jueves, 16 de mayo de 2013

La prudencia en la mujer

EN Twitter no ha gustado que TVE haya emitido en el Telediario un vídeo en el que un 'Taller de pedagogos' da consejos sobre cómo deben ir vestidos los adolescentes para no resultar provocativos. Dicen los twitteros que los consejos parecen proceder de la moral sexual católica. Pero también los laicos opinan sobre sexo: la feminista radical Lidia Falcón decía en TVE, en 2008: "nosotros hemos salido de la represión del franquismo al caos actual. De que todo estaba prohibido, todo perseguido, todo era pecado, nos encontramos ahora con que todo está permitido". Todos nos creemos facultados, si no convocados, a hablar de sexo, de provocación de seducción. ¿Será por aquello de que inquieta lo relacionado con el sexo por el gusto que da y lo poco que cuesta? Molesta que algo tan valioso circule sin control ni fielatos. Los psicólogos y pedagogos del taller, impacientes, sin esperar a que la indigencia que planea sobre nosotros corte de raíz cualquier diversión o exceso, van ya fijando tendencia. Pero modernos de la muerte como son, quieren meter entre las prendas "del mal vestir", también a los calzoncillos masculinos, para disimular que lo que les preocupa de verdad, como a Lidia Falcón, es "la virtud" de las niñas. Que la "carne femenina pueda circular libremente". Y ponen los calzoncillos al mismo nivel que los shorts o que las inestables camisetas anchas de las chicas. Hasta mi zapatero, que no es psicólogo, aunque sí arquitecto en paro, sabe que los mecanismos de seducción y conquista de hombres y mujeres no son exactamente iguales. Si a la mujer le afectase los más mínimos el que el hombre enseñe u oculte los calzoncillos, se sabría. En cambio sí hay pruebas de que la desnudez o la ocultación del cuerpo femenino si produce algún efecto en el varón. Lo que tendríamos que preguntarnos es si estamos todavía en la época arcaica del rapto: "Chica, si para casarte tienes que conseguir que un tío del pueblo de al lado venga y te rapte y se parta la cara con tu padre y con tus hermanos, es lógico que potencies el efecto llamada para que el chico se sienta motivado, pero si el niño que te gusta lo tienes a tu lado en clase, no es necesario que te pongas un pantalón ceñido, un tanga fosforescente y tres flechas tatuadas en la espalda que señalen el proceloso camino". Los chicos saben orientarse, aun sin planos. Por tanto, protocolicemos la violencia posesiva de los machos y acompasemos las armas de seducción de las hembras de la especie.

16 comentarios:

  1. Feminista sin s, seudoprogresistas, estudiosos del tema de la seducción e incitación, qué de reflexiones para no parecer reaccionarios, pero protocolizar la violencia posesiva y acompasar las armas de seducción es posicionarse con sutileza en un lado incierto. Pretender meter en catálogo la violencia y en grados es confuso y asimilarlo a limitar, con poética palabra "acompasar" las armas que se utilizan es hablar de incitaciones. Largo tema difícil, mejor esperar a análisis más pausados.

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  2. No, Mercedes Elorza, mejor esperar a que algunas mujeres soporten la mirada de un macho que desea sólo comprender. Finamente, lo que dices me suena a lo que opinan algunas compañeras de observatorio y cargo: "Tíos, bastante tiempo nos habéis dicho lo que tenemos qué hacer, dejadnos tranquilas, nosotras sabemos equivocarnos solas". Eso sería posible si no tuviesesmos intereses comunes que preservar.

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    1. Ni me meto en foros ni leo sobre el tema, tengo amigas mucho más expertas en estos menesteres y con reflexiones más profundas, yo sólo hablo desde una óptica más ideológica, la palabra violencia me aterroriza, venga de donde venga y la manida incitación de la mujer a un hombre que "sólo quiere comprender", tremenda frase, edulcorado sentimiento, me produce escalofríos. No me gusta el tú a tú hacia el hombre en ese sentido que hablas..."bastante tiempo nos habéis dicho lo que tenemos que hacer", no utilizo esos coloquios, ni oraciones de ese tipo. No me remonto a ninguna historia, sino a un sentimiento particular, pocas veces contrastado. No soy de círculo de opiniones y no he leido aún. " El segundo sexo", aunque estoy en ello.

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    2. Mercedes Elorza Maza, siento mucho que algunas cosas de las que digo en mi entrada le produzcan una alteración tan evidente. No era mi intención. Tampoco me gusta entrar a interpretar lo que escribo y menos a explicarlo. De eso ya se encargan los lectores. Gracias por su atención.

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  3. La moral trascendental ha sido sustituida por la moral pragmática. Yo creo que el auténtico problema es lexicográfico: el error está en la "l", hay que eliminarla. Yo me quedo con las moras en todas sus acepciones.
    Gracias y saludos.

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  4. Trasindependiente, Yo también soy aficionado a ellas. Sobre todo después de haber hecho de don Mendo en la función de Muñoz Seca:
    "¡ Mora de la morería !...
    ¡ Mora que a mi lado moras !...
    ¡ Mora que ligó sus horas
    a la triste suerte mía !...
    ¡ Mora que a mis plantas lloras
    porque a tu pecho desgarro !...
    ¡ Alma de temple bizarro !...
    ¡ Corazón de cimitarra !...
    ¡ Flor más bella del Darro
    y orgullo de la Alpujarra !..."

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  5. Realmente cómo nos complicamos la vida!
    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  6. dezabaleta, estos asuntos, con el problema tan grave que tiene Europa, un problema de supervivencia, resultan sólo pequeños ajustes para tiempos de abundancia, aunque complejos, como dices. Un saludo cordial.

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  7. Ya me gustaría a mi, yayaflauta de colegio de monjas, encascarada hasta la plenitud, haber vestido como mis hijas, plenas de muestrarios corporales en diferentes localizaciones y que se relacionan de tu a tu con sus varones, amigos y parejas, sin complejos ni tabues, y no por ello son menos leales que yo... a si mismas. Un besazo "ambos" tres

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  8. Pero mujer, Ana, ¿Qué es eso de yayaflauta? Un beso.

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  9. Las reuní a todas ellas un hermoso día de primavera -ya sabes, que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor- en el que el olor dulzón a flor en València desmayaba, me puse casi de rodillas y les dije: Niñas, hacedme el favor, tapaos algo los espléndidos pechos, vuestros compañeros, así, no pueden competir con vosotras, ni durante las clases, ni en las duras horas de la preparación de exámenes en su dormitorio. Ellas se rieron y no hubo manera. Dijeron con Andrea Fabra, los labios adolescentes bailando de risas: ¡Que se j**** ! Me dije que tal vez vengaban a sus abuelas, así que me repetí para mis adentros: Eso, que se j****... Un beso provinciano, Pablito.

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  10. Pobreticos hombres, ¡qué papelón! Mariana Pineda, mi hermana, mi cómplice.

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  11. El caso es que esto no avanza. Los de siempre siguen viendo un acto de provocación en un escote, en una falda corta, un pantalón ajustado o "demasiado" bajo. Ir marcando tiene que ser necesariamente buscar marido o en su defecto rollo. No es así. Tal vez es que las mujeres nos gustamos. Nos gustan nuestras tetas, nuestro culo, nuestras piernas y nos sentimos bien con un bonito escote o una falda veraniega y vaporosa. El pecado, el delito, está en la mente enferma y egocéntrica de muchos machos. Por tanto, no pensemos que todo cuanto hace la mujer forma parte de una estrategia para seducir; lo que sí estaría bien es que los hombres cambiaran su mirada y su violencia posesiva, porque la mujer en todo caso puede ser una compañera pero nunca una posesión.
    Un besito.

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    1. marr, sí que avanza esto, otra cosa es que lo imaginemos parado para poder lanzar la queja manida y la defensa de todo lo que hacen todas las mujeres, como si toda la bondad radicara en ese lado de la especie.Conozco gente que sabe lo importante que es regañar y cómo el regañado se convierte en un minusválido dialéctico, aplastado por el sentimiento de culpas que no tiene. Aunque no se hubiera inventado la lencería, ni Dior, ni el Eau de Rochas, los hombres seguirían mirando a la mujer como dice la pensadora francesa, Nancy Huston que la viene mirando desde "la noche de los tiempos": "El vículo mirada-deseo es proverbial en el hombre y se apoya en un sustrato biológico relacionado con la supervivencia de nuestra especie, pero en los discursos intelectuales contemporáneos se niega rotundamente, se reprime y se olvida porque implica la existencia de un poderoso vínculo entre la seducción y la reproducción, un anatema expulsado de la mentalidad occidental desde hace siglo y medio".

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    2. Querido Pablo, somos más que supervivencia, todos. Ni todo lo bueno, ni todo lo malo radica en un lado. Se reparte.Cada cual con lo suyo. Y digo que no se avanza mucho porque siguen existiendo muchas personas, hombres y mujeres, que todavía piensan que vestir de una manera determinada es sólo y siempre para cazar a un hombre. No es así y tu que eres un hombre inteligente y culto debes saberlo. Aún hoy te tropiezas con el hombre que presume de ser progre (no sé si esa palabra me gusta) y moderno y que a su vez lloriquea celoso cuando ve a su hija adolescente convertirse en una mujer espontánea y libre. Le fastidia que pueda gustar y que se puedan fijar en ella. Las mujeres somos mucho más y ahí debemos hacer hincapié cuando educamos a nuestras hijas y a nuestros hijos. En el equilibrio y en la igualdad se deben criar nuestros vástagos. De forma que ambos al mirar a una persona lo primero que vean sea eso: Una Persona. Luego a la hora de la seducción, porque para todo hay una hora y un lugar y un tiempo, se jugarán todas las cartas necesarias o que apetezcan. Pero mientras tanto, debemos tratarnos todos con el respeto que todos merecemos, por ser y por estar.

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