sábado, 26 de mayo de 2018

Reproducción asistida

Jorge Luis Borges
Desde que Jorge Luis Borges, en 1981, enumerara las cosas a las que debía la fama, han pasado muchísimas cosas; hoy casi nadie aspira ni a la fama ni a la gloria eternas. Se contentan con ser felices, intermitentemente. El escritor pensaba que debía su fama al ajedrez y al jazmín, a los tigres y al hexámetro. A haber urdido algún endecasílabo, a no haber salido de su biblioteca, a haber enseñado lo que no sabía a quienes sabrán más que él; a haber vuelto a contar algunas historias, a haber eludido sobornos, a ser ciego o a "ser esa cosa que nadie puede definir: argentino". Pero no es por ninguna de estas cosas por lo que lo recuerdo; lo traigo aquí por haber confesado que su fama podría deberse, también, a "haber ordenado en el dialecto de nuestro tiempo las cinco o seis metáfora" fundamentales. Los columnistas nunca damos soluciones a los problemas del presente, pero sí nos empeñamos en hallar una de esas metáforas capaces de traducir los hechos al dialecto actual. Y pensé en el rabo de una lagartija, tras una semana de confusión extrema, en la que hemos visto al PP situarse a la izquierda de Ciudadanos, al PSOE, colocarse a la derecha del PP y a Podemos, ensimismado en su mansión; a Megan Markle, una feminista confesa, arropada por un predicador del amor, gesticulante y gritón, del que se reían las aristocráticas pamelas de Winsor. A Zaplana, de la corte de Aznar, el guerrero de la dura faz, detenido por un presunto delito fiscal y de blanqueo de capitales. A la Botín, líder del Santander, inquilina constante de los órganos de decisión y poder de su banco, enterándose de pronto de que en los consejos de administración hay pocas mujeres. A un president racista, haciendo de mamporrero de un capitán que abandonó el barco antes de que chocara con el iceberg, dejando a la tripulación y al pasaje, como gilipollas, con el agua al cuello. Pero fue al conocer la caída del PP y el auge de Ciudadanos, cuando me acordé de las lagartijas que cogíamos de pequeños en Loja para estudiarlas en clase de Ciencias. Aunque no tengo muy claro si cuando les cortábamos el rabo, les salía uno nuevo o si, a partir del rabo seccionado, se generaba un clon. Tampoco sé muy bien si Ciudadanos es el rabo de la lagartija, que crece y crece, o es la lagartija del PP a la que le ha crecido el rabo. Como Borges, me sentiría recompensado si se me recordara por haber inventado esta metáfora de reptiles.

lunes, 14 de mayo de 2018

Nunca supe si Celestina era una dulce niña o una verdadera burra.

De "Diario.es"

Hay que estar atentos, como recomienda el apóstol San Pablo, porque el demonio, como león rugiente, da vueltas a nuestro alrededor, buscando la ocasión de devorarnos. Pero mientras ese momento llega habría que hacerle llegar a la profesora ecofeminista Angélica Velasco, que relaciona la violencia machista y el maltrato animal, el poema de Alberti por si quiere integrarlo en alguna de sus presentaciones de Power Point. De mí sé decir que de niño andaba muy enamorado de mi burra Celestina. Y de alberti, que en su "Época vegana" compuso el poema "Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es una verdadera vaca"(1929), del que transcribo a continuación un fragmento que nos ofrece a Keaton sumido en la duda de si su novia -Georgina- es una dulce niña o una verdadera vaca. 
[...] ¿Eres una dulce niña o una verdadera vaca?

Mi corazón siempre me dijo que eras una verdadera vaca.
Tu papa, que eras una dulce niña.
Mi corazón, que eras una verdadera vaca.
Una dulce niña.
Una verdadera vaca.
Una niña
Una vaca.
¿Una niña o una vaca?
O ¿una niña y una vaca?
Yo nunca supe nada.
Adios, Georgina.
(¡Pum!)

jueves, 10 de mayo de 2018

Pobres pero honrados

Burgueses de  Siena
No sé en qué prontuario marxista o en qué manual de historia social de la Literatura leí que el viejo honor caballeresco y feudal tuvo que hacer sitio, en plena Edad Media, a una nueva virtù -a un valor nuevo- la onestà burguesa, el honor del mercader, que venía a competir con la nobleza de sangre, la nobilitas aristocrática. Y que fue en la Italia bajomedieval, con su mosaico de florecientes repúblicas y señorías urbanas, donde comienza a construirse e implantarse este nuevo concepto, estrictamente laico, asentado sobre el poder que otorga el dinero, frente al que, en el antiguo régimen, confería la sangre y la Iglesia. La honestidad, regirá las relaciones de comerciantes, artesanos libres y personas no sometidas a la jurisdicción señorial. Alguna de sus reglas: respeto a la palabra dada, pago puntual de las mercancías, usura prudente, respetar a las mujeres casadas para no liar las herencias ni meter en casa genes callejeros… No me extenderé en esto, que ya lo hizo W. Shakespeare en El mercader de Venecia, y para que me voy a meter en camisa de once varas. Sí conviene decir que esta virtud de burgueses y comerciantes adinerados, después, se convirtió en un modelo para los pobres, que no tenían nada que vender ni nada que comprar ni genes que blindar. Marx y Engels lo explicaron así: "Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante". ¿De qué les sirve a los pobres ser honestos como buenos burgueses? Más bien les perjudica. Tendrían que ser radicalmente deshonestos con los ricos, con los explotadores. Y dirán ustedes, y con razón, ¿y a qué viene este coñazo mañanero? Pues porque los últimos sondeos del CIS me han llevado a hacerme esta pregunta en mi fuero interno -que es donde uno se hace las preguntas-: ¿cómo seguimos votando a partidos que nos roban sistemáticamente? Y es que la apropiación indebida de dinero público se ha convertido en la virtù de nuestros gerifaltes. Y a nosotros, como muy bien explicaron Marx y Engels, los que nos roban y nos dominan, han terminado por meternos en la cabeza que lo que nos conviene es que nos sigan robando. Y que deberíamos imitarlos, aunque carezcamos para hacerlo de las ganzúas que a ellos les sobran.

lunes, 7 de mayo de 2018

¿Memoria Histórica? ¿Memoria Futura?

Y yo me pregunto _en mi interior, que es donde uno se pregunta estas cosas_ ¿hay alguna memoria que no sea histórica, que no se refiera a un "relato" (como se dice ahora) de hechos que pasaron? ¿Hay memoria futura, de hechos que todavía no han sucedido? ¿Existió el feminismo en el siglo XV, o es un fenómeno más reciente? ¿Podemos llamar "feminista", como han hecho algunos críticos, al debate que mantienen Torrellas y Brazaida, abogado, el primero, de Grisel, y abogada, la segunda, de Mirabella, en una novela sentimental del siglo XV? Pese a que se oiga en boca de Brazaida algo tan moderno como que son los hombres los que hacen las leyes y también los que las aplican (son juez y parte). ¿La novelista del XVII María de Zayas escribe sus relatos desde una perspectiva de género, como si hubiera asistido a alguna tertulia con Zapatero? A veces estamos tan llenos de razones que nos olvidamos de que el lenguaje debe ser preciso si queremos convencer a alguien y que nos tomen en serio.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Las cremas, mejor caseras

Aquí tiene la receta
No robe cremas en el supermercado, hágaselas usted mismo. Empiece con la más fácil, la de calabacín. (Consejo Thermomix).