jueves, 30 de mayo de 2013

Un juez endiosado

Cuando todo falla: el Séptimo
EN la entrevista que Javier Gómez Bermúdez concedió a Jordi Évole, en el último Salvados, este juez aparece ligeramente endiosado. Afirmó: "yo no soy ciudadano, soy juez las 24 horas del día… en la justicia la corrupción es excepcionalísima...al final, contra el poder, al ciudadano sólo le queda el juez". Esta actitud de un personaje tan poderoso es preocupante aunque el primer endiosamiento que hay que vigilar es el propio. Lo digo por relativizar y no aparecer como columnista feroz que se tira al cuello de todo lo que destaca. Endiosarse es extremadamente fácil, basta con que alguien te diga "luces precioso" o qué bien ordenas las palabras, unas detrás de otras, para que en ese momento te sientas dios, aunque menor. Pero como sugiere Gómez en la entrevista, el endiosamiento de un remero (sic) tiene menos repercusión (salvo en naufragios) que el de un juez investido de toda su autoridad en la sala que tantas veces lo vio juzgar y recriminar e incluso humillar a reos, abogados y público en general. Los poderosos suelen usar un lenguaje muy selecto. Gómez Bermúdez confesó que no le gustan las entrevistas -aunque concedió ésta para explayarse y ajustar cuentas- y que él es un juez 'silente' (sic). El remero al que aludió como su antípoda en importancia social, hubiera dicho algo así como "a mí es que me gusta estar callíco, porque es mejor". Pues no, los jueces no callan, permanecen silentes. La función judicial es muy importante y merece un respeto. Al actual presidente del Poder Judicial no le gusta viajar en clase turista, no por la incomodidad, sino porque eso da mala imagen de la justicia. Y en las películas americanas impresiona mucho cuando el aguacil manda poner de pie a todo el mundo al entrar en el tribunal el "honorable" juez. Aunque los viajes de Dívar y las estancias en hoteles de lujo y lugares paradisíacos tampoco hayan contribuido demasiado a la buena imagen de la justicia. Pese a todo, Gómez Bérmúdez lo defendió y dijo que la culpa de la posible desviación de dinero público para los esparcimiento de Dívar la tuvo su jefe de gabinete y que si se considera que es corrupción lo que hizo el ex presidente del Poder Judicial, "medio país se tendría que ir", supongo que quiso decir que se tendría que ir de su trabajo. En eso estamos, vamos por el 26 % de parados. Si para que Dívar y Bermúdez estén contentos hay que llegar al 50 %, se llega. De eso se encarga el gobierno.

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