martes, 2 de marzo de 2010

Mujer: nubosidad variable

I proverbi sono come le farfalle, alcuni sono presi, altri volano via (proverbio italiano).


Los proverbios –si he entendido bien éste- son como mariposas, hay los que se cogen y los que se vuelan.  Pero no sólo se les escapan al lector, a veces, los que no aciertan, son los escritores.  Ramón Gómez de la Serna(1888-1963), autor torrencial de esa especie de  proverbios descoyuntados que son las greguerías, se lo maliciaba  cuando decía que “la greguería es el atrevimiento a definir lo que no puede definirse, a capturar lo pasajero (le farfelle), a acertar o a no acertar lo que no puede estar en nadie o puede estar en todos”.
De las diez mil que confiesa haber escrito, no pocas intentan  ‘capturar lo pasajero’ de la mujer, a la que  Gómez de la Serna define como “nubosidad variable”,  contaminado, acaso,  por la romanza  “Mujeres, mariposillas locas” de la zarzuela “Los Claveles”. Pero unas veces acierta y otras, no. Un aire como de bobadas de web, con material de combate para la guerra de los sexos, exhalan éstas dos: “Adán no se divorció de Eva porque no encontró abogado”, “Hay maridos que llevan a su mujer del brazo como si la condujesen a la comisaría”.
Levanta vuelo Ramón cuando propone esta sencilla fórmula para acabar con la violencia de género “Los que matan a una mujer y después se suicidan debían variar el sistema: suicidarse antes y matarlas después”,  pero pierde altura y capota en un conjunto no escaso de greguerías como de voyeur, en las que “su trágica calentura”, como la califica Josep Pla, mira a la mujer, parapetada en su boudoir, desde las veladuras de la lencería: “La mujer sin medias da más miedo, porque lleva sus locas piernas sin camisa de fuerza” o  “Nunca son más suaves los senos y nunca se vierten más fuera, más que si estuviesen desnudos, que bajo un mantón de crespón”.
En el Diccionario Pla de literatura, cuenta el escritor catalán que Ramón “dedica setenta horas semanales a crear greguería. Escribe sobre un rollo de papel higiénico. El rollo se va desenrollando y él va escribiendo –siempre con tinta roja. A estas alturas, lleva ya tres o cuatro mil millones de greguerías. ¿Cuántas escribirá aún? ¡Asusta pensarlo!”.  Y susto da leer  esta ‘venenosa’ greguería: “Al tener en la mano una delicada mano de mujer se ve que está hecha de anillos interiores, de blandas sortijas que no se ven”. Quizá Ramón perteneciese al club (en el que está inscrita una parte importante de la población mundial) de los que en algún momento han podido ser hijos de sus abuelas, voyeurs de sus hermanas, hijastros de sus esposas y maridos de sus madres. Muchos han terminado de eunucos de sus hijas y padres de sus amantes. Estos desnortados, como los Padres de la Iglesia, suelen soñar con serpientes.

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