lunes, 20 de mayo de 2013

El pobre del cartapacio

"El Llorica", foto de J.G. Latorre
Cerró el Rey Chico donde, según un documento que algún día saldrá a la luz, pasó una noche de farra y alegría Carlos V, en plena luna de miel. Cayeron o murieron alcaldes: Sola Bolívar, Serrabona, Camacho, Jara, Diáz Berbel… Pero el “Llorica” permanece y dura, como el lector puede comprobar en la foto de Jesús García Latorre. Cerraron comercios distintivos de Granada, como Brieva o Costales –donde compré el libro que asegura que Carlos V permaneció una noche entera perdido por los bosques de la Alhambra-, pero el “Pobre del cartapacio”, como fue llamado el “Llorica” en los años en que le dio por pedir con una carpeta azul de gomas debajo del brazo, siguió pisando las calles de Granada, sin reposo. La Bizcocha, la reina de los prostíbulos granadinos, dejó de prestar sus imprescindibles servicios a agricultores con posibles, políticos y clérigos disfrazados de jornaleros, pero el “Llorica”, no cesó de canturrear, mientras se acercaba al posible donante, “tengo hambre, mucha hambre”. Cerraron cines, prostíbulos, conventillos, alacenas, chinos de todo a cien, el purgatorio mismo cerró, el limbo paso a mejor vida. Cerrará, al paso que vamos, hasta la señora que vende cestillas de frambuesas y gladiolos en la Pescadería, pero el “Llorica”, y la tienda de especias que impregna de olor a canela y a clavo la calle Pontezuelas, permanecen y duran. Porque, como afirmó Quevedo de la antigua Roma, sólo el huidizo Tiber quedó y de “la Granada de siempre” huyó lo que parecía firme y sólo lo fugitivo: los aromas y la necesidad, permanecen y duran.

2 comentarios:

  1. Buen gusto en este artículo que nos trae esencias del pasado y su vuelta y la permanencia y lo efímero y los personajes enraizados que no pasan y lo fugitivo que viene libre y nuestros olores. Poética descripción de la Granada de ayer que hoy nos sobreviene implacable. Prefiero seguir viendo los gladiolos en las puertas y esos aromas tan evocadores. Que "el llorica" permanezca como otras voces.

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    1. Mercedes Elorza, hasta nosotros nos iremos, y nos importará un pito, diga lo que diga Juan Ramón Jiménez, que los pájaros se queden cantando o cagando los nidos. Gracias por el comentario que me anima a seguir dándole la tabarra a los lectores. Saludos.

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