sábado, 31 de julio de 2010

¡Qué bonita es Barcelona!

El catecismo que "dieron", padres y abuelos
En la película de Stanley Kubrick de  1968, 2001: Una Odisea en el Espacio, el supercomputador de a bordo, H.A.L. 9000, que controla las funciones automáticas de la nave  espacial, desobedece las órdenes de la tripulación, se vuelve malo y asesina a cuatro de los cinco astronautas de la estación espacial. El superviviente, David Bowman,  procede a neutralizarlo, desconectando sus funciones, sin hacer caso de las súplicas del ordenador para que detenga la desconexión. Esta película de culto ha inspirado muchísimas películas y relatos posteriores.  No quiero ni pensar que ronde ya por la cabeza de algún nacionalista español, de bandera y toro,  la idea de ir desconectando, como en Una Odisea en el Espacio,  fríamente, una a una, las tarjetas de memoria que almacenan, en el imaginario colectivo catalán,  elementos muy valiosos de la aportación española a la cultura catalana, como represalia por la decisión del Parlament català de suspender las corridas de toros en la Monumental de Barcelona. La foto que acompaña a esta entrada, ofrece un preocupante catálogo de aportaciones fundamentales  que pueden ser borradas del acervo cultural catalán. Son: el Catecismo del padre Astete, dos obras de De la Cierva, una, sobre los ritos masónicos y otra, titulada Indalecio Prieto, el cerco a la fe, libros de Jiménez Losantos y César Vidal; Mártires por su fe, de Jesús Bastante Liébana, y alguna contribución más de esta índole. Esto puede acabar como en la película de Kubrick: Cataluña, cada vez que se le retire uno de estos soportes  culturales imprescindibles, pedirá al Estado que se detenga, luego, casi extinta su memoria, susurrará que tiene miedo para terminar cantando, no la Daisy, Daisy  que entona H.A.L.,  mientras agoniza, sino la canción de Manuel Montero, “Qué bonita es Barcelona”. Bastante más española.

jueves, 29 de julio de 2010

Después de los toros, los piononos

Objetivo: pionono
Van cayendo los signos de la identidad nacional. Ahora los toros, lo próximo la ONCE, los piononos están a punto de desaparecer. Dentro de un millón de años, en Cataluña, signo a signo, se habrá eliminado hasta el último rastro de lo español. Minutos antes de la performance del Juicio Final, que desde luego amenizarán los de la Fura. Un fuerte movimiento de resistencia crece entre los granadinos que se han hecho carísimos implantes dentales para poder atacar con solvencia esta gollería. En torno a las pastelerías ISLA de la capital y de Santa Fe, que son las que fabrican los piononos más enervantes, miles de naúfragos hacen cola para convertirse sus robinsones y montar la resistencia.

lunes, 26 de julio de 2010

Los huevos del Camino de Santiago

La foto de  la madre
Los hermosos huevos de la foto proceden de una granja de avestruces que los peregrinos encuentran unos 30  quilómetros  antes de llegar a Logroño, por el ramal del camino de Santiago que nace en Roncesvalles. Son huevos muy sentimentales y les gusta llevar prendida en la cesta la foto de su madre, como a cualquier hijo bien nacido. Del padre no se sabe mucho,  peregrinos con inquietudes etológicas, han dejado en sus diarios constancia del comportamiento irresponsable de los machos de avestruz. Cortejan a la hembra insistentemente, hasta hacerse pesados, y consiguen sus favores tras un buen rato de persecución y acoso por la granja.  Al final, la hembra, de sexualidad más adormecida y quiescente, cede a sus requerimientos en bien de la propagación de la especie. Realizado el acto, la hembra permanece un buen rato quieta, arrebatada,  como si no se creyera lo que le ha pasado.El macho, en lugar de quedarse junto a ella para ayudarla en la cría del "nasciturus" echa a correr y se pasa un rato contándole la hazaña a los otros machos de la reserva. Más o menos como hizo Dominguín cuando se acostó con Ava Gadner. Los etólogos de sociedad consignaron entonces en sus periódicos que al torero le faltó tiempo para ir a contárselo a sus amigotes, mientras que Ava, permaneció en la cama un buen rato quieta, arrebatada, como si no creyera lo que le había pasado. Por eso la foto del padre no figura en la cesta: entre  los avestruces está muy mal visto ser huevo de madre soltera. Los huevos naturales se traumatizan mucho.

sábado, 24 de julio de 2010

Izar, arriar

Real-Academia-de-la-Lengua-Española. Si se prescinde de la preposición y del artículo, humildísimos útiles de relación, las cuatro palabras restantes que forman este sintagma son de las que podríamos llamar de alto standing. Pero la impresión de excelencia se desvanece si consultamos la palabra “izar” en uno de los productos más conocidos de esa Real Casa, en el DRAE: “Hacer subir algo tirando de la cuerda de que está colgado”. Ese ‘algo’, puede ser una bandera, y no parece muy respetuosa la definición, si “lo” que se iza es la bandera de España. Algo menos chabacana es la definición que el diccionario da para “arriar”: “Bajar las velas, las banderas, etc., que están en lo alto”. Sea como sea, en el lenguaje militar, las palabras “izar” y “arriar” son compañeras inseparables. Menos en Granada, donde cuatro soldados de la Unidad Militar de Emergencias decidieron, el pasado día 23, rematar su noche de juerga arriando la bandera de España que ondea en la avenida de la Constitución. Parece que no tenían pensado izar a continuación la bandera republicana o la franquista o la del toro. Es muy posible que estos jóvenes guerreros desconozcan (estaban de visita en la ciudad) que los últimos militares que arriaron una bandera en Granada, para izar otra, también lo hicieron en julio, y que las consecuencias todavía perduran en la ciudad: alguien acaba de quitar de las tapias del cementerio las placas colocadas allí el pasado día 20 de este mes por familiares y asociaciones cívicas para recordar a los 3900 granadinos asesinados en aquel lugar por los sublevados en la guerra civil. "¡Mira que nos acechan todavía!", escribió Lorca hace 75 años. Y "todavía", en Granada, comienza a significar "siempre".

viernes, 23 de julio de 2010

Hoy los hombres se tocan cada vez más

¿Quién unge a quién?
Ya los hombres se tocan. Todavía sin ternura, quizá de forma interesada, pero lo cierto es que, sobre todo  los políticos, son muy aficionados a tocar a varones adultos de éxito. No sólo los tocan, los anclan. Quieren hacer suyas sus hazañas.  Sarkozy, ayer, en el nido de águilas que es el col del Tourmalet, clavó sus dedos de gavilán en la clavícula de Contador: el gavilán francés, le indicaba a la paloma hispana que él podía ganar el tour uno, dos o tres años, pero que la vuelta a Francia era suya.  Es muy arriesgado, hoy en día, besar a un niño, cogerlo en brazos. A eso sólo se atreve Juan y Medio.  Es menos imprudente, si no tienes detrás una institución que te proteja como la Iglesia Católica,  manosear a un deportista de elite que a un niño. El rey también atrajo hacia sí, e intentó besarlos, a los dos futbolistas catalanes que se habían atrevido a cubrirse con la senyera en  el estadio Soccer City de Johannesburgo.  No le importó mucho que los chicos se sintieran incómodos. Se vio cariño en el monarca, pero también advertencia: “vosotros no os escapáis de mí, no os escapáis de España, por muy bien que juguéis al fútbol”.  También se tocan, aunque traumáticamente, los futbolistas cuando meten un gol. Todos se echan encima del goleador. Los delicados de pecho a veces escatiman en goles para que el equipo no le rompa las costillas, en la celebración. 
Ibrahimovic y Pique fijan la estrategia
 Amor sí  hay, a veces, entre ellos. Pero del tipo del que  Platón prescribía para los jóvenes guerreros de Atenas, con un argumento sólido: en la batalla, defenderá mejor tus espaldas un compañero que te ame, que uno que no te quiera. Sin duda es lo que el delantero  Ibrahimovic le está solicitando al defensa Piqué en la foto: que le cubra las espaldas cuando él entre en combate con la hueste enemiga.

miércoles, 21 de julio de 2010

Fuego amigo

                      
                              El dolor, 74 años después       (Foto de G. Molero)
En la mañana del 20 de Julio de 2010, el diario IDEAL de Granada informaba de que Lorca, según Luis Rosales, “fue partidario de una dictadura militar”. Por la tarde, ante  las tapias del cementerio de San José, donde fueron fusilados 3,900 granadinos, una mujer leyó la carta que uno de los asesinados escribió a su familia poco antes de morir.  En ella,  un ferviente cristiano, rogaba a su gente que perdonasen a los que lo iban a matar y que vivieran sin odio, que apagaran los deseos de venganza. Expresaba también su esperanza de reunirse con ellos en el Cielo. Ambos podrían haber sido abatidos por fuego amigo. ¿Los mataron sus propios correligionarios? ¿Qué guerra fue aquella? ¿Es que había ganas de matar? ¿Es que cada cierto tiempo no hay más remedio que matar por matar? ¿Cualquier excusa sirve para matar? ¿Cómo han asimilado este horror los ejecutores directos, los que no sacaron beneficio mayor de las muertes que produjeron, los que se mancharon las manos con la sangre de los cadáveres? ¿Cómo han podido vivir durante estos años? Porque  el olvido barrió, en primer lugar, los perfiles de los motivos que les llevaron a apretar el gatillo y cada vez les fueron pareciendo más insignificantes.  A los que ocuparon los sitios que arrebataron a los asesinado, en los ayuntamientos, en la Universidad, en las escuelas, en el tajo, en la consideración y el aprecio de sus vecinos, la dulce regalía les anestesió el remordimiento, pero, ¿y  los que mataron por nada?, ¿y los que no obtuvieron nada por matar? , ¿y los que siguieron en su miseria, sin el más mínimo reconocimiento, apechugando con el crimen del que, en la mayoría de los casos, sólo fueron  meros instrumentos?, ¿esos que se encontraban diariamente con las madres, los hermanos de los asesinados por la calle, esos que olvidaron todo menos las caras de incomprensión y horror de los que recibían sus balas? Esos son los que han impregnado a la ciudad de un cierto tono de desesperanza impenetrable. No hay tópico más deleznable que el de la malafollá granadina, como algo que los naturales  de la ciudad llevaran en sus genes. Esa tristeza suspicaz y altanera,  ese resentimiento del que se sabe mal pagado, la sospecha y la reserva que algunos granadinos practican con todo y con todos, no tiene nada que ver con los genes,  es uno de los efectos indeseables de aquel fuego amigo/enemigo que acabó con lo mejor de la ciudad para que emergiesen las medianías que ni siquiera eran fascistas, simplemente eran uno criminales aprovechados.  Por eso cuesta tanto quitar una estatua de José Antonio de una plaza de Granada  o mantener las humildes placas conmemorativas del horror en las tapias del cementerio. 

martes, 20 de julio de 2010

Puntos Wifi en la mezquita

El mundo árabe, al día
Hay teólogos con estudios de psiquiatría que no descartan que los éxtasis de Santa Teresa e Ignacio de Loyola estén relacionados con la epilepsia que muy probablemente sufrieron estos dos santos. A Santa Teresa no le gustaba que el  arrebato la sorprendiese delante de sus monjas, porque luego tenía que darles explicaciones,   y le pidió al Señor que le evitara esta sofocación. En Roma,  los vigilante de la Basílica de San Pedro no te dejan que te apoyes en  las columnas cercanas para contemplar con detenimiento  la estatua de Santa Teresa de Bernini en la que la mística  aparece presa de uno de esos sofocos y con un ángel pre-adolescente  e ilusionado apuntándole con las flechas del amor. Delante de mí, unos guardias arrastraron a un joven irreverente que no se separaba de una columna, posiblemente para no caer desmayado por la belleza de la imagen. Desde luego en mi visita, no vi a nadie sentado en el suelo de la Basílica y menos con ordenador. A la chica indonesia  que consulta su PC en la mezquita Istiqlal de la capital Jakarta, la hubieran dejado entrar, por lo cubierta, pues  la jerarquía solterona católica también le tienen miedo –tanto como deseo, al menos- al cuerpo femenino, pero ni le hubieran permitido sentarse en el suelo ni conectarse a internet.  San Pedro no es un punto de acceso wifi. En Roma el internet se ve como una forma no reglada de acceder a lo inabarcable sin pagar peaje y no les gusta que los puenteen. 

lunes, 19 de julio de 2010

Ortega y Gasset en Blanes (Girona)

En periodos dilatados de paz, en los que la psicomotricidad disparada de los años mozos se suele apagar no en las trincheras sino en las fuentes públicas tras alguna celebración deportiva, es natural también que todo el mundo diga lo que se le ocurra. Pero si lo que se dice contraviene alguna de las doctrinas oficiales sobre el ser de las cosas, observatorios, o colectivos creados para la ocasión denuncian el exceso y piden inmediatamente que se tape la boca al escandaloso. A estas horas, alguno de esos puestos de observación habrá solicitado, en nombre de lo políticamente correcto, que se acalle la voz del concejal de turismo de Blanes (Girona) que ha dicho cosas tan interesantes como que “los que somos heterosexuales no hacemos fiestas porque seamos heterosexuales”. El hombre lleva toda la razón, parece como si hubiese leído los “Estudios sobre el amor” (1939) de Ortega y Gasset, escritor al que antes leían también algunos concejales, y compartiese con él la idea de que en la Europa de la primera mitad del siglo XX “amor significa, primaria y sustantivamente, algo que del hombre va consignado a la mujer y de la mujer es emitido hacia el hombre. Lo que sea un amor de hombre a hombre o de mujer a mujer no lo entendemos sin más…” Entre los árabes, según Ortega, el amor es indiferente a las diferencias sexuales. Mientras que en la Grecia clásica, el amor no es indiferente a los sexos, sino que tiene su sentido primario en el amor de varón a varón. “Platón”, discurre el filósofo, “inversamente a nosotros, no entendía bien lo que pudiera ser un amor de hombre a mujer”. Por tanto, los heterosexuales en Europa, ¿y por qué no en Blanes?, como muy bien dice el concejal de turismo, “no hacemos fiestas por porque seamos heterosexuales”. No hace falta, porque todas las fiestas, hasta hace poco, no podían ser otra cosa que fiestas heterosexuales. Si callamos al concejal, en aras de la corrección política, impediremos que los que viven con un siglo de retraso, nos digan cómo piensan. Mejor oírlos directamente que recurrir a la ouija.

domingo, 18 de julio de 2010

Sin velas no hay Paraíso

A Pánfilo, nuestro jubilado disruptivo,  le ha comentado  uno de sus contactos que no entiende  la respuesta desabrida de Pánfila a su bonito discurso erótico-teológico,  de la entrada anterior.  Cualquier mujer, en opinión de su corresponsal, se hubiese sentido muy complacida, e incluso, excitada, con un homenaje tan encendido. Pánfilo le ha confesado a su amigo que cree que Pánfila, con la que ha conectado satisfactoriamente en más de una ocasión,  es de ese tipo de mujeres que a la mañana siguiente, tras una noche eróticamente positiva, daría su vida antes de reconocer que su partenaire es un amante competente. Y se hace la huidiza y la díscola antes de entregarse ya de vero, bajo ciertas condiciones irrenunciables, claro, como puede ser  una boda por la iglesia; si Pánfilo acepta, ¡a sus años!, hacer la primera comunión, precedida, claro, de la primera confesión y, seguida, de la imprescindible confirmación.  Ni a él mismo le debe de parecer solvente este razonamiento porque ha abierto otra línea de ataque. Para halagarla, que los hombres cuando quieren ingresar en una mujer –u obtener su voto, cuando se trata de políticos- se ponen empachosamente feministas, como sabe que ella está leyendo libros de teología escritos por mujeres, le ha regalado una cita de la Biblia en la que una mujer  aparece muy crítica con los hombres que viven de interpretar la voluntad de Yahvé. La encontró hace tiempo en el Libro de Judit. Se la ha enviado sin comentario alguno. En ella Judit recrimina así a las autoridades de su pueblo: “Escuchadme, jefes de los vecinos de Betulia. No están bien las palabras que habéis pronunciado hoy ante el pueblo, cuando habéis interpuesto entre Dios y vosotros un juramento, asegurando que entregaríais la ciudad a nuestros enemigos si en el plazo convenido no os enviaba socorro el Señor.  ¿Quiénes sois vosotros para permitiros hoy poner a Dios a prueba y suplantar a Dios entre los hombres?” [el subrayado sí es de Pánfilo]”. Pánfila, que todavía anda algo cabreada consigo misma porque no quiere aceptar que el discursito erótico-teológico de su pretendiente la ha puesto a cien, ha vuelto  a contestarle de mala manera: “Amigo mío, ¿de qué les ha servido a las mujeres la clarividencia de Judit y su alegato contra la mediación y los mediadores, si ahora que las mujeres pueden en internet expresarse sin intermediarios  y progresar en la erradicación total del patriarcado, usan la red para contarse cómo transcurre su noche de bodas?”.  Pánfilo no sabía que en la red funcionasen foros de recién casadas que prestan tanta atención a su pareja como a su Mac  y detallan, entre escaramuza y escaramuza, para todas las conectadas, hasta el último chisporroteo de las velas  colocadas alrededor del jacuzzi.  “También hay  webs como la de Les Penelopes , muy serias y de un feminismo combativo e inteligente”, pensó comentarle para calmarla, pero al final, contrariado, se inclinó por el sarcasmo  y solamente le dijo: “Pánfila, creía que lo sabías, hoy las novias no ponen en sus camas colchas de seda, prefieren la parafina para los polvos, porque sin velas no hay paraíso”. 

jueves, 15 de julio de 2010

El fundamento teológico del placer sexual

Estoy un poco preocupado por Pánfilo, nuestro jubilado disruptivo. Desde que Pánfila,  con la que tuvo un enredo en Facebook, no le dedica tiempo anda un poco desorientado.  Para mí que se ha vuelto daltónico para el color rojo. En los días pasados, no ha mostrado la menor sensibilidad ante el triunfo de los 23 hombres corrientes  de la Roja. No ha participado en ninguna celebración multitudinaria y le ha dado por leer libros de teología escritos por mujeres. Creo que echa de menos los comentarios de Pánfila y que la quiere recuperar. El día del triunfo de España, en lugar de colocar en su muro como todo el mundo una bandera , copió  estas palabras de María C. Jacobelli: “Concluyo con un deseo: en el Cristo prôtos y ésckatos, Verbo encarnado “por quien todas las cosas fueron hechas” (Jn 1, 3), que todas las relaciones sexuales cumplidas en el gozo del amor puedan hacer al hombre –creado macho y hembra- cada vez más profundamente a imagen de Dios. In nomine Domine”.  Lo que el pobre no sabía es que a Pánfila,  “Risus paschallis”, el libro de la teóloga italiana  citada anteriormente, le importaba un bledo,  enfrascada como estaba en la lectura “El Dios de las mujeres” de Luisa Mauro. Dos días después, Pánfilo elevó el tono de su amorosa llamada y le mandó a Pánfila, para impresionarla, el texto erótico que trascribo a continuación: “Pánfila,  sin recurrir al Kamasutra, sin necesidad de ver  una redundante película porno bajada de Internet, sin apuntarse a las modestas estrategias de las revistas eróticas, a cualquier habitante de la primera década del siglo XXI se le pueden ocurrir decenas de posibilidades de comunicarse con los otros y de hacerlos felices y, obtener placer de ellos,  si previamente ha renunciado a pasar todo el día afluido a una multitud  para celebrar los triunfos deportivos. Porque está la lengua para la oreja, que acosa y lame sin dolor alguno, y deja, en los que tienen la suerte de haber sido tratados por una experta, la sensación de estar invadidos por una legión de ángeles de luz, que hubieran elegido una vía insólita, pero cierta, para rendir —i tantos!— laberinto tan angosto.
¿Y las manos? Capaces de multiplicar las caricias en un cuerpo abandonado y de abrir varios frentes de ataque. Venciendo suavemente una línea de defensa con el dedo corazón; apoyando, sin hollarla, en otra, el anular; confirmando, y halagando rítmicamente con algún dedo desocupado, la epifanía del cuerpecillo carnoso eréctil. Desenredando, con el meñique, otros caminos poco frecuentados. Hasta que el dulce enemigo, acosado por todos los flancos y desconcertado, sin saber a cuál de ellos acudir para recoger los frutos del ataque que se le hace, dé en un estado tan profundo de advertencia y conocimiento de su propio cuerpo que no haya órgano ni miembro que se sienta desasistido o ausente del homenaje.
¿Y los pies? Tan sueltos y olvidados en algunas lides, andan libres para encontrar acomodo y ocupación en caricias exteriores, asombrando a labios, y contentando a promontorios, milagrosamente enaltecidos por las caricias.
¿Y la conversación? Puede el amante situar el cabeza entre las piernas de la amiga y desde allí, animado por el recuerdo agradecido de tantas visitas y de acogidas tan gloriosas y por la cercanía, entonar los más conmovidos cantos al sexo próximo. Al que verá como diseño perfecto, altísima rosa de simetría o torre de marfil. Rozándolo tan sólo con el aire del habla, mirándolo con el respeto y la melancolía que merecen los portentos que han de perderse inexorablemente. Confesando —y en ese momento será verdad— no haber conocido otro tan nemoroso, tan humedecido, tan pulcro, tan acogedor, tan cómplice. Estos momentos, Pánfila mía, difícilmente se obtienen  en los desplazamientos tumultuosos.  Que amar es un andar solitario entre la gente. Si  se tiene la suerte de ser atravesado por alguno de ellos te estará permitido gritar: «Yo soy Lucifer, el príncipe de las tinieblas y de la luz y de la vida y del placer y de la paz y de la guerra santa del amor».  Pánfila que llevaba varios días sin comunicarse con él, le respondió inmediatamente: “Pánfilo, eso mismo, pero con velas y yacuzzi,  lo he leído ya en alguna de las edades de Lulú o en El corazón helado".

miércoles, 14 de julio de 2010

Ana y Teresa mordisquean la manzana de Safo

La manzana de Safo
Se están poniendo muy interesantes los últimos capítulos que TVE viene dedicando a explicar el temario de la asignatura Educación para la Ciudadanía.  Las clases son de 16:15 a 17:05. Aprovecha la cadena pública (Zapatero ha pedido a todo el mundo que se apriete el cinturón),  el melodrama ginecológico, Amar en tiempos revueltos, para exponer la Historia reciente de España y para educar “en ciertos valores” a los ciudadanos.  La tarea tiene la suficiente envergadura como para que la dirección de la cadena hubiese creado un programa específico para este menester pero de la misma manera que se está recortando en gasto farmacéutico y en obra pública,  ha habido que suspender el ambicioso proyecto, que ya tenía nombre, “Educación para la Guaisería”, y machihembrarlo en los exitosos espacios narrativos de la tarde en los que uno puede terminar siendo hermano o hijo de cualquiera.  No puede asegurar el autor de esta nota que la idea surgiera inmediatamente después  de que en Valencia comenzase, también por ahorrar, a impartirse la asignatura en inglés.  Pero no se quiso desaprovechar un ejemplo tan inteligente de recorte del gasto. Y alguien pensó: “si en Valencia enseñan a ser guay y a expresarse en inglés al mismo tiempo, ¿por qué nosotros no vamos a intentar hacer normal a nivel de telenovela lo que es normal a nivel de calle? Y así comenzaron las clases. Ahora vamos por el tema de la homosexualidad.
La dueña de almacenes Rivas y su empleada, han pasado la noche juntas mordisqueando la roja manzana de Safo.  La empleada por despecho, más que nada.  Porque aquí se puede ser guay  pero sin discutir ciertos valores. Los bancos pueden hacer lo que quieran con el dinero que les dejamos para que nos lo guarden y, si lo distraen, lo paga la ciudadanía y los hombres pueden ser homosexuales sin mayores averiguaciones, pero si eres lesbiana es porque tu marido no te comprende, si no es que te pega. Un poco antiguo, pero habrá  que esperar a la próxima temporada a ver si los imaginativos creadores de la serie aligeran el guión de caspa.

martes, 13 de julio de 2010

Gare au gorille!...

Gorila con guitarra
Dos vídeos me han impresionado especialmente en los últimos días, uno de la National Geographic sobre la vida sexual de los gorilas y otro de una boda en la que de pronto la novia comienza a cantarle al novio dentro de la iglesia una canción de Nuria Fergó.  Ambos enseñan mucho sobre el comportamiento animal. Los gorilas macho, sigo a la National, tienen el pene y los testículos muy pequeños. George Brassens no debía de conocer este dato cuando compuso su canción Gorille, en la que el protagonista  exhibe un pene respetable  en opinión de las visitantes del zoo que huyen asustadas cuando el animal se escapa de la jaula. La razón que dan los etólogos de los 5 centímetros del pene de los  gorilas macho  es plausible, el individuo  que pueda escatimar en su aparato sexual,  en espermatozoides, en pene y testículos dispondrá de mucha energía  sobrante  para construir músculos poderosos con los que mantener alejados a  los tenorios ocasionales  que merodean en torno a las hembras de su harén.  
Entre los  homínidos, lo difícil para las hembras  es conservar al macho vagamundos en casa para que contribuya permanentemente a la inversión paterna.  Cuando lo consiguen por medio de un contrato, su asombro es tan grande, su victoria, aunque transitoria, tan sorprendente, que han  de dejar constancia de ello, ante  el grupo y sobre todo ante las otras hembras, hasta ese momento, sus competidoras. La hembra de la especie humana evidentemente no canta para satisfacer al novio,  basta recordar las caras descompuestas que, en los musicales de los 50, ponían los actores, o las actrices, cuando su partenaire, después de una conversación sobre cualquier asunto, se ponía de pronto a cantar. Muchos espectadores sentían vergüenza ajena. La misma que experimentamos hoy cuando vemos a la novia, en el vídeo aludido, rompiendo a cantar eso de: “siempre para mí eres lo primero/ y aunque falte el dinero te quiero…”. Entonces, si no es para complacer a su amado, ¿por qué lo hace? Simplemente para proclamar urbi et orbi que ese macho ya es suyo, que no se lo toque nadie, porque si alguien se lo toca es capaz de cantarle cualquier cosa. Y todo por la supervivencia de la especie.

lunes, 12 de julio de 2010

España campeona, el "La,la,la" de la Democracia


Dice la Wikipedia que "en 1968 se anuncia que Serrat será el representante de España en el Festival de Eurovisión. En cuanto a la canción a interpretar, se barajaban dos: El titiritero, del propio Serrat, y La, la, la. Al final se decidió que la representante de España fuese esta última, al considerarse más apta para el festival. El tema no fue compuesto por Serrat, sino por Manuel de la Calva y Ramón Arcusa(integrantes del Dúo Dinámico), quienes, sin embargo, se basaron en el estilo poético presente en las letras de Serrat, así como en sus misma temática: el canto a las cosas sencillas de la vida (la madre, la tierra, el despertar de un nuevo día, la naturaleza...)". Al final nos representó Massiel y no Serrat. Al régimen no le gustaba que se cantara en catalán. La democracia española, más inteligente, ha dejado que la melodía sea catalana y todo lo demás, español.
Bastantes entendidos afirman estos días que el juego de la selección española se basa en el estilo _casi poético- de Pep Guardiola y del Barcelona, un fútbol elaborado a partir de unos pocos conceptos elementales de este deporte: el trato preferencial de la pelota, la constante posesión del balón, para que no lo tengan los adversarios, y de los espacios y la búsqueda de variantes ofensivas para impedir la salida a sus rivales.
Como en 1968, ha sido otro el encargado de interpretar la pieza, Vicente del Bosque, pero, en contra del tópico que habla de que los catalanes son agarrados, hasta 7 jugadores del Barcelona han ayudado generosamente a que la partitura se interpretara sin disonancias. A cambio, gran parte del tejido empleado para confeccionar las señeras españolas, se ha fabricado en telares catalanes. Que la pela sigue siendo la pela.

domingo, 11 de julio de 2010

Cines madrileños de 1936

La Garbo y Frederich March en Ana Karenina
La revista “Lecturas”, con 89 años de historia a sus espaldas, no fue siempre órgano de expresión de la Casa Real y de la de Alba,  tribuna de los complicados y ginecológicos matices del dolor de María José Suárez, nicho rosado de la dulce espera de Nuria Roca junto al mar. Creada en 1921 como suplemento lite­rario del magazine «El hogar y la moda», ofrecía a sus lectoras —pues para mujeres estaba pensada— comedias, novelas lar­gas, cuentos, novelas cortas, crónicas de las primeras actrices del momento, pagi­nas cinematográficas y variedades.
En el número de noviembre de 1935, la dirección de «Lecturas» comunica a sus lectoras: «Hemos hecho el recuento de vo­tos y de él resulta que la madrina de “Lecturas” para 1936 es la señorita Merce­des Lucrecia de Borja... La redacción de “Lecturas”, al hacer esta proclamación, se felicita y felicita a la señorita triunfante, saludando en ella a la musa inspiradora y animadora de nuestros trabajos».
«La musa inspiradora y animadora» de los afanes de la revista —según cuenta el periodista Quilis Molina en la entrevista que hizo a Mercedes para el número de marzo de 1936— es maestra nacional y profesora de piano, «una señorita educada a la moderna, pero con todas las exquisite­ces de las nobles damitas de abolengo, haciendo con ello honor a su estirpe».
Merceditas Lucrecia representa el nuevo ideal de mujer burguesa —promociona­do y sugerido por la publicación—, no dedicada a hacer obras de caridad, como la aristócrata, ni la revolución como la obrera del 36, sino a realizar pequeñas incursiones en el, mundo de la literatura sana —en feliz y reveladora adjetivación de la propia revista---, de las artes e, in­cluso, de las ciencias.
Asiste con regularidad al cine, que le gusta «una enormidad», de tal manera que —ella se lo cuenta a Quilis-- «si algún día pensara hacer una excentricidad, instalaría en mi casa un salón de proyecciones para pasar las mejores producciones del mercado cinematográfico»; pese a estar sentada sobre el polvorín incendiado de la guerra civil, que no tardaría en estallar arrasando con su explosión hasta la humil­de y moderada visión pequeño-burguesa del papel de la mujer en «el mundo moder­no» que ofrecía «Lecturas», Merceditas no se perdería ni una de las peliculas -que daban en los cines Rialto, Palacio de la Prensa, Callao o Goya, dobladas en castellano a partir de 1932. año en que las productoras de Hollywood abandonaron la práctica —nacida con el sonoro— de fil­mar versiones francesas, españolas o ita­lianas, rodadas en los mismos escenarios, con la misma iluminación y vestuario usa-dos para rodar las películas originales en lengua inglesa, pero con actores y guionis­tas hispanoparlantes, italianos o franceses.
En las ciudades españolas se venía viendo buen cine desde hacia varios años. Los madrileños ya habían podido asistir a la proyección de las mejores películas de la filmografía mundial gracias a «La Ga­ceta Literaria» de Ernesto Giménez Caba­llero que puso en funcionamiento el pri­mer Cine-club de España en el que se pasaron, entre 1928 y 1931, filmes de la calidad e interés de «El cantante de Jazz», «Harold, policía», «El perro andaluz», «Iván el Terrible», «El Gabinete del doctor Caligari», «El acorazado Potemkin», e in­cluso una curiosa «Antología del beso», escenas censuradas de distintas películas («Metrópoli», «Variété», «Fausto», «Fuer­za y belleza», «Amor y naturaleza»...).
También. la Madrina de «Lecturas» a la espera de inaugurar su propia sala de proyecciones, contemplaría los magníficos noticiarios que se daban en locales que «como indica su nombre de cines de actua­lidades», en opinión del excelente crítico de cine de «Lecturas» J. B. Valero —número de septiembre de 1936—, «se han creado principalmente para el noticiario y cuyo número (para disfrute de Merceditas y de sus amigas), no cesa de aumentar y de extenderse por toda España».
El éxito de los noticiarios asustó a los editores de periódicos. Valero —en el mis­mo trabajo— disipa las dudas de los que temían entonces, que los noticiarios aca­baran con los diarios, “porque el noticiario no es ni será nunca —aunque de momento lo parezca— un sustitutivo, y menos aún un rival del periódico. Es su colega, su colaborador, su complemento. Por mucha letra que el productor ponga en su cinta de actualidades y por muchas fotografías que el editor incluya en su periódico, éste seguirá siendo una necesidad para el hom­bre de hoy y de mañana, y aquélla continuará en su papel de preciosos complemento de la noticia escrita, complemento tan valioso, que algún día el progreso y la costumbre lo convertirán en una necesidad”.
A los «cines de actualidades» y las salas de proyecciones, Merceditas Lucrecia de Borja asiste acompañada por sus padres, como tantas otras jovencitas de la clase media urbana de Barcelona, Madrid o Granada. Una vez en el cinematógrafo, las chicas podían verse asaltadas —si prestamos atención al artículo de José Baeza en «Lecturas» de marzo del 36­“por el castigador, me refiero al antiguo tenorio callejero que ha cambiado, como todo el mundo, y hoy pierde en las salas de proyecciones el tiempo que antes perdía en las esquinas».
«Si salgo después de cenar», hace decir José Baeza al padre de la joven, es sólo para llevar a la chica al cine. La llevo una vez por semana. Yo me aburro soberana­mente, pero ella se pirra por esas señoras (la Greta Garbo de «Ana Karenina» o la Olivia de Havilland del «Capitan Blood») que llama estrellas y por los buenos mozos (Fredrich March o Errol Flynn) que sue­len acompañarlas.
El buen hombre echa de menos el cine mudo. Entonces se pasaba la sesión en un dulce duermevela, sólo interrumpido por los codazos de su mujer, pero ahora —en los meses que precede al levantamiento militar— las películas sonoras no le dejan pegar ojo.
La presencia amodorrada del padre no resulta inútil. Al menas aleja de la chica al «castigador, al tenorio de ínfima categoría», orientándolo, hastiado de fracasos, hacia cines de treinta céntimos, en los que se sienta al lado de alguna muchachita pobre, feilla, vulgar con la que apuntarse el primer triunfo y casarse con ella».
Merceditas Lucrecia de Borja tenía 18 años cuando comienza la guerra civil. Po­siblemente, en los años que siguieron, solo vivió historias de sufrimiento y violencia. Hoy me gustaría preguntarle —si viviera— cuál fue la última película de amores, que vio en el cine Callao.

sábado, 10 de julio de 2010

La prosodia del ocaso, Puyol, Sabina y Chavela

Chavela
Carles Puyol, el defensa de la Selección nacional de fútbol,  cumplió en abril 32 años y, como Sabina o Chavela Vargas,  ha echado el freno.  Desde que Sabina se ha hecho mayor se ha apuntado a la prosodia del ocaso. De las 14 canciones  de su último disco  más de la mitad son muy lentas.  En la que da título al CD,” Vinagre y rosas”, Joaquín coge un paso cansino de anciano y arrastra las palabras. En la número 12, “Crisis”, remonta  vuelo y coge un poco de marcheta, pero en la siguiente vuelve a quitar el pie del  acelerador. Puyol ha declarado que cada vez piensa más y corre menos. Normal.  Cosas de la edad. A Chavela Vargas le viene sucediendo desde hace muchos años.  Su “Noche de bodas” contiene verdades, sin complejos,  tan definitivas que no son para corridos, sino para andados a o arrastrados.  Cuando el episodio impúdico de la Guerra de Irak, los políticos profesionales que tenían que defender la intervención, sabiendo que no tenía ni pies ni cabeza el argumentario que se habían apuntado en la palma de la mano, lo recitaban a velocidad del vértigo. Prosodia de escape,  como la que practican los anuncios de medicamentos de la tv cuando, en los dos últimos segundos, meten todo eso “de consulte a su farmacéutico y no sé que de los niños”, como si no tuviera la más mínima importancia envenenarse con productos no muy testados. Un nacionalista tan cerril como Aznar, en los años que ejerció de bufón del imperio dejando el prestigio de España por los suelos,  conforme se acercaba a Tejas se contaminaba de una prosodia ranchera que recordaba a la de Cantinflas.  Ha sido una suerte que un defensa catalán haya decidido echar el freno no antes de recorrerse todo el campo, el día del partido contra Alemania, y meter un gol de cabeza que ha conseguido que el orbe entero olvide  las crueles cacofonías de Aznar.

martes, 6 de julio de 2010

La deriva paraguaya en Euzkadi

Ander,  amigo, me ha impresionado tu comentario a mi post A las vuvuzelas les va el himno de España,  en el que me decías que tú, y otros vascos, os visteis “obligados” a animar a Paraguay, el día del partido contra España. Por eso te contesto con esta nueva entrada:
Muchas personas con responsabilidades públicas, cuando sueltan una broma, inmediatamente dan marcha atrás y afirman, "y ahora, ya en serio…". Pero yo estoy convencido de que la única forma de hablar en serio, es hacerlo en broma, dada la actual putrefacción del lenguaje de los políticos, de su descomposición y de su incapacidad para expresar algo objetivo u objetivable. De ahí el tono de mis “Vuvuzelas”. Franco me vacunó contra el nacionalismo españolista, y en general, contra todos los procesos identitarios. Pero, como soy padre, sé muy bien que cuando alguien se quiere ir de la casa hay que abrirle la puerta para que se vaya. Nadie ha de estar a la fuerza en ningún sitio. Los políticos, unos y otros, se han acostumbrado a parasitar torpemente el  “conflicto vasco”, y no saben o no pueden o no quieren resolverlo. Si fueran valientes, harían frente al problema con decisión y, tras un periodo suficiente de paz,  en ausencia de la  "violencia del Estado español” y de la “violencia de los pistoleros de ETA", convocarían a los vascos a pronunciarse en un referéndum sobre el asunto. Esto ya se ha hecho en otros estados que sufrían una situación parecida. Para ello habría que contemplar el horizonte independentista como una posibilidad, nada catastrófica. Ahora bien, si los votantes se pronuncian en contra de la independencia, deberían de comprometerse a no volver a repetir la consulta hasta dentro de 25 o 50 años y si los vascos dicen que sí,  tendrían la obligación de conducir el proceso de independencia de forma ordenada, amistosa y, sobre todo, justa. Respetando, dentro de lo posible,  los intereses de todos. Estoy harto de llorones, de quejicas, de agraviados, de gente que piensa que se le debe algo desde el principio de los tiempos. No quiero oírles ni una queja más. Y eso sólo será posible si hay un camino viable y sin trampas para que los vascos, si así lo deciden, se constituyan en estado independiente. Yo, por mi parte, voy a seguir siendo español, si me dejan los españolistas, porque no quiero dedicar ni un segundo de mi tiempo a cavilar sobre si soy más, menos o igual que cualquier habitante del planeta. No me hace falta. Ya sé que soy un ser único (aunque de poca calidad y en el que no se puede confiar demasiado)  y con bastante suerte porque durante toda mi vida  he podido comer tres veces al día, lavarme, hablar con amigos y disputar con enemigos, sin recibir más heridas que las del amor y las de la vida. Estoy resentido, desde luego,  porque ni la ciencia ni la religión, ni las utopías de salvación colectiva, me aseguran que no vaya a recibir la herida definitiva, como todos. Yo soy de Cenes de la Vega (Granada), que no es mi pueblo, pero sí donde tuve mi primera vespa, y del castellano, la lengua que me enseño mi madre de niño y que después mejoré leyendo a Cervantes en el internado donde pasé mi adolescencia. Él  me ayudó a sobrellevar el cautiverio de cuatro años que padecí en un colegio de dominicos. Esa es mi patria. Tengo la suerte de que el Estado español me deja residir, por ahora,  en ella. También los curas de mi colegio me dejaron construir, y pasar en ella las horas del recreo, una réplica aproximada de Granite House, el refugio de La isla misteriosa de Julio Verne. Si España obstaculizara este humilde “proyecto de vida”, posiblemente estaría tan cabreado y con tantas ganas de largarme como los independentistas vascos o catalanes. Por otra parte, espero llevarme bien con algunos vascos, independientes o no, al fin y al cabo comparto con ellos, y con los balineses, más paquete genético que con la mosca del vinagre. Incluso me puedo llevar bien con algún cenero. Y desde luego si me preguntan, votaré en contra de que el Atlético de Bilbao juegue en la misma liga que el Cenes Club de Fútbol, aunque me gustaría que el equipo de mi pueblo jugase contra la Real Sociedad en la Champion League. 

sábado, 3 de julio de 2010

La casa cuajada

Volverán los sólidos ladrillos
de los muros
los espacios a tapar, 
pero aquellos que hincharon de euros tus bolsillos
esos, esos
no volverán.

viernes, 2 de julio de 2010

A las vuvuzelas les va el himno de España


Estoy mu agradecido a la selección, su épica está dando lugar a que jugadores vascos y catalanes, alguno de ellos claramente nacionalista, estén contribuyendo a la obliteración de la deriva cantonalista del área metropolitana de Granada. Y a la cohesión indestructible de la nación española. En mi pueblo han desaparecido las banderas locales de color azul purísima y blanco, sustituidas por las rojas banderas de la patria. Hasta el alcalde, con las imágenes del Gran Torino en la retina, ha plantado en su jardín un mástil con la roja y gualda.
Mástil multifunción
 Si llegamos a las semis, es probable que el himno de Cájar sea barrido por el nacional y sus canturreos. Y eso que el de mi pueblo tiene letra. Hasta en eso hemos tenido suerte, las vuvuzelas, tocadas por los aficionados sudafricanos, se adaptan perfectamente al soniquete del himno nacional. Por la intercesión de estos ángeles negros y de sus trompetas, clarines de gloria, quizás será posible que la Iglesia nacional de mi pueblo vuelva a aceptar las directrices vaticanas. Espero mucho de estos ángeles, al fin y al cabo, el renacimiento en Italia se asentó cuando Mantegna decidió colocarles las alas de mariposa de Psiqué a sus ángeles de la Sala de los Esposos de Mantua, guardando en el armario las plumas de paloma o de gavilán de los ángeles medievales. La historia suele jugar las batallas decisivas donde habitan los ángeles.