miércoles, 4 de agosto de 2010

Consuélate con un poco de filosofía "spam", si no eres Michelle Obama

Han puesto un reportaje en la TV sobre los lujos que hay en el hotel de Marbella donde se aloja Michelle Obama. Una de las clientas habituales del establecimiento decía encontrase en él como en su propia casa. En estos lugares privilegiados puede pasar que a lo largo del día haya algún momento en que los trabajadores del hotel no te estén poniendo las manos encima, pero en el reportaje no se vio. Porque cuando eres rico no tienes derecho a ausentarte ni un minuto del mercado ni del teatro donde se exhibe la riqueza que se puede comprar con el dinero. Luis XIV, el Rey Sol, pasó muy pocos minutos de su dilatada vida, solo. Hasta sus necesidades las tenía que hacer delante de sus cortesanos.  Porque cuando se es rico o poderoso, parece que no es posible pasar ni un momento sin que te den masajes o sin que chorros de agua propulsados  mancillen tus lugares más encriptados.  Es imposible que no te acerquen un plato de caviar o un bacín de cuello alto. Langostas rampantes de amenazadoras patas ortopédicas  te acechan, cuando nadas en dinero o perfumistas inclementes te fumiguen con alguna colonia de largo alcance con la que marcar tu territorio en competencia con la que exhala la persona que tienes cerca. Y si de pronto te quedas solo y, obligado a llenar tu tiempo durante unos segundos con materiales sacados de tu propia vida interior, te invade el horror al vacío, no hay nada que temer, de algún sitio saldrá un Ganímedes, administrador del amor venal, dispuesto a escanciar en el ánfora de tu deseo los cuerpos más perfectos. Si el infierno son los otros, o los demás como se lee en la pintada coruñesa de la foto, cuando eres rico, es muy difícil no precipitarse todos los días por sus escalones.
"Soi español"
Cuando uno no es rico, o incluso si se es pobre, tendrá que buscarse su propio infierno, ir a por los otros, asomarse a donde va la gente, frecuentar el infierno de las romerías, de las primeras comuniones, oler los humos primordiales de  las sardiñadas o de las barbacoas, demorarse en el cortejo amoroso. Procesionar en todas las aglomeraciones. Y los pobres de solemnidad, como el de la foto, recurrirán al DNI –“Soi español”, reivindica el mendigo-, para que se sepa que hay infiernos de donde es difícil ser expulsado. Pero si eres Michelle Obama, no hay averno que no te absorba.

3 comentarios:

  1. Es obvio que los ricos no podrán o les será muy difícil hacer realidad estos versos del poeta:

    " A distinguir me paro las voces de los ecos,
    y escucho solamente, entre las voces, una.[...]"

    Porque entre tanta "contaminación acústica y humana" es difícil "conversar con el hombre que siempre va conmigo" ( el acompañante fijo para el poeta es uno mismo, no un escolta, un político, bufón...)

    Por otra parte las riquezas materiales no son todo bondades, ya que entonces no se habría creado la figura del "pobre niño rico" ( o la pobre niña rica), cuyo ejemplo más representativo fue Barbara Hutton.

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  2. Despuès de una sobredosis de banalidad y rodeada de 'pobres ninos ricos', esta entrada y los comentarios de Adriana, Pablo, me han devuelto la cordura, perdida por un momento, no se si por los efluvios del Möet Chandon, el destello de las joyas o el brillo de la mas absoluta y profunda estupidez. Desde Ginebra, Suiza.

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  3. Si yo fuera rico, encontraría razones para pensar que lo mejor es ser rico. Pero como no lo soy, me consuelo con la filosofía spam de las pintadas. Gracias, Iria y Adriana, por vuestros comentarios. Este blog se enriquece con ellos.

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