sábado, 12 de febrero de 2011

Nostalgia rumiante

Escandalizar es una de las cosas que más gusto da.  Pero hoy esto es muy difícil. Cuando Pánfilo daba clase, con hablarles a los alumnos de la masturbación ya te asegurabas overbooking  de padres pidiendo explicaciones. Y si te levantabas osado de la muerte, y hablabas de la masturbación femenina, te podías  asegurar hasta una denuncia a la delegación y la visita de un inspector que te pedía prudencia y te orientaba hacia Don José,  un aliviadero erótico del extrarradio. Pero desde que los niños comenzaron a saber más que los profesores de esas cosas, Pánfilo se refugió en una nostalgia rumiante. Recordaba con pena los tiempos en los que bastaba con poner en tela de juicio lo de la Torre de Babel, para que te predicaran en la misa de 12 los arciprestes tachándote de ignorante y hereje. O montar con  los alumnos de COU La Zapatera prodigiosa para que te viniera un inspector de Sevilla  -año 1973, Instituto de Montilla- para ver si se estaba aprovechando la inocente revolera de vecinas de todos los colores de la obra de Lorca para hacer apología del poeta mártir. Con los profesores de religión se era más comprensivo, aunque los temas que tocaban fueran severamente escabrosos.  No sé por qué uno de estos profesores, seguramente que por necesidades del programa de la asignatura y, más que nada, para contextualizar algún episodio de la Historia Sagrada con animal al fondo,  se empeñaba en explicarles a  sus alumnos la zoofilia y el bestialismo. Las alumnas de Fernán Núñez vinieron muy preocupadas a preguntarle a Pánfilo, si era cosa corriente entre los chicos echarse por novia una jaca blanca o dejarse tentar por la oferente actitud de ciertas gallinas que al irrumpir un  chico en el corral para echarles trigo, se abajaban y se estaban  quietas como no descartando un ingreso.  Pánfilo le quitó hierro al asunto y les dijo que los compañeros se estaban riendo de ellas, pero cuando ahora recuerda las caras de turbación intensa de las muchachas, se pone nostálgico y  añora los tiempos en los que con él llegó el escándalo a los pueblos de la campiña.

7 comentarios:

  1. Querido Pánfilo, he leído comentar algunas de tus añoranzas.
    No sé cómo habrán evolucionado tus alumnas, cómo serán hoy y si seguirán turbándose ante ciertos temas o ya, a fuerza de tratarlos, verlos, oírlos o leerlos han dejado de pertenecer al los íntimos círculos de lo privado y las vergüenzas.
    De algún modo, hoy, los chavales han perdido una parte del encanto de descubrir los secretos, que se les enseñan crudamente, sin romanticismo ni misterio alguno, desde mucho antes de que a ellos, pobres enanos, les interese.
    Y podemos ver en las pizarras de las clases de casi párvulos, los dibujos de los aparatos sexuales, croquis de fetos en úteros preparándose para nacer, en fin…
    Se terminaron las dudas y los cuchicheos, antes de que empezaran.
    Aunque luego, ¡ya llegarán las hormonas! a efectuar su ardoroso trabajo, y dejar en el olvido todas esas frías lecciones de desagradables interiores, para llevarlo solo al ansia de cálidas sensaciones y corrientes borboteando por todo el cuerpo.
    Y acercándolos un poco a aquellas inocencias perdidas de aquellos tiempos lejanos aunque solo sea por el simple hecho de que nadie les ha podido explicar, ¡menos mal!, cómo iban a perder la razón y el dominio de su cuerpo y la fuerza de esas ansias nuevas que les van a inundar.
    Digo yo, Pánfilo, que algo quedará, ¿No?
    Aunque hoy, que para tener una gallina en el campo le tenemos que sacar carnet, no te quiero ni contar si lo que quieres es una cabra, jaca o compañera rumiante alguna, quedan lejos esas dudas que turbaban a las muchachas.
    Ah! ¡Qué tiempos aquellos Pánfilo!

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  2. Ana María, si me aceptas que Pánfilo no es mi álter ego, ni mi apócrifo, te contaré que lo último que nuestro jubilado disruptivo me ha confesado es que acaba de "aprostatar" en la consulta de su proctólogo. Se ha borrado, ha roto el carné de macho desinquieto y ha entrado en la dilatada cofradía de los que han de renunciar a una actividad sexual relevante por mor de la próstata.
    Estoy contigo en que cuando las hormonas fluyen torrenciales, los libritos de educación sexual son papel mojado. Y en cuanto a lo de la dificultad de acercarse hoy en día una gallina comprensiva, mediando orden de alejamiento, ni te cuento. Saludos festivos en un hermosísimo día de sol.

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  3. Querido Pablo, te acepto.
    A tu Pánfilo mi solidaridad, los años nos merman facultades sin que lo podamos remediar.
    Espero que ésta no sea una añoranza mas que se pueda sumar a las nostalgias que ocasionalmente le entristecen o le sumen en pasajeras melancolías y dilate el ánimo, no con la conformidad sino con la esperanza de ser depósito de sabiduría humana tras sus dilatadas experiencias.
    No le dejes caer en el desánimo, por favor, y aunque desconocidos como somos, puedes trasmitirle toda mi consideración a su persona, ahora que además podemos tomarnos la libertad de establecer una relación de amistad sin que llegue a sentirse coartado.

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  4. Exacto: nostalgia rumiante. Ahora los padres sólo acuden al colegio cuando les mandas a los niños hacer más de 4 ejercicios de deberes o cuando les quitas 0,25 puntos por la ortografía en un examen. Vienen porque no quieren que sus niños se traumaticen...aunque lo que en realidad sucede es que esos niños a fuerza de protegerlos y de aislarlos en una burbuja naif cuando salgan al mundo real va a ser tal el batacazo que se acordarán de sus profesores y los 4 ejercicios...

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  5. Iria, han puesto a la venta una pomada muy buena para estos y otros traumas. Se le aplica al niño, ateniéndose a la posología fijada en el prospecto que acompaña, y le desaparecen en pocos días las escoceduras psicológicas de una mala puntuación en ortografía. Está ya en el botiquín de muchas escuelas: la Alfabetadona. La hay "forte", con Omega3.

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  6. Ya no es tiempo de escándalos, claro que no. Es normal que sea así puesto que la educación no atiende preguntas de niños o alumnos sino que responde a afirmaaciones vacuas de políticos, princesas del pueblo y otras mandangas.
    Gracias y saludos.

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  7. Hace poco leí El Tutú, de una tal Princesa Safo, escrito en Francia a finales del XIX. Es un libro escandaloso. De la época en la que todavía se podía escandalizar. De él se puede extraer la lista de las cosas que más escandalizaban a los buenos burgueses galos de finales de ese siglo. Hoy, en España sería difícil confeccionar una lista semejante, por falta de items. Gracias, trasindependiente. Un saludo afectuoso.

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