lunes, 27 de mayo de 2013

Salvado por el paquete genético

Los Habsburgo, de labio befo, blanquitos y prognatos

Los granadinos de toda la vida admiten ser descendientes de los moros, también de los judíos y por supuesto de los cristianos que se establecieron aquí después de la Toma. Pocos admiten ser descendientes de los alemanes que acompañaron al emperador Carlos V en los seis meses que pasó en Granada tras su casamiento con Isabel de Portugal. Los que tiene el labio befo, la piel blanca y un acusado prognatismo (que los hay entre nosotros) dicen ser todos hijos del emperador y no he oído que ninguno de ellos se proclame hijo de algún palafrenero del gran Carlos. Agustín Serrano de Haro (1898-1982) inspector de Enseñanza Primaria e hijo de un jornalero de Guadix, nos ha descubierto en su libro de 1947, “Guirnaldas de la Historia” (Historia de la cultura española contada a las niña), que el emperador Carlos, recién casado, se escapaba de casa, so pretexto de ir de caza, y no se recogía hasta el día siguiente: “Y fue un día en que el rey salió de caza”, relata Serrano de Haro, “y persiguiendo a un jabalí se perdió en la espesura de los bosques [¿de Venus?, me pregunto]. Llegó la noche y volvieron los cortesanos, sin encontrar al rey. Doña Isabel, llorosa y angustiada, mandó que salieran a los montes con hachas encendidas, mientras ardían las grandes luminarias en lo alto de las torres y tocaban a rebato todas las campanas de la ciudad. Al amanecer apareció el rey”, concluye Serrano, vocero de la ideología más conservadora, que quizá estuviese informando a las pequeñas lectoras de 10 años –a las que iba dedicado el libro- de que los hombres de vez en cuando salen por tabaco y que hay que sufrir su ausencia y resignarse tras su vuelta. Por mi parte, al ser yo prognato, como mi padre, “Guirnaldas de la Historia”, que compré hace años en Costales, me ha hecho ilusionarme con la idea de ser portador de los valores eternos de un buen paquete genético alemán. Y cuando haya que exhibir credenciales ante la señora Ángela Merkel para no perecer de hambre en los días del exterminio que se aproximan, pienso aportar fotocopia del libro como prueba de mi pertenencia a la raza elegida.

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