jueves, 7 de octubre de 2010

Soneto para Manolita Chen

Hay poetas anónimos que jamás ganaron un premio literario. Poetas polifacéticos que cultivaron por igual el verso sacro y el pagano. Inspirados creadores que, descendientes de generaciones de sonetistas artesanos, dieron sus composiciones a la voz bullidora del pueblo que conservó por los siglos, como precioso tesoro, las palabras mágicas. Uno de estos seres excepcionales leyó a un grupo de amigos, poco antes de romper el manuscrito, un asombroso soneto que había compuesto en mayo del 68 dedicado a Manolita Chen, musa pornógrafa de un popular teatro de variedades,  El Circo chino, en cuyo escenario se agitaba, frenética, de espaldas al público. Lo hacía al ritmo de un tambor de granaderos reconvertido para la danza. Nadie niega el valor pedagógico de estas sesiones de estriptis en la España constreñida de la postguerra. Alguien, en 1981, me recitó al oído el primer cuarteto de la composición. He dedicado bastante tiempo a buscar a alguno de los que tuvieron la suerte de oír el soneto entero antes de ser destruido. La Semana Santa pasada lo encontré en Úbeda. Me informó de que el autor del soneto había abandonado los temas eróticos poco antes de morir y sólo cultivó, en su vejez, los religiosos. Me recitó de coro tres décimas que había compuesto para los titulares de una cofradía de la Loma de Úbeda. Carecen del menor interés. No así el soneto “Tu línea escultural, oh Manolita”, lleno de sensualidad y carga erótica que hoy regalo completo a mis lectores en primicia mundial y que reza así:

Tu línea escultural, ¡Oh Manolita!
absorbe mi razón, pues no hay manera
de borrar de la mente esa palmera
que es tu cuerpo de Venus Afrodita.

5    Poseerte sería dicha infinita
en una noche alegre y placentera
y a esta ardiente pasión gusto le diera
gozando de tu carne nazarita.

10    Grácil, dúctil, turgente, movedizo,
tu cuerpo es para mí, supremo hechizo,
seductora mujer que me enloqueces

y me matas de amor  aunque no quieras,
cuando mueves, lasciva, las caderas
y a la vista tus muslos nos ofreces.

                                                                     Vate anónimo ubedí

2 comentarios:

  1. Ostias, Manolita Chen....qué recuerdos. Yo creo que constituye una de las fronteras de la Granada (y la España) de ayer y de hoy. No es casualidad que en la misma fecha que comentas, 1981, España saliera de la lista de países considerados Tercer Mundo y receptores de ayudas (como aquélla leche en polvo americana que tanto mentais los chiquillos de posguerra). También en 1981 y en Úbeda nació un gran amor mio (pero ésa es otra historia y no viene a cuento). El caso es que, volviendo a Manolita Chen, yo recuerdo de chico que se anunciaba por toa Graná, en el Corpus, pero, claro, no me llegó la edad pa ver el espectáculo en vivo y en directo. Como te digo, me san ponío los vellos como escarpias (¿qué coño son escarpias?...espera voy a google, ah, ya..."Clavo con cabeza acodillada, que sirve para sujetar bien lo que se cuelga", lo que viene a ser una alcayata de toa la vida de dios, prosigamos, pues)al leer el título de tu entrada, me acuerdo del Cortijo las cruces, del caldo hecho con los pies de la calle Elvira, llena entonces de carbonerías y tiendas de compra venta de muebles -el producto estrella era la mesa camilla con agujero pal brasero y las estanterías asesinas de latón y tornillería, tipo Meccano- de la leyenda del Muopeoh a caballo, de Sandokan rompiendo escaparates, del Rocío masturbándose a la salud de las niñas de las jesuitinas, de los charlatanes y hasta trovadores de la plaza Bib Rambla, de la ciudad llena de fuentes manando sin parar, de la Alhambra gratis pa los granaínos y pa tol mundo los domingos por la tarde...Ay, Manolita Chen, Manolita Chen...Gracias, Pablo, cómo añoro la Graná tercermundista (mucho menos cateta que la del torrehurtadismo actual, dónde va a parar!).

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  2. Raúl, menudo regalo me has hecho con tu comentario, cuasi post de arrabal. Qué panzá de reír. Haces una descripción tan jugosa de aquella Granada que te aconsejo que no la pierdas porque podrá figurar en una antología de evocaciones enamoradas de la ciudad. Pero, no dejemos, ya nos lo advierte el Sr. Lobo en Pulp Fiction, que la nostalgia nos coma la....moral. Un saludo y muchas gracias por la impagable contribución.

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