sábado, 31 de agosto de 2013

La guerra del Tarot

Saldos letales
EN el duermevela, oyes cómo las emisoras repiten que Alcaraz considera 'groseras' las pérdidas de tiempo del portero de Real Madrid. Cambias de emisora y en Radio María las pausas del rezo del rosario se repiten cadenciosamente. Vuelves a las emisoras laicas y leen cada hora el mismo texto sobre la guerra civil en Siria. Matar, matar, matar. Amén. Después, escuchas la retahíla de amenazas del portavoz de la Casa Blanca contra Siria, aplazadas sólo -esto se lo calla el vocero- hasta que se completen los cálculos de a cuánto les sale cada misil viejo que lancen para perfeccionar la tarea del gas letal de Bashar Al Assad; y a quién se lo cobran. Como no dejan de fabricar armas, hay un momento en que no les caben en los silos y hay que buscarles una salida indigna con la colaboración de unos cuantos países cómplices que no dejan de sacar pecho y fragatas para meter miedo a todo el que se atreve a rechistarles. 

Hastiado de oír una y otra vez las amenazas del portavoz de la Casa Blanca, le pides a la búsqueda automática de tu sintonizador de radio que encuentre una emisora que te distraiga y que te permita conciliar el sueño sin sobresaltos. Y la primera que rompe a hablar es una emisora tarotista. Una mujer, en ese momento, le pregunta a la que lee las cartas si la imprecisa predicción que le está haciendo es para ella o para su sobrina. Pero la tarotista no se compromete -como los americanos cuando deciden deshacerse del arsenal sobrante-, la adivina tira por aproximación: "Sí, bueno, lo de que os va a salir un novio en los próximos meses, es para ti y también para tu sobrina, que el amor es para siempre y para todos". Piensas, entonces, que la tarotista nunca se equivoca: siembra una esperanza en el desolado territorio de la desesperación y el dolor humanos que igual le puede servir a la tía que a la sobrina que a todas las mujeres que viven en la acera de los números pares de la calle o en la de los impares. 

En la confusión del insomnio, ves cierto parecido con la actitud de los americanos. Desde lo de Normandía, donde perecieron tantos, prefieren arreglar los problemas desde el aire, sembrando el territorio de misiles letales llenos de buenos deseos de libertad y de democracia que igual matan a la tía que a la sobrina que a los niños de las casas pares o que a los inocentes ancianos de las impares. Todo menos comprometerse con la infantería. No se trata de salvar o aliviar el dolor de nadie en particular. Lo que se pretende es deshacerse de los saldos, sin riesgos. Sólo es un negocio.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Tomahawks, ahora en Siria

"Momentos que nadie debería perderse"
Tengo que hablar de un niño, pero me dan asco los que utilizan a los niños a su conveniencia. El político que besa a un colegial, la mamá narcisista que llora mientras su niña de 3 años se contorsiona en un plató de tv. El que acaba de dar una patada a un perro en la calle y en la escalera del bloque pone una cara tierno-mimosa cuando pasa la vecina, guapísima, con el hijo en brazos, para hacerse grato y ponerse a la cola, por si… Esta misma madre que, para sus adentros, llama baboso al vecino, pero que mirando a su criatura experimenta algo parecido a esto: “tengo que ser la pera, si he sido capaz de fabricar un niño tan así, yo, la fábrica, como mujer, como madre, estoy en la zona más alta de la gama en esto de producir milagros. Y además, es un niño, o sea, que soy capaz de producir, algo tan distinto y tan raro, tan poco parecido a mí, como un varoncillo". La mujer, después de esto, se siente mejor y sobrelleva el decaimiento en sus obligaciones del padre.
Por eso no quiero usar a este niño que ayer, a las 9: 48, le pedía, en Trípoli, al dependiente de la tienda de 24 horas un litro de leche y que estuvo unos minutos negociando con él las chucherías que podía llevarse con el dinero que le sobraba de la compra. Como no se decidía, salió con la intención de consultar con su madre y de pedirle unos céntimos para poder comprar la chuche que le gustaba. Una bomba lo reventó en la puerta. No tuvo tiempo de enterarse si esta guerra era más justa que la de Irak. Ni de darles la razón a unos señores que a miles de kilómetros trataban de justificar, cada uno, la guerra que inició. Seguramente, si lo hubieran dejado crecer y entender, le hubiera costado trabajo decidir sobre la bondad de las guerras, las inicie quien las inicie, que no dejan a los niños preguntar a sus madres qué caramelo deben comprar. Me dan asco los que usan a los niños a su conveniencia. Pero para los chicos sigue siendo menos peligrosa la mirada de orgullo de su madre, o la mirada análitica de un bloguero, que la explosión de un Tomahawk, aunque lo hayan lanzado los buenos de la peli.

domingo, 25 de agosto de 2013

El fin del mundo ya ha tenido lugar


Los dioses son creados por el hombre a contra-imagen y desemejanza suya.  Si nos morimos, ellos son eternos, si pasamos hambre, ellos tienen la mesa llena o no tienen aparato digestivo y se alimentan, como las lámparas solares  de jardín, de su propia energía. Si, malqueridos, nosotros, ellos, eternamente amados.  Si solos, nosotros, ellos rodeados siempre de una corte celestial. Si mal informados,  o ignorantes nosotros, ellos, omniscientes.  Si varados, nosotros, en un país, en un pueblo, en un sindicato, en una familia, en un partido, en unos vicios insoslayables, ellos, ubicuos y libres. Tan libres y ubicuos que, según mi obispo de cabecera, Munilla,  alguno de ellos pudo estar en el cielo, completando un trío de ases, y al mismo tiempo, en la tierra sufriendo tormentos indecibles y dejándose balancear, ya herido, ya sangrante, por costaleros descuidados.  La imaginación va muy por delante de la tecnología.  Antes de que twitter o facebook nos reunieran real y virtualmente en el Valle de Josafat electrónico que son las redes, donde nos vemos el perfil  y los pecados y las carencias y los amores y las heridas, y el ajuar de primera comunión de la niña, colgado en el muro de la madre, con zapatitos, braguitas, medallitas y albos rosarios, la Biblia y la tradición cristiana habían imaginado un lugar muy amplio que podría acoger a todos los humanos en una ceremonia  de despedida universal de la vida, de las vidas. Una despedida algo más seria que las actuales despedidas de soltera, llenas de stripers, falos gigantescos y revuelo de novicias transgresoras que no acaban de creerse hasta dónde han podido llegar desobedeciendo a la abadesa.  El fin del mundo, pues, no tendrá lugar mañana, porque el fin del mundo ya ha tenido lugar. Al menos, del mundo que durante tres mil años hemos venido construyendo en este ámbito imaginario de hábitos, de ideas, de inventos y de libros, que hemos dado en llamar Cultura Occidental. No hace falta una macro reunión de cotilleo y evaluación de currículos, como la del temido Valle de Josafat: nuestros vecinos ya lo saben todo de nosotros.  Y si alguno no está al día, que haga como el Papa para actualizarse, que se abra una cuenta en twitter. Si él, que podría enterarse de todo simplemente echando mano de sus conexiones con el más allá, se la ha abierto, ¿por qué no íbamos a hacerlo los que no tenemos acceso a las redes sagradas?

sábado, 24 de agosto de 2013

El secreto de Lacan

El 26 de junio de 1995 se exponía por primera vez, en el Musée d'Orsay de París, L'origine du monde (El origen del mundo), una tela de Gustave Courbet pintada entre 1865 y 1866 y que llevaba 130 años oculta, sólo accesible a la mirada de sus sucesivos compradores. Durante mucho tiempo no sólo no había existido imagen pública de esa imagen púbica, sino que también había permanecido sin nombre, sin título, víctima de esa misma pudibundez que impide llamarle sexo al sexo y que impulsa a la invención de mil y un nombres, elusivos, poéticos o procaces, para referirse a la cosa.

Bernard Teyss-edre acaba de publicar Le roman de l'origine (La novela del origen), un relato de 420 páginas protagonizado por la pintura de Courbet. Todo arranca cuando Jalil-Bey, embajador turco en Paris, visita, en 1866, el taller del artista. Quiere comprar una tela escandalosa, Vénus et Psyché, pero ésta ya tiene propietario. Pide una copia, pero Courbet propone a cambio Les dormeuses, también de tema lésbico. Jalil-Bey logra que le regalen, sin que conste en la factura de 25.000 francos, un pequeño cuadro de 55 por 46 centímetros que reproduce el vientre de una mujer o, más concretamente, unas caderas y un pubis en el centro, los muslos en la parte inferior y el vientre y el torso, incluidos los pechos, en la superior. En el cuarto de baño del embajador, detrás de un cortinaje verde, quedará oculto el cuadro sin nombre ni firma.

En 1868 el courbet pasa a manos de Jean Baptiste Faure, barítono de la ópera de París. Ahora el cuadro se esconde detrás de un paisaje nevado, obra del propio Courbet. Son pocos los que lo han visto, pero ha generado ya suficiente literatura, desde versos de Gautier hasta esa constatación de Edmond de Goncourt: "Un vientre tan bello como la carne de un correggio". Pero a la esposa del cantante no le gusta el tiempo que su marido pierde ante la tela, ni las risas de los amigos privilegiados que la descubren. En 1888, la pintura aun innominada está en posesión de un marchante, De la Narde, que la exhibe en la trastienda sólo a clientes de confianza. Hasta 1912 nada se sabe del cuadro, del que se rumorea que pudo haber pertenecido a un gobernador civil puritano y pervertido, a un ginecólogo que lo utilizaba como reclamo o a un burdel. Sea cual sea la verdad, en 1912 una galería prestigiosa compra la tela a una tal señorita Vial.

La carrera internacional comienza cuando François de Hatvany, un coleccionista de Budapest, se lleva el courbet a su ciudad. En 1935, Charles Léger, especialista en Courbet, se refiere por primera vez a la obra como L'origine du monde. En marzo de 1944 los nazis destituyen a Hodhy, su cómplice en Hungría. L' origine du monde es robado por el ejército de ocupación y Bernard de Teyss-edre propone las dudas del coronel Schweinkopf, que sopesa el pro -el pintor era ario, despreciaba a los burgueses, pintaba bien y era atlético- y el contra -participó en la Comuna, simpatizaba con los anarquistas y probablemente era de moral abyecta-. La razón determinante es una estimación rápida del propio Hatvany: vale 300.000 dólares. Pero tanta vacilación da tiempo a que llegue el Ejército Rojo y a que el coronel Tatastrov aplique las normas del realismo socialista: ¿acaso las mujeres socialistas no tienen vientre?; ¿acaso liberar el desnudo de retórica no es tarea de los ingenieros de almas?; ¿acaso ése no es un vientre feliz, de una estajanovista capaz de parir cantando?. Las respuestas fueron positivas y el cuadro se salvó.

En 1955, Sylvia Lacan, la protagonista de La regla del juego, de Renoir, le pide a su marido, psicoanalista, que le regale L'origine du monde: por 1.500.000 francos el cuadro es suyo. Pero descubre que crea problemas: "Los vecinos y la mujer de la limpieza no lo comprenderían". El cuñado, André Masson, hará una nueva obra para esconder la de Courbet, un desnudo abstracto.

El sexo de Joanna Hiffernan, la pelirroja amante de Courbet, sirvió durante años de motor de las cogitaciones de Lacan sobre las diferencias "entre el objeto de la pulsión, del fantasma y del deseo" o de sus conversaciones con Heidegger sobre "lo real, la verdad y lo auténtico", para concluir que "la mirada es la erección del ojo". En 1967, el sexólogo Zwang publica la primera foto de la obra. En 1977, por primera vez, la pintura es reproducida en un libro de arte. En 1988, el cuadro cuelga, también por vez primera, de las paredes de un museo: The Brooklyn Museum of Art. En 1994, Jacques Henric publica la novela Adoratíons perpétuelles, cuya cubierta reproduce la tela y lleva al secuestro del libro. El 26 de junio de 1995, el ministro de Cultura, Douste-Blazy, hace el discurso de ingreso de la tela en las colecciones nacionales. Evita ser fotografiado junto a ella y en su discurso se sirve de opiniones ilustres. No citó, sin embargo, la frase flaubertiana de Courbet: "El coño soy yo".

Texto de Octavi Martí, EL PAIS SEMANAL (2002?)

El cuadro que se convirtió en Novela


jueves, 22 de agosto de 2013

Lorca es provincia

Otros Caminos
EN verano alguien roba el contenedor de basura que hay cerca de mi casa, a los pocos días suelen poner uno nuevo. Este año, el nuevo tiene impresa, debajo del escudo de la Diputación, la frase "Granada es Provincia". El asunto es tan misterioso como la abundancia de esculturas y pinturas obscenas en las iglesias románicas que hay a lo largo del Camino de Santiago. La Diputación pone el nombre de Granada en la basura y los canteros y escultores medievales acostumbraban a esculpir en los tímpanos de las iglesias e incluso en el interior de las mismas y sobre todo en los canecillos de los tejados escenas 'sucias' de coitos, felaciones o de actos de bestialismo. Hombres que exhiben unos falos indesmayables y mujeres de sexos del tamaño del que algunos biógrafos asignan a Greta Garbo. 
Publicidad basura


Nada de esto tendría hoy cabida, por ejemplo, en la Madraza granadina de la que ha sido alejada una exposición de collages de Juan Vida, en los que el pintor se manifiesta con la misma libertad que usaron los canteros en sus creaciones, en el siglo XII. Ni los prelados ni los abades medievales fueron tan estrechos como la comisión que se ha asustado por las obras de Vida. Dentro de mil años, los investigadores que encuentren un contenedor en algún yacimiento arqueológico del siglo XXI, quizá no entiendan tampoco por qué la Diputación tiró Granada a la basura. De la abundancia de escenas obscenas en el Románico se ha dicho de todo. Pero nadie parece tenerlo muy claro, ochocientos años después. Es posible que los hábitos y comportamientos sexuales del siglo XII no fueran los mojigatos del siglo XIX, o que la Iglesia, triunfadora y poderosa entonces, no temiese al sexo feroz y no le importara integrarlo en sus iglesias como un elemento más de la existencia humana. Incluso se ha llegado a decir que muchas de estas esculturas podrían representar a moros -de los que se hacía escarnio- vencidos y obligados por los cristianos a replegarse hacia el sur. Más comprensible es el esfuerzo que ha hecho este año la Diputación para arrojar a Lorca a la basura del provincianismo abusón y omnívoro. Tras el banquete de Alfacar, las servilletas arrojadas al suelo por los comensales lucen esta bonita inscripción: "Hoy, 17 de agosto, cautiva y desarmada la Razón y el sentido común, han alcanzado las tropas provinciales sus últimos objetivos culturales. La guerra ha terminado". Firmado: el Presidente.

jueves, 15 de agosto de 2013

Enseñando al Cuerpo

Feministas por razón del cargo
( La foto se la debo a José Luis Romera)
PÁNFILO, nuestro jubilado disruptivo, fue un referente cultural para la Guardia Civil por los años 70 y para sus alumnos del Instituto de Bachillerato de un pueblo de la campiña cordobesa. Le consta que tanto la Benemérita como los estudiantes de COU siguieron con atención sus enseñanzas y tomaron apuntes de sus lecciones. Los de la Guardia Civil, mucho más fiables que los de los jóvenes estudiantes que perdieron pronto sus notas de clase y las sustituyeron por episodios y sucedidos imaginarios, coloreados por la nostalgia. Cuando a Pánfilo lo amnistiaron en el 77 de una multa de 25.000 pesetas que le habían puesto los civiles por intervenir en unas jornadas pre-electorales a las que no había sido invitado ni él ni su partido, el secretario del Gobernador Civil, que lo llamó a su despacho para devolverle los dineros y regañarle por lo malo que había sido, le mostró una carpeta azul llena de informes y seguimientos de la Guardia Civil. El funcionario le permitió ojearla en una saleta aneja. Allí aparecieron los apuntes que había tomado la pareja de civiles que asistió a su conferencia en el teleclub sobre la Doble alienación de la mujer. Pánfilo detectó enseguida que el informe era del responsable de las tareas de inteligencia en el puesto del pueblo, por la precisión militar de su estilo. No faltaba en el escrito ni la referencia al libro de Castilla del Pino sobre el asunto. Que los estudiantes no eran tan cuidadosos como los números del Instituto Armado, lo supo Pánfilo una noche de julio de 2003 en la que recibió una llamada de un ex alumno, visiblemente inspirado por el amontillado, que le dio las gracias en su nombre y en el de sus compañeros de COU del año 73 por haberles dado a conocer a Borges. Pánfilo está seguro de que en aquella época él todavía no sabía quién era Borges. Y, también, de que al cabo primero, que asistió a su charla sobre la doble alienación de la mujer correctamente uniformado, le han servido de mucho los conocimientos que fue acopiando en los numerosos actos culturales que se organizaban en los teleclubs de la zona y a los que tuvo que asistir en razón de su cargo. Pánfilo me ha confesado que el Estado le ha pagado suficientemente las clases de Literatura que impartió, con la brillantez que le caracterizaba, en el Instituto, pero se me queja de que no se le hayan pagado todavía las clases que le dio a la Benemérita. Y cree tener derecho a un sobresueldo en negro como todo el mundo

jueves, 8 de agosto de 2013

Aplaudir es de malvados


¿A nadie se le habrá ocurrido, en estos tiempos de ciénaga, escribir sus memorias a partir del objeto, útil o instrumento que usó en cada etapa de su vida para desprenderse de la suciedad adherida tras las deposiciones? El terrón del olivar, el guijarro humilde de las carreteras, la carta de amor despechado, el papel del periódico que a veces dejaba impresa en la piel la cabecera de The Inquirer, el mullido reino de la celulosa, las eficaces caricias de las toallitas para bebés, la esponja hospitalaria de la enfermedad y la vejez. Sería una hermosa manifestación de humildad por parte del que cuenta su vida, una forma de pedir perdón a los lectores por hablar de sí mismo sin escuchar al otro y frenaría la tendencia del escritor a ponerse estupendo cuando inventa en sus memorias éxitos que la vida le negó.
La historia de la humanidad podría también escribirse a partir del uso que se le ha dado a la mano desde su inserción al final del brazo de los homínidos o del pie o de la nariz. Porque hay miembros, como el pene o la vulva, que han merecido mucha atención por parte de los escritores en detrimento de otros, como la mano. Las manos sirven para aplaudir, incluso en situaciones en las que nadie entiende por qué se les da este uso. En la Cueva del Castillo, en Cantabria, unas manos prehistóricas dibujadas en la roca parecen aplaudir. Esas manos rupestres pueden tener hasta 40.000 años. No se sabe si son obra del casi agónico hombre de neandertal o del triunfante sapiens. Este último tenía  motivos para aplaudir: se ha quitado de en medio un competidor. Pero si las manos son obra de los perdedores, de los neandertales, ¿por qué iban a aplaudir? ¿Rituales mágicos, entretenimientos de mujeres y niños recluidos por seguridad en el interior de la cueva? ¿Masoquismo? Los parlamentarios que aplaudían, como boxeadores sonados, el día de la comparecencia de Rajoy, las intervenciones de sus líderes,  ¿por qué aplaudían sabiendo que esta manifestación de contento y aprobación podría molestar a muchos españoles? ¿Sapiens o neandertales?  ¿Suicidas? ¿En qué estarían pensando, también, los periodistas que se dedicaron a buscar un ganador entre los que intervinieron en el debate?  ¿Ellos, que informan, no están informados de que cada vez hay más gente que asocia la política, no con el triunfo, sino con el  material higiénico desechable de más arriba?

lunes, 5 de agosto de 2013

En la cueva del Parlamento

Grandes aplausos
En la Cueva del Castillo, en Cantabria, unas manos prehistóricas parecen aplaudir. Las manos rupestres pueden tener hasta 40.000 años. No se sabe si son obra del casi agónico hombre de neandertal o del triunfante sapiens. Este último tiene motivos para aplaudir: se ha quitado de en medio un competidor. Pero si las manos son obra de los perdedores, de los neandertales, ¿por qué iban a aplaudir? ¿Rituales funerarios o demencia senil? Los parlamentarios que aplaudían, como boxeadores sonados, el día de la comparecencia de Rajoy, ¿por qué aplaudían molestando a muchos españoles?: ¿sapiens o neandertales? Más bien dementes.

viernes, 2 de agosto de 2013

Tomates para una dama

Amor platónico
Si el ser humano viniese de fábrica con caja negra, como la de los aviones, no harían falta ni confesionarios ni comisiones de investigación ni secretos de confesión ni sesiones a puerta cerrada ni comparecencias tediosas ante el juez de los imputados  ni explicaciones del presidente del Gobierno en sede parlamentaria.  Bastaría una conexión USB y algún periférico que permitiera ver o imprimir la información de la caja negra. No creo que, al menos en los próximos años, podamos obtener un gadget electrónico de tanta utilidad, acabo de oír que si el CSIC no recibe dinero pronto,  tendrá que cerrar numerosos  centros, suspendiendo muchos  proyectos de investigación.  Seguro que con los recortes descartan  crear una caja negra  genética. Hasta ahora hemos ido tirando con la confesión y con el facebook . El internauta común, el vulgo-internauta, vierte todos los contenidos de su interior y de su entorno en su muro, en su biografía, sin pudor ni recato y sin más penitencia que algún comentario desabrido o sarcástico. Es el caso de una mujer bellísima, a la que sólo conozco platónicamente  por  los reflejos que proyecta en la caverna de las redes sociales,  donde cuelga  fotos en las que muestra unos ojos sublimes y una sonrisa excesiva en sus labios perfectos. Detrás: un puesto de fruta, para que sepamos que no pretende ser divina sin interrupción y que también gusta de los tomates, las flores y anacardos de las calles. No necesitamos vaciar su caja negra: es transparente; siempre que se asoma a la nube nos habla de su necesidad casi enfermiza de reconocimiento y aceptación de una belleza obvia que ya declina. Yo, que también busco reconocimiento para lo único que me queda intacto: la posibilidad de jugar con las palabras, le abro mi caja negra con mi comentario en el que se transparenta una benevolente envidia y un reproche suave por su presunción. Le hablo de la cara tan original que tiene y de cómo a mí, de cara mucho más vulgar, me confunden con un ginecólogo que va en moto y tiene barba como yo. Cuando le explico que quizá se deba la confusión a que las mujeres, avergonzadas por los lugares en los que tiene que fijar su mirada profesional, sin deseo,  el ginecólogo, no se atreven a mirarlo a la cara y no retienen sus facciones; ella, fingiendo no haber entendido nada, me abre del todo su caja negra y me dice: “Ahora vengo de la consulta de mi ginecólogo, amigo Pablo”.  Y yo, a mi aire,  le contesto: “estoy harto de que me paren mujeres  por la Gran Vía, convencidas de que soy su médico, para informarme de que no les baja la regla”.