viernes, 9 de enero de 2015

Tres sportsmen desorientados

Trío de hecho
TRES desocupados sportsmen, embarcados en un viaje de placer, llegan de donde nace el sol, guiados por un GPS de un solo uso de naturaleza cósmica que se para en el espacio, al par que ellos, en cada etapa del camino; vienen acompañados de mucha gente y de camellos, cabras lecheras, perros y ovejas trasquiladas para que puedan soportar el calor de las interminables caminatas, antes de ser sacrificadas, cuando escasee la caza. Uno de ellos lleva la cara maquillada torpemente de negro, como el rey de la gastronomía local, Pablo Amate. Perdiendo tinte por el cuello por el roce de la túnica recamada. Ellos, que vienen de Oriente, para adaptarse al guión, han tenido que pintar de negro al rey amarillo de Siam. Les sirven alguacilillos y pajes vestidos con prendas que compraron en un colorista Todo a Cien, a su paso por la lejana China. El rey poeta trae en la faltriquera un salmo a medio terminar que irá puliendo pacientemente a la luz de velas perfumadas, por la noche, en el recato de su tienda de campaña, donde cortejará a las musas ofreciéndoles flores de Jericó y los arpegios de un harpa pulsada por un músico ciego. 

Todo este tropel de gente se te mete en tu apartamento de 30 metros y te regala cosas difícilmente aprovechables en el día a día, incluido el oro que en un hogar tan pobre y sin joyerías cercanas donde empeñarlo o venderlo, vale bastante menos que una bolsa de pañales para las pequeñas pérdidas de un bebé; se van sin limpiar el piso de los desechos de los animales y dejando a la parturienta perpleja y angustiada por si le han cambiado al niño y al padre pensando que alguna de las hierbas que quema en sus sahumerios le está sentando mal últimamente porque ve constantemente en torno a su casa revolotear palomas, alados jóvenes parlanchines y meticones y camellos resopladores que turban el plácido dormitar de su burro y de su vaca. 

Una lata, porque después de que semejante cortejo abandona tu apartamento, para seguir buscando a familias humildes a las que turbar con extrañas ensoñaciones, tú tienes que actuar toda la vida como si fueras un niño prodigio por culpa de esos tres señores desorientados. Irás al templo a hacer el ridículo intentando dar lecciones a personas tan poco dadas a recibirlas como los sacerdotes o te pondrás impertinente con los poderosos haciéndoles creer que los vas a echar al paro por ineptos y aprovechados. Seguro que me los cabreas y terminan acusándote de chavista y crucificándote en Intereconomía Tv.

2 comentarios:

  1. No puedo añadir nada a este fantástico resumen simbólico-generativo de dónde estamos, quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Un disfrute leerte, como degustar una de esas naranjas otoñales de las primeras, bien ácidas.

    Gracias y saludos.

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  2. Gracias, Trasindependiente. Me alegra muchísimo que el zumo de las naranjas ácidas no te estropee tu fino paladar. Un abrazo.

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