viernes, 29 de octubre de 2010

Paisaje después de la batalla

La indignación o la exculpación van por barrios: si disparata Dragó, lo defiende Aguirre, si es Blanco el que mete la pata, sale al quite la gente del PSOE, si al alcalde de Valladolid se le clarea el homo atapuerquensis que llevamos dentro, el PP se hace el loco. Estos me han leído el poema "A galopar" de Alberti:

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.

Y lo están poniendo en práctica, excesos verbales muy parecidos merecen distinto tratamiento según los cometa uno de los míos o uno de los tuyos, porque el insulto es nada si parte de mi campo. Lo peor es cuando echan mano del diccionario para demostrarte que no has entendido lo que han querido decir. Pretenden ser dueños de sus insultos y de todas las interpretaciones posibles. Pero el lenguaje no lo maneja ni la Academia ni el Parlamento. Es de las pocas cosas que pertenece al común que lo interpreta a su antojo.

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