domingo, 29 de agosto de 2010

Más, menos, igual

 A la estupidez cateta de algunos políticos que disfrutan metiéndose con la gente del pueblo de al lado, burlándose de su manera de hablar o achacándole algún defecto congénito, casi siempre responde un natural de ese pueblo defendiéndose de las ofensas con tópicos parecidos. Si un político madrileño se mete con los andaluces, inmediatamente tendrá en frente a un andaluz que afirmará que “el pueblo andaluz además de laborioso y formal es el pueblo más antiguo de la Península”.  El asunto deriva en una batalla de lugares comunes. Me atrevo a añadir alguno más a la lista; por ejemplo: el ser humano es complejo. O bien, el tópico contrario: el ser humano, que es muy elemental, trabaja y se mueve principalmente alrededor de conceptos como "más”, “menos”, “igual". El pueblo más antiguo supone que hay pueblos menos antiguos y que hay pueblos igual de antiguos. También suele haber alguien que aleja meando  más que los demás y, por lo visto, alejar meando  más que los otros, a parte de ser cosa de hombres, es bueno. También supone que el concepto "pueblo" ha existido siempre. Que los turdetanos eran un pueblo, que ellos lo sabían y que actuaban como tal pueblo turdetano. Más o menos como las piedras milenarias. ¿Hay piedras que tengan menos de mil años? ¿Lo saben ellas? ¿Les importa? ¿Ha habido en la Historia de la Humanidad algún individuo que no haya pertenecido a algún pueblo milenario? ¿Hay pueblos milenarios? ¿Hay pueblos? ¿Te rebajan algo en el Mercadona por pertenecer al pueblo más antiguo? ¿Estará de acuerdo mi psicólogo en que yo reciba regalos de una gran superficie sin haber hecho nada para obtenerlos, simplemente por pertenecer a un pueblo determinado? ¿No me dará esto una visión distorsionada de la realidad y me hará más difícil, de lo que ya me resulta, circular por la vida social? Más que tú, menos que yo, igual que yo. Simpleza, complejidad.

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