Banderas, maestro de ceremonias
Llegaron los
capos a Riad para dar el último adiós a uno de ellos. Abrazos, besos, palmadas
en la espalda. Las grandes familias hablaron de qué hacer con los griegos si
deciden no pagar la deuda: ¿un tiro en la rótula?, ¿romperles la nariz?, ¿partirles
un brazo con un bate de béisbol? Lisiarlos, pero no acabar con ellos, porque
entonces, ¿a quién cobrar? Los boss sólo matan cuando un jefecillo local quiere
convertirse en boss y arrebatarles el negocio. Le
pasó a Sadam Husein. Hasta que no les he hecho caso a mis amigos que me pedían
que dejara de leer a Chomsky para entender el mundo y que viera los 86
capítulos de los Soprano, no me he enterado del todo de qué va esto. El capo
dei tutti capi ha acortado su viaje a la India y llegó el martes a Riad,
acompañado de su emancipada esposa, a dar el pésame y a reafirmar su alianza
con el nuevo boss regional. Business is business.
Llegó San Pablo
a Atenas, hace dos mil años, y les explicó a los griegos en el Ágora que el
monumento que ellos habían erigido en la ciudad al "dios
desconocido", a partir de ese momento, sería innecesario porque él venía precisamente
a hablarles de ese dios desconocido, del
Dios verdadero; que la historia de la búsqueda de Dios se había acabado y que
lo único que cabía ahora era adorar al Dios que él venía a anunciarles y
destruir los viejos ídolos. Los griegos lo escucharon con paciencia y atención hasta que, enrollado ya el apóstol, se
atrevió a utilizar argumentos de los propios filósofos griegos para
convencerlos de la existencia de un solo Dios. Entonces lo echaron a patadas de
Atenas. Lo mismo que hicieron los griegos el domingo pasado con Ángela Merkel,
apóstol del Mercado, dios único y verdadero. Ella había querido explicarles, en
los días anteriores a las elecciones, lo que era y lo que no era democrático. Y
los griegos, inventores de ese artilugio de reparto del poder que conocemos
como Democracia, le han dado puerta.
Llega Susana
Díaz a las elecciones del 22 de marzo con los dos hijos del anterior matrimonio
con el partido de IU crecidos y pidiendo pan. Los nombres de estos niños: Doña Ambición
y Don Populismo. Embarazada ahora de gemelos, todavía no se conoce el nombre de
la fuerza política que le ayudará a mantener a las nuevas criaturas. Pero la
analítica ha revelado que son de la
misma condición política que sus anteriores
retoños: uno es la ambición y el otro el populismo. Los resultados electorales
nos dirán si Susana Díaz compartirá la custodia de su ambición y de su
populismo con otra fuerza, si los sacará ella sola adelante o si el desamor del
electorado la convertirá en madre política soltera.
Sumario:
Populista es el que habla de lo que tendría que
haber hecho, como si lo hubiera hecho ya. A sabiendas de que nunca lo hará.