martes, 5 de octubre de 2010

No hay cosa más bonita que la familia unida

El que se tire a la calle para oír a la gente y enterarse de lo que “realmente le interesa”, se llevará una sorpresa. Si se habla en voz baja en una esquina de una mercería, no es que se conspire para, después de la catástrofe de Trinidad Jiménez, sustituir a Zapatero antes de las próximas Generales, se trata del dobladillo del traje de gnomo que el niño de una sacará en la función del colegio. Si se discute apasionadamente en un rincón de una librería bien surtida, no es del libro “Los filósofos y el amor” de Manuel Cruz, ganador del Premio Espasa de Ensayo, 2010, sino de la confección de la lista de invitados para la fiesta de la primera confesión de la chica. No es de las consecuencias políticas de la pasada huelga de lo que hablan unos sindicalistas en la hora del bocadillo, sino de la conveniencia de que Enriquito se haga la fimosis antes de cumplir los 15 años para que pueda romper sus primeras lanzas sin trabas ni enmohecimientos. Lo que parece interesar realmente a la gente (y no estaría mal que tomaran nota los políticos para sus próximos actos electorales), de lo que se habla en todas partes, es de la familia y sus acontecimientos. La familia en sus ricas y complejas variantes actuales, la única institución que aparece pujante tras la extinción, seguramente pasajera, de todas las utopías.

2 comentarios:

  1. La familia adolece del "aquí no pasa nada", o de "negar la mayor", tienes el problema delante, convives con él y no lo ves, hablas de lo cotidiano, miras la tele, no a tu hijo curiosamente desmejorado y flaco, no a los ojos enrojecidos de tu mujer, no observas la vista perdida de tu marido cuando hablan de trabajo, no; algunos de tu alrededor lo ven, callan, otros, los menos, osan comentártelo. Mientras, tu sales a la calle, te has tomado tanto empeño en negarte tu vida y lo has hecho tan bien que te has creído tu propia mentira, y piensas que los demás también.

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  2. Creo que era Paul Valery el que decía que los individuos más libres son los huyen de la familia. Pero, ¡a ver quién es el valiente! Gracias, Pilar.

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