lunes, 1 de marzo de 2010

Guiomar, la flecha envenenada de Cupido


LA SEÑORA 
(segunda entrega del "Diario de Patricia" de Antonio Machado)
En 1928, en Segovia, le cayó encima a don Antonio Pilar de Valderrama, la musa de la madurez machadiana, la mujer casada que delicadamente el poeta esconde bajo el seudónimo de Guiomar. Esta señora fue muy ordinaria con el poeta. Tampoco supo quererlo. O no quiso. De poco sirven las confesiones que Pilar hace en su libro, aparecido en el año 1981, bajo el título “Sí, soy Guiomar”. Bueno, de algo sí sirven: aclaran que doña Pilar se había oído todas las canciones de Antonio Machín, el ideólogo de los enriquecidos con el estraperlo y con el mercado negro que sucedió a la guerra civil. Confiesa la Valderrama en su libro: “Yo le di todo lo que entonces podía darle. ¡Si volviera a vivirlo otra vez! ¡Saltaría barreras, rompería con todo, me agarraría con uñas y dientes a nuestra felicidad...! Antonio y Guiomar... Nada puede evitar que, por las tardes, yo vuelva sobre mis recuerdos. Y los acaricie. Y reviva nuestro amor. Es, con mis hijos, lo mejor que me ha dado la vida.” Mentira podrida. La lectura cuidadosa de "Si, soy Guiomar" —interesante sobre todo por la colección de 36 cartas de Machado a Pilar de Valderrama que contiene— aclara como Guiomar fue asignada a don Antonio más por el interés que por el sentimiento. No hay duda: Pilar buscaba más un valedor literario que un amante. Los amigos segovianos del poeta (contertulios, compañeros de pensión y profesores del Instituto) han contado durante mucho tiempo a todo aquel que ha querido escucharlos que la Valderrama, que había llegado a la ciudad para cuidar el desequilibrio nervioso que le había producido enterarse de la infidelidad de su marido, acude a Machado con el fin de pedirle una carta de recomendación para don Miguel de Unamuno que por esas fechas estrenaba en Madrid una de sus obras teatrales. Guiomar intentaba, también, poner en escena un drama. Cuando se encuentra delante de Machado, la Valderrama comprende de inmediato que el poeta sevillano podía servirle para sus planes literarios tanto o más que Unamuno. Y se dijo: “ya está en el saco, aquí tengo un esclavo”. La Valderrama era muy aparente y, también, bastante más joven que el poeta. Don Antonio se impresionó. Estaba muy faltico de cariño. Se iba arreglando, desde la muerte de Leonor, con el pacto antiguo con Onán y con el amor alquilado. Vio el cielo abierto. Cumplió como un caballero e hizo todo lo que Pilar esperaba de él. Escribió reseñas sobre los poemarios de Pilar en los periódicos, habló con los directores y productores teatrales de la época. Hasta se pasaba por las librerías a preguntarle a los libreros por qué no tenían puesto en el escaparate el libro “Esencias” (1930), de doña Pilar. A cambio no recibió casi nada. Citas en cafés escondidos, algún paseo, un roce, un pellizco, miradas: una miseria. Lo dice Jorge Guillén en el prólogo de “Si, soy Guiomar”: "En este punto no hay duda, afecto frente a enamoramiento que no llegaría a la consumación".

10 comentarios:

  1. ¿Cómo pudo enterarse don Jorge de que entre Machado y doña Pilar no hubo edredoning?

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  2. Los poetas líricos han sido muy dados, de siempre, a meter las narices en "los centros" del sentimiento propio y ajeno. Precursores sin duda de Gran Hermano

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  3. Propongo un "diario de Patricia 3 ": los amores nada líricos y sí muy tempestuosos entre la Pardo Bazán y el Pérez Galdos

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  4. La filóloga Carmen Bravo Villasante publicó en su día las cartas de Pardo Bazán a Galdós y analizó con finura y respeto la parada de estos dos monstruos, literarios. Lo hizo tan bien que va a ser difícil añadir nada nuevo, por ahora.

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  5. El libro al que aludes tengo que localizarlo. Resulta muyyyyy interesante. ¡ Por cierto la Bravo Villasante ha sido una de las más reconocidas especialistas en literatura infantil y juvenil ¡¡¡

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  6. Tito, ¿ este es el libro al que te refieres ?

    Autor personal: Pardo Bazán, Emilia, Condesa de (1851-1921)
    Título: Cartas a Benito Pérez Galdós [Texto impreso] : (1889-1890) / Emilia Pardo Bazán ; prólogo y edición, Carmen Bravo Villasante
    Publicación: Madrid : Turner, D.L. 1975
    Descripción física: 125 p. ; 21 cm
    Serie: (Ediciones Turner ; 21)

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  7. Siguiendo esta línea de investigación nada "patricia", habrá que localizar las cartas de nuestra querida Gertrudis Gómez de Avellaneda; tengo idea de que están publicadas en un tomo. Yo he leído algunas sueltas y son extraordinarias. Además, el itinerario de las cartas a su amante Cepeda es digno de una novela. Seguro que Adriana las puede localizar.
    Nuestra Tula era apasionada, valiente y se saltaba el código de "el ángel del hogar" del XIX al igual que la Condesa; su ventaja sobre otras mujeres: su clase social.

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  8. Igual que Hipatia, que tenía un padre culto, adinerado y protector o la princesa Wallada, que hacía lo que le daba la gana en la Córdoba Omeya del siglo XI. Las mujeres ricas, ¡qué obviedad!, han sentido menos en sus cuellos el dogal del patriarcado.

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  9. Totalmente de acuerdo con lo que dices sobre Pilar de Valderrama y su relación con el poeta. Recomiendo para llegar al fondo de la cuestión el libro GUIOMAR, ASEDIO A UN FANTASMA, de Miguel Angel Baamonde (Alupa Editorial, Valencia) en el que se analiza de forma exahustiva dicha relación y se pone en discusión el valor de las Canciones a Guiomar y la ausencia de la poetisa en las mismas. Guiomar no es, no lo fue en ningún momento, Guiomar. ¡Qué más huvbiera querido ella que aquello fuese realidad!

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