miércoles, 21 de abril de 2010

A Melayana, que confundió mi cara

El perfil de Melayana
Melayana y  yo nos conocimos gracias al blog del deconstructivo gastrófobo (¿se dice así?) granadino Amate. Luego nos visitamos en nuestros pisitos virtuales con vistas a la red social.  Ella tiene uno lujosísimo  donde regala  recetas de cocina explicadas con rigor y minuciosidad.  Tras pasar por casa, comentó  la foto de mi perfil  y me confundió con otra persona: “Por la foto me parece conocerte”, me escribió, “Pablo Alcázar no es tu nombre, ¿no?, ¿es  A.M.? Mi ego no  lo pudo soportar y me dirigí a ella contrariado.  Creo que ya hemos hecho las paces.  Aquí dejo huella del desencuentro:
“Melayana, mi cara es bastante corriente. Mucha gente me dice que no soy yo, sino otro señor que tiene una moto parecida a la mía, o la misma barba. En fin, yo, como todo el mundo, quisiera producir en la gente que me conoce el mismo impacto que los ojos reales, o apócrifos, de tu perfil (o más bien de tu foto enmascarada, pero de frente) producen en aquel que los mira. Pero no, yo no impresiono. Tenía yo una buena explicación para las que me confundían aquí en Granada con su ginecólogo, Ivan Ratinov. "No lo miráis a la cara, porque os da vergüenza mirar a la cara a un señor que fija, necesariamente, sus ojos en zonas reacias a la pesquisa aséptica. Y como no lo miráis a la cara", decía yo a cualquier señora de la provincia que me paraba en la calle para preguntarme por qué no le bajaba la regla, "pues lo confundís con cualquiera”. Y es que yo no me resignaba a la vulgaridad de ser el clon de un tocólogo. Pero ahora, Melayana, ¿qué explicación le doy yo a que una mujer con unos ojos  como los tuyos, tan fácilmente identificables entre cien mil personas, me confunda con un tal A. M.? La herida narcisista que acabas de infligirme no se la saltan ni las no-albondigas del potaje de bacalao del inefable Amate. Lo dejo antes de que se me pasen los efectos del Lambrusco de 8,5 grados, comprado en el Mercachunda por 1'5 euros y me arrepienta de estas florituras sazonadas con un poco de pimienta. Vale”.

5 comentarios:

  1. De Autor anónimo del Siglo XXI21 de abril de 2010, 14:35

    El otro dia en el autobus, un señor mayor, algo sobrio, me interpelo: ¡Oiga! ¿usted es escritor? Le dije que no. Pero el me dijo contrariado que si, que yo era escritor o cientifico o alguna pijada de esas.

    El señor erre que erre insistia, hasta que le tuve que decir, que no, que se lo decia yo, que yo era el que mejor sabia quien era yo.

    Ya desistio, e incredulo murmuro ¡Como que no!, si yo lo he visto en la radio.

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  2. Autor anónimo, ese hombre que le había visto en la radio, tenía visión de Rayos X, como el doctor Svintus de los tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín. Buenísimo.

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  3. ¡ Dios mio vaya encuentro de "testas coronadas" ¡. Cada vez creo más en que el mundo 2.0 propicia encuentros personales IMPRESCINDIBLES.

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  4. Una cuestión para el incrédulo impertinente: ¿era radio en color o en blanco y negro? Lo pregunto porque la escala de grises desfigura mucho, incluso a don Pablo, al que yo confundo casi siempre con un ministro del PP. Huelga decir que don Pablo le da mil vueltas al ministro en inteligencia, creatividad, estética y ocurrencias.

    Respecto al narcisismo herido, qué malo es a partir de ciertos años. Yo, que soy de la próstata del 49, lo constato frecuentemente, pero mi director espiritual me dice que en cien años todos calvos.

    Aquí siempre se aprende a encarar la vida.

    AG

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  5. Querido Alberto, compartimos con la mosca del vinagre el 87% del genoma, no resulta nada raro que nos parezcamos a alguno de nuestros semejantes, o que él se nos parezca. A mí, si se me pregunta, a quien de veras me gustaría parecerme, físicamente hablando, sería al Sean Connery del Nombre de la Rosa. Un abrazo y gracias por tu jocundo comentario.

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