sábado, 2 de octubre de 2010

Es hielo abrasador, es fuego helado

Las llamas del infierno
Los teólogos se han portado con Dios como esas madres mandonas y absorbentes que te lo quieren organizar todo y en cada época le han puesto la casa a Dios, y, cómo no,  al diablo, siguiendo las modas y costumbres del siglo. Ahora meterían mucho Ikea en todas las estancias del cielo y mucha casquería ”chinois”. El infierno de las llamas, tan impresionantes como las de la  foto, fue un invento de machos que acababan de descubrir el fuego y no sabían poner todavía  la cacerola. Se limitaban a las barbacoas. Cuando "la agricultura perfumó el reino de las cocinas", como cantó Neruda, el cielo se lleno de olores y el infierno, y así lo contó Dante muchos siglos después, cambió fuego por hielo. El invento del martirio del hielo más sutil y refinado, pero no menos desagradable, se atribuye a las mujeres que sufrían mucho cuando se les quedaban fríos  el puchero y los pies al apagárseles la lumbre del hogar. El lector paciente habrá advertido, a estas alturas, que para hacer teología y ensartar disparates, lo único que hay que tener hoy en día es un blog que te acoja y unos amigos que te soporten. Porque uno con estas teorías se termina convirtiendo en el infierno de los otros. De los que inexplicablemente te siguen leyendo.

1 comentario:

  1. Ahora que el diablo, como ETA, aparece derrotado y que algunos lugares de ultratumba, clausurados, nos dan a los pecadores una tregua indefinida resulta muy fácil reírse de uno y de otra. Cobardía, es la palabra que define esa actitud.

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