viernes, 3 de septiembre de 2010

El Gran Becario

El Gran Becario, en los meses de julio y agosto,  es el pueblo soberano que se ve obligado a hacérselo él  todo o a hacerle todo a las grandes empresas de comunicación. Especialmente a las emisoras de radio y de televisión. Los periódicos se contentan con mantener el precio del ejemplar y con rebajar drásticamente la información, limitando el número de páginas considerablemente. Cuando llega el apagón informativo y profesional del verano, en las emisoras y cadenas, los pequeños becarios, los aprendices salidos de la Universidad,  se dedican, con la anuencia de las empresas, que así rellenan dos meses de programación casi de balde, a mostrar su bisoñez, a hacer moderadamente el ridículo y a ordeñar la vaca del Gran Becario. Dos meses metiéndole los dedos a la gente para que cubra los espacios vaciados y los programas decaídos, en busca de la piedra filosofal del poder. Eso que los políticos llaman “lo que verdaderamente interesa a la gente”.   Cuando termina el verano, se podría esperar  que los grandes comunicadores de emisoras y cadenas, vueltos de su descanso, retomaran las riendas  de sus programas y dejaran al Gran Becario ocuparse de sus cosas y rumiar sus prioridades insondables. Pero no, los grandes comunicadores han aprendido de los pequeños becarios que los han sustituido durante unas semanas y siguen pretendiendo que la gente les haga el trabajo. Un ejemplo: en la cadena de los obispos, al mediodía, primero hablaron del “dictador Castro” y de su empeño en asustar al mundo, en su discurso de reaparición, con la amenaza de la inminente extinción de la vida sobre la Tierra provocada por una guerra nuclear. El protagonista de la noticia siguiente era  también un anciano no elegido por sufragio universal que, al igual que el Comandante, viste siempre de uniforme  y regaña urbi et orbi, en este caso, porque se vive de espaldas a Dios y la experiencia enseña que  un mundo sin Dios se convierte, según Benedicto XVI,  "en un infierno, donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre las personas y los pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza".  Panorama igualmente atómico, desde el punto de vista teológico. Pero nadie parece haberse dado cuenta en la emisora de los obispos de que, ensartadas así las dos noticias,  se estaba equiparando al Papa con Castro. A lo mejor esperan que el Gran Becario, que ha conducido los programas durante el verano, sepa distinguir a los dos personajes y corrija la pifia. ¡Comodones!

2 comentarios:

  1. Hola Pablo: es curioso que escuches la emisora de los obispos, parece que son igual de catastrofista Castro y el Papa.
    Mi familia se mofa de mí por escuchar sólo la Ser, y los domingos,en RNE a Pepa Fernández.
    Tendré que ampliar el número de emisoras de mi radio.
    Un beso

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  2. Bueno, María, la SER es demasiado guay para mí. Prefiero la COPE por entretenida y por ridícula. Están todavía en la España del DOMUND o más atrás. Un mundo lleno de moritos, chinitos, negritos de hucha. Pero a la COPE le han crecido los negros, los moros y hasta los chinos, que ahora están que se salen de ricos que son. Y ellos añoran las colonias. Diver.

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