jueves, 1 de mayo de 2014

Ilusionante sinceridad

Velocidad de escape
Casos en los que “la ciudadanía” podría declarar el Estado de Alarma Ciudadana y relajar al brazo seglar, para su castigo, a los responsables de los hechos que se detallan (no exhaustivamente), cuando aquellos sean funcionarios del Estado, políticos en ejercicio, personajes públicos o líderes de opinión:
1. Cada vez que un político introduzca en su discurso las palabras ‘sinceramente’ y/o ‘ilusionante’. O use en el Congreso –sucedió el martes- expresiones como ‘mentiroso'
 o ‘en la puta vida’.
2. Cada vez que un político solicite para un miembro de su partido la protección de la presunción de inocencia, habiéndosela negado previamente a un adversario.
3. Cuando Montoro anuncie, una vez más, la recuperación económica, aunque los hechos demuestren que esa imaginaria bonanza económica atraviesa nuestra pobreza sin romperla ni mancharla
.
4. En todas las ocasiones en las que un poderoso haya empleado su poder para enriquecerse.
5. Cada vez que desde cualquier sede de poder o influencia se repartan privilegios y beneficios a parientes y amigos.
6. Cuando un partido use la palabra ‘cambio’ en sus carteles electorales, sin tener en cuenta que esta
 palabra, tan manoseada, tan incumplida, produce en la población una dentera parecida a la que provocan palabras como 'cari' o 'amor' dichas en público por matrimonios desgastados.
7. Cada vez que un político papagayo recite la opinión insostenible de su partido haciendo uso de una prosodia acelerada, como de letra pequeña, copiada de los anuncios televisivos de medicamentos, cuando la voz en off se dispara y dice: “lea las instrucciones de este medicamento y consulte a su farmacéutico”.
8. Cada vez que un político corrupto predique que hay que educar “en valores” a nuestros hijos.
9. Si nos enteramos de que algún responsable público, de los que cobran sobresueldos o varios sueldos, va por ahí diciendo que está en política ‘por vocación de servicio’. 
10. Cada vez que un columnista de opinión o un tertuliano padezca el “síndrome del tribuno” y se dedique a decirle a unos y a otros que están equivocados y cómo deben de actuar.
En todos estos casos, se les abrirá expediente a los imputados, se les suspenderá de empleo y de dos de sus sueldos y, sobre todo, se procederá a “ciudadanizarlos”, es decir, a privarlos de todos los privilegios negados a los ciudadanos menos avispados. Pasarían a ser los últimos de la fila. O pasaríamos, si es que se mete mano también a los blogueros tribunicios.

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