Don Carlos
Es cosa sabida que los capitalistas se han leído El Capital de Carlos Marx con mucha más aplicación que el proletariado,
y que de su lectura han sacado ideas para hacer más rocoso su dominio de clase.
Y así estamos, con unos trabajadores al borde del esclavismo. A don Carlos no
le hubiera gustado nada este mal uso de sus reflexiones sobre la explotación de
unos seres humanos por otros. Al pastor protestante Martin
Niemöller (1892-1984), autor
del poema Primero vinieron, atribuido
erróneamente a Bertolt Brecht, tampoco le hubiera gustado que los diputados del
PP, PSOE y Ciudadanos hayan hecho un uso tan torticero de sus versos, tras
conocer una sentencia del Tribunal de Estrasburgo que obliga a España a
indemnizar a dos manifestantes que quemaron en 2007 unas fotos de los Reyes y fueron
condenados por ello a pagar una multa. El alto tribunal ha considerado ahora que
los independentistas estaban haciendo uso de su libertad de expresión, cuando
le metieron fuego a los retratos y que no cometieron delito alguno. El pasado día
13, esos grupos parlamentarios se
negaron a despenalizar los artículos del Código Penal que sancionan esas conductas.
No estoy seguro del todo, pero me malicio que algunos diputados conocían el
poema de Niemöller y que no han querido correr el mismo riesgo que arrostraron los
que, en la Alemania nazi, ingenuamente, pensaron que a ellos no les tocarían
nunca un pelo. El pastor había escrito: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, /guardé
silencio, / porque yo no
era comunista; / […] cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, /
no protesté, porque yo no era sindicalista; / cuando vinieron a llevarse a los judíos, /
no protesté, porque yo no era judío; / cuando vinieron a por mí,
/ no quedaba nadie que
pudiera defenderme”. Y PSOE, PP y Ciudadanos han decidido no permitir que se
toque la imagen del Rey, porque se empieza por el Rey y se puede terminar
quemando en efigie a Celia Villalobos, a Rivera o al mismísimo Pedro
Sánchez. Tampoco hay mucha prisa en
derogar la reforma laboral del PP que ha entregado al trabajador atado de pies
y manos a los patronos ni en suprimir
llamada “Ley mordaza”. Hay que tener
cuidado: la gente empieza metiéndose con las personas reales y termina poniendo
a parir al último bedel del Congreso.
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