viernes, 10 de octubre de 2014

Hordas, chusma

EN la película Criadas y Señoras, las damas del Sur de los Estados Unidos recogen fondos para hacer el bien a los negritos, en África, lejos de Missouri. Pero cuando los negritos se convierten en negros y los tienen sirviendo en sus casas, no les permiten usar el baño familiar y los mandan al retrete del patio a hacer sus necesidades. ¿Por qué se va la gente tan lejos a hacer el bien? Para extender por todo el mundo la 'buena nueva' y, si se tercia, ayudar a los ignorantes, a los enfermos; para remediar, de hecho, y no sólo de palabra, el dolor de los más desgraciados, para encontrar en quién verter un egoísmo inteligente... ¿Qué importa? Nada de eso tiene que ver con la espectacular repatriación de los misioneros afectados por el ébola. Estos casos los aprovechan algunos para descubrir su lado más oscuro, lleno de rencor y de odio. Hay quienes sienten lo mismo pero, sensatamente, se lo callan, porque no queda muy bien el que aprovecha la enfermedad o la muerte de otro para mostrar impiedad. ¿Cómo no salvar una vida humana, si se puede? También florecen, en estos casos, los paladines virtuales de todas las nobles causas. Pero estas operaciones no están movidas por la compasión sino por la razón de estado. Uno tan carencial como el nuestro, que tuvo que cerrar por los recortes la unidad de Medicina Tropical del hospital Carlos III, que hubiera podido acoger con solvencia a los repatriados, no se puede permitir dar la sensación de que no atiende a sus nacionales desperdigados por el mundo. Los repatría, los libera, paga el rescate, hayan caído en manos de un virus, de unos piratas o de los yihadistas. Pero es incapaz de montar el dispositivo de protección adecuado para que no se infecten los profesionales que atienden a los enfermos. Si la infección se extiende, morirán muchas personas, y el ébola será el signo más putrefacto de la Marca España; los turistas dejarán de venir y nos volveremos más pobres. Y cada vez habrá menos motivos para aguantar tranquilos tanta incompetencia depredadora. Cuando esto estalle, y la violencia arrase con todo, a los millones de parados, a los engañados por las preferentes, a los hambrientos, a toda esta gente -ya en la calle, ya en estado de guerra y destrucción- los escribas del 'nuevo orden' los llamarán 'hordas y chusma'. Pero ellos no caerán en la refriega, mojarán sus plumas en la sangre de los muertos y redactarán una vez más, cómplices, la Historia a mayor gloria de los 'salvadores de la patria'.

4 comentarios:

  1. Pues la verdad es que pensando en todas las consecuencias...puede que aún lo peor no ha llegado; el lema de la derecha es "cuanto peor, mejor"... Erigen a un "salvador de la patria" para entrar por la puerta grande a la miseria y ser esclavos más aún de Alemania. (El Eterno Retorno).

    Un placer leerle, saludos cordiales.

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  2. Uno ya no sabe donde echar la cabeza!
    Saludos

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  3. Sí, Pablo, es la guerra y ya la hemos perdido.

    Gracias y saludos.

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  4. trasindependiente:
    Bertolt Brecht:
    "La guerra que vendrá
    no es la primera.
    Hubo otras guerras.
    Al final de la última
    hubo vencedores y vencidos.
    Entre los vencidos,
    el pueblo llano pasaba hambre.
    Entre los vencedores
    el pueblo llano la pasaba también".
    Gracias y saludos.

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