jueves, 29 de marzo de 2012

Estupidez programada

EN campaña, Griñán dijo que Andalucía se jugaba su futuro el día 25, convencido, sin duda, de que el futuro de esta tierra depende exclusivamente de los políticos, no de los miembros de otras profesiones o de los terremotos o de la abstención o de la caída de un meteorito en Doñana. Los nacionalistas catalanes prometen que el futuro de de su nación estará asegurado con la independencia. Incluso el futuro económico. Descartando que el futuro de Cataluña pueda verse alterado por un tsunami, por un escape en la central atómica de Vandellós, o por el descubrimiento de un yacimiento de oro -ahora que está tan caro- en Artesa de Segre o por el esfuerzo de catalanes ajenos a la política. Todo se arreglará gastándose un dineral en edificar un nuevo Estado, ahora que no tienen un euro ni siquiera para curar una gripe. ¿Por qué les gustará parecer tan tontos a los políticos? ¿Será para que hasta los mediocres nos sintamos más listos que ellos? Tiene que ser eso, su estupidez está programada para que no advirtamos la nuestra, la de cada uno de nosotros, y así seamos un poquito más felices. Los adoro. Igual que siento un creciente afecto por ese anciano vestido de blanco colonial, jefe del Estado del Vaticano, que ha declarado antes de viajar a Cuba que el "marxismo ya no sirve"; y algo de razón le asiste porque resulta obvio que el marxismo no ha logrado cumplir su promesa de instaurar el comunismo en la tierra, en cambio, la Iglesia, que sabe que las promesas que más lucen son aquellas cuyo cumplimiento resulta difícil de verificar, lleva miles de años viviendo de la promesa -indemostrable e indemostrada- de la existencia de la vida eterna. 

¿Por qué entonces me estoy encariñando con el Papa? Será porque estoy convencido de que tanto la religión, como la política o la magia, consiguen difuminar la humilde e insoportable relación que existe entre las causas y los efectos sumergiéndonos en una nube narcótica de irrealidad desde la que es imposible mejorar la vida, pero que también ayuda a muchos a sobrellevar el dolor. El único inconveniente de ser mago, político o pontífice es que has de vivir sometido constantemente a la férrea disciplina de la mentira. Nunca podrás decir verdad, si lo consigues, tendrás detrás de ti a mucha gente que quiere creer que es posible ser feliz sin interrupción o, simplemente, que existe el más allá. Gente que consentiría incluso en pasarse la eternidad fuera de casa, en el cielo, aunque no esté muy segura de que allí retransmitan los partidos de la Champion's League o de poder comprarse una blusa en las rebajas de Zara.

jueves, 22 de marzo de 2012

La revolución de los papeles

EL mundo al revés: Izquierda Unida recurriendo a un notario (funcionario que asegura y da fe, entre otras cosas, de la concentración de la propiedad privada en unas pocas manos por los siglos de los siglos) para que levante acta del programa de la coalición para las próximas elecciones, como si no le bastara con que los votantes tomen nota para "premiar al partido que cumpla sus promesas o para demandárselas al que no lo hiciere". 

En los años pasados hemos vivido una auténtica revolución, pero no la que esperaban los redactores del Manifiesto Comunista o del Manifiesto-Programa del PCE, se ha vivido una revolución zurupeta. La revolución de los papeles, de los oficios, de los saludas. Una época, por otra parte, excepcional -y así será recordada- en la que todo el mundo ha comido, ha sido atendido por el sistema público de salud, se ha lavado y hasta ha podido estudiar y hacer una carrera, si ha querido. Pero donde las masas, en lugar de ocupar el poder para abolir la propiedad privada y los privilegios burgueses, se han contentado con hacerse con la dirección de las Cofradías de Semana Santa y con llenar la catedral de "titulares", saltando por encima de las dalmáticas de los canónigos y de las mitras arzobispales. 

La emergencia se ha ocupado de instalarse en los parlamentos, las alcaldías y diputaciones para enviarles saludas a todo el mundo. En las fiestas de mi pueblo, te manda un saluda el alcalde para invitarte a que te sumerjas en el jolgorio perpetuo, la concejala de cultura para que te sumes al grito desafiante de las mujeres emancipadas y el párroco para invitarte a disfrutar, dentro del orden sagrado, de las fiestas. 

Te asaetean con todo tipo de saludas. Quizá sea la primera etapa del cambio de sociedad. Y cuando la sedicente izquierda, instalada en el poder 30 años, en el que casi todos los títulos de propiedad, todos los papeles, los ha rellenado a su nombre y al de sus amigos, ve como la derecha cuca le arrebata la palabra "cambio" en el bicentenario de la Constitución de Cádiz, lo denuncia y le afea al presidente del Gobierno el que haya aprovechado el acto para "meter la pequeña bacalá del cambio". ¿Qué cambio? Nadie lo sabe. Ni siquiera IU propone ya la revolución sino una nebulosa insurrección en su lema electoral: "Rebélate". 

¿Volvemos a la insurgencia espontánea, sin dirección ni propuestas? ¿A las rebeliones medievales de la hambruna y de la miseria extremas? Cuando la gente no puede más, se rebela y quema y mata y arrasa. Para entonces IU, el notario y sus papeles serán sólo pavesas. 

jueves, 15 de marzo de 2012

El muro rasgado

EL cantante Justin Bieber, con sólo 17 años, ha escrito ya su segunda "autobiografía", tituladaSólo empezando. En las Memorias de Adriano de Yourcenar aprendí que uno escribe sus memorias de mayor, desde la atalaya del desengaño, y con el propósito de entrar en la muerte con los ojos abiertos, para no tropezar con las trampas de la nada. Las memorias se escriben para ajustarle las cuentas a alguno y para enmascarar tu propio fracaso, porque, aunque se fracase en la vida, no es necesario hacerlo cuando la cuentas. Con la edad de Justin, se entra en la vida con los ojos cerrados, para no sortear ninguna de sus trampas. No recuerdo nada importante de cuando yo estaba "sólo empezando", porque no le veo ningún interés al hecho de que paredaño con mi habitación de estudiante, en casa de mi abuela, hubiese un taller en el que 5 o 6 chicas bordaban preciosos velos tul ilusión para novias. Escribí esta cursilería que, entonces, me pareció genial: "Ellas labrando velos, yo labrándome un porvenir". Desde mi mesa de estudio no se oía nada de lo que hablaban, pero me hubiera gustado enterarme. Porque, "yo soñaba", anoté, "con unir mi destino al de una de las bordadoras para construir un futuro en el que realizar nuestros sueños más anhelados". 

Pero el muro que separaba mi habitación del taller era muy sólido y no me llegaba nada de la otra parte. Pensé, incluso, en adelgazar la pared. Ir apartando los ladrillos y el mortero poco a poco con un martillo y un cincel hasta que pudiera percibir las conversaciones. ¿A quién le viene mal, antes de iniciar el combate de amor, saber si la enemiga está, si no vencida, al menos, dañada? Horadar un muro con un alfiler, lo había visto hacer en las películas, pero hubiese resultado más fácil burlar a un carcelero de Alcatraz, sobre todo si figura en el guión que se le escape un preso, que a mi abuela, poco dispuesta a que le perforase su casa para obtener información erótica privilegiada. Hoy, no hubiera tenido necesidad de agujerear la pared, me hubiera bastado con leer en el muro de facebook las preferencias de la chica que me gustaba. De no haber sido por la madre Naturaleza, jamás me hubiera enterado de que aquella niña no quería saber nada de mí. Un fortísimo terremoto rasgó una noche el muro del secreto, abriendo una grieta en su sólida estructura que me permitió oír las conversaciones de las bordadoras durante semanas hasta que repararon el muro. Aprendí mucho de las mujeres jóvenes gracias a aquella raja providencial. Si me sigues leyendo, lector cómplice, quizá te haga partícipe más adelante de alguno de esos secretos. 

miércoles, 7 de marzo de 2012

La visibilidad de la Real Academia


El documento que la Real Academia de la Lengua acaba de colgar en su web, titulado “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, admite “que existe discriminación hacia la mujer en nuestra sociedad”, pero trata a los que se han atrevido a escribir sobre el uso sexista del castellano, sin ser lingüistas, como la Santa Inquisición trató a brujas y a herejes. Primero, recordándoles la infalibilidad de la RAE en esta materia, en segundo lugar, abrumándolos con las verdades del filólogo, para terminar quemándolos en la hoguera de la ironía. En algunos aspectos, el redactor del correctivo, el académico Ignacio Bosque, no es muy original: como todo el mundo, en cuanto aparece un problema, lo remite a la escuela, anunciando que las guías, publicadas por todo tipo de instituciones para atajar el uso sexista del lenguaje, sumirán en la confusión a los profesores de Lengua de “Enseñanza Media” [sic], como si los docentes de Secundaria no tuvieran otra cosa que hacer que leerse esos recetarios. En otros aspectos, el documento parece obra de alienígenas o de especialistas, que a veces viene a ser lo mismo. Entiendo que no es conveniente que un padre opere a su propio hijo de apendicitis, si no es cirujano especializado en digestivo, pero el lenguaje tiene esa particularidad: que al usarlo todo el mundo desde chico, con cierta competencia, en la mayoría de los casos, no es raro que los hablantes lo sientan como suyo y se atrevan, sin ser especialistas, a opinar sobre él y a proponer innovaciones y cambios, no siempre sensatos. Y más si te han elegido concejal de tu pueblo y te crees investido de una cierta omnisciencia. Pero cuando regañas es mejor que te repasases bien lo escrito para no equivocarte y así dar lugar a que el censurado, aún llevando tú razón, te descalifique por alguna fruslería. Por ejemplo, ni Bosque ni los otros 32 académicos que firman el documento, han reparado en que la “Enseñanza Media” ya no existe y que la asignatura de Lengua no sólo se da en la “E. Secundaria”. El actual feminismo de la Academia parece sincero y su enfado evidente porque otras instituciones se metan a opinar de algo que considera suyo: el lenguaje escrito. Sin tener en cuenta, aquélla y éstas, que la lengua oral -y no tanto la escrita- pasa muchísimo de lo que digan los diversos boletines, los recetarios anti-sexistas municipales y los documentos colgados en la red por la RAE. La lengua va a su aire. Ya encontrará ella solita, la forma de que hombres y mujeres, si no se interrumpe el camino hacia la igualdad, se sientan cómodos usándola. Y si no, al tiempo.

jueves, 1 de marzo de 2012

El patinillo de Monipodio


Granada  no existe.  Al menos, una sola Granada. Pero solemos hablar de esa ciudad imaginaria como si existiese. En la fiesta de la Patrona, ‘todos los granadinos’, según su alcalde, dan muestras de devoción. Para Lorca, Granada es una ciudad ‘acolchada’ (posiblemente Federico dijo ‘acorchada’, insensible, y el periodista transcribió, erróneamente, ‘acolchada’, blanda, muelle)  y ‘muerta’.  Los pregoneros, los del día del libro o los de Semana Santa, también invocan a Granada entera. Y sólo cuando es imposible referirse a todos los granadinos, porque  resulta  evidente que los hay  que no se miran bien o que no coinciden en opiniones o en gustos, entonces se habla de dos Granadas: la de los granadinos bien nacidos y la de los otros, paridos con dificultad. Este bloguero, hace años, dividió a Granada, en lo que se refiere al consumo de helado, en la Granada de Los Italianos y la Granada de La Rosa. Tampoco existe una sola España. Es muy corriente alabar al pueblo llano, a los españoles de bien, si ganas las  elecciones y afirmar que están manipulados –es decir, que son tontos-, si las pierdes. Otros citan aquello de Machado, referido a la patria, de que cuando hay problemas, lo señoritos la invocan y la venden –aluden a lo de Irak- mientras que el pueblo, sin nombrarla, la compra con su sangre y la salva. Aznar no es desde luego un señorito,  sino un individuo conceptualmente de clase media que no tiene a nadie cercano que le corrija sus banalidades, enunciadas con la solemnidad del arúspice,  pero al que sí le gusta mucho hablar de ‘patriotismo’ (por tres veces lo invocó en su discurso al 17º Congreso del PP),  y de ‘España ‘(13 veces), o referirse a los ‘españoles ‘(17 veces). También aludió a ‘la voluntad nacional’, ‘al alma nacional’, a ‘la grandeza de la nación’ y a ‘la unidad nacional’. Todo esto en un discurso de sólo 8 folios.  A los malos, a sus adversarios políticos,  los desterró a un territorio brumoso que llamó “no-nación” y que todavía no aparece en el Google Earth. Yo no quiero habitar en ese patinillo de Monipodio que Aznar llama patria, erizado de banderas enormes que crecen al ritmo del paro. Hay aquí mismo otras patrias llenas de gentes, a veces geniales, a veces idiotas, como yo mismo, pero que poseen una virtud interesante: esta gente no exige de los demás ni más espacio ni más tiempo del necesario para sobrevivir dignamente, sin molestar demasiado, sabiéndose capaz de heroicidades enormes y de actos muy miserables. En una de esas ‘no-naciones’ vivo, y no pienso trasladarme por ahora a la patria que me propone Aznar.