La vida española se está judicializando. La Justicia, con su
lentitud proverbial, se ve como la última tabla de salvación de aquellos, sobre
todo políticos, que han sido cogidos en un renuncio y que tendrían que dimitir,
avergonzados. Ellos utilizan la justicia como burladero para seguir un tiempo
más en el cargo, bien para destruir pruebas o para seguir disfrutando del
poder. Pero no sólo la vida se judicializa, también la muerte que, según dicen,
va a denunciar a los cuatro ministros que en Semana Santa pregonaron que eran
sus novios, sin declarársele ni pedir su mano ni, valientemente, consumar la
boda; tan descorteses como el torero Dominguín,
más interesado en escapar de la cama en la que había yacido con Ava Gardner, para
ir a pregonar su hazaña ante sus amigotes, que en quedarse con la diva a consumar
la faena. Muchos jueces, ante el colapso de los otros poderes del Estado, no
ven mal esta judicialización y han dado en aplicar las leyes fantasiosamente.
Lo último: considerar terrorismo las protestas de los CDR (Comités de Defensa
de la República). Me asusta la idea de que un juez imaginativo considerara
terroristas la Semana Santa: Se invaden las calles. Atruenan la ciudad con
cohetes y marchas, queman cera que provoca resbalones y caídas, despiertan
niños, aterrorizan ancianos, no dejan terminar sus másteres a los estudiantes....Piedad
borroka, fabularía el magistrado que la juzgaría misionera y fanática. Lo único
que nos faltaba es que nos quitaran la Semana Santa en Andalucía, con la de
dineros que atrae y la cantidad de puestos de trabajo que crea. Y que se nos
vayan Bankia , la Caixa y alguna
churrería del centro. Y lo que es peor, ¿dónde colocamos a los licenciados parados,
con sus másteres y carreras de verdad, y que ahora se apañan, los que no se nos
van al extranjero, sirviendo copas a los turistas? Vamos a pensárnoslo mejor lo
del terrorismo, para que cofrades y los CDR no terminen en campos de
internamiento. A los dos colectivos les
mueve un buen fin. Unos queman cera para obtener la salvación eterna, los otros
neumáticos para la salvación terrenal de los que se han quedado sin camas en
los hospitales y sin maestros y escuelas de cemento y ladrillos, porque el
dinero, en lugar de usarse para atender a los ciudadanos, se dilapidó en
comisiones, rescates de autovías ruinosas y bancos buitre. ¡Que no se judicialice
el aire que respiramos!
Siempre interesante ...
ResponderEliminarGracias, Mark de Zabaleta, valoro mucho tus comentarios. Un saludo cordial
ResponderEliminar