Ángel custodio
No
me podía yo ni imaginar que los drones que patrullaron, en la Gran Vía, la
manifestación del 15e, fueran particulares. Porque está absolutamente prohibido
volarlos sobre manifestaciones y porque las multas son disuasorias. Pero Spiriman
–que se acaba de ganar una querella por injurias y calumnias- ha colgado en su
muro un video montado con el material suministrado por esos aparatos. Insinuaba
yo, y así lo escribí en mi columna del jueves pasado, que los drones podían ser
“oficiales”. No me di cuenta de que los drones, de color blanco, estaban sincronizados
con los globos que llevábamos los manifestantes y con la bata del doctor
Candel. Eran drones amigos. Me retracto, ahora, de la atribución y me preocupo.
Por varias razones: Porque un médico de Urgencias debería de haberse inquietado
por si este servicio, ya colapsado, hubiera visto incrementado, de forma
súbita, el número de pacientes por la caída de alguno de los drones. Mi segunda preocupación: ¿estamos repitiendo
comportamientos de la Transición? Entonces, algunos jueces
intentaban esquivar
las leyes franquistas para no tener que condenar a sindicalistas y opositores;
hacían un “uso alternativo del Derecho”. ¿Está la gente tan golpeada por los
efectos letales que los recortes han provocado en sus vidas que justifican que
no saltemos las leyes? ¿Si la escuadrilla que voló, sin tener en cuenta las
leyes vigentes, hubiera caído sobre la multitud, matando a alguno de los
manifestantes, le hubieran devuelto en Urgencias una vida alternativa al
difunto? Mis otros remilgos son más bien profesionales. Los gramáticos somos
capaces de matar por un acento o por una mala concordancia. A veces nos
escocemos sin motivo y nos pasamos en la condena. Pero el comentario con el que
acompañó el doctor Candel la publicación del vídeo de los drones en su muro de
Facebook, me tiene algo escamado: «Un Dron mágico, que
sabe contar, me ha soltado por la chimenea un pen con un vídeo... Las imágenes están ordenadas
cronológicamente, a tiempo real, para que veamos la gran cantidad de gente que
asistió el 15e. Estando yo en Puerta Real había gente en doctor Oloriz. Más de
150.000 personas». Mis reparos son
estos: 1. «Estando yo en Puerta Real...».
¿Estaba solo este líder carismático en Puerta Real? 2. Este arcaísmo
mayestático («Estando yo...»), ¿supone que el líder carismático se ve ya como
héroe de leyenda? Hay un romance, el de "La loba parda", que comienza
así: "Estando yo en la mi choza, con mi perra trujillana...". 3. ¿La
Sanidad Pública, sin dineros y colapsada, necesitará volver a la magia de los
drones y de los Ángeles Custodios para restablecerse? 4. ¿Los drones mágicos se
caen del cielo tanto como los Ángeles Custodios? Y si caen, ¿producen tanto
estropicio como cuando un ángel de la guarda -dulce compañía, no me dejes solo
ni de noche ni de día, ¡yeah!-, se deja
caer sobre la Tierra? En fin, tonterías mías. De un gramático trasnochado. No
me hagan caso.
Muy bueno...
ResponderEliminarGracias, Mark de Zabaleta por valorar positivamente esta entrada. Un saludo cordial.
ResponderEliminarPreocuparse por los drones mientras alguien lucha por una sanidad digna, sí, esa que salva vidas, parece una forma de echar piedras al camino... mi querido Martín Blan... digo, Pablo Alcázar. Spiriman SI, Yeahhhhhhh
ResponderEliminarOpinión respetabilísima. Oscurecida por la ocultación del nombre del comentarista. Un saludo
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