jueves, 29 de diciembre de 2011

Soraya, mantis religiosa

Esencia de mujer
LA revista Vanitatis.com considera que Soraya Sáenz de Santamaría es una de las españolas peor vestidas de 2011. El vestido que la señora llevó a la entrega de los Premios Mujer Hoy, el día 12 de este mes, ni era de estreno ni feo, sólo le quedaba estrecho; lo habría adquirido antes de dar a luz y aparecía, en las fotos de Vanitatis, superado en alguna de sus costuras por la ubérrima carga postnatal de la actual vicepresidente. Todo muy estudiado: vestido usado = contención del gasto en la escasez; síntomas desbordantes de maternidad = madre entregada que da de mamar a su hijo. Hijo = precioso objeto del deseo de los culebrones de televisión -en los que siempre hay varios hijos esturreados, en busca de padre, madre y demás familia- y también del imaginario colectivo de una sociedad falta de nacimientos y sobrada de teatro ginecológico. Normalidad aparente para algo que no es usual: que una recién parida pueda acudir a fiestas o estar presente la noche electoral para no dejarse arrebatar los réditos de la victoria. Esta mujer debe de tener en casa a alguien que se ocupe de su hijo. Me gusta Soraya Sáenz de Santamaría. Quizá no responda al modelo de mujer liberada con que soñó en los setenta la jeremíaca feminista Lidia Falcón. Tampoco sé si la nueva vicepresidente del Gobierno ha leído a Simone de Bouvoir -no está en el temario de las oposiciones a Abogados del Estado- pero coincide con la escritora francesa en que las mujeres deben clausurar la época de la queja y, también, la del rechazo de todo lo que proceda del varón. A Rajoy le ha aceptado la única vicepresidencia de su gabinete, y de quejarse nada: no tiene tiempo para tirarse al suelo y desde allí zancadillear y manejar a los machos, ella dedica todos sus esfuerzos a prepararse para ser la primera presidente del Gobierno de España. Sí se recuesta cuando posa con un vestido negro, como de lencería fina de señora, para el magazine de algún diario. Porque ella, virgen de toda ideología y preñada de toda ambición, no desaprovecha ninguna de sus gracias. Rajoy no lo sabe, pero Soraya ya ha comenzado, como la hembra de la santateresa en la cópula, a extraerle la sustancia del poder con su lengüita. Un buen día -también ocurre en el poema La mantis religiosa del escritor peruano José Watanabe -, el presidente será sólo cáscara vacía. Las enciclopedias no dicen qué palabra final deja escapar el macho de la mantis antes de dejarse arrebatar por la hembra, mientras que le hace gozo, la última gota de vida. No hay que descartar que Mariano Rajoy deje escapar una de agradecimiento.

domingo, 25 de diciembre de 2011

jueves, 22 de diciembre de 2011

El bueno de Caín

LEYENDO Caín, la novela de José Saramago, dan ganas de enmendarle la plana al escritor, como él se la enmienda al Dios de la Biblia, cuando convierte a Caín, personaje de conocido historial delictivo, en héroe. En el episodio Abraham, Saramago demuestra poca ambición y se contenta con que sea Caín, y no el ángel del Señor, que llega tarde y despistado al escenario del crimen, el que salve al hijo del Patriarca Isaac del degüello y de las llamas. Más corrosivo le hubiera quedado al novelista que Caín apareciese en la obra denunciando la operación de propaganda que la casta sacerdotal trataba de montar con esta historia, concebida para desactivar las protestas de un pueblo harto de pagar diezmos y de entregarles ofrendas a fondo perdido para los sacrificios. "¿Protestó Abraham, el primer sacerdote, cuando Yahvé le exigió la inmolación de su propio hijo?", argumentarían los sacerdotes. Bastaría con que Caín los acusase de guardarse en la manga la carta del indulto de Isaac para borrarlos dialécticamente de la Historia Sagrada. Caín no tendría ni que mencionar lo poco que les importó a los que idearon esta leyenda que la imagen de Dios quedara en ella contaminada de un escrúpulo de crueldad gratuita. Con Abraham y Moisés, el formato del mediador que come del silencio de Dios, queda casi listo. 

A falta, sólo, de la performance del Calvario en la que el mismo Dios -bromista macabro en el caso Isaac-, incomprensiblemente, se muestra incapaz de salvar a su hijo de la muerte. Desde ese momento, los mediadores vienen administrando en su provecho el sentimiento de culpa de una humanidad pecadora que crucifica, no se sabe muy bien por qué y para qué, al Hijo de Dios sin que éste haga nada para evitarlo. Desde luego, la leyenda de Abraham es mucho más imaginativa y -a la historia me remito- mucho más productiva, que los pobres artilugios que los inanes políticos de la enclenque democracia española inventan para convencer a la gente de lo necesarios que son y de cómo van a solucionar todos los problemas que ellos mismos generan. No veo a los dos grandes partidos proponiendo una nueva ley electoral que supondría su inmolación en el altar de una democracia más representativa y justa ni observando y asimilando muchas de las sensatísimas propuestas de regeneración social del 15M. Agónicos como están, lo único que se les ocurre a estos monaguillos del poder, es enarbolar, alternativamente, la palabra mágica: "cambio". Si repasan la Biblia seguro que encuentran un término menos desacreditado y repulsivo. Porque últimamente los cambios vienen siendo a peor.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La escoba total


Chicas coreanas del norte, pese al fallecimiento de su líder carismático, avanzan confiadas hacia el futuroy escriben la historia de su país, sin salirse del renglón amarillo, mientras cantan: "Agrupémonos todas en la escoba total que el género humano se tiene que limpiar".

jueves, 15 de diciembre de 2011

Bailando con verbos

A clase, o a la calle, no se debe de ir desnudo, lo impiden la higiene y el recuerdo de los cuerpos ultrajados de Auschwitz, tampoco se debe de ir con la cara cubierta con un velo que pueda ser utilizado para delinquir impunemente. Desde los tiempos de Carlos III y de su ministro Esquilache, en España ha estado mal visto acudir a los espacios públicos embozado y con sombrero de ala ancha. Todo lo demás, si hablamos del vestido, es opinable, hasta los tutús que lucen los danzantes que animan las procesiones del Patrón en algunos pueblos castellanos. Saray, alumna de ESO, con sus 14 años, ni siquiera imagina el dolor de ser invisible. Porque todavía queda lejos para ella el día en que nadie la vea, en que nadie la mire, en el que eso de andar por la calle sin que ninguna mirada se cruce con la suya se convierta en un purgatorio. Ella acude a clase, y su madre lo ve bien, con unos shorts blancos muy estrechos y con un tanga verde fosforito debajo. El profesor la saca a la pizarra para que analice la frase del día. Saray corretea por entre las partes de la oración con agilidad y cadencia. El profesor le llama la atención: "Saray, le he pedido que me analice la frase, no que me la baile". Saray valsea con el núcleo del sintagma nominal y se abandona en los brazos del complemento directo, ya en la loseta del sintagma verbal. Termina y se sienta. Todavía no ha acabado de analizar Joshua su frase, cuando Saray grita: "Profe, los niños de atrás me están tirando besos". El profesor los apercibe. Después llama a la madre de Saray y le ruega que la niña venga vestida a clase sin estridencias y que sea más lineal en sus desplazamientos en el encerado. La madre, que tiene poco más de 30 años, le espeta: "Maestro, esto es un centro público y mi niña tiene derecho a venir a clase vestida como a mí me salga del c…". 
Natalia es una alumna musulmana, bondadosa y tranquila. Ha escrito en la pizarra su frase del día: "Las mujeres musulmanas deben ponerse en la mezquita detrás de los hombres para que al inclinarse en la oración, no distraigan a los varones en sus rezos". Viene vestida con sencillez extrema, un pantalón vaquero una camisa blanca y el velo. El tutor de la chica llama a su madre y le pide que la niña venga a clase como las demás alumnas, sin velo. La madre le espeta al tutor: "Esto es un centro público y mi niña viene a clase como a mí me da la gana". El tutor piensa que las madres -y, detrás de ellas, los padres, los hermanos, los abuelos- como suele suceder, utilizan a los hijos para cobrarse sus "deudas históricas". Parece inevitable.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Alas de mariposa


Cuando Mantegna pinta los ángeles de la Cámara de los Esposos del Palacio Ducal de Mantua con las alas de mariposa de Psique, la amada de Eros del mito clásico,  en lugar de retratarlos con las de gavilán o de paloma con las que los adornaba la iconografía medieval, se puede decir que el Renacimiento ha triunfado definitivamente. Signos fueron también de su victoria sobre los siglos oscuros, la renuncia de Montaigne a los referentes bíblicos: en sus Ensayos  se refiere a Cristo sólo 9 veces,  mientras que cita a Sócrates  en 100 ocasiones. No menos significativo es el cuadro del Maestro de Segovia, Abrosius Benson (siglo XVI), en el que la Magdalena descuida, en parte, el tarro de bálsamo con el que tendría que aliviar el cansancio de los pies de Jesús y se pone a leer un libro.  Ahora también hemos de permanecer pendientes de los signos de la instalación de la nueva, y sedienta, clase política en los centros de poder. Hasta que no vea que los guiones de Amar en Tiempos revueltos y de Aguila Roja se escriben en los despachos  del PP, como se han venido gestando hasta ahora en los del PSOE,  no estaré seguro del cambio. Cuando el bondadoso abuelo de El Asturiano adultere el vino, y  Marcelino, su  hijo, y mejor padre, se enrede con una vicetiple del teatro Calderón y Manolita, la madre de todas las criaturas, esa santa laica del melodrama socialdemócrata,  se escape con un banderillero de Ordoñez, abandonando a sus seis hijos, incluida la pequeña operada del oído en Barcelona por una eminencia médica, empezaré a admitir que algo ha cambiado. Porque quizá los telediarios sigan dando muestras de una cierta neutralidad política, pero estoy seguro que los guiones de las series de éxito de TVE se seguirán escribiendo en la Moncloa, y los supervisará Rajoy, como antes lo hizo Zapatero: que de Goebbels aquí ha cambiado mucho la propaganda política. Prepárense para que, hasta el  ambicioso y manipulador Cardenal Mendoza de Águila Roja se vuelva bueno y se parezca cada vez más al Cardenal  Rouco Valera. Esta será la señal definitiva del alborear de la nueva época. La televisión municipal granadina,  en algún momento, también dejará de ofrecer machaconamente la foto fija de Sebastián Pérez o del alcalde en sus informativos y se inclinará por el melodrama político para hacer propaganda. Orar en tiempos excelsos, si se me acepta este título para la futura serie de  TG7, sería el vehículo de los fervores y valores de los populares. El episodio de la adolescente expulsada de la procesión de la Patrona podría inspirar los primeros capítulos de esta telenovela.

jueves, 1 de diciembre de 2011

El internado

LOS dominicos de Almagro, en cuyo colegio estuve prisionero cuatro años, me enseñaron gregoriano, a estudiar, a vestirme debajo de la colcha de la cama para no despertar la lascivia de mis compañeros, a traducir latín, a aguantarme el hambre y a prescindir de la vida interior, que nunca he recuperado del todo. Porque empecé por mantener la mente en blanco durante la misa, el rosario y la media hora de meditación diarias y terminé por conservarla en standby de forma permanente. No tener vida interior es estupendo durante la adolescencia, en los campos de concentración y en la hora crepuscular de la jubilación, porque jamás te aburres. A los dominicos debo, también, la lectura del Quijote y de las vidas de santos de La Leyenda dorada, de Santiago de la Vorágine. Con un criterio de selección extraño, nada más llegar al colegio, me hicieron sacristán. Yo no había dado señal alguna de piedad. De hecho en los cuatro años que estuve preso en el internado, no sentí la presencia de Dios nada más que en cuatro ocasiones. Siempre en Viernes Santo y siempre a las siete de la tarde. Todavía no tengo muy claro si la visita del Señor, iluminando fugazmente el páramo de mi raquítica vida interior, los cuatro Viernes Santos que pasé en el internado, se debió al ayuno obligatorio que padecíamos ese día los colegiales o a las palabras que el director espiritual, el padre Ramón Fernández de Almagro, O.P., repetía un Viernes Santo tras otro en la meditación vespertina. 

Sea por el hambre o sea por el sentido cabalístico que yo le daba a la frase del fraile, "sacerdote igual a espíritu, espíritu igual a ángel luchador", el caso es que ese día y a esa hora, me tomaba como un desfallecimiento que me duraba hasta que, a las nueve de la noche, terminado el ayuno, nos embuchábamos cada colegial una perola de sopas castellanas que alejaban a Dios y al hambre con una eficacia notable. 
Como no aprendía a ayudar a misa, me destituyeron y me hicieron bibliotecario.Comencé leyendo los libros prohibidos, que estaban guardados, bajo llave, en una alacena protegida con tela metálica y terminé recreándome en la delgadez extrema de la figura de don Quijote de los grabados de Gustavo Doré. Allí aprendí algo que Rouco Valera no sabe todavía: que si obligas a un niño a estudiar la asignatura de religión, termina odiándola. Creo que pretende el cardenal que se restablezca una asignatura obligatoria alternativa a la clase de religión. Los laicos han puesto el grito en el cielo. Equivocadamente: la imposición suele alumbrar florecientes y misioneras generaciones de ateos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Dios, antibiótico de amplio espectro

No se puede aparecer, de repente, en el Facebook dando consejos a la gente, porque para ser consejero, como quiere Cervantes, se han de tener tres calidades:  la primera, autoridad; la segunda, prudencia, y la tercera, ser llamado, y yo  no me reconozco ninguna de las tres. Pero, conseja por conseja, leo una frase curiosa en el muro de "Tejiendo despacito", ésta: "Si algunas personas se alejan de ti, no te pongas triste, es la respuesta de Dios a tantas veces  que le pediste líbranos del mal, amen". Y se me ocurre aconsejar al que haya leído la frase de "Tejiendo despacito", que no la tome al pie de la letra, porque Dios actúa a veces como un antibiótico de amplio espectro que te libra de las bacterias malas y de las buenas, al mismo tiempo, te deja más solo que la una. 

viernes, 25 de noviembre de 2011

Manolita se echa a la mala vida

Cuando Mantegna pinta a los ángeles de la Cámara de los Esposo del Palacio Ducal de Mantua con las escatológicas alas de mariposa clásicas, en lugar de las de gavilán o paloma con las que los adornaba el Arte Medieval, se puede decir que el Renacimiento ha triunfado definitivamente. Signos fueron también de su victoria sobre los siglos oscuros, la renuncia de Montaige a los referentes bíblicos y religiosos y su sustitución por Sócrates o por Aristóteles. No menos significativo es el cuadro del Maestro de Segovia, Abrosius Benson (siglo XVI), en el que la Magdalena descuida, en parte, el tarro de bálsamo con el que tendría que aliviar el cansancio de los pies de Jesús y se pone a leer un libro. Ahora también hemos de permanecer pendientes de los signos de la instalación de la nueva, y sedienta, clase política en los estrados del poder. Hasta que no vea que los guiones de Amar en Tiempos revueltos y Aguila Roja se escriben en los despachos de Partido Popular, como se han venido gestando hasta ahora en los del PSOE, no estaré seguro del CAMBIO. Si el bondadoso abuelo del Asturiano adultera el vino, si Marcelino, su hijo, y mejor padre, se enreda con una vicetiple del teatro Calderón y Manolita, la madre de todas las criaturas, esa santa laica del melodrama socialdemócrata, se escapa con un banderillero de Ordoñez, abandonando a sus seis hijos, incluida la pequeña operada del oído en Barcelona por una eminencia médica, empezaré a admitir que algo ha cambiado. Porque quizá los telediario sigan dando muestras de una cierta neutralidad política, pero estoy seguro que los guiones de las series de éxito de TVE se seguirán escribiendo en la Moncloa, y los supervisará Rajoy, como antes lo hizo Zapatero: que de Goebbels aquí ha cambiado mucho la propaganda política. Prepárense para que, hasta el Cardenal Mendoza, el ambicioso y manipulador clérigo de la Serie Águila Roja, se vuelva bueno y se parezca cada vez más al Cardenal Rouco Valera. Esta será la señal definitiva del alborear de una nueva época política.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La manzana de Safo


Pánfilo conoció a Claudia por los años 80 cuando era maestra de un pueblo de la Alpujarra. La ha vuelto a encontrar este mes en un viaje organizado a Grecia. Subieron juntos, el último día, la cuesta que lleva desde el hotel Blue Sea, en el puerto de Mitilene, al huerto de Afrodita. A lo largo de los diez días que duró el viaje, Claudia, con sus 76 años,  trepó por las resbaladizas rampas empedradas que conducen a las murallas del pueblo medieval de Anavatos en Lesbos, desde las que se arrojaron en 1822 muchas madres  abrazadas a sus hijos huyendo de los invasores turcos.  De su brazo, Claudia, bajó la cuesta del Bosque petrificado de Sigri,  en el en el extremo oeste de la isla, para ver los poderosos troncos de las sequoias fosilizadas tras la erupción de un volcán, hace 15 millones de años. Fotografió el tronco más robusto y subió la cuesta sin dejar de hablar. Trepó también hasta el castillo de Mitilene y cantó en su cisterna  el poema de Safo “Inmortal Afrodita”. Se sentó en los altos escalones del templo de Afrodita Afaia en la isla de Egina, construidos, según Leftheris, el prodigioso guía griego, a la medida de los dioses, inaccesibles apara los humanos. No le arredró el ascenso, en Atenas, de la pendiente que conduce a la Acrópolis. Pudo superar los dos últimos escalones del viaje, en el monasterio del Taxiarchis San Miguel, en Mandamados. Mientras Leftheris explicaba el sentido y funciones de los tres ábsides de la iglesia, Claudia se sentó en el escaño del arzobispo.  Un pope la desalojó inmediatamente de la cátedra. El guía, cuenta Pánfilo, le dijo a Claudia que ninguna mujer, en Grecia, se hubiera atrevido a sentarse en ese sitio. Claudia refirió, en el café que hay a la puerta de la Iglesia, mientras comía con buen apetito unos empalagosos buñuelos bañados en miel, que después de subir tantas escaleras y pendientes peligrosas y resbaladizas, había disfrutado muchísimo hollando el delicado terciopelo de los dos escalones del estrado arzobispal.  Dijo también que el culo del arzobispo tenía que ser más solemne que el suyo, porque el sitial le había resultado muy espacioso. A los viajeros que la acompañaban la tarde de la despedida en el huerto de Afrodita, en Mitilene, les pareció ver, con el último rayo de sol que se colaba por los pinos, cómo la diosa premiaba su instinto de felicidad permitiéndole acariciar por un instante la manzana inalcanzable y solitaria que desde hace 2.600 años intentan arrancar del verso más encumbrado de Safo, sin éxito, hombres y dioses. Pero la felicidad duró poco, de repente todo lo invadió la noche.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Movimientos sincronizados

La Justicia observada
A PÁNFILO, como buen diletante, le gusta tocar temas de biología. Es muy aficionado a relacionar el comportamiento humano con el de los animales. Pánfila, su ex novia virtual, le ha recomendado no seguir por ese camino porque el refranero y la patrística relacionan con frecuencia a la mujer con animales de pedigrí incierto como la serpiente, la mula o la voluble mariposa. Le ha informado de que, si mira en la red, la encontrará percudida de refranes como este: "Una buena cabra, una buena mula y una buena mujer, son muy malas las tres". E incluso grandes escritores como Gómez de la Serna han dicho de las mujeres cosas tan viperinas como ésta: "Al tener en la mano una delicada mano de mujer se ve que está hecha de anillos interiores, de blandas sortijas que no se ven". Pánfilo le ha contestado que hoy las comparaciones no son ofensivas, sino científicas, y que se han puesto de moda. En la última entrada de su blog ha escrito: "Cualquier sábado por la tarde, en la plaza de Puerta Real, en Granada, una novia se ha bajado del coche nupcial para retratarse con sus damas de honor, no sé si antes o después de la boda. Las mujeres que pasan en ese momento por allí, al unísono, como los peces de un cardumen, vuelven sus cabezas hacia la novia. Los hombres que pasan en ese momento por allí, incluido el novio, al unísono, como los peces de un cardumen, miran a una chica de 17 años que ha elegido la misma plaza para poner a calentar órganos, músculos, sistemas, articulaciones, vértebras, simetrías… antes de exigirles, en la noche cercana, prestaciones notables de elasticidad aplicada. Los etólogos siguen estudiando estos comportamientos de los peces para aclarar si la sincronización de movimientos de los individuos que integran un banco o un cardumen es innata o adquirida. Los antropólogos tratan de despejar las dudas sobre la naturaleza de estos comportamiento sincronizados observables también entre los homínidos". 
Su amiga Pánfila le ha comentado que no entiende por qué sigue empeñado en ser un diletante, que ya no hay diletantes porque Wikipedia, la gran diletante, los ha barrido a todos. Por molestar, le ha recomendado que, antes de seguir por ese camino, lea la novela de Flaubert Bouvard y Pécuchet, si quiere saber lo que les sucede, y cómo terminan, estos dos quijotescos diletantes, metidos a estudiar, como aficionados, multitud de disciplinas científicas. 
Pánfilo, muy digno, le ha contestado que una cosa es ser diletante y, otra muy distinta, poner en relación cosas. Que esa capacidad te puede conducir a la sabiduría. 
Pánfila, sólo le ha escrito: ¡vale!

domingo, 13 de noviembre de 2011

Lorca en el Covirán


El mercado también lee. Leer, lee todo el mundo. "Guardiola está leyendo muy bien el partido", explica un locutor, entusiasmado. "Nadal ha leído mal la jugada de Federer", se lamenta el periodista de TVE.  Y además, el mercado tiene derecho a hacerlo. Parece que el nacimiento de la escritura en los almacenes de grano de la antigua Mesopotamia le debe bastante. A la izquierda y a los ecologistas les gusta mucho meterse con el mercado y le echan la culpa de casi todo. A la derecha liberal, la libertad de mercado le entusiasma, hasta que hay pérdidas y entonces ponen el cacillo de la limosna a las puertas del padrecito Estado. Seguramente el mercado es ciego e insaciable, y durante milenios ha sido la forma, quizá injusta, de repartir lo que había. Pero el mercado no lee de soslayo, lo hace de frente y por derecho, no puede permitirse veleidades.
Para leer, haga click sobre la imagen

La cadena de supermercados COVIRAN entendió en su día que había que leer a Lorca y, también, vender lejías y otros productos de limpieza y  montó en la última página del cuadernillo de la foto un collage con productos de limpieza y el poema de Federico "Aurora". Los versos "la Aurora de Nueva York tiene / cuatro culumnas de cieno", fueron relegados junto con sus compañeros mártires, al último estante, el de abajo. Sobre él, las imágenes de conocidos detergentes, bayetas, guantes de goma satinados, papel de aluminio y estropajos. La verdad es que no combinan nada mal la lejía y "las aguas podridas" del poema, en las que chapotean "un huracán de palomas negras". Los poemas detergentes pueden ser bastante eficaces, cuando falla la lejía.
"Aurora" es el único producto al que no se le ha puesto precio en el catálogo. Quizá porque la poesía no lo tiene o porque estaba de oferta. A los sociólogos de la Literatura corresponde investigar, con permiso de Bolonia, si se disparó la demanda y hubo que poner a Federico en los estantes de arriba, a buen precio, y premiar su compra con algún producto químico de regalo.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sala de extracciones


Wordpres, la mayor comunidad de blog de Internet, recomienda publicar algo todos los días y yo, burla burlando, ya he redactado el título y he elegido el tema de mi post de hoy. La cosa es tan fácil como tirarte a la calle y oír a la gente. Sin miedo a no acertar: el riesgo de que alguien se fije en tu entrada es muy pequeño porque todos los días se publican 500.000 nuevas. El asunto del que voy hablar lo  he extraído de las  conversaciones de los pacientes que van a sacarse sangre al Clínico. No sé si lo saben los encuestadores electorales, pero es mucho más fácil obtener información de un público al que le van a sacar sangre,  y que acepta cualquier  extracción, incluso la de sus opiniones, que de los clientes de las pescaderías.  Una joven muy hermosa con un tarro de orina en la mano confiesa en voz alta que a ella lo que de verdad le interesa en ese momento es no estar embarazada. Un muchacho con un semen  pobre en espermatozoides, no tuvo inconveniente en informarnos de que la extracción de  semen no duele y que, en ocasiones y si se da con la vena, hasta resulta placentera. Nada que ver con la obtención de esquirlas del esternón para averiguar  cómo funciona la médula. A casi todos los que estaban en la sala les manaba la información de manera espontánea. Incluso la política. No entendían que hubiera que gastarse tanto dinero en una campaña electoral obsoleta e inútil. Y aunque muchos se manifestaron contentos con el funcionamiento del servicio de extracciones, también los hubo que opinaron que se podía mejorar con el dinero que se tiraba en carteles electorales, con fotos de candidatos, generalmente, muy estropeados, a los que nadie mira. Salvo alguna excepción, la gente que esperaba esa mañana a que le extrajeran alguna sustancia para analizarla, se manifestó encantada con la Seguridad Social e incluso llegaron a tildarla de milagro. No detecté en las muestras de opinión recogidas  pasión alguna por Rubalcaba o Rajoy, sí advertí un cierto interés por un cambio de gobierno, más que nada porque, según dijo un indignado, lo único que nos queda a los ciudadanos es ponerlos cada cuatro años en la calle.  La verdad es que no cuesta mucho seguir el consejo de Wordpres y escribir algo todos los días, sólo me falta hoy recoger  las carcajadas de la gente después de que alguien leyera con buena voz   las declaraciones que uno de los candidatos ha concedido al periódico que te regalan a la puerta del hospital. Ni le han dejado terminar la letanía esa de que “lo que realmente interesa a los españoles...”, la gente se revolcaba de risa por el suelo.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Haikú o haikú y medio

En las familias, los miembros tienen una hucha de barro dónde han ido guardando los agravios y el rencor, mientras que el recuerdo de los buenos momentos se disipa, las arcancías del odio siempre terminan por abrirse o romperse para que los fantasmas liberados oculten las causas del inevitable fracaso.
(Esto terminará como haikú, o como haikú y medio, en cuanto lo lleve a mi taller de poesía y lo trabajemos con la peña unas sesiones). Como aforismo de limpia sabiduría también puede funcionar.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Amor gratis


Simone de Beauvoir dedica su obra El segundo Sexo “A Jacque Bost”, su amante de 21 años, que fue al que se le ocurrió el título del libro. Cuando conoció a Jacques, Simone vivía desde hacía 8 años con Sartre, bajo un pacto de transparencia que permitía a la pareja mantener otras relaciones, siempre que se lo contaran. Amor libre, no amor gratis. Sartre, al menos, pagó con creces tanto ensayo. En La ceremonia del adiós,  Simone le ajustó las cuentas y contó hasta el último detalle de la degradación física y mental de su compañero. La cosa funcionaba así: Simone le contaba a Sartre sus encuentros con Bost, y le pasaba copia de la carta al chico, 8 años menor que ella.  Las cartas de amor, por muy rompedoras que sean, tienen que someterse a la retórica del género. Y en algún momento hay que prometer amor eterno o algo parecido. Así, Simone le puede contar al filósofo: “me acosté hace tres días con Jacques”, e incluso: “Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas. Me parece una cosa preciosa e intensa”, porque inmediatamente le asegura que la relación con el muchacho es pasajera y que volverá pronto con él: “Hasta la vista querido pequeño ser (Sartre medía 1,55 y Simone, 1,60 cms.); el sábado estaré en el andén… Tengo ganas de pasar unas interminables semanas a solas contigo. Te beso tiernamente, tu Castor (así la llamaba Sartre)". Las tres palabras de la dedicatoria, “A Jaque Bost”, no muestran ni culpa ni alarde. Cosa rara, a los escritores les resulta más fácil describir la culpa que el placer.  Tolstoi sustituye  los sabrosos detalles de la entrega amorosa de Ana Karenina y Wronski por unos puntos suspensivos, pero se demora en la descripción del sentimiento de culpa que embarga a los amantes tras el adulterio. Se trata, en ambos casos, del lenguaje intentando explicar el deseo y sus laberintos. Como la religión, la literatura pretende apropiarse y administrar, con palabras o ritos, la única fuerza imparable que nos habita, que no reside en palabra alguna: la fuerza universal que  juega permanentemente a conservar la vida. Ni una epístola de San Pablo ni una carta de Beauvoir podrán desviar la fuerza que nos conduce a la muerte, después de haber hecho todo lo posible por propagar la vida. Para eso amamos, para eso nos nutrimos, para eso exigimos territorio y nos matamos por cada uno de sus centímetros. Con un éxito inquietante: la tierra tiene ya siete mil millones de habitantes. Ni la moral ni la literatura ni la higiene  ni la píldora de los polvos del día de antes han encontrado todavía la forma de controlar la explosión.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El currículo de la abuela

Pánfilo dice que aprende más en una farmacia que hablando con un profesor de universidad, sobre todo si es de letras. Asegura este jubilado petulante que los profesores de humanidades no se han hecho a la nueva situación. Y siguen diciendo la misa en latín y de espaldas al público. Si te acercas a uno de ellos, te hablará de su curriculum, de los puestos que perdió por no ser del partido, de sus viajes a universidades extranjeras, que sí reconocen su tarea investigadora… Cuesta un enorme trabajo que se baje de su estatus imaginario y que hable de lo buenas que están las patatas tempranas o lo bien que saben los tomates de estación, sobre todo los de huevo de toro. Son aburridos. Quizá en Australia, en la Universidad de Canberra, no se haya oído hablar del farmacéutico del pueblo de Pánfilo. Pero entre la gente del lugar tiene un gran predicamento. Esta mañana Pánfilo ha sido testigo de cómo dos mujeres, no jóvenes, le han llamado guapo. Una monja, que se ha apresurado a confesar su estado, y una fregona que se ha definido como de las de culo remangado. La monja, que poco antes había incurrido en el desliz, censurable en las de sus votos, de piropear a un mancebo de farmacia, ha encontrado natural, taparle el culo a la fregona, haciéndole ver que la frase correcta es “fregona de falda levantada”. Pánfilo ha tomado nota de que todavía ser monja es más importante que ser fregona. Y que ser observador es mejor que ser observado. Al salir de la farmacia ha ido a por la prensa, en el quiosco había una mujer, de poca estatura, hablando por los codos. El marido la esperaba afuera en el coche. Pánfilo, nada más verla, se ha sentido superior. Pero cuando la mujer ha utilizado la palabra “dependiente” para referirse a su esposo, ha empezado a respetarla. Luego, la ha ascendido hasta su propio nivel de excelencia, cuando le ha oído decir que también es un “posesivo”, y finalmente la ha elevado al friso de la admiración, cuando la mujer, con aspecto de campesina jubilada, trabajada y limpia, ha proclamado que su hombre es, sobre todo, un “obsesivo”. La gente no lee, la gente no tiene un curriculum lleno de artículos y libros “imprescindibles”, la gente no preside tribunales de oposiciones, pero, mire usted por dónde, la gente se va haciendo con un vocabulario tope de gama, se lo deba a las telenovelas mejicanas o a un nieto que estudia primero de ESO y que, fastidiado con su abuelo porque le impide acercarse a la abuela, ha utilizado las palabras “dependiente”, “posesivo” y “obsesivo” para referirse al anciano. El maestro de lenguaje se las había dictado esa mañana para que las copiaran en su cuadernillo de vocabulario.

sábado, 29 de octubre de 2011

Como pompas de jabón

El niño de las pompas en el Paseo del Salón de Granada


...yo  amo los mundos sutiles, 
ingrávidos y gentiles, 
como pompas de jabón. 
. 
Me gusta verlos pintarse 
de sol y grana, volar 
bajo el cielo azul, temblar 
súbitamente y quebrarse... 

                                                                (Antonio Machado)

jueves, 27 de octubre de 2011

Las máscaras y la luz

EL comentarista de un periódico digital encontró demodé la escenificación que ETA preparó para anunciar el "cese definitivo de la lucha armada": las capuchas, las boinas, los puños en alto y el anagrama con la serpiente enroscada a un hacha; el palpitar de la tela del pasamontañas blanco cuando hablaba el portavoz. Utilizó el periodista la palabra "ridícula" al referirse a ella. Seguro que los partidos vascos no encuentran la presentación ni ridícula, ni demodé. Más bien la interpretarán como una advertencia: "Nosotros hemos puesto, los soldados, las bajas, el dolor y el desarraigo", les están diciendo los etarras, "hemos vivido 43 años oscuros de madriguera, pistolas y muerte y vosotros (los que aceptasteis el juego de Madrid), años luminosos de moqueta, reconocimiento y epopeya; no lo olvidéis, ahora que llega el tiempo de la negociación". 
Si ETA no deja las armas, si no se disuelve, es sencillamente, porque la banda no cree que estemos en una sesión de magia del Mago Migue, o en un sueño, que es donde se diluyen las cosas a modo de maravilla, y, sobre todo, para recordar a sus afines que no pueden dejar en la estacada a presos y gudaris. ¿Por qué no pospuso ETA, el día 20, su anuncio de paz? ¿Por qué aceptó compartir ese día el protagonismo con el horror de las fotos de Gadafi linchado? Porque todavía usa el terror como argumento. 

También deben tomar nota los políticos del PP que siguen, todavía, recitando el cansino argumentario de que aquí no ha pasado nada y que ETA lo que tiene que hacer es derretirse como un taco de mantequilla expuesto al sol del verano. O exageraciones empecinadas como las de Mayor Oreja que pronostica que el País Vasco puede convertirse en otro Kosovo. Su líder, Rajoy, leyó un comunicado muy elaborado y sensato, tras el anuncio de la organización armada. Generoso, incluso, para con Rubalcaba. Declaró que el Estado no ha pagado precio político por el cese definitivo de la violencia. Rajoy que ya huele poder, que casi lo está palpando, ha enviado a su grosera extrema derecha este recado: "No es lo mismo hacer oposición que gobernar, en el gobierno hay que hablar con el "Movimiento de Liberación Vasco" -Aznar, dixit- y con quién sea". Primo Levi dijo que, en Auschwitz, lo peor fue "el dolor de hogar", la añoranza de casa. Para PP, el poder es su casa y los años de oposición los ha vivido como un doloroso tiempo de expoliación y exilio en el que ha preferido socavar los cimientos del Estado antes que asegurarlos. Ahora van a tener que hacer obras para que no se les caiga la casa. Rajoy ha comenzado el repello.

jueves, 20 de octubre de 2011

Una mujer nueva

EN la web Hola.com leo que "Liz Gilbert, personaje que interpreta Julia Roberts en la películaCome, reza ama, tenía todo lo que una mujer actual puede soñar: un marido, una casa, una exitosa carrera…, pero también se encontraba perdida, confusa y buscando lo que realmente deseaba en su vida. Recién divorciada y ante la disyuntiva de qué camino escoger, decide salir de su acomodada vida y arriesgarlo todo, embarcándose en un viaje alrededor del mundo que se convierte en una búsqueda para encontrarse a sí misma". La lectura de este texto me ha producido la misma desazón que cuando subo al Albaicín por la Caldereríay me cruzo con alguna amiga de antigua militancia en un partido de extrema izquierda -de esos que colocaron a sus líderes en los sindicatos o en la socialdemocracia- cubierta con el velo islámico. Claro que la metamorfosis de estas mujeres emancipadas no es más inquietante que el que un bloguero formal lea Hola.com
Pero yo estoy aquí para hablar de los gurús y no de mis debilidades. Julia Roberts -la novia de América- encuentra en su viaje a un gurú y también el amor de Javier Bardem -el novio de España-, que, al hacerla suya, dispara en el espíritu del espectador nacional un subidón parecido al que nos toma cuando Alonso arrebata la poole position a un Red Bull en la F1. El gurú hará de ella "una mujer nueva", gracias a los poderes que el periodista argentino Ricardo Caler atribuye a estos santones en su libro El reino de las mujeres. El último matriarcado, donde estudia la vida de los Mosuo, en el poblado chino de Loshui, a orillas del lago Lugu. 
No es en esta aldea de 25.000 habitantes -en la que las mujeres están al mando-, donde Liz se topará con su gurú, sino a 4.000 kms, en Bali. Allí vive ese anciano sabio, depositario de una cultura milenaria, capaz de dar respuestas enigmáticas a preguntas sin sentido, prócer familiar, instructor de artes marciales, experto en medicina alternativa, versado en metáforas sobre la vida, maestro amado, pozo de la sabiduría, cultivador de tomates ecológicos, pilar insoslayable para la civilización… O sea, todo un patriarca. ¡Con lo mal que le han caído siempre a las mujeres liberadas los patriarcas! En Granada, al menos, no tienes que irte tan lejos para dar con uno, puedes encontrar algo parecido a un guía espiritual en las cursos municipales de pilates o de yoga (nivel principiante), o si picas más alto, tirar para el Albaicín, donde una puede tomar el velo en alguno de sus conventos o disfrutar de un delicioso té, en su mezquita, por sólo 1,50 euros, antes de enfundarte en el chador.

jueves, 13 de octubre de 2011

La niña perdida y hallada a su tiempo


Los ángeles de la guarda no dan abasto, por la explosión demográfica y por la crisis que tiene paralizada la contratación de un personal tan cualificado. En la Zubia, la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora ha fijado, debajo del horario de misas, un cartel en el que avisa de que está conectada 24 horas a una empresa privada de seguridad. Cuando los servicios angélicos veas privatizar ni de los bomberos te podrás fiar. Los curas, de seguir así las cosas, y como cada vez son menos, pueden terminar encargando las comuniones a una empresa de catering, porque no veo yo que el Papa esté por permitir el sacerdocio a las mujeres. Eso resolvería muchos problemas de personal, pero prefieren tenerlas de fregantinas. El asunto de la adolescente de 15 años que fue expulsada de la procesión de la Virgen de las Angustias, más por escrúpulos textiles que teológicos, se hubiera solucionado antaño o bien con la prudente intervención del párroco o confiando la chica a su ángel custodio. Aunque hoy en día, es más fácil que se pierda la Virgen en plena procesión, pese a estar custodiada por 900 cofrades, que una niña de 15 años se extravíe. Las chicas de esa edad tienen instalado un GPS del gozo que las lleva, más que a perderse, a hacerse las perdedizas. Acaso, la joven, en el tiempo que anduvo invisible, recorrió con su falda estrecha, “que se le subía”, los caminos impracticables, ya, para las envidiosas ‘conciliarias’ que cubrían sus desmaídas carnes con metros de organza. En Granada se le da mucha importancia a las telas, y es que en el origen de las cofradías hay mucho menestral de Almacenes la Magdalena. Se echa de menos una persona de autoridad que sin tantos estatutos regule el pacífico discurrir de la Patrona por las calles de la ciudad para que no quede en manos de amateurs. En tiempos de Monseñor Arcoya, respetadísimo cura-párroco de la Basílica, la niña se hubiera reintegrado a la fila tras una reprimenda y las ‘conciliarias’ (que no son más que ‘consiliarias’ que se sueñan miembr@s de algún concilio de la Iglesia) hubieran sido desactivadas de su celera, tras unas avemarías de penitencia. El peligro es que se nos enfade la Virgen y le dé por hacer uso de las prerrogativas de Capitán General que le concedió el decreto de 23 de junio de 1955, firmado por Franco y refrendado por Carrero Blanco y que, el próximo año, nos ponga a todos firmes y obligue a la tropa a desfilar con la viril falda escocesa por debajo de la rodilla. Que la Gloriosa sabe a los que la sirven premiar, pero, a los que no lo hacen, sábelos mal curar. Dícelo Berceo, ese preste cabal.

martes, 11 de octubre de 2011

¡Viva el matriarcado!

La comedia de Aristófanes (444-385 a.C.) “La asamblea de las mujeres” es un cajón de sorpresas. Desde el punto de vista del estilismo, nos habla de depilación, de barbas, de perfumes, de aceites para el bronceado, de las toquillas de las mujeres, de los mantos de los hombres. Desde el punto de vista de sociológico, no tiene desperdicio: en Atenas se vivía bien gracias a los esclavos. Cuando las mujeres proponen un régimen comunista dirigido por ellas, dejan fuera a los esclavos. El matriarcado que propugna la protagonista, Praxágora, se parece mucho al que el fotógrafo y periodista Ricardo Coler encontró en Loshui, poblado mosuo a orillas del lago Lugu, apartado de “la Civilización” hasta 1972. En su crónica novelada “El reino de las mujeres”, Coler informa de que en el poblado de los mosuo, “las mujeres están al mando. El ejercicio indiscutido de ese poder imprime a las costumbres algunas características particulares. Éste es el relato de lo que viví en China junto a los Mosuo y de lo que ocurre con los roles masculinos y femeninos, con la familia, el trabajo, el amor, la sexualidad, la política y la violencia en una comunidad de veinticinco mil habitantes”.  No sabemos cómo sería hoy nuestro mundo si se hubiera hecho caso a las propuestas de Aristófanes que propugnaban una igualdad absoluta y la desaparición de la violencia. Lo cierto es que los feos y las feas, hubiéramos salido muy beneficiados: las mujeres proponían que para hacer el amor con personas hermosas, previamente, hombres y mujeres, tendrían que consolar y satisfacer a un feo o a una fea. En este blog, cuando hablamos de que algunos hombres feos gustaban a mujeres hermosas, los imaginamos favorecidos por el bono de Venus, ahora confesaré este precedente y estoy dispuesto a cambiarle el nombre al premio y, en honor al comediógrafo, llamarle el Bono de Aristófanes.

domingo, 9 de octubre de 2011

¿Dónde los ángeles?

La hermosa iglesia parroquial de La Zubia (Granada) está edificada sobre una mezquita árabe. La empresa PRS, S.L. colaboró en las recientes obras de restauración del templo que dejaron al descubierto restos preciosos de la antigua mezquita, ocultos ahora bajo una capa de cemento y cal. Tradicionalmente, los ángeles se ocupaban de proteger, no 24 horas, sino perennemente, los edificios sagrados. Esa era su misión, antes de la crisis. En el cielo, como en la Comunidad de Madrid, ha habido que meterle a los ángeles unas horillas más de trabajo a lo divino. Y los primeros servicios que se han visto afectados han sido los de prevención de incendios. En la Zubia se los han tenido que encargar a una empresa privada: "Proyectos e instalaciones, S.L.". Cuando los servicios del Ángel de la Guarda veas privatizar, ni de los bomberos te puedes fiar. Los eclesiásticos, de seguir así las cosas, y como cada vez son menos, van a tener que encargar las comuniones a una empresa de catering, porque no veo yo que Ratzinger vaya a dar entrada a las mujeres en el sacerdocio. Eso resolvería muchos problemas de personal, pero prefieren tenerlas de fregantinas.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Coitus incorruptus


El patriarcado ha resultado inhóspito para las mujeres y, también, para algunos hombres, obligados a matarse en las guerras, a raptar a sus chicas, a bajar a las minas, a erigir obeliscos y penes, a cazar, a meter goles… Muchos hubieran preferido quedarse en casa a  jugar con muñecas y  airgam boys o a la espera del asedio femenino. Desde luego, el poder macho es más inhóspito  para las mujeres pobres que para las ricas. Ser princesa en la Córdoba del siglo XI, te protegía de la brutalidad y de la pobreza y era salvoconducto de libertad. La princesa Omeya Wallada se paseaba por la ciudad andalusí, con una túnica transparente, el rostro descubierto, y con estos versos insumisos bordados en las hombreras de su vestido: "Por Alá, que merezco cualquier grandeza. / Doy gustosa a mi amante mi mejilla / y doy mis besos para quien los quiera". Y también supo ponerse ordinaria, como las actuales princesas del pueblo, cuando conoció que “su pareja” se la pegaba. A su amante Ibn Zaidun, que la engañó con una esclava negra, lo crucificó para siempre en un poema, conocido como “El hexágono”, con seis adjetivos de fuego: “¡Maricón, sodomita, follador, /tercerón, cabrón, ladrón!". Incluso en pleno siglo XXI, las duquesas sufren menos los ramalazos agónicos del machismo que una trabajadora en paro. Y las hay que desafían al patriarcado sin temor alguno.  La duquesa de Alba consumó ayer, sin castigo, el esperpento de una boda que socava los cimientos mismos de la familia, institución insignia del poder masculino. Tan bien considerada por la gente, casi, como el cuerpo de bomberos o el Servicio de Atención Médica Urgente. Mientras que los dueños del bar “El asturiano”, pertenecientes al buen pueblo madrileño, en el melodrama televisivo “Revoltillo de amores”, no se cansan de repetir que no hay cosa más bonita que la familia unida, Cayetana de Alba no ha tenido inconveniente en ridiculizar el matrimonio montando una boda carnavalesca con la que ha ajustado las cuentas a su propia familia. Desafecta, también, con las clases emergentes -que se entrampan para reproducir las maneras de la aristocracia en bautizos, primeras confesiones, comuniones, confirmaciones, bodas y entierros- les ha roto el juguete familiar en las narices. Ayer lo dejó claro en su boda. “Ahora que vosotros os apuntáis a imitar nuestras ceremonias”, parecía decirnos,”yo me las paso por mi ensortijada melena de muñeca de cartón piedra". A la vejez insolente no le importa dejarse abierta la puerta del retrete e, incluso, se atreve a practicar el coitus incorruptus, antes, incluso,  del embalsamamiento.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El proctólogo del Partido

EL admirable Fernán Gómez cuenta en la película-conversación La silla de Fernando (2006), obra de Luis Alegre y David Trueba, que una noche le explicaba en un bar a una señorita con la que salía, que él tenía una inclinación fatal por mujeres malas que pudieran destruirlo. La chica, muy inteligente, le contestó: "¡Ay, Fernando, a ti no se te puede destruir, tú ya estás destruido!". Algo semejante se les podría decir a los socialistas que previenen, jeremíacos, del daño que Rajoy, de ganar las elecciones, infligiría a la Enseñanza pública, a la Sanidad, en definitiva, al estado del bienestar; porque a España, como a Fernán Gómez, cuando la coja Rajoy le va a quedar poco por destruir. Claro que si te la ha destrozado tu propio partido, entonces la cosa es más soportable. 
En la clandestinidad, los miembros del PCE éramos endogámicos. Recurríamos al carpintero del Partido para que nos instalase unas estanterías, un dentista del Partido nos destrozaba la dentadura, encomendábamos al maestro del Partido que vigilara en el campamento, del Partido a nuestros niños. Algunos camaradas incluso autorizaban al monitor del Partido para que les propinase alguna que otra colleja a los chiquillos si atentaban contra la ética proletaria; el proctólogo del Partido hacía comentarios zafios sobre la fealdad tensa y asustada de tu culo en su consulta, antes de profanarlo con un dedo enfundado en látex. La moto te la tocaba también el mecánico del Partido, los plomos, el teléfono, la fontanería, todo se le encargaba a gente del Partido. 
Eran algo más baratos que los artesanos o profesionales del mundo exterior pero menos cuidadosos. Sus arreglos terminaban siendo intervenciones políticas sobre la realidad material de consecuencias negativas, o sea, un desastre. Con el paso del tiempo, la calidad de los servicios que prestan estos chapuzas a sus partidos sigue siendo baja, aunque se hayan subido el caché. Sus jefes les encargaron la semana pasada que le apretaran las clavijas a la libertad de expresión de los profesionales de RTVE. El chapuz que urdieron los consejeros del Ente Público -votaron sí, PP y CIU; se abstuvieron, cómplices, PSOE, ERC y CCOO; votaron no, IU y la UGT- fue tan burdo y escandaloso que no han tenido más remedio que desactivarlo, por ahora. Si los partidos quieren convertir la información en propaganda, van a tener que seguir deconstruyendo, a su conveniencia, la Constitución. Pero eso no se lo podrán encargar a aficionados, misión tan noble está reservada sólo a los expertos: Rajoy, Rubalcaba, Durán y Lleida, Toxo, Joan Ridao...

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La Wikipedia poetizada


El escritor peruano José Watanabe en su poema La mantis religiosa, conocida vulgarmente como 'santateresa', “traslada”, “troca”, “traduce” o “convierte” la información que suministra una enciclopedia, sobre los hábitos amorosos de este insecto, en una espléndida metáfora erótica. Después de Trento, en España, y también en Europa, hubo desocupados que les dio por “divinizar” cualquier obra profana. Hubo un poetastro santurrón, Sebastián de Córdoba, que hasta se atrevió a poner sus sucias manos sobre Garcilaso de la Vega. El resultado fue un libro absolutamente prescindible conocido como “Garcilaso a lo divino”. Córdoba ahoga en un didactismo misionero la excelencia poética de Garcilaso. Por el contrario, Watanabe consigue poetizar con éxito un artículo enciclopédico. En su poema cuenta que tras aplastar con sus dedos la carcasa vacía de un macho de santateresa, una enciclopedia le informa “sin asombro que la historia fue así: el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando hembra y la hembra ya estaba aparecida a su lado, acaso demasiado presta y dispuesta. Duradero es el coito de las mantis. En el beso ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido, que va licuándole los órganos y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo, y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula a la muerte. Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita. Las enciclopedias no conjeturan. Ésta tampoco supone qué última palabra queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho. Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra   de agradecimiento”.

Seguramente, al igual que Sebastián de Córdoba, Watanabe persigue un fin pedagógico: mostrar la íntima relación entre amor y muerte y advertir de que sólo el amor que te pone al borde de la destrucción o que te disuelve en la nada, tiene sentido. Nada que ver con los polvos ocasionales y múltiples que tienen lugar tras un botellón o un concierto.  Aunque como ensayo para el momento supremo de la disolución amorosa, no habría que despreciarlos. A la mística, siempre la ha precedido la ascética.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¡No me mires, no me mires!, mal

Recuerdo que en la Transición se publicaron manualitos de todo. Había uno de sociología que planteaba el tremendo dilema de si el hombre es bueno o malo por naturaleza. Yo me apunté entonces a que el hombre era bueno en la línea de salida pero que como nacía en una sociedad injusta y feroz, se volvía malo. Quizá la democracia que "nos hemos dado", sea mala, y corrompa a todo el que se emplea en la vida pública (en "el servicio a los demás"). La ocurrencia del PP, respaldada por el voto de CIU, y la abstención cómplice de CCOO, PSOE y ERC (sólo se opusieron IU y UGT) de controlar los contenidos de la información de RTVE, así por derecho, por la cara, es un signo de la falta de respeto de estos "mediadores" para con los ciudadanos. Creen que la información debe llevar trufada una cantidad de propaganda proporcional al número de votos que cada partido haya obtenido en las elecciones. Es decir, que la información es propaganda. Esta perversión la vienen practicando todos los partidos en las autonomías en que gobiernan, en los ayuntamientos y en las diputaciones. Fatima Mernissi, la socióloga marroquí, Premio Principe de Asturias de las Letras 2003, en su discurso de aceptación del premio explicó que lo que caracteriza al Islám primitivo, el de los siglos que van del VII al X, es el haber desarrollado el arte de dialogar con el adversario. De poner la pedagogía del dialogo por encima de todas las estrategias de la vida en común. Veía Mernissi como una señal de esperanza el que en el mundo árabe 140 emisoras de TV, empezando por Al Jazzira, estuviesen trabajando para restaurar la antiquísima costumbre islámica de hablar, de dialogar, de confrontar opiniones pacíficamente. En España, debe de haber miles de emisoras, locales, provinciales, autonómicas, nacionales, dedicadas a pervertir el concepto de Libertad de expresión y convertirlo en propaganda. Ignorando que el derecho a la libre expresión, a dar y recibir información, no puede ser secuestrado por los representantes de los ciudadanos, sino que reside en éstos y es una de las pocas herramientas que les quedan para controlar los abusos del poder. Conscientes de lo mal que lo hacen, creen poder convencer al público de que son buenos, simplemente intóxicandolo con mentiras o con verdades mutiladas. No hay político que salga a la calle sin su camarita de tv y sus periodistas a sueldo. Al menos Zapatero, con todo lo malísimo que es, se ha limitado a hacer propaganda en la serie "Amar en tiempos revueltos", dejando la información en manos de los profesionales. Hoy mismo habría que cerrar todas las televisiones que cacareasen de ser un" servicio público", siempre que se demuestren que solamente son la voz de su amo. Nos ahorraríamos un dineral. Y, sobre todo, dejaríamos de ser tierra de misión para estos predicadores de sí mismos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

El retorno de los brujos

ES habitual en los folletines que algún personaje padezca una enfermedad incurable. Incluso en los melodramas escritos por grandes autores, como Charlotte Brontë o Galdós, suele haber un ciego o un sordo. El lector disfruta y se emociona mucho cuando lo que parecía irremediable, se cura. Como el folletín nace en el siglo XIX, después de Voltaire y de la Ilustración, la recuperación del impedido no se debe a un milagro o a un bálsamo o a unas hierbas, sino a la ciencia. Pero la ciencia suele habitar en ciudades populosas, lejos del campo, como Barcelona, Londres o Berlín. Y desde luego no está en manos de frailes o brujos sino en las de especialistas. A Jane Eyre, en la novela publicada en 1847 por Charlotte Brontë, le cura al marido ciego un especialista de Londres. La eminencia que cura a Pablo, el protagonista ciego de Marianela de Galdós, viene de fuera. En las películas españolas en blanco y negro, el enfermo suele ser pobre y hay que ganar algún concurso de radio o las quinielas o recurrir a la solidaridad de todo un pueblo para que la cieguecita pueda ser operada por "un médico muy bueno que hay en Barcelona". La Seguridad Social acercó la medicina de calidad a los pobres y a los pueblos. Y para operarse del oído o de la vista sólo había que desplazarse a la capital. Esto va a cambiar porque hay comunidades autónomas que llevan años sin pagar a los laboratorios farmacéuticos. Roche están a punto de cortar el suministro de ciertos medicamentos antitumorales de gran eficacia a cinco autonomías. 
Después de una época en la que lo incurable se ha curado cerca de casa gracias a las prodigiosas medicinas que la ciencia ha puesto en manos de equipos solventes de médicos locales, los enfermos van a tener que volver a buscar una eminencia de pago en Berlín o en Barcelona. El que no le caiga simpático a sus vecinos o no acierte una quiniela, y no pueda pagarse la medicina privada, tendrá que recurrir de nuevo a los santos o a los brujos. 
Por lo pronto, la única medicina que el arzobispo Javier Martínez le ha ofrecido a una enferma que recurrió a él en busca de sanación, ha sido la otra vida "donde", según el prelado, "no hay Ministerio de Hacienda, no hay Seguridad Social, no hay un montón de cosas de las que aquí nos dan preocupaciones y disgustos, y puedes contemplar a la Virgen de las Angustias tan contenta, desde la ventana del cielo". Para hacer creíbles tantas ventajas, don Javier no va a tener más remedio que alquilarse en la Gloria una habitación con vistas a la Carrera y romper de inmediato su cartilla del Seguro. Por coherencia teológica.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Las cosas del poder

Las divergencias entre políticos terminan frecuentemente en los tribunales. De por sí los juzgados están atestados de casos, pero si el legislativo y el ejecutivo resuelven sus discrepancias en los juzgados ¿dónde acudimos los demás por un asunto de lindes o por el robo de una maceta? No nos dejan que usemos nada del Estado de derecho. No lo dicen, pero lo piensan y lo quieren:"To pa mí, to pa mí". Para las obligaciones, el Estado somos nosotros, para los derechos, el Estado son sólo ellos. Saturación de poderes.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Burkas de fealdad

ME ruega el amigo Pánfilo que le publique en mi blog unas reflexiones, nada correctas -ya lo digo-, que me hizo ayer en la Mariana sobre las mujeres feas. Le he sugerido que se abra su propio blog y que se explaye. "¡Lo que me faltaba!", me ha contestado, "lo tendría percudido de los ácidos comentarios de Pánfila, mi ex pareja virtual, que está incómoda conmigo desde que me negué a liarme con ella sin red de por medio". Le he pedido copia del DNI y le he amenazado con exhibirla si alguna lectora duda de la autoría de lo que sigue: Pánfilo ha encontrado un cierto parecido en las razones que le han dado mujeres musulmanas para ir cubiertas y las que les ha oído a feministas empeñadas en imponer en sus colectivos una cierta nivelación por la fealdad. 
Las musulmanas le han contado que las veladuras igualan a las guapas con las feas, que así disimulan sus defectos y compiten en situación de igualdad con las hermosas para obtener un hombre. Yo creo que mi amigo anda cabreado con el feminismo de la exclusión (muy condicionado -según él- por ciertos grupos vascos y navarros), que no permitió la participación de hombres en las Jornadas Feministas celebradas en Granada en diciembre de 2009. En las Jornadas había mucha chica guapa que se había dejado crecer el vello de las piernas, que aparecía poco aseada y mal peinada y que disimulaba la perfección de su cuerpo con ropa poco ajustada. Como las musulmanas, muchas mujeres hermosas de estos grupos se cubren con ese feo burka que las iguala a las menos agraciadas que sutilmente las han convencido de que lo importante es la belleza interior, la del alma. De cuando mi amigo coqueteaba con Pánfila en Facebook, recuerda que las chicas que cuelgan fotos en sus muros obtienen de sus amigas comentarios y halagos sobre lo "wapas" y atractivas que resultan. 
Me dice, este Pánfilo incómodo, que las chicas raramente intercambian elogios sobre el alma. Y termina confesándome que está muy confundido. Como me temía, he recibido un email de Pánfila en el que me ordena que le diga a Pánfilo que los medios de comunicación están inundados de magníficos y depilados cuerpos postizos; de brillantes y cuidados cabellos; de ropas imposibles y maquillajes depurados. Y nada en el cerebro. Todos esos cuerpos hablando de banalidades. "Y cuando se les descuelguen las carnes y ni la estudiada vestimenta pueda tapar las evidencias de los agravios de la edad, ¿qué les quedará?". La pregunta se la he pasado a mi amigo que no ha tardado en contestar: "Pánfila, como yo digo, el alma bella de la fea, de vieja, la hermosa la desea".

miércoles, 14 de septiembre de 2011

La enfermedad infantil del alfabetismo



Cantemos al amor de los amores
En un poema dedicado a J.Guillén, Carlos Bousoño (el de la "Expre") escribe:

Dejad que la palabra haga su presa lóbrega, 
se encarnice en la horrenda miseria 
primaveral, hoce el destino, cual negra teología corrupta... 
Los escritores le dan demasiada importancia a las palabras, a la palabra, sobre todo los poetas que un día sí y otro también andan tocándole el meollo al misterio para ofrecerlo a la humanidad como prenda de salvación. Hay que pensar que esta confianza ciega en las palabras está impregnada de un cierto corporativismo. Al fin y al cabo, muchos escritores viven, o esperan vivir, de lo que escriben. Al "creador" le gustaría escribir un buen "remake" del Libro, de la Biblia. No ser Dios, que eso lleva mucho tiempo, sino escribir como Dios, cuando Jahvé redactaba el Génesis, no cuando componía la letra del "Cantemos al amor de los amores", cajón de gallos y gorgoritos extraviados de la piedad de cera e incensiario. No sé dónde he leído que después de las barbaridades del siglo XX -y no digamos de las del presente siglo-, la única forma de hablar en serio es hacerlo en broma, irónicamente. Pensar que las desprestigiadas palabras nos van a sacar del atolladero, no deja de ser una enfermedad infantil del alfabetismo. Que ataca, como era de esperar, a blogueros y escritores de la "Nube". Quizá abandonando todas las letanías y jaculatorias, atreviéndose a vivir de otra forma y a plasmarlo con palabras todavía no pronunciadas, se consiguiera algo. No sé... Desde luego, "hozando el destino" como propone Bousoño, no vamos a ninguna parte. O terminamos en la cochiquera.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Wikipedia, la gran diletante


A nuestro Pánfilo, como buen diletante, le gusta tocar temas de biología. Es muy aficionado a relacionar el comportamiento humano con el de los animales. Esto, que estuvo muy mal visto hace unos años, hoy está de moda. Me escribe: “Cualquier sábado por la tarde, en Puerta Real, una novia se ha bajado del coche nupcial para retratarse con sus damas de honor, no sé si antes o después de la boda. Las mujeres que pasan en ese momento por allí, al unísono, como los peces de un cardumen, vuelven sus cabezas hacia la novia. Los hombres que pasan en ese momento por allí, incluido el novio, al unísono, como los peces de un cardumen, dirigen sus miradas hacia el cuerpo de una chica de 17 años que ha elegido la misma plaza para poner a calentar órganos, músculos, sistemas, articulaciones, vértebras, simetrías… antes de exigirles, en la noche cercana, prestaciones notables de elasticidad aplicada. Los etólogos no saben todavía si  la sincronización de los individuos de un banco de peces es innata o adquirida. Los antropólogos  y los diseñadores de trajes de novia no tienen dudas sobre la naturaleza de las conductas sincronizadas observables en los machos y en las hembras de la especie humana”.
Su amiga Pánfila le ha comentado que no entiende por qué sigue empeñado en ser un diletante, que Wikipedia, la gran diletante, los ha barrido a todos. Culta sí y latiniparla, le ha recomendado que, antes de seguir por ese camino, lea la novela de Flaubert "Bouvard y Pécuchet", si quiere saber lo que les sucede, y cómo terminan, los protagonistas, dos quijotescos diletantes, metidos a estudiar, como aficionados, sin método alguno, multitud de disciplinas científicas y a intentar llevar a la práctica los conocimientos adquiridos en enciclopedias y manuales.
Pánfilo, altanero, le ha contestado que una cosa es ser diletante y, otra muy distinta, saber relacionar unas cosas con otras y que ha leído en la Wiki que Flaubert,  no sólo ataca en su novela a los diletantes, sino también a la misma ciencia y a los científicos que se muestran incapaces de hacer llegar a la humanidad los efectos beneficiosos de sus descubrimientos. “En la misma enciclopedia  he encontrado esta frase del mejicano José Arreola: Quien renuncia a enterarse de algo que no es de su competencia porque cree que pertenece a otro ámbito, se excomulga automáticamente del gremio universitario y se va a vivir como falso Robinsón a un islote de especialista. Creo que Arreola tiene  razón, querida  Pánfila”. La chica le ha contestado con un breve email en el que sólo se puede leer esto: “¡jajajajajajajaja!”.

viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Necesita Jehová un abogado?

Saramago, en su novela Caín, se dedica a enmendarle la plana al Dios de la Biblia. Primero,  convirtiendo a Caín en un personaje malo en el buen sentido de la palabra “malo”. Y después, escribiéndole a Dios, por derecho, todos los renglones torcidos que el Creador se ve obligado a trazar para que vengan otros a explicar la deriva de la escritura divina y a “rectificarla”. En el episodio Abraham, Saramago demuestra poca ambición, se contenta con que sea Caín, y no el ángel del Señor que llega tarde y despistado al escenario del crimen/sacrificio, el que salve al hijo del Patriarca, Isaac, de las llamas.  Me hubiera gustado más un Caín que se hubiera dedicado a denunciar públicamente que, con el sacrifico de Abraham,  la casta sacerdotal le estaba diciendo al pueblo, que los sostenía con sus diezmos y ofrendas, hasta dónde eran capaces de llegar para obedecer a Yahvé: hasta el sacrificio horrendo de sus propios hijos. Esto sí, teniendo siempre en la manga el as del indulto. Queda claro que a los sacerdotes les importa un bledo que la imagen de Dios quede muy deteriorada al exigir a Abraham  la inmolación de un niño, con tal de que el pueblo se trague que los ungidos, si Dios se lo pide, son capaces hasta de asar, como espetos, a sus propios hijos. Con Abraham y Moisés,  el formato del mediador que come del silencio de Dios, queda perfectamente acabado, pero se priva a Jehová del derecho a la propia imagen. Desde entonces, los sacerdotes, en cada momento, ofrecen de Dios la imagen que más les interesa. Me hubiera gustado que Saramago en lugar de convertir a un villano, como Caín, en un héroe, hubiera abogado en su novela porque se le reconociese al Altísimo el derecho que todos tenemos a la propia imagen, evitando que cualquier cura de aldea, o el mismísimo Papa, pueda publicar  sin pagar derechos de autor imágenes robadas al Todopoderoso.