo las indicaciones de sus profesores,  ha intentado hincarle el diente a una de estas pipas en busca del misterio que oculta en su interior, ha comprometido su gráfico de dentición. Las pipas, como los melones y las sandías, como el huevo de la gallina son objetos de estructura perfecta y, además, como ciertas habitaciones de los cuentos infantiles,  detrás de cuyas puertas se esconden los secretos inanes de la vida, herméticas e irresistibles.  Las pipas y el huevo duro permitían a cualquiera rozar lo arcano. Ahora, este bobo dadaísta, sin respeto ni cuidado, simplemente para significar que vivimos en una época de “cortar y pegar”, de copia frenética,  ha disparado, como Sazatornil en “Amanece que no es poco”, sobre lo que no entiende. ¡Me cago en el artista!

lunes, 11 de octubre de 2010

Tomates como banderas

El campesino, dueño del chambao de la foto, es razonablemente feliz, pese a que tiene 82 años y que acude todos los días a labrar los marjales donde cría los tomates. Cuando maduran los vende a los viajeros que suben a Sierra Nevada por la carretera de El Purche, en Granada. Ha tenido el buen gusto de preferir una expresión antigua “Se vende tomates” a la actual “Se venden tomates” para su tosco anuncio y el sentido común suficiente como para que la bandera de España que preside su actividad, desde lo del Campeonato del Mundo, no sea mayor que el tomate más gordo de su cosecha.
El tomate más gordo
No le pide a la patria demasiadas cosas, para que la patria no se ponga exigente con él. La patria le ha pagado el sonotone que alivia su sordera y le ha concedido las becas que han permitido que sus dos hijas terminen sus carreras universitarias. Él hizo el servicio militar en su momento y le viene pagando, a la patria, sus impuestos. 900 metros más abajo, el alcalde de su pueblo también izó este verano una enseña roja y amarilla, con más varas de tela que metros cuadrados mide el término municipal, a modo de para-desgracias y atrapa-glorias nacionales.
Bandera atrapa-glorias nacionales
No consta en ningún sitio que el pueblo, o su alcalde, hayan prestado a la patria más servicios que el campesino de los tomates. El director de “El Mundo” ha utilizado la primera página de su periódico, el viernes, día 8 del presente mes, más o menos como el alcalde su bandera. Enarbolaba ese día Pedro J. Ramírez este titular atrapa-glorias a tres columnas: “Vargas Llosa, sexto español con el nobel de Literatura”, ocultando que el escritor galardonado también disfruta de la nacionalidad peruana. Si alguien tilda de pueblerinos a P.J.R. y al alcalde, será difícil llevarle la contraria, y también llevará razón el que diga que Manuel, el labrador de 82 años, es el que parece más globalizado de los tres en sus relaciones con la patria. Casi kennediano. ¿No fue el presidente Kennedy el que pidió a sus compatriotas que no estuvieran todo el día pidiéndole cosas al país de uno, que también pensaran en darle algo de vez en cuando?

sábado, 9 de octubre de 2010

Señorita Trini, ¿señora presidente del Gobierno?

Claro que Alfonso Guerra ha querido ridiculizar a Trinidad Jiménez al llamarla “La señorita Trini”, pero no ensuciándola de desigualdad, sino enlodándola  con el ridículo de toda la operación “Con Trini se puede”, en la que el señorito Zapatero, ha usado, ¿de forma machista?, a Trinidad Jiménez para la operación “Reconquista de Madrid”.  En su descargo podemos decir que la moza ha dejado, astutamente, que el presidente se aproveche de ella. ¿Estará pensando en sustituirlo? Cuando esto suceda, Trinidad Jiménez será auténticamente la señorita, o la “señorica”, como se dice en Andalucía, que de esto entiende bastante, y el presidente, el mozo de cuadra.

viernes, 8 de octubre de 2010

De cómo el teatro fino se cargó al Chino

La movida cambió las maneras pero no el fondo de la cuestión (ver entrada anterior). Lidia Falcón, la quejumbrosa feminista catalana que está algo mayor y seguramente prefiere que le miren más el alma que el cuerpo, en “Cuéntame”, explicó que los hombres salieron de la dictadura hambrientos de carne femenina, aunque no aclaró si ingresaron en ella ahítos. Y en los años 80, añadieron más disfraz cultural si cabe a su deseo de ver a la mujer desnuda y en movimiento. Recurrieron incluso a la creación de Festivales Internacionales de Teatro, que de internacionales, a veces, no tenían nada más que el número de la stripteuse. En el de  junio de 1983 de Granada, en la discoteca Séneca, actuó Christa Leem que, a lo Concha Piquer, se trajo a su madre, la cubrió de plumas, le sujetó las carnes con ortopédicas y co­rrectoras mallas, le dio un micrófono y la  puso a can­tar para llenar el tiempo entre sus sucesivas desnudeces. Con­cejales recién elegidos, senado­res de la izquierda moderada, diputados en Cortes, parlamen­tarios andaluces, poetas galar­donados, y otros en ciernes, dirigentes de partidos políticos acompañados de sus dedica­ciones exclusivas, se sumergie­ron en el ambiguo placer de dis­frutar, parcialmente, de la vi­sión del cuerpo de la niña con la bendición de la madre. Y digo sólo parcialmente, porque allí nadie se atrevía, bien por la presencia de la anciana cantante, bien por el pudor de saberse observado por toda la progresía provincial, a mirar hacia dóde, estadísticamente, deben de encontrarse las turbadoras y magnéticas cavernas de la artista. No es lo mismo que a uno lo sorprenda en observación tan interesada un camionero en ruta que verse estudiado por toda una mayo­ría municipal. Y así, las angéli­cas miradas se concentraban unánimemente en las zonas altas y nobles de su anatomía, sin osar dirigirse a lo bajo e inferior de la danzante, la cual, por otra parte, no ofrecía demasiadas facilidades, al prac­ticar su delicado oficio al son de una música frenética, inapropiada totalmente para labores hermenéuticas ni permi­tía a la vista la vivisección de un cuerpo huidizo.
Fueron muchas las circuns­tancias que se concitaron para hacer el placer imposible. La luz y los taquígrafos no pueden estar presentes en lo que debe de ser una búsqueda sigilosa y culpable. Christa Leem, a la que el programa de mano del I Festival de Teatro de Granada presentaba como "vedette" para minorías, logró, según testigos, aburrir a la inmensa mayoría, que al retirarse triste y decepcionada a sus casas pa­recía abandonarse a la nostal­gia de las carnes otrora gráciles, dúctiles y turgentes, y prudentemente movedizas, de la bien­hechora e itinerante Manolita Chen.

jueves, 7 de octubre de 2010

Soneto para Manolita Chen

Hay poetas anónimos que jamás ganaron un premio literario. Poetas polifacéticos que cultivaron por igual el verso sacro y el pagano. Inspirados creadores que, descendientes de generaciones de sonetistas artesanos, dieron sus composiciones a la voz bullidora del pueblo que conservó por los siglos, como precioso tesoro, las palabras mágicas. Uno de estos seres excepcionales leyó a un grupo de amigos, poco antes de romper el manuscrito, un asombroso soneto que había compuesto en mayo del 68 dedicado a Manolita Chen, musa pornógrafa de un popular teatro de variedades,  El Circo chino, en cuyo escenario se agitaba, frenética, de espaldas al público. Lo hacía al ritmo de un tambor de granaderos reconvertido para la danza. Nadie niega el valor pedagógico de estas sesiones de estriptis en la España constreñida de la postguerra. Alguien, en 1981, me recitó al oído el primer cuarteto de la composición. He dedicado bastante tiempo a buscar a alguno de los que tuvieron la suerte de oír el soneto entero antes de ser destruido. La Semana Santa pasada lo encontré en Úbeda. Me informó de que el autor del soneto había abandonado los temas eróticos poco antes de morir y sólo cultivó, en su vejez, los religiosos. Me recitó de coro tres décimas que había compuesto para los titulares de una cofradía de la Loma de Úbeda. Carecen del menor interés. No así el soneto “Tu línea escultural, oh Manolita”, lleno de sensualidad y carga erótica que hoy regalo completo a mis lectores en primicia mundial y que reza así:

Tu línea escultural, ¡Oh Manolita!
absorbe mi razón, pues no hay manera
de borrar de la mente esa palmera
que es tu cuerpo de Venus Afrodita.

5    Poseerte sería dicha infinita
en una noche alegre y placentera
y a esta ardiente pasión gusto le diera
gozando de tu carne nazarita.

10    Grácil, dúctil, turgente, movedizo,
tu cuerpo es para mí, supremo hechizo,
seductora mujer que me enloqueces

y me matas de amor  aunque no quieras,
cuando mueves, lasciva, las caderas
y a la vista tus muslos nos ofreces.

                                                                     Vate anónimo ubedí