miércoles, 16 de abril de 2014

Tiempos de subjuntivo

Legionaria del Cristo
Mientras que desde Radio María, la emisora católica, se lanzan las propuestas tradicionales para la Semana Santa, la papisa andaluza, Susana Díaz, visita al Cristo malagueño de la Buena Muerte rodeada de soldados y mosquetones; como si esta mujer, implantada milagrosamente en trono andaluz, no por la fuerza de los votos directos sino  por la de la Ley Electoral y la de los ERE, desprovista de cualquier compromiso con sus propios votantes, hubiera decidido reunir en su persona el poder civil y el de las armas. Esta fue la aspiración de Carlos V. La que sintetiza Hernando de Acuña (1520-1580) en estos versos, dedicados al Emperador: “Ya se acerca, señor, o ya es llegada / la edad gloriosa en que promete el cielo / una grey y un pastor solo en el suelo,  / por suerte a vuestros tiempos reservada…”.  Entre tanto, en Radio María, un vetusto, derrotado y consecuente catolicismo, prescribe confesiones, viacrucis, ejercicios espirituales y ayunos. Díaz se ha cansado de repetirlo en la crisis de Gobierno: “Yo soy la presidenta de todos los andaluces”.  Y  maleada por el sistema de obtener el poder sin presentarse a unas elecciones, su aparición portentosa en la Semana Santa malagueña, deja entrever su deseo de convertirse en la jefe de la Iglesia Autonómica Andaluza, sin pasar por cónclave alguno. Y ya actúa como pontífice de esta paganidad andaluza que le ha quitado símbolos, ritos y mitos, al catolicismo tridentino, y que invade las calles sin los mediadores ni los sacerdotes del  cristianismo, vencido; con tronos cada vez más grandes que se asemejan a los tanques de la Segunda Guerra Mundial, poderosos e invencibles, rodeados de una infantería  de cofrades y costaleros  que arrasan el humilde escenario común de la racionalidad democrática: la calle. El hipotecariado, la clase emergente surgida de la burbuja inmobiliaria, se llame PP en Granada, se llame PSOE/IU en Sevilla, ha ocupado democráticamente los espacios que otrora ocuparan señoritos y caciques: procesiones, diputaciones, consistorios, parlamentos, sacristías, camerinos, auditorios… Y usa el lenguaje religioso de la promesa con la misma habilidad que los eclesiásticos. Tiempos de subjuntivo, promesas de un  más allá feliz y sostenible que no tienen por qué cumplirse: “La recuperación en Andalucía ‘es posible que sea’ a más velocidad”, declara Susana Díaz, y todos vemos abierto el cielo de la prosperidad.


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