jueves, 29 de septiembre de 2011

El proctólogo del Partido

EL admirable Fernán Gómez cuenta en la película-conversación La silla de Fernando (2006), obra de Luis Alegre y David Trueba, que una noche le explicaba en un bar a una señorita con la que salía, que él tenía una inclinación fatal por mujeres malas que pudieran destruirlo. La chica, muy inteligente, le contestó: "¡Ay, Fernando, a ti no se te puede destruir, tú ya estás destruido!". Algo semejante se les podría decir a los socialistas que previenen, jeremíacos, del daño que Rajoy, de ganar las elecciones, infligiría a la Enseñanza pública, a la Sanidad, en definitiva, al estado del bienestar; porque a España, como a Fernán Gómez, cuando la coja Rajoy le va a quedar poco por destruir. Claro que si te la ha destrozado tu propio partido, entonces la cosa es más soportable. 
En la clandestinidad, los miembros del PCE éramos endogámicos. Recurríamos al carpintero del Partido para que nos instalase unas estanterías, un dentista del Partido nos destrozaba la dentadura, encomendábamos al maestro del Partido que vigilara en el campamento, del Partido a nuestros niños. Algunos camaradas incluso autorizaban al monitor del Partido para que les propinase alguna que otra colleja a los chiquillos si atentaban contra la ética proletaria; el proctólogo del Partido hacía comentarios zafios sobre la fealdad tensa y asustada de tu culo en su consulta, antes de profanarlo con un dedo enfundado en látex. La moto te la tocaba también el mecánico del Partido, los plomos, el teléfono, la fontanería, todo se le encargaba a gente del Partido. 
Eran algo más baratos que los artesanos o profesionales del mundo exterior pero menos cuidadosos. Sus arreglos terminaban siendo intervenciones políticas sobre la realidad material de consecuencias negativas, o sea, un desastre. Con el paso del tiempo, la calidad de los servicios que prestan estos chapuzas a sus partidos sigue siendo baja, aunque se hayan subido el caché. Sus jefes les encargaron la semana pasada que le apretaran las clavijas a la libertad de expresión de los profesionales de RTVE. El chapuz que urdieron los consejeros del Ente Público -votaron sí, PP y CIU; se abstuvieron, cómplices, PSOE, ERC y CCOO; votaron no, IU y la UGT- fue tan burdo y escandaloso que no han tenido más remedio que desactivarlo, por ahora. Si los partidos quieren convertir la información en propaganda, van a tener que seguir deconstruyendo, a su conveniencia, la Constitución. Pero eso no se lo podrán encargar a aficionados, misión tan noble está reservada sólo a los expertos: Rajoy, Rubalcaba, Durán y Lleida, Toxo, Joan Ridao...

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La Wikipedia poetizada


El escritor peruano José Watanabe en su poema La mantis religiosa, conocida vulgarmente como 'santateresa', “traslada”, “troca”, “traduce” o “convierte” la información que suministra una enciclopedia, sobre los hábitos amorosos de este insecto, en una espléndida metáfora erótica. Después de Trento, en España, y también en Europa, hubo desocupados que les dio por “divinizar” cualquier obra profana. Hubo un poetastro santurrón, Sebastián de Córdoba, que hasta se atrevió a poner sus sucias manos sobre Garcilaso de la Vega. El resultado fue un libro absolutamente prescindible conocido como “Garcilaso a lo divino”. Córdoba ahoga en un didactismo misionero la excelencia poética de Garcilaso. Por el contrario, Watanabe consigue poetizar con éxito un artículo enciclopédico. En su poema cuenta que tras aplastar con sus dedos la carcasa vacía de un macho de santateresa, una enciclopedia le informa “sin asombro que la historia fue así: el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando hembra y la hembra ya estaba aparecida a su lado, acaso demasiado presta y dispuesta. Duradero es el coito de las mantis. En el beso ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido, que va licuándole los órganos y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo, y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula a la muerte. Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita. Las enciclopedias no conjeturan. Ésta tampoco supone qué última palabra queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho. Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra   de agradecimiento”.

Seguramente, al igual que Sebastián de Córdoba, Watanabe persigue un fin pedagógico: mostrar la íntima relación entre amor y muerte y advertir de que sólo el amor que te pone al borde de la destrucción o que te disuelve en la nada, tiene sentido. Nada que ver con los polvos ocasionales y múltiples que tienen lugar tras un botellón o un concierto.  Aunque como ensayo para el momento supremo de la disolución amorosa, no habría que despreciarlos. A la mística, siempre la ha precedido la ascética.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¡No me mires, no me mires!, mal

Recuerdo que en la Transición se publicaron manualitos de todo. Había uno de sociología que planteaba el tremendo dilema de si el hombre es bueno o malo por naturaleza. Yo me apunté entonces a que el hombre era bueno en la línea de salida pero que como nacía en una sociedad injusta y feroz, se volvía malo. Quizá la democracia que "nos hemos dado", sea mala, y corrompa a todo el que se emplea en la vida pública (en "el servicio a los demás"). La ocurrencia del PP, respaldada por el voto de CIU, y la abstención cómplice de CCOO, PSOE y ERC (sólo se opusieron IU y UGT) de controlar los contenidos de la información de RTVE, así por derecho, por la cara, es un signo de la falta de respeto de estos "mediadores" para con los ciudadanos. Creen que la información debe llevar trufada una cantidad de propaganda proporcional al número de votos que cada partido haya obtenido en las elecciones. Es decir, que la información es propaganda. Esta perversión la vienen practicando todos los partidos en las autonomías en que gobiernan, en los ayuntamientos y en las diputaciones. Fatima Mernissi, la socióloga marroquí, Premio Principe de Asturias de las Letras 2003, en su discurso de aceptación del premio explicó que lo que caracteriza al Islám primitivo, el de los siglos que van del VII al X, es el haber desarrollado el arte de dialogar con el adversario. De poner la pedagogía del dialogo por encima de todas las estrategias de la vida en común. Veía Mernissi como una señal de esperanza el que en el mundo árabe 140 emisoras de TV, empezando por Al Jazzira, estuviesen trabajando para restaurar la antiquísima costumbre islámica de hablar, de dialogar, de confrontar opiniones pacíficamente. En España, debe de haber miles de emisoras, locales, provinciales, autonómicas, nacionales, dedicadas a pervertir el concepto de Libertad de expresión y convertirlo en propaganda. Ignorando que el derecho a la libre expresión, a dar y recibir información, no puede ser secuestrado por los representantes de los ciudadanos, sino que reside en éstos y es una de las pocas herramientas que les quedan para controlar los abusos del poder. Conscientes de lo mal que lo hacen, creen poder convencer al público de que son buenos, simplemente intóxicandolo con mentiras o con verdades mutiladas. No hay político que salga a la calle sin su camarita de tv y sus periodistas a sueldo. Al menos Zapatero, con todo lo malísimo que es, se ha limitado a hacer propaganda en la serie "Amar en tiempos revueltos", dejando la información en manos de los profesionales. Hoy mismo habría que cerrar todas las televisiones que cacareasen de ser un" servicio público", siempre que se demuestren que solamente son la voz de su amo. Nos ahorraríamos un dineral. Y, sobre todo, dejaríamos de ser tierra de misión para estos predicadores de sí mismos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

El retorno de los brujos

ES habitual en los folletines que algún personaje padezca una enfermedad incurable. Incluso en los melodramas escritos por grandes autores, como Charlotte Brontë o Galdós, suele haber un ciego o un sordo. El lector disfruta y se emociona mucho cuando lo que parecía irremediable, se cura. Como el folletín nace en el siglo XIX, después de Voltaire y de la Ilustración, la recuperación del impedido no se debe a un milagro o a un bálsamo o a unas hierbas, sino a la ciencia. Pero la ciencia suele habitar en ciudades populosas, lejos del campo, como Barcelona, Londres o Berlín. Y desde luego no está en manos de frailes o brujos sino en las de especialistas. A Jane Eyre, en la novela publicada en 1847 por Charlotte Brontë, le cura al marido ciego un especialista de Londres. La eminencia que cura a Pablo, el protagonista ciego de Marianela de Galdós, viene de fuera. En las películas españolas en blanco y negro, el enfermo suele ser pobre y hay que ganar algún concurso de radio o las quinielas o recurrir a la solidaridad de todo un pueblo para que la cieguecita pueda ser operada por "un médico muy bueno que hay en Barcelona". La Seguridad Social acercó la medicina de calidad a los pobres y a los pueblos. Y para operarse del oído o de la vista sólo había que desplazarse a la capital. Esto va a cambiar porque hay comunidades autónomas que llevan años sin pagar a los laboratorios farmacéuticos. Roche están a punto de cortar el suministro de ciertos medicamentos antitumorales de gran eficacia a cinco autonomías. 
Después de una época en la que lo incurable se ha curado cerca de casa gracias a las prodigiosas medicinas que la ciencia ha puesto en manos de equipos solventes de médicos locales, los enfermos van a tener que volver a buscar una eminencia de pago en Berlín o en Barcelona. El que no le caiga simpático a sus vecinos o no acierte una quiniela, y no pueda pagarse la medicina privada, tendrá que recurrir de nuevo a los santos o a los brujos. 
Por lo pronto, la única medicina que el arzobispo Javier Martínez le ha ofrecido a una enferma que recurrió a él en busca de sanación, ha sido la otra vida "donde", según el prelado, "no hay Ministerio de Hacienda, no hay Seguridad Social, no hay un montón de cosas de las que aquí nos dan preocupaciones y disgustos, y puedes contemplar a la Virgen de las Angustias tan contenta, desde la ventana del cielo". Para hacer creíbles tantas ventajas, don Javier no va a tener más remedio que alquilarse en la Gloria una habitación con vistas a la Carrera y romper de inmediato su cartilla del Seguro. Por coherencia teológica.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Las cosas del poder

Las divergencias entre políticos terminan frecuentemente en los tribunales. De por sí los juzgados están atestados de casos, pero si el legislativo y el ejecutivo resuelven sus discrepancias en los juzgados ¿dónde acudimos los demás por un asunto de lindes o por el robo de una maceta? No nos dejan que usemos nada del Estado de derecho. No lo dicen, pero lo piensan y lo quieren:"To pa mí, to pa mí". Para las obligaciones, el Estado somos nosotros, para los derechos, el Estado son sólo ellos. Saturación de poderes.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Burkas de fealdad

ME ruega el amigo Pánfilo que le publique en mi blog unas reflexiones, nada correctas -ya lo digo-, que me hizo ayer en la Mariana sobre las mujeres feas. Le he sugerido que se abra su propio blog y que se explaye. "¡Lo que me faltaba!", me ha contestado, "lo tendría percudido de los ácidos comentarios de Pánfila, mi ex pareja virtual, que está incómoda conmigo desde que me negué a liarme con ella sin red de por medio". Le he pedido copia del DNI y le he amenazado con exhibirla si alguna lectora duda de la autoría de lo que sigue: Pánfilo ha encontrado un cierto parecido en las razones que le han dado mujeres musulmanas para ir cubiertas y las que les ha oído a feministas empeñadas en imponer en sus colectivos una cierta nivelación por la fealdad. 
Las musulmanas le han contado que las veladuras igualan a las guapas con las feas, que así disimulan sus defectos y compiten en situación de igualdad con las hermosas para obtener un hombre. Yo creo que mi amigo anda cabreado con el feminismo de la exclusión (muy condicionado -según él- por ciertos grupos vascos y navarros), que no permitió la participación de hombres en las Jornadas Feministas celebradas en Granada en diciembre de 2009. En las Jornadas había mucha chica guapa que se había dejado crecer el vello de las piernas, que aparecía poco aseada y mal peinada y que disimulaba la perfección de su cuerpo con ropa poco ajustada. Como las musulmanas, muchas mujeres hermosas de estos grupos se cubren con ese feo burka que las iguala a las menos agraciadas que sutilmente las han convencido de que lo importante es la belleza interior, la del alma. De cuando mi amigo coqueteaba con Pánfila en Facebook, recuerda que las chicas que cuelgan fotos en sus muros obtienen de sus amigas comentarios y halagos sobre lo "wapas" y atractivas que resultan. 
Me dice, este Pánfilo incómodo, que las chicas raramente intercambian elogios sobre el alma. Y termina confesándome que está muy confundido. Como me temía, he recibido un email de Pánfila en el que me ordena que le diga a Pánfilo que los medios de comunicación están inundados de magníficos y depilados cuerpos postizos; de brillantes y cuidados cabellos; de ropas imposibles y maquillajes depurados. Y nada en el cerebro. Todos esos cuerpos hablando de banalidades. "Y cuando se les descuelguen las carnes y ni la estudiada vestimenta pueda tapar las evidencias de los agravios de la edad, ¿qué les quedará?". La pregunta se la he pasado a mi amigo que no ha tardado en contestar: "Pánfila, como yo digo, el alma bella de la fea, de vieja, la hermosa la desea".

miércoles, 14 de septiembre de 2011

La enfermedad infantil del alfabetismo



Cantemos al amor de los amores
En un poema dedicado a J.Guillén, Carlos Bousoño (el de la "Expre") escribe:

Dejad que la palabra haga su presa lóbrega, 
se encarnice en la horrenda miseria 
primaveral, hoce el destino, cual negra teología corrupta... 
Los escritores le dan demasiada importancia a las palabras, a la palabra, sobre todo los poetas que un día sí y otro también andan tocándole el meollo al misterio para ofrecerlo a la humanidad como prenda de salvación. Hay que pensar que esta confianza ciega en las palabras está impregnada de un cierto corporativismo. Al fin y al cabo, muchos escritores viven, o esperan vivir, de lo que escriben. Al "creador" le gustaría escribir un buen "remake" del Libro, de la Biblia. No ser Dios, que eso lleva mucho tiempo, sino escribir como Dios, cuando Jahvé redactaba el Génesis, no cuando componía la letra del "Cantemos al amor de los amores", cajón de gallos y gorgoritos extraviados de la piedad de cera e incensiario. No sé dónde he leído que después de las barbaridades del siglo XX -y no digamos de las del presente siglo-, la única forma de hablar en serio es hacerlo en broma, irónicamente. Pensar que las desprestigiadas palabras nos van a sacar del atolladero, no deja de ser una enfermedad infantil del alfabetismo. Que ataca, como era de esperar, a blogueros y escritores de la "Nube". Quizá abandonando todas las letanías y jaculatorias, atreviéndose a vivir de otra forma y a plasmarlo con palabras todavía no pronunciadas, se consiguiera algo. No sé... Desde luego, "hozando el destino" como propone Bousoño, no vamos a ninguna parte. O terminamos en la cochiquera.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Wikipedia, la gran diletante


A nuestro Pánfilo, como buen diletante, le gusta tocar temas de biología. Es muy aficionado a relacionar el comportamiento humano con el de los animales. Esto, que estuvo muy mal visto hace unos años, hoy está de moda. Me escribe: “Cualquier sábado por la tarde, en Puerta Real, una novia se ha bajado del coche nupcial para retratarse con sus damas de honor, no sé si antes o después de la boda. Las mujeres que pasan en ese momento por allí, al unísono, como los peces de un cardumen, vuelven sus cabezas hacia la novia. Los hombres que pasan en ese momento por allí, incluido el novio, al unísono, como los peces de un cardumen, dirigen sus miradas hacia el cuerpo de una chica de 17 años que ha elegido la misma plaza para poner a calentar órganos, músculos, sistemas, articulaciones, vértebras, simetrías… antes de exigirles, en la noche cercana, prestaciones notables de elasticidad aplicada. Los etólogos no saben todavía si  la sincronización de los individuos de un banco de peces es innata o adquirida. Los antropólogos  y los diseñadores de trajes de novia no tienen dudas sobre la naturaleza de las conductas sincronizadas observables en los machos y en las hembras de la especie humana”.
Su amiga Pánfila le ha comentado que no entiende por qué sigue empeñado en ser un diletante, que Wikipedia, la gran diletante, los ha barrido a todos. Culta sí y latiniparla, le ha recomendado que, antes de seguir por ese camino, lea la novela de Flaubert "Bouvard y Pécuchet", si quiere saber lo que les sucede, y cómo terminan, los protagonistas, dos quijotescos diletantes, metidos a estudiar, como aficionados, sin método alguno, multitud de disciplinas científicas y a intentar llevar a la práctica los conocimientos adquiridos en enciclopedias y manuales.
Pánfilo, altanero, le ha contestado que una cosa es ser diletante y, otra muy distinta, saber relacionar unas cosas con otras y que ha leído en la Wiki que Flaubert,  no sólo ataca en su novela a los diletantes, sino también a la misma ciencia y a los científicos que se muestran incapaces de hacer llegar a la humanidad los efectos beneficiosos de sus descubrimientos. “En la misma enciclopedia  he encontrado esta frase del mejicano José Arreola: Quien renuncia a enterarse de algo que no es de su competencia porque cree que pertenece a otro ámbito, se excomulga automáticamente del gremio universitario y se va a vivir como falso Robinsón a un islote de especialista. Creo que Arreola tiene  razón, querida  Pánfila”. La chica le ha contestado con un breve email en el que sólo se puede leer esto: “¡jajajajajajajaja!”.

viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Necesita Jehová un abogado?

Saramago, en su novela Caín, se dedica a enmendarle la plana al Dios de la Biblia. Primero,  convirtiendo a Caín en un personaje malo en el buen sentido de la palabra “malo”. Y después, escribiéndole a Dios, por derecho, todos los renglones torcidos que el Creador se ve obligado a trazar para que vengan otros a explicar la deriva de la escritura divina y a “rectificarla”. En el episodio Abraham, Saramago demuestra poca ambición, se contenta con que sea Caín, y no el ángel del Señor que llega tarde y despistado al escenario del crimen/sacrificio, el que salve al hijo del Patriarca, Isaac, de las llamas.  Me hubiera gustado más un Caín que se hubiera dedicado a denunciar públicamente que, con el sacrifico de Abraham,  la casta sacerdotal le estaba diciendo al pueblo, que los sostenía con sus diezmos y ofrendas, hasta dónde eran capaces de llegar para obedecer a Yahvé: hasta el sacrificio horrendo de sus propios hijos. Esto sí, teniendo siempre en la manga el as del indulto. Queda claro que a los sacerdotes les importa un bledo que la imagen de Dios quede muy deteriorada al exigir a Abraham  la inmolación de un niño, con tal de que el pueblo se trague que los ungidos, si Dios se lo pide, son capaces hasta de asar, como espetos, a sus propios hijos. Con Abraham y Moisés,  el formato del mediador que come del silencio de Dios, queda perfectamente acabado, pero se priva a Jehová del derecho a la propia imagen. Desde entonces, los sacerdotes, en cada momento, ofrecen de Dios la imagen que más les interesa. Me hubiera gustado que Saramago en lugar de convertir a un villano, como Caín, en un héroe, hubiera abogado en su novela porque se le reconociese al Altísimo el derecho que todos tenemos a la propia imagen, evitando que cualquier cura de aldea, o el mismísimo Papa, pueda publicar  sin pagar derechos de autor imágenes robadas al Todopoderoso.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Educar es decir "no"

PERO no ha sido fácil en los pasados años de la burbuja de la abundancia, decirles que no a nuestros hijos. O mejor, negarle cosas a nuestro 1,39 hijo, que es lo que hemos producido de media las parejas, y la ciencia, en los últimos años de despilfarro. La educación, el soneto, las religiones de la negación y el sufrimiento y el cocido son para épocas de escasez. En la abundancia, la sexualidad se industrializa, como los cruasanes, el rap desplaza al soneto amoroso, las religiones del martirio se transforman en religiones del disfrute, en el Bulli el evanescente nitrógeno sustituye al aceite hirviendo con el que se elaboraban las contundentes flores de sartén, las comidas son virtuales y se proyectan en los platos, de tal manera que cuando has terminado de comer tienes la retina llena de colores y el estómago semivacío. Y el sistema educativo se transforma en guardería, donde se recoge a los jóvenes para que no estén todo el día tirados por las calles. Bastante hay con las noches. Para el sociólogo E. Durheim (1858-1917), la educación es la acción ejercida por los mayores, supuestamente, maduros, sobre los jóvenes inmaduros y "tiene por objeto el suscitar y el desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado". 

La acción que las generaciones adultas estaban ejerciendo, cuando se redacta esta definición, sobre las que todavía no habían adquirido la madurez, era muy radical: la Primera Guerra Mundial. La guerra es una escuela severa y eficaz. Enseña a los seres humanos lo crueles que podemos ser cuando se rompen todos los diques de la convivencia. Después de algunas guerras -y depende de quién las haya ganado- la gente se comporta una temporada. Y es capaz de llegar a acuerdos para que los bienes se repartan un poco mejor. Léase el opúsculo Indignaos, de Stéphane Hessel, para ver a qué acuerdo llegaron los franceses después de la Segunda Guerra Mundial. En España, tras un periodo en el que todo el mundo ha comido y se ha lavado, de nuevo aparece la escasez. Y en la Comunidad de Madrid ya están preparando a los futuros conductores de la pobreza. En los institutos de esa Comunidad, se van a crear "aulas de excelencia" para formar a los futuros capataces. Educación especial para los más listos. Esperanza Aguirre piensa curarlo todo con la tirita de la exigencia y del mérito. Por lo pronto, a los alumnos no se les ha exigido nada, a los profesores sí: que den dos horas más de clase.

martes, 6 de septiembre de 2011

Gastronomía comparada


Recomiendo encarecidamente la lectura del libro de Anthelme BRILLAT-SAVARIN, (1987 [1825]), “Fisiología del gusto o Meditaciones de gastronomía trascendente”, al par que “Los 23 puntos de la Síntesis de la cocina del Bulli” (v. web Bulli.com). Alguno de los puntos de la “Síntesis” parece inspirado en “La fisiología”. En ambos la Gastronomía es una ciencia. Y la elaboración de los alimentos, como no podía ser de otra manera, está tratada con mucha seriedad. Pero el libro de Brillat-Savarin, “contextualizado”, como diría Adriá, en 1770, se redacta para enseñar a comer, como  nobles razonables que saben que no se lo pueden comer todo y que tienen que repartir con sus iguales, a las clases emergentes, burgueses, funcionarios del Estado, comerciantes, rentistas… Se trata de comer razonablemente bien, en abundancia, con productos de calidad –aunque en esto Brillat, como después Adriá, da más importancia a la elaboración sabia de los productos que a la calidad de los mismos-  sin llegar a la indigestión  o el colapso. En cambio Adriá en su restaurante, o bien ha estado preparando a la emergencia para la escasez, ejercitándola en el comer leve, para una previsible época de carestía (en la que habrá que guardar el pan de la semana en orzas  y no tirar las sobras del mediodía)  o bien ha dado de comer flores de sartén (crionizadas con evanescente nitrógeno en lugar de fritas con el tradicional aceite hirviendo), a los insaciables tiburones de la burbuja de la abundancia, que,  hartos de gambas, en sus yates o en sus mansiones, cuando se dejan ver en público, montan una ‘performance’ donde fingen  contentarse con unos pétalos, para disimular que tienen estómago como para tragarse el mundo.  Lo que no se le puede negar a Adriá es que es un maestro de la ironía –que él propone como valor gastronómico en uno de sus puntos-: desde 1770 en que se inaugura el primer restaurante en Paris, la gente acude a esto locales para no tener que guisar en casa y lavar los platos, al Bulli se va a acariciar las prímulas y las petunias, para después pasar por el Macdonalds e hincharse.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Blogs y divorcio

EN Amar en tiempos revueltos, Almudena, la hija adolescente del malvado falangista (compendio, por exigencias del guión, de todos los vicios condenados en la asignatura deEducación para la ciudadanía), escribía un diario íntimo. La madre lo descubre y se entera de lo que pone. Los diarios íntimos, al menos en las telenovelas, se escriben para que no los lea nadie, pero para que los conozca todo el mundo. Más o menos como los blogs, que se escriben a sabiendas de que no los leerá casi nadie, pero como si las cosas de uno fueran a ser conocidas por toda la 'Nube'. Los blogueros siguen utilizando gran parte de los géneros de la literatura canónica, pero no suelen caer en la abominación de las dedicatorias librescas, depuradas expresiones del sentimiento de culpa. No he encontrado ningún blog en el que se lea una dedicatoria como ésta: "A mi marido y a nuestros hijos les dedico esta bitácora de 2.500 entradas en restitución de la atención y el tiempo que por ella les he robado". Y menos, algo parecido a lo que Will Durant escribió para su esposa en el frontispicio de su Historia de la Filosofía: "Hazte fuerte, compañera mía, para que puedas mantenerte incólume cuando yo caiga, para que yo pueda saber que los quebrados fragmentos de mi canción llegarán a ser al fin la más pura melodía en ti, para que yo pueda decir a mi corazón que tú empiezas donde yo muriendo abandono, y llegar aún más lejos". Será porque los blogs se escriben en casa y no en los departamentos de las facultades o en las salas de las bibliotecas. El blog ha dejado en evidencia que ese tiempo que el escritor imaginaba robado a los suyos era un tiempo feliz de emancipación familiar. En casa de los blogueros, lo que hay es un deseo fuerte de que el escritor compulsivo se despegue del ordenador y se tire a la calle. Entonces todos respiran aliviados y corren a disfrutar de sus placeres y a cumplir con sus confortables obligaciones domésticas. Porque, para mayor inri, el bloguero suele utilizar a los presentes como campo de experimentación de sus ocurrencias. Donde los pilla les lee la entrada que está a punto de publicar. O una cuchufleta a medio cocinar. No es sensible a los síntomas del hartazgo. Ni siquiera se da por enterado si un hijo, agotado, le pide que deje de arrojarles constantemente los descartes de sus posts como el que echa las sobras de la comida a los perros. Los blogs, igual que las vacaciones familiares en verano, están dando lugar a muchos divorcios. No es bueno que las personas estén solas pero tampoco es saludable estar todo el día reunidos e interactuando.